El pasillo de la enorme casa es tétrico. La luz tenue hace que por las ventanas se filtre la luz de la luna, cuando esta no sale, ya se imaginarán. Toca prender velas en cada rincón de este recinto que fue mi único refugio desde que escapé de la gran ciudad. A las afueras de la megalópolis no me siento del todo seguro, siempre fui sensible a las historias de terror que narraban nuestros abuelos o nuestros amigos.
Me he convertido en una persona que no soy yo, las autoridades me buscan por asesinato, yo no recuerdo nada, no sé cómo sucedió. Tal parece que en la calle 27 asesiné a una niña a sangre fría con un machete, no se si por dinero, no sé nada.
En las noches, siento que una presencia me visita, no es nada amigable, el ambiente se pone hostil siempre a una hora fija, las 3:00 AM. El sueño nunca lo puedo conciliar, y si por alguna razón estoy dormido, a esa hora me despierto con taquicardia, sudando.
A pesar de mis 24 años, tengo aspecto de viejo, llevo la barba sin rasurar 3 semanas, desde aquella noche, donde mis manos actuaron por mi y dejé sufriendo una familia entera, no he sentido nada mas que terror, angustia, pensamientos confusos, alucinaciones.
Ayer me desperté de noche y sentía imperiosa necesidad de beber agua, me levanté de mi dura colchoneta y empecé el recorrido por el horrible pasillo, del otro lado quedaba el baño. En el piso, se reflejaban 4 ventanas con la luz de la luna llena. El ambiente estaba muy helado, yo veía borroso, y solo miraba el piso. Pasé por el primer reflejo, por el segundo, el tercero, y en el cuarto vi una silueta extraña. Asombrado levanté la mirada, solo vi un árbol desojado frente mis ojos, me tranquilicé, de inmediato sentí que a mis espaldas una ráfaga de viento hizo estremecer lo más recóndito de mi ser, sentí mareos, mi vista se nublo y de inmediato todo se puso oscuro.
Desde ese día se que no estoy solo, ahora no salgo de mi oscura y sucia habitación, es la ultima de esta antigua casa. Cerré la puerta y puse varias cajas pesadas en la puerta, para que nadie entre. hace horas que no consumo alimentos, me siento débil y ya casi se agota la veladora que pongo en una esquina de la habitación. No me atrevo a asomarme por la puerta.
Hace un rato sentí unos fuertes pasos allá del otro lado de la puerta de madera, escuché una risa, una risa como cuando una niña está feliz con sus amiguitas. Estoy temblando, el frío se apoderó de mí y no puedo pronunciar ni una palabra, solo me queda este aparato electrónico en el cual puedo escribir a tiempo real, esperen, se apagó la veladora, todo está en penumbra, alcanzo a ver la hora, son las 2:59 AM y de fondo se escucha una puerta rechinando, alguien entró, ¡ayúdenme! ¡alguien que me ayude por favor!
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