jessdharma Jess Darhma

En un mundo lleno de sobrenaturales ávidos de poder, alguien tiene que pararles los pies. Los Aniquiladores serán los encargados de hacer cumplir las leyes y proteger a la humanidad. Ellos fueron los elegidos ya que no están ansiosos por dominar al mundo, pero sobre todo porque son su alimento. No, no toman su sangre, se nutren del placer sexual de su amante, sin ellos no podrían subsistir. Nueva Orleans en la actualidad. Krell es un aniquilador, junto a sus hombres se encargan de mantener el orden y la seguridad de la ciudad. Todo funciona bien entre las diferentes razas, hasta que empiezan a cometerse en su ciudad una serie de asesinatos con claros indicios sobrenaturales. Zoé es una pequeña humana con mucho carácter, que sin quererlo se verá envuelta en toda esta lucha entre seres del submundo. Complicándole mucho las cosas a Krell. Sí el aniquilador te lo pide ¿le alimentaras?


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PRÓLOGO Y CAPÍTULO I


En un mundo lleno de sobrenaturales ávidos de poder, alguien tiene que pararles los pies. Los Aniquiladores serán los encargados de hacer cumplir las leyes y proteger a la humanidad.

Ellos fueron los elegidos ya que no están ansiosos por dominar al mundo, pero sobre todo porque son su alimento. No, no toman su sangre, se nutren del placer sexual de su amante, sin ellos no podrían subsistir.

Nueva Orleans en la actualidad. Krell es un aniquilador, junto a sus hombres se encargan de mantener el orden y la seguridad de la ciudad. Todo funciona bien entre las diferentes razas, hasta que empiezan a cometerse en su ciudad una serie de asesinatos con claros indicios sobrenaturales.

Zoé es una pequeña humana con mucho carácter, que sin quererlo se verá envuelta en toda esta lucha entre seres del submundo. Complicándole mucho las cosas a Krell.

 

Sí el aniquilador te lo pide ¿le alimentaras?

 

PRÓLOGO

 

Hace muchísimos años se desató una guerra en la tierra, donde todos los seres sobrenaturales querían ser los reyes del mundo, esclavizando a todas las especies del submundo, junto con la raza humana. La lucha fue encarnizada y todos sufrieron muchas bajas en sus filas. La mayoría de los humanos que se vieron involucrados prometieron guardar el secreto de su existencia y los que no perecieron en aquel momento.

Los ancianos del consejo de cada especie decidieron que ya había habido mucho derramamiento de sangre y que tendrían que aprender a convivir los unos con los otros. Y para ello crearon una serie de leyes.

1.    Los humanos no sabrían de su existencia, a no ser que no quedara más remedio.

2.    No habría guerra entre razas, ni se matarían unos a otros para conseguir tener más poder.

3.    Todo se dirigiría desde el consejo donde había representantes de todas las especies.

4.    Y nunca se mezclarían las razas.

Lo que significaba que bajo ningún concepto un ser del submundo se emparejaría con otra especie.

Para que todas las reglas se cumplieran nombraron a los Aniquiladores como los guardianes de la ley. Fueron elegidos por que nunca quisieron la guerra, ni participaron en ella, no deseaban dominar el mundo, pero sobre todo porque sabían que nunca dañarían a los humanos. Eran su alimento. Se nutrían del placer sexual que le proporcionan al humano. Y así se decretó, desde entonces son los que hacen que se cumplan las normas y no tienen piedad.

Son duros, fuertes, rápidos, letales guerreros, sexis, y muy buenos amantes.

¿Alimentaras al Aniquilador si te lo pide?


CAPÍTULO I

El hambre

 

Su piel es tan suave y tersa bajo el tacto de mis manos duras a causa del trabajo. Se ve que es una mujer de las que se cuida. Le agarro apretando sus nalgas para subirla encima del lavabo del baño de hombres de aquella discoteca. Puedo verme reflejado en el espejo que hay detrás de ella. Podrían pillarnos en cualquier momento, pero a mí me da igual que me miren, es más me pone más cachondo y algo me dice que mi compañera de juegos tampoco tiene reparos en ello.

