Durante toda mi infancia siempre me comentaban los adultos que los mejores años de su vida fueron la universidad, unos hablaban de como les fue en los deportes, otros de como definieron lo que harían con su vida y otros de como encontraron incluso al amor de su vida.
Al pasar los años soñaba con mi vida universitaria, en como encontraba al amor de mi vida, como ganaba concursos y reconocimientos por mis logros académicos. Nunca creí que ese día llegaría tan pronto.
Era el primer día de universidad, abrí las persianas de mi cuarto emocionado por la experiencia que estaba por vivir, salí corriendo y fui a tomarme una ducha, debido a la emoción no recordé que el calentador se había descompuesto anteriormente y termine bañándome con agua helada, aunque no lo disfrute tanto me sirvió para despertarme aun más. Fui a la cocina y como era un día especial me preparé uno de mis almuerzos preferidos, calenté el pan de torta, preparé huevo con chorizo y me hice la torta, por distraerme en la cocina se me olvido la hora y pude ver que se me hacía tarde, tomé mis zapatos y salí corriendo a la parada del autobús para tomar el transporte escolar, por las prisas no pude notar como se encontraba el clima ese día.
Cuando subí al autobús me sentía muy nervioso, recuerdo pagar el boleto al conductor y el caminar por el pasillo sin conocer a nadie aunque el pasillo no medía más de 12 metros, pero por los nervios sentí que media kilómetros, muchas personas se habían subido al autobús por lo cual los asientos que se encontraban desocupados se estaban llenando, por suerte encontré uno al lado de una chica que me pareció muy bonita pero un tanto extraña, en ese momento no lo sabía pero ella iba a ser una chica muy especial para mí. Si se preguntan su nombre tendrán que esperar a que ella me lo mencione.
Recuerdo el llegar y ver la entrada con un arco hecho de piedra en la cual se encontraban talladas las palabras “Bienvenidos estudiantes de nuevo ingreso”, el arco parecía tener no más de 2 años por lo que era nuevo, al pasar por el arco sentí como si cada decisión que tomara fuera a cambiar mi vida, que tonto fue de mi parte el no tomarme en serio ese sentimiento.
La ceremonia de bienvenida fue digamos que agradable, hasta el momento no había tenido la oportunidad de hacerme amigo de alguien pues todos tenían a sus grupos y ustedes ya saben el cómo es el querer acercarse a un grupo. Aún tengo presente que intenté acercarme a un grupo que parecía amigable, pero cada paso que daba sentía como mis manos sudaban, podía escuchar los latidos de mi corazón como se aceleraban y sentía que estaba por desmayarme por lo cual opté por seguir un nuevo rumbo y esperar a tener el valor para hablarles.
Fui a mi primera clase de universidad la cual era Matemáticas I, no es por ser engreído, pero siempre tuve una afinidad con los números por lo cual me sentía en mi área de confort. Al entrar al aula se encontraban 8 mesas grandes conjuntas de 4 mesas mas pequeñas cada una, algunas estaban ocupadas y otras tenían lugares reservados, así que opté por sentarme en la ultima mesa que se encontraba sola.
Preparé mi libreta y saque mi lapicero listo para empezar la clase, faltaban 3 minutos para que iniciaran y el profesor aun no llegaba, fue tan solo cuando falto 1 minuto cuando todo el salón se comenzó a llenar y llegó el profesor, sin darme cuenta la mesa en la cual me encontraba se lleno de estudiantes que no conocía.
El profesor se presentó mencionando que se llamaba Eugenio y que estudió la carrera de Ingeniero Mecatrónico, en mi mente yo estaba muy emocionado pues sabía que sus clases me ayudarían y que sería sencillo de entender. Ese día por ser el primero de la carrera se aprovechó para que cada uno nos presentáramos y mencionáramos algo sobre nuestras vidas, después hicimos actividades para ver si recordábamos los nombres y las carreras de cada uno, lamentablemente perdí rotundamente pues confundí un nombre de chico con uno de chica, pero nadie puede culparme, digo se llamaba Jess, así que me tocó llevar para la siguiente clase paletas de caramelo para todo el salón como castigo.
