Con gran agonía Noha, planto su pie sobre la arena fangosa y avanzo con un rostro enmarcado por el sufrimiento mientras sujetaba su costado derecho adolorido. No era doctor, pero era lo suficientemente perspicaz para entender que tenía al menos un par de costillas rotas e incluso, en el mejor de los casos parte del hombro derecho dislocado si el brazo no estaba completamente destrozado. Lamentablemente, en su situación actual no contaba con el tiempo ni con la fuerza de voluntad necesaria para examinar con detenimiento el estado de su extremidad derecha; sin embargo, temía lo peor.
— ¡Dios mío...! — vocifero y a duras penas logro sostener con el tronco de un árbol, dejando escapar segundos después un terrible grito desgarrador que se extendió por la inmensidad del bosque ensombrecido por la oscuridad de noche. Finalmente, el ultimo gramo de adrenalina que había impulsado su cuerpo a moverse desapareció dejándolo a merced de una terrible sensación similar a la de centenares de perdigones atravesando su cuerpo; perforando la carne, y astillando sus huesos. —No, aun no puedo detenerme... — Se dijo a sí mismo bastante agotado, sintiendo como cada exhalación perforaba su alma como una aguja perforando la frágil tela. Segundos después agito ligeramente la cabeza, abriendo y cerrando los ojos con preocupación; su vista comenzaba a nublarse —Esto no puede estar pasando ahora…- gimoteo con impotencia, al darse cuenta lo desgastado que se encontraba su cuerpo; aunque era algo bastante normal si consideramos el hecho de que llevaba corriendo casi toda la noche en tan lamentable estado.
Como un presentimiento de lo que ocurría, un frio recorrió la espalda de Noha, y este bajo la mirada por un momento hacia su pecho. La sudadera verde que en un principio utilizaba, ahora se encontraba teñida en gran parte por una mancha de color escarlata que provenía de un punto oscuro en el centro de la mancha.
El simple hecho de ver esta imagen, provoco que perdiera de golpe las pocas fuerzas que le quedaban, e inmediatamente cayo de rodillas a un costado del árbol sujetándose el pecho con la mano izquierda. Al tocar por unos instantes el área con su propia mano, sintió la humedad de su sangre y palpo lo que parecía ser un orificio en el centro de su sudadera. Sin pensarlo mucho introdujo su dedo índice atreves del orificio de su ropa solo para sentir un objeto de textura rocosa. Al presionarlo con fuerza, esto le causo dolor. E Inspeccionándolo durante algunos segundos más pudo notar que estaba astillado sobre su propia carne.
Todo parecía apuntar a que aquel desconocido objeto era la causa principal del sangrado. Sin saberlo, de alguna forma durante el transcurso de la noche aquel objeto se incrusto en su pecho ¡¿Pero cuando?! Era la pregunta que torturaba la mente del pobre Noha, conforme se recostaba a las raíces del árbol, bastante debilitado. No paso mucho tiempo antes de que le diera a la respuesta la menor de las importancias; a esas alturas buscar una respuesta a lo que le había ocurrido no solucionaría realmente sus problemas, e incluso tal vez solo lograría lo deprimirlo aún más. Lo mejor para él era ahorra algo de energía, si quería continuar con esa débil agonía denominada existencia.
—Al final ni siquiera yo pude escapar de la muerte…— esbozo una ligera sonrisa con ironía, al comprender que su esfuerzo, el dolor y su sufrimiento no había servido para nada; él iba a morir. –A pesar de que logre escapar este será mi fin— miro la sangre en su mano, recordando el momento en el que abandono el campamento dejando gritos de terror y llanto tras de su espalda. En ese momento lo único que pasaba por su cabeza era alejarse la mayor distancia posible de aquel terrible lugar mientras un grupo de entes extraño celaban la vida de todo ser que encontraban en el campamento, para luego devorar la carne de sus víctimas —¿Qué eran esas cosas? — se preguntó ahogado en un sentimiento de temor absoluto, vislumbrado débiles recuerdos borrosos de aquellos seres con los que habían tenido la desgracia de encontrarse.
En ese momento sobre el cielo nocturno decencia lentamente una luna de tonalidad rojiza. Su luz no era capaz de atravesar las ramas de los arboles alrededor de Noha, sin embargo, un ligero fulgor logro pasar por las ramas del árbol sobre su cabeza bañándolo con su luz. Al notar esto, Noha levanta la mirada a través del orificio entre las ramas y vio claramente aquella luna sangrienta sintiendo quizás por primera vez en aquella noche un sentimiento de paz que se quedaría grabado en su alma hasta el momento en el que cerró agotado sus ojos para no volverlos a abrir nunca más.
Okuduğunuz için teşekkürler!
Ziyaretçilerimize Reklamlar göstererek Inkspired’ı ücretsiz tutabiliriz. Lütfen AdBlocker’ı beyaz listeye ekleyerek veya devre dışı bırakarak bizi destekleyin.
Bunu yaptıktan sonra, Inkspired’i normal şekilde kullanmaya devam etmek için lütfen web sitesini yeniden yükleyin..