mrrk Pedro RJ Mercado Fredes

Tim está trise. Pues Tim sufre. No por la escuela, no por su hogar, sino por él mismo. Es miserable mediocre y cobarde. Necesita ayuda, pues no tiene la fuerza. Esta historia es su encuentro con la ayuda. Escrita y olvidada el 2013, editada el 2015 y vuelta a olvidar. No le tengo más aprecio que a una hamburguesa; aún así la publico para tenerla en algún lado, después de todo cuando la escribí era un creepypasta. Entre ediciones le di algo de decencia. Tiene una continuación que nunca terminé ni desarrollé demasiado. Tal vez en el futuro la lleve a cabo.


Paranormal 13 yaşın altındaki çocuklar için değil. © Todos los derechos reservados.

#Frío #fantasma #muerte #bully #bullies #creepypasta #venganza #hielo
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Caminaba a la escuela, aunque no es como si él quisiera. No. entre los bravucones y el temperamento de sus padres la vida de Tim era espantosa. John Higgs disfrutaba atormentar a toda la escuela con su grupo de matones, y Tim ya estaba harto, se convenció de que su vida siempre sería así. Su casa y la escuela. El recorría un camino. Ese camino era la única paz que se le otorgaba día a día. 2 infiernos. Separados por 30 cuadras frías y congeladas. Caminar ese camino. Ese era el mayor placer de Tim.

Frío. Un frío que aliviaba cada golpe que recibía diariamente. Era como si el frío lo cuidara.

Sin embargo llegaba el momento. El placer desembocaba en un crudo final. La llegada. Temeroso de poner un pie adentro. De lo que pudieran decir. De lo que pudieran hacer. Los demonios de su infierno.

Pero el siempre entraba.

La clase era normal, bolas de papel lanzadas, insultos, molestarlo. Pero el siempre trataba de tener el mayor cuidado y suerte posible, en el recreo.

Apenas sonó la campana que anunciaba el recreo el profesor se fue. John se acercó con 2 muchachos siguiéndolo, se detuvo en la mesa de Tim y estrelló las manos contra la mesa, tirando todo lo que estaba ahí con gran estruendo. Mantuvo las manos en su lugar, mirando a Tim con una amplia sonrisa. Este levanto un poco la mirada y sacó 15 dólares de su bolsillo. John los agarró, y le escupió en la cara. Le entregó el dinero a uno de sus acompañantes, que empezó a contar la cantidad con dificultad. Y se retiraron.

El día escolar terminaba, y Tim era la única persona en el salón. Se retrasó en copiar algo, porque tuvo que buscar sus útiles en el inodoro del baño. No tenía apuro alguno, en realidad era algo bueno, porque tendría más tiempo de tranquilidad. Sin embargo, mientras se retiraba, decidió ver por la ventana, para ver cómo estaba el clima, y encontró otra cosa.

Él estaba en el segundo piso, desde ahí podía ver bastante de su camino a recorrer, y algunos edificios alrededor. En frente de él podía ver un basurero, que desde el primer piso no le dejaría ver nada más que esa gran pila de basura. Tapando la visión del callejón que estaba detrás de esta. Así nadie vería lo que pasaba.

Había un chico en la mitad del callejón, usando su celular y fumando un cigarrillo, perdido en sus asuntos. Desprevenido, no notó que de los 2 extremos del callejón lo rodeaban. Empezaron a acercarse. Tim se retiraba, eso no era nada que le interesara, pero en un último vistazo divisó a John, entonces fue cuando algo hizo ding en su cabeza.

Sacó su celular, buscó la opción de cámara y rezó porque él estuviera de mal humor.

El chico parecía querer salir de ahí, ocasionalmente inclinándose hacia a la pared de personas tratando de atravesarla. Pero no le dejaban salir, en cambio todos se reían y lo empujaban. El que más se reía era John; tenía una sonrisa de oreja a oreja y era el que mantenía una conversación. Todo el grupo detrás de él parecía estar solamente para asentir cada vez que el decía algo.

El chico cada vez se veía más desesperado por salir, y a Tim se le cruzo una pregunta que no le interesaba ¿Qué había hecho ese chico? Dejando de lado la enorme sonrisa, podías ver el enojo en su