Gracias a que nos presentamos en el salón pude hacerme amigo de los de mi mesa que al final nos terminaron llamando la mesa de los escandalosos pues estaba conformada por Pedro, Josh, Gustavo, Emilio y Carlos. Juntos salimos a la hora de comida a unos tacos que se encontraban afuera de la universidad, esos tacos eran una maravilla, se encontraban a solo 25 pesos y te hacían llenar además el ambiente era divertido pues podías convivir con otros estudiantes y así socializar más.
Hasta este punto el primer día de universidad estaba como viento en popa, no parecía que algo saliera mal, pero estaba completamente equivocado.
Llegó la hora de la salida y procedí a tomar el autobús antes de que se fuera, como era mi primer día no sabia que tardaba 40 minutos para partir así que cuando llegué el conductor no se encontraba, así que decidí caminar a las canchas de voleibol que se encontraban cerca del autobús.
Mientras caminaba pude ver como se encontraban entrenando voleibol, recuerdo como remataban y como el equipo contrario recibía, se veía como un partido de liga. Al llegar vi una banca que se encontraba un poco abandonada así que aproveché para sentarme. No duré más de 5 minutos sentado cuando recibí una llamada de mi familia mencionando que era urgente llegar a casa, no me querían explicar la razón, pero conociendo a mi madre sabía que no eran buenas noticias, así que me estuve preguntando que era lo que podría estar pasando.
En este punto no sabía que mi vida estaba por cambiar para siempre.
Era tiempo de tomar el autobús así que proseguí a levantarme de la banca y me dirigí camino al autobús, me tomo más tiempo del que me esperaba en llegar y estuve a punto de perderle, pero por fortuna llegué.
Subí al autobús de regreso a casa, pude ver que la mayoría de los asientos se encontraban desocupados, pague el boleto y comencé a buscar un asiento en cual sentarme, muchos pensaran que al tener la mayoría desocupado sería sencillo elegir pero fue todo lo contrario pues quería estar en un lugar que no estuviera muy al fondo pero tampoco en la entrada, también quería que pueda ver por la ventana pero que no diera mucho el sol, por lo que tarde 3 minutos en decidirme, al encontrar el lugar perfecto con sombra pero con vista al exterior, que se encontraba en medio del autobús, puse mi mochila en el suelo y me estaba por sentar, cuando de reojo pude ver una silueta que me resultó familiar, era la misma chica de la mañana, normalmente la ignoraría pero lo que llamó mi atención fue que se me quedó mirando con un gesto serio, el cual no cambio por un rato así que decidí sentarme un poco incómodo al no saber el porque se me quedó viendo.
Llegué a la casa pero no había nadie, me acerque a la mesa para dejar mi mochila, y allí fue donde vi unos papeles, al leerlos me di cuenta de que se estaban divorciando mis padres, anteriormente habían tenido sus peleas, pero siempre lo resolvían, sin embargo al ver la situación actual que vivíamos supe que no se podría hacer nada, decidieron divorciarse y yo me quedé con mi madre y la pareja de ella nos abandonó para irse con otra familia, en ese momento sentí como mi mundo se estaba derrumbando, recuerdo el cómo los días que antes vivía a color se volvían cada vez más opacos y grises.
Pasaron los días en la universidad y todo se sentía igual para mí, me saltaba las clases, no iba a veces a la escuela, e incluso si salía con mis amigos se sentía todo como si estuviera en automático, tenía mi mente en blanco. Siempre fui bueno para ocultar a los demás el cómo me sentía así que nadie se enteraba de cómo me sentía realmente, comencé a salir con amigas para distraerme y también me inscribí en el equipo de voleibol para poder animarme e incluso salí con algunas chicas como novio, pero nada parecía poder funcionar. Al parecer jamás volvería a sentir esa felicidad que el mundo me había arrebatado.