Estaba bailando en la pista, algo que me hace desconectar de todo, cuando ella se me ha acercado con una elegancia felina y sin cruzar una palabra se ha empezado a restregar contra mi cuerpo como una gata. Pruebo suerte y le susurró al oído «Quiero darte placer»

Ella no ha contestado simplemente aprieta su culo respingón contra mi erección y me ha cogido de la mano llevándome directo hacia el baño femenino. Pero le he dicho que no y la he metido en el de al lado. En el baño de mujeres siempre puede terminar mal que te pillen follando. Las mujeres se suelen escandalizar o se sienten ofendidas si te pillan en faena. En cambio, por mi propia experiencia si lo mismo ocurre en el baño de hombres o te miran o incluso quieren unirse a la fiesta, así de simple.

Es hermosa, pequeña y voluptuosa, aunque la verdad es que si no lo fuera me daría igual, yo he nacido para dar placer, así que es lo único que me importa, y tengo que admitir sin parecer prepotente que se me da de vicio.

Entierro mis manos en su corto pelo negro, lo tiene suave y brillante, sigo bajando por los hombros hasta llegar a sus turgentes pechos que están erguidos esperando a ser liberados de su encierro en un pequeño top de cuero negro. Cojo la corta cremallera que está situada entre ellos, la bajo despacio viendo cómo se elevan con la respiración deseando ser liberados y que me encargue de ellos. Ella intenta besarme, pero le hago un gesto negativo con la cabeza.

—Puedes hacer lo que quieras con mi cuerpo, todo menos besarme en la boca —ella sonríe y asiente mientras se lanza directa a devorar mi cuello y con la mano coge mi paquete.

Nunca, nunca beso, para mí el sexo es solo eso, un intercambio de placer, nada tiene que ver con los sentimientos, me gusta que quede siempre claro, aunque no suele ser necesario ya que con las mujeres que suelo tener aquellos encuentros solo desean que les de placer, sin explicaciones ni preguntas, por eso las elijo.

Sigo con mi cometido agarro ambos pechos con mis manos, son incluso más grandes que mis manos y eso es algo maravilloso. Sus pezones rosados se irguen reclamando mi atención y yo gustoso empiezo a acariciarlo con mis dedos. Primero la aureola y luego los botones de sus pezones. Me deslizo suavemente sobre ellos y de repente los apretó entre mis dedos. Ella reacciona a ese contacto y suelta un jadeo sobre mi cuello, mientras masajea mi erección que está preparada, siempre está dispuesta. Le gusta duro y me parece perfecto porque mí me gusta follar fuerte. A todas las personas no le gusta, yo no soy de los delicados que te dan abrazos y arrumacos. Yo soy de los que la clavan hasta el fondo para luego golpear dentro de ti fuertemente hasta arrancarte todo tu placer.

Recorro con mi lengua uno de sus pechos, primero por fuera y luego engullo su pezón dentro de mi boca. Ella gime pidiéndome más y yo se lo doy. Empiezo a succionar su pezón entre mis labios, cada vez más fuerte mientras mi lengua traza círculos sobre su duro pezón. Cuando sé que no lo espera lo muerdo, no tanto para hacerle daño, solamente una pequeña descarga de placer mezclada con dolor. Ella entre gemidos se tumba sobre el cristal situado en su espalda para darme mejor acceso a su cuerpo. Cambio de pecho y jugueteo con él hasta que le dejo igual de enrojecido que el anterior.  Complacido bajo mis manos a través de su estrecha cintura al descubierto, llego a su corta falda de cuero y abro sus piernas. Gruño complacido cuando compruebo que no lleva ropa interior. Justo como a mí me gusta, lista para recibirme.

Paso mis dedos por sus carnosos labios que están hinchados por la excitación, mis dedos se mojan con su flujo, me deleito acariciándolos, dando algún pequeño pellizco sobre ellos. Cuando están bien empapados de ella mojo sus pezones doloridos con ello. Al sentir la humedad la hace gritar de placer. Me arrodillo frente a ella y quedo justo a la altura de su pubis depilado que late porque me hunda en él, pero aún no. Si hay algo en el mundo que me guste más que empotrar duro a una mujer es comerla, hasta que llegue al éxtasis y beber de ella su orgasmo, hasta la última gota. Sin previo aviso mi lengua se hunde en ella, y saboreo su sabor, es entre dulce y amargo una combinación perfecta.

