blytherose Lydia C.

Después de aquel 30 de abril, todo se quedó en silencio, un silencio aterrador porque llevábamos mucho tiempo escu-chando esos monstruosos sonidos. No escuchar nada quizá fue peor porque desconocíamos lo que sucedía a nuestro alrede-dor. Habíamos perdido. Éramos considerados enemigos mun-diales, nadie nos quería cerca y a la vez no querían dejarnos so-los. Algunos habían tenido más suerte que otros. Mi familia y yo no la habíamos tenido. Éramos prisioneros en nuestras propias casas. Vivíamos al Este del gran muro.


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CAPÍTULO 1

22 de septiembre de 1955- Berlín del Este, República Democrática Alemana

Ebba Brandt, removía lentamente el caldo de pollo, mientras sentía como el tenue olor a carne invade sus fosas nasales, no era mucho, pero era más de lo que tenían varios de sus vecinos.

Vivían en un edificio lo suficientemente alto como para alojar a varias familias. Sus hogares eran pequeños y acogedores, en una esquina del techo de la cocina comenzaba a aparecer una humedad, al menos aun podían decir que tenían un lugar donde dormir.

Tras los bombardeos y los saqueos realizados por el ejército rojo después de la guerra poco había quedado. El país se encontraba en la más absoluta ruina. Habían pasado diez años desde el final de la guerra, pero su situación era similar a la que se comenzó a vivir en los últimos momentos del gobierno de Hitler.

El ideal socialista soviético les ofrecía el amparo de un trabajo, una casa y un plato de comida sobre la mesa, pero nada más que eso. No entendía que había cambiado. Era cierto que no podían quejarse, al menos tenían todos aquellos pequeños lujos, que en los últimos años no habían disfrutado, pero de igual modo se respiraba en las calles de la ciudad el miedo y la tensión que habían residido en aquellos terribles años en los que ellos se habían convertido en el enemigo.

Ebba solo tenía quince años cuando terminó la guerra, pero recordaba a su madre llorar –había sido la única vez que la había visto desconsolada en toda su vida– mientras la abrazaba en el bunquer comunitario que había al final de la calle, mientras la ciudad era bombardeada. Durante aquellos instantes, Ebba miraba a su hermano mayor, que se mantenía impertérrito, mirando al frente con los puños apretados.

Su padre había fallecido en el frente francés. Todos habían sufrido por este hecho, pero tácitamente habían aceptado que la guerra era así. Su madre les había dicho que era un héroe, que había dado la vida por defender a Alemania, por defender al führer. Ebba se preguntó en ese entonces porque el führer no se defendía solo.

Sin embargo, no fue hasta hacia apenas dos años, cuando uno de los mejores amigos de su hermano, Frederick, murió en una manifestación en Berlín que el Ejército Rojo redujo a nada, cuando Martin había comenzado a sentir un odio visceral hacia los rojos, como él les llamaba. Ebba temía por él, su hermano era demasiado impulsivo y ese hecho le había cambiado irremediablemente.

Todos habían cambiado, solo que quizá ella era lo suficientemente prudente como para no mostrar su descontento abiertamente. Ella no quería que los ideales de Martin les causaran problemas, él tenía una mujer y un hijo, ¿porque no dejaba las venganzas y lo dejaba pasar?

—¿Crees que vendrá Martin a cenar hoy? — le preguntó su madre, mientras le servía la sopa de pollo que había estado preparando.

—Él no ha avisado, quizá este demasiado ocupado— repuso Ebba encogiéndose de hombros.

Se sentó junto a su madre y tomó su mano, para bendecir la mesa y cenaron tranquila y silenciosamente, como cada noche. Su madre era una mujer dura y estricta. Había sido una gran dama de sociedad a la que la guerra se lo había arrebatado todo. Ahora apenas salía de aquel apartamento que se había convertido en su tumba en vida. Simplemente pasaba el día tejiendo y escuchando la radio. Había asumido que ella se encargaría de todo, como había hecho su padre antes de morir, Martin antes de casarse.

Ebba miró por la ventana la noche oscura, mientras en la radio comenzó a dar el parte de noticias del día.

***

Hacía algunas horas que se habían ido a dormir, sin embargo, Ebba no podía hacerlo debido a un nudo en el estómago. Estaba segura de que la sopa le había caído mal en el estómago, ya que había comenzado a sentirse mal mientras se preparaba para ir a la cama. Escuchaba de vez en cuando crujir la madera del edificio, sin embargo, era una noche particularmente silenciosa.