Fue entonces cuando una tarde decidí tomar el autobús mas temprano de lo normal tome asiento y vi subir a la chica que se me hacía extraña, por primera vez seguí su juego y me le quedé viendo directamente a los ojos, para mi sorpresa dejo sus cosas en el suelo y se sentó en el lugar que se encontraba al lado mío se me acerco al oído y recuerdo que me sentía nervioso pues no sabía que hacer, se acercó y me preguntó suavemente con una voz dulce, ¿Qué es lo que te sucede?¿Qué te deprime tanto?
Cuando escuché lo que me preguntaba me alejé de ella por reflejo, la volteé a ver y me quedé paralizado, fue entonces cuando me di cuenta de que había engañado a todas las personas cercanas a mí, a mi familia, amigos, a todos excepto a ella, así que decidí ignorar lo que me preguntó por temor a no saber que responder, me puse los audífonos y comencé a mirar hacia el exterior, justamente cuando el autobús comenzó a irse.
Pasaron unos minutos y parecía que me había salvado de un momento incómodo, cuando de pronto me quita un audífono y se lo coloca en su oído, recuerdo la canción que estaba escuchando en ese momento “Don´t give up on me”, para ser una persona que había perdido toda esperanza en la vida me gustaba escuchar este tipo de canciones.
Ella comprende en parte cual es mi sentir y nuevamente voltea a verme, pero con más seriedad y me pregunta como me siento, no sé qué sucedió, pero al verla tan determinada decidí contarle toda la situación, le conté sobre el divorcio de mis padres y la razón de su separación. Además, le explique cómo me hizo sentir eso.
En el momento en que terminé de contar lo que me estaba sucediendo esperaba que se aburriera y se fuera o simplemente me ignorará, pero al contrario no se si fue por la atmósfera que se había formado con el relato y la canción pero comenzó a llorar y me abrazó con todas sus fuerzas, por impulso la abrace y también comencé a llorar, ese día lloré todo el trayecto a casa pero me sentía menos estresado y aliviado.
No sé que fue lo que sucedió pero en ese momento que tuve pude ver como una pequeña luz resplandeciente emanaba de ella, al bajarme del autobús pude apreciar como todo el mundo seguía igual de gris opaco.
Durante el camino a mi casa recordaba ese momento que tuve con ella, no sabía el porque se acercó a mi ni porque lloró conmigo pero me alegró un poco.
Llegue casa y mi madre notó que había algo raro en mí pues la salude después de un largo tiempo y según me comenta ella ese día llegue con una sonrisa a casa, mi madre mencionó que ese día se sintió muy alegre al ver que yo podía volver a ser feliz aunque era mínima su esperanza con eso se conformaba.
Al día siguiente me levanté para tomar el autobús y decidí arreglarme bien por primera vez en mucho tiempo, me subí al autobús y busqué un lugar en donde sentarme, ya sea destino o casualidad estaba disponible el asiento al lado de la chica extraña que me había ayudado y me senté, parecía que se acababa de levantar y se sorprende al verme, yo por instinto sonrió nervioso y la saludo con un gesto de mano.
Recupera la compostura y regresa el saludo de manera cordial, es cuando aprovecho y le agradezco por lo que hizo el día anterior por mí y le menciono mi nombre André, ella menciona que es un bonito nombre y me dice que su nombre es Keyla, en mi interior me alegra el saber su nombre, pero hasta allí llego la platica pues nos apagaron las luces del autobús y estábamos a oscuras.
En ese momento me puse los audífonos y comencé a escuchar música, no sin antes voltear a ver que hace ella, descubro que se la pasaba viendo hacia afuera como avanzaba el autobús, pero el dato más raro fue cuando pasamos por arriba de un puente y ella se levantó a mirar como se veía todo desde abajo, al pasar voltea a verme pero desvié la mirada y me hice el dormido para que no se enterara que la estaba viendo.