Subo mi lengua desde la abertura de su vagina hasta su clítoris, de esta forma degusto toda su esencia, sin prisa deleitándome con sus gritos de placer que llenar la estancia. En ese momento noto como se abre la puerta del baño, lo sé porque la música suena ahora más cerca. Mi acompañante se tensa unos instantes, pero luego noto como se humedece aún más por la mirada de un espectador. Desvío mi mirada y compruebo que es un joven que nos mira con el deseo reflejado en su cara mientras baja su mano hasta su miembro.

A ella le excita y a mí también así que vuelvo sobre su clítoris y trazo sobre él círculos con mi lengua, sintiendo como se hincha y se endurece con mi roce.  La chica hunde los dedos en mi largo pelo para que mi boca la devore aún más y yo acepto complacido. Mi lengua se mueve más rápido y succiono su botón del placer. Noto como su culminación está cerca, sus muslos están tensos sobre mis hombros, su pulso se ha acelerado, tengo el poder de sentirlo, su piel brillante me lo dice, sus jadeos enloquecidos. Acelero aún más el ritmo, sin piedad, hasta que un fuerte gemido escapa de su boca. Su sexo me envuelve con sus palpitaciones y empiezo a beber el néctar que me regala su orgasmo, disfruto de su sabor hasta que termino con todo, siento como me sacia, como me hago más fuerte con su placer. Ella queda flácida sobre el cristal intentando recuperar el aliento.

Cojo delicadamente sus piernas de mis hombros y las dejo reposando sobre el lavabo. Luego me levanto lentamente, no quiero interrumpir su placer. Ella abre pesadamente los ojos y me sonríe. Es como si fuera a cámara lenta, quiere desabrochar el botón de mis pantalones de cuero, pero le sostengo suavemente las manos.

—¿Qué te ocurre? Quiero darte placer. Quiero que me folles duramente sobre este lavabo. —Otro día habría aceptado gustoso ese ofrecimiento, pero había tenido un día largo de trabajo y ya estaba saciado.

—Me encantaría preciosa, pero hoy no puede ser, otro día. —eso no era cierto, no solía volver a ver a las mujeres de las que se alimentaba. No por nada, pero no se podía arriesgar a que descubrieran lo que era.

—Pero tú no has terminado… —ronronea ella mientras masajea mi paquete— quiero complacerte.

—Ya me lo has dado cariño, mi máximo placer ha sido verte disfrutar. —me guardo para mí mismo que gracias a eso subsisto.

Ella hace un mohín en respuesta.

—Yo puedo si tú quieres —dice el chico que nos ha estado mirando. Se ve que está muy dispuesto y excitado por la erección que sostiene en su mano.

Ella sonríe complacida.

—Disfrútalo preciosa. —beso su frente y me marcho sin mirar atrás.

Echo un ojo por la discoteca, pero no veo a mis compañeros, seguramente se han marchado bien acompañados a recibir su ración de alimento.

Salgo del sitio que esta situada en el centro de la ciudad y me subo a mi Harley Street Bob en gris y negro, es mi pequeña, me gusta correr sobre ella y sentirla entre mis piernas cuando ruje.

Solo hay tres cosas que den sentido a mi vida, mi moto, dar placer a las mujeres y matar a todo sobrenatural que se salte las reglas, y aunque no lo creáis las tres las manejo muy bien.

Arranco y acelero a Deysi, la única a la que entregare mi corazón. Y con el rugido que emite me pierdo en el silencio de la noche de Nueva Orleans.

01 Kasım 2018 17:52 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Yazarla tanışın

Jess Darhma Tengo treinta y siete años y soy de Madrid. Una devoradora de libros, con mucha imaginación y una mente muy activa. Hasta ahora he escrito novela romántica paranormal o de fantasía. La saga Los guardianes de piedra y acabo de publicar el tercero. En noviembre saldrá otra novela que es un Thriller policíaco, algo total me te distinto de lo que suelo escribir pero que me ha encantado trabajar en ello por salir de mi zona de confort.

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