En la oscuridad de la noche, rodeada de altos árboles en el medio del bosque, Agnes Russell despertaba, con los párpados caídos, desorientada, con la respiración agitada y descontrolada.
Con las manos temblorosas y sus labios secos, a su alrededor no hay nada más que arboles iluminados por la luz de la luna y el fuego en un palo, con uno de sus extremos cubierto en un trozo de tejido empapado de algún material inflamable que causa el fuego, su cuerpo atado a una superficie de hierro, fría y plana.
Cuatro antorchas, dos a cada lado de su cuerpo, una en frente y otra detrás, formado una cruz, con el corazón latiendo a mil por hora y sin poder mover un solo musculo, intentando gritar, lucha por encontrar una ayuda y lo único que consigue es más desesperación y pánico.
Encarcelada en su mente, gritos guturales que solo Agnes escucha, presa del temor y en un círculo rojo de rosas esparcidas alrededor de su cuerpo atado y sin poder moverse, con antorchas que forman una cruz, así es como se prepara el final de Agnes, ¿o es realmente el principio?
***
En un día normal, cuando el sol estaba a punto de esconderse, mi padre cargaba madera para mantenernos calientes durante la fría noche que se avecinaba, yo solo esperaba que algún auto se asomara por nuestra vieja casa. Lunkeal es un pequeño pueblo donde casi todos se conocen, es raro ver caras nuevas asomarse por estos lados, más cuando es un lugar conocido por los rituales que se hacen.
Con algo de desdén, mi padre me envía a comprar gasolina para encender el fuego de la chimenea, sin mucho entusiasmo me dirijo al otro lado del pueblo, en una camioneta Ford 79. Para cuando llego a la gasolinera, ya ha anochecido, y como tengo tanta suerte, la chatarra de camioneta se detuvo en medio de la carretera, en plena oscuridad, donde no había más que árboles.
—Lo que faltaba —mascullo para mí misma al salir del vehículo.
A mi lado llego una pareja y me socorren, en el primer momento que les doy la espalda, siento algo punzante en mi cuello, intenté quitármela de encima, pero entré en un trance hasta caer rendida en un profundo sueño.
Desperté de mi letargo y no recordaba nada, tanto lo que estaba a mi alrededor como lo que había en mi mente estaba borroso, todo mi cuerpo estaba adormecido, el ritmo de mi corazón subió poco a poco, y mi respiración se hizo más agitada y descontrolada, aturdida, trato de descifrar dónde estoy, árboles, antorchas y una superficie muy fría para mi frágil cuerpo, intento moverme en busca de respuestas, pero no puedo, mi cerebro no responde.
Aun inmovilizada miro hacia mis pies y confirmo que estoy atada de pies, mis manos juntas frente a mí, atadas por igual, llevo un vestido rojo que no es mío y los pies descalzos; no puedo controlar mi respiración, empiezo a entrar en panico cuando no puedo mover un musculo de todo mi cuerpo.
«¡Ayuda!» grito tantas veces como puedo, pero nadie escucha, solo soy yo intentando liberarme de esta parálisis que me aterra, aprieta mi corazón que late fuerte, el pánico se apodera de mí, como si apretara mi cuello y casi no me dejara respirar. Cuando siento que no me queda ni una sola gota de oxígeno, logro mover mis piernas y sentarme, con desesperación intento deshacerme del amarre en mis pies, mis manos temblorosas no ayudan para nada.
De entre la penumbra del bosque un grupo de personas se acercan a mí, repitiendo una y otra vez: Mors, vende, offerimus filios, alienos súbditos, omni negotio devirar. Es latín, me apuro por deshacerme del amarre antes de que lleguen a mi lado, parece no importarle que intente escaparme; cuando por fin logro deshacerme del amarre corro tan rápido como puedo.
Corro tan rápido como puede correr una persona descalza en medio del bosque, con piedras y objetos punzantes en la tierra húmeda y fría, sin dejar de correr miro hacia atrás constantemente, un grupo de mujeres y hombres me siguen, vestidos con túnicas rojas, persiguiéndome en la opacidad del bosque de Lunkeal, el pueblo de los sacrificios.
Me escondo detrás de un árbol, con la respiración agitada y las lágrimas deslizándose por mis mejillas, siento pasos cerca de mí, es como si me respiraran en el cuello.
—Agnes, soy papá, no tengas miedo, aseguraremos nuestra relación con el otro mundo, los dioses nos compensarán con fortuna, es el principio de un nuevo mundo —Trato de no hacer ruido al escuchar a mi padre decir aquello. Está sacrificando a su hija, por una supuesta fortuna. Vuelvo a correr lejos de ellos, con desesperación busco a donde ir, grito con fuerzas cuando estoy casi pisando la carretera.
Una mala pisada y me corto con alguna botella, causando un grito de dolor de mi parte, caigo al suelo, mi obligan a levantarme y un grupo de algunos siete, caminaba con las manos atadas, arrastrándome a la sentencia que todos deseaban para mí.
En un ritual en el que pronuncian en latín, noto otros cuerpos a pocos centímetros de mí, forman un círculo rojo de sangre alrededor de mí, un hombre se acerca a mí y levanta la daga bastante afilada con intenciones de clavarla en mi pecho, hasta que, escucho el sonido de la sirena, es la policía, el hombre encargado de mi muerte se distrae.
Mi padre se desespera y empuja al hombre, le arrebata la daga de las manos, lo miro a los ojos y espero a que lo haga, quiero pensar que alguien ha escuchado mis gritos y que tengo salvación; en ese mismo momento que la daga roza mi pecho, se escucha un disparo y mi padre cae al suelo, vuelvo a respirar y lloro con desesperación.
Las cosas que puede llegar a hacer el hombre por dinero están fuera de nuestro conocimiento. Definitivamente hoy no será el fin de Agnes Russell.
Okuduğunuz için teşekkürler!
Una historia muy entretenida y de lectura dinámica. Mantendrá toda tu atención de inicio a fin. La autora tiene una redacción muy bien trabajada y además logra meterte en la trama con detalles sutiles y giros de tuerca sorprendentes. Recomendada. P.D. Ojalá que la historia siga y haya más para leer de Agnes Russell.
Ziyaretçilerimize Reklamlar göstererek Inkspired’ı ücretsiz tutabiliriz. Lütfen AdBlocker’ı beyaz listeye ekleyerek veya devre dışı bırakarak bizi destekleyin.
Bunu yaptıktan sonra, Inkspired’i normal şekilde kullanmaya devam etmek için lütfen web sitesini yeniden yükleyin..