Pasaba la medianoche, ya que hacía algún rato que había escuchado el reloj de pie que su madre tenía en el salón, el único recuerdo que tenía de su antigua vida, cuando de pronto escuchó unos rápidos fuertes golpes en la puerta de la entrada, acompañados de unos gritos indescifrables.

Ebba se levantó de la cama exaltada ya que no lo esperaba y cogió su bata con la mano temblorosa, caminó rápidamente fuera de su habitación encontrándose a su madre haciendo lo propio.

—No deberíamos abrir— dijo su madre, agarrándola del brazo.

—Puede ser importante, madre— replicó Ebba, apartándose de ella y caminando hacia la puerta.

La abrió con cuidado sin quitar la cadena de seguridad.

—Ábreme, por favor— le suplicó su cuñada, mientras se movía frenéticamente delante de la puerta.

Ebba quitó el seguro y abrió para dar paso a su cuñada que entró rápidamente con el pequeño Damien, en brazos.

—Se lo han llevado, han venido y se lo han llevado— decía ella histéricamente, abrazando fuertemente a su hijo.

—¿Quién se lo ha llevado? — preguntó Ebba palideciendo.

—La Stasi, ni siquiera le han dejado vestirse— susurró la joven.

Ebba se tapó la boca con una mano para evitar proferir un grito, sin embargo, no tuvo mucho tiempo para digerir la noticia, ya que su madre, que había escuchado todo tras ella, cayó inconsciente.

***

23 de septiembre de 1955

Había dejado su cuñada encargada de la casa mientras ella se encontrará fuera. Judith apenas sabía nada de lo ocurrido, no tenía idea de en que se encontraba metido su marido como para que la policía secreta le sacara de su casa de noche.

No había sido fácil conseguir que tanto su madre como su cuñada se relajasen lo suficiente como para poder hablar sin exaltaciones. Ebba también estaba muy preocupada, sabía lo sería que era el problema en el que se encontraban y lo complicado que sería demostrar la inocencia de su hermano. Quería creer que Martín no era lo suficientemente tonto como para haber hecho algo estúpido, que les pusiera a todos en peligro, sin embargo, algo en su interior le decía que así había sido.

No había podido quedarse quieta en su casa a esperar noticias, por lo que apenas había amanecido cuando se había vestido y había salido en busca de la única persona que podría decirle en que estaba metido Martin.

Karl Baumann era otro de los mejores amigos de su hermano, al igual que Frederick. Ambos habían sufrido la pérdida del tercero, por lo que estaba segura de que Karl sabría que estaba ocurriendo o al menos podría decirle la forma de ayudarle. Ella misma le conocía desde que era niña, al igual que a Frederick. Recientemente había notado cierto interés de Karl hacía su persona, sin embargo, ella había preferido fingir no darse cuenta.

Llamó rápidamente a la puerta, mirando hacia atrás. Sabía que no era decoroso que una joven soltera visitara la casa de un hombre solo, pero la situación actual no requería de remilgos sociales.

Karl le abrió unos instantes después, aun ataviado con su baja y su traje de noche.

—Ebba, ¿que ocurre? ¿Qué haces aquí? — le preguntó el hombre, colocándose bien las gafas.

—Tengo algo que hablar contigo, Karl, ¿podemos hablar dentro? — le pidió la joven, pues el tema era demasiado importante como para hablarlo en la calle.

El hombre, la dejó entrar después de revisar que no había nadie en la calle.

—Anoche la Stasi detuvo a Martin— dijo la joven de golpe con voz temblorosa— ¿Porque, Karl? ¿En que estáis involucrados?

—Debe ser un error, Ebba, yo no.…— comenzó a decir Karl, apoyándose en la barandilla.

—No me mientas, Karl, estoy segura de que lo sabes, y me lo vas a decir— le dijo agarrándole del brazo—¡Ahora!


02 Eylül 2018 17:03 4 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Sonraki bölümü okuyun CAPÍTULO 2

Yorum yap

İleti!
Meneses Rojas Meneses Rojas
Es interesante en verdad
October 22, 2018, 16:20
LJ Febres LJ Febres
Es interesante, se deja leer.
September 30, 2018, 16:08
Katerina Az. Katerina Az.
Interesante inicio :D
September 24, 2018, 21:59
Lucy Landa Lucy Landa
La has empezado aquí ❤
September 02, 2018, 17:14
~

Okumaktan zevk alıyor musun?

Hey! Hala var 3 bu hikayede kalan bölümler.
Okumaya devam etmek için lütfen kaydolun veya giriş yapın. Bedava!