Llegamos a la universidad y me bajé del autobús fui a mis clases y proseguí a pasar el día como los demás. No podía esperar a que fuera la hora de salida para tomar el autobús y llegar a mi casa.
Tomé el autobús y nuevamente allí estaba Keyla, aproveché para sentarme al lado de ella, pero algo estaba mal, ella inmediatamente se puso los audífonos y no volteo a verme, aproveché un descuido que tuvo y observé que canción escuchaba “Everything is black”, nunca la había escuchado, pero ella seguía ignorándome, me entró la curiosidad así que recordé la canción.
Llegué a mi casa y procedí a descargar esa canción que Keyla escuchaba, al día siguiente en la mañana me lleve unos audífonos grandes, me senté al lado de ella sin saludarla y puse la canción a todo volumen, quería que ella volteara así que esperaba que la reconociera, no sabía porque estaba haciendo esto, normalmente no me interesaría, pero era extraño para mí lo que sentía.
En un pequeño bordo mi celular se me cayó de las manos hacia el suelo, ella se percató y me ayudo a buscarlo, por fortuna lo encontró pero no sin antes ver que estaba escuchando, y es entonces cuando me mira y me menciona que es su canción favorita, me pregunta si me gusta la canción y le comento que si me llego a agradar pero no era el objetivo que tenia al escucharla, al escuchar la respuesta me voltea a ver con cara de intriga y me pregunta la razón de porque escucho la canción. Sin pena alguna le digo que es debido a que el día de ayer me ignoraba y para llamar su atención decidí escuchar esa canción para ver si me hacía caso.
Ella comienza a reírse supongo que por los nervios y dice que no me habló porque se pone nerviosa al no saber de que hablar conmigo, que le interesa conocerme, pero no sabe cómo acercarse, que irónico tomando en cuenta que se acercó con anterioridad a mí y lloramos juntos.
Ambos nos miramos y comenzamos a reír fue entonces cuando toda nuestra amistad comenzó y poco a poco la luz que había visto en ella brillaba cada vez más.
Todas las mañanas y tardes resultaban ser agradables, pues el autobús era el único momento en el que me sentía alegre y eso era cuando hablaba con Keyla. Paso poco tiempo desde que nos conocimos, pero parecía que nos conocíamos por completo el uno del otro.
Todas las mañanas nos sentábamos juntos escuchando canciones con los audífonos de ella y mirando hacia afuera, a veces se recargaba conmigo y nos quedábamos dormidos, y en las tardes íbamos a comprar botana para comer en el camino, siempre era igual, comíamos, nos molestábamos jugando, la abrazaba y ella se recargaba sobre mí quedándose dormida.
Todo se encontraba bien, hasta el momento pareciera como si en verdad podía superar esta situación del divorcio y volver a ser feliz.
Llegó la navidad y nos intercambiamos regalos, ella me regalo un anillo de lobo y yo le regale un collar con un dragón, los dos objetos eran accesorios de una serie que ambos amábamos y que aprovechamos para verla de vez en cuando.
Pasaba el tiempo y nos volvimos inseparables, comíamos juntos, veíamos la serie juntos incluso hubo un tiempo en el que ambos faltamos a clases para pasar el tiempo juntos.
Llegó mi cumpleaños y me encontraba emocionado por ver que me regalaría, así que me apresure a tomar el autobús en la mañana y al verla me gritó: “¡FELIZ CUMPLEAÑOS!” recuerdo sentarme a su lado y sentir la mayor felicidad que había sentido, me regaló mis golosinas preferidas y un abrazo que se sentía cálido y me trajo tranquilidad, anteriormente ya nos habíamos abrazado pero esa vez había sido diferente, recuerdo cómo mi corazón paró de latir, me sentía nervioso y hasta sentí que temblaba, en ese momento me sentí de la manera más extraña en toda mi vida, al parecer se percató de que me sentí nerviosos y se alejó, no sin antes poder ver como ella se puso roja y volteo hacia la ventana.
Tomé mis clases normalmente y mis compañeros de mesa también me felicitaron por mi cumpleaños, permítanme mencionarles la razón de porque significa demasiado para mí el felicitarme en mi cumpleaños. Desde que era pequeño nunca sobresalía de los grupos, era el comodín perfecto pues podía juntarme con cualquier persona, pero jamás me recordaban, por lo tanto, cuando llegaba mi cumpleaños solo mis familiares me felicitaban, de vez en cuando amigos con los que me juntaban lo hacían y me alegraba demasiado, a tal punto que llegaba a llorar.
Fue cuando me di cuenta que había hecho amigos que me apreciaban sin darme cuenta y me alegré, al salir de la universidad y tomar el autobús de regreso, allí se encontraba ella, me estaba esperando para pasar el tiempo juntos, al verla me sentí feliz, recuerdo cómo se encontraba, estábamos en los lugares del final del autobús pues allí podíamos platicar y así no molestamos a nadie, recuerdo que se encontraba sentada en el asiento junto a la ventana en donde podía entrar una pequeña luz que le iluminaba la cara, recuerdo ver su pelo castaño liso caer por su cuerpo y cómo sus ojos de color café brillaban, en ese momento me di cuenta que estaba enamorado de Keyla.
Los días siguientes fueron los mejores de mi vida pues al pasarlos con ella no paraba de sonreír así que un día decidí decirle lo que siento.
Un día después de clases decidí traerle su “comida” favorita, era una bolsa de frituras con chile y una bebida de Powerade de moras azul, nos sentamos al final del autobús y estaba esperando el momento de decirle, por fortuna solo éramos ella y yo por lo que me resultó más sencillo el decir lo que sentía.
La miré fijamente a los ojos y había preparado la manera en que se lo diría pero no podía hacerlo, tenía las palabras en la mente pero no me salían fue entonces que inhale y dije lo que sentía sin pensar, le dije que me enamoré de ella por lo que había hecho por mí, que me gustaba como sonreía pues al hacerlo alegraba mis días, que siempre la miraba cuando íbamos en el autobús y me daba cuenta de que siempre en los puentes miraba hacia abajo, también de cómo sus ojos me embellecen y como no podía ver mi vida sin estar con ella pues ella ilumina mi mundo, fue entonces que le dije: ¡Me gustas demasiado como para mantenerlo oculto!
Todo quedó en silencio, estaba esperando su respuesta, la cual no tardó en llegar pero recuerdo que para mí parecían horas, me miró y estaba roja, se volteó e hizo algo me jamás olvidaré, puso sus manos en su cabeza y se escondió debajo de su asiento, me agache y le pregunté si estaba bien, me volteo a ver y me dijo que no sabía qué responder, me dijo que jamás la habían dicho algo así y que no sabía qué hacer.
Nos quedamos viendo directamente uno al otro, para mi sorpresa estábamos demasiado cerca por lo que sin pensar me lancé y la besé, era mi primer beso así que estaba nervioso, pero no me importó, como a ambos nos temblaban los labios, el sentir como el tiempo se hacía cada vez más lento, como sentía su respiración con la mía, ese fue el momento más feliz de mi vida pues ella me respondió con el beso.
Nos dejamos de besar por un instante y sonreímos ambos, así que volvimos a hacerlo hasta que llegamos a nuestro destino, fue entonces que pude apreciar como mi mundo volvió a ser de color, después de ese beso todo lo cambio pues vi la luz en esta gran oscuridad que tenía en mi vida. Fue así como di comienzo nuevamente a mi vida, gracias a ella volví a vivir y es por eso por lo que jamás olvidaré como la luz que me salvó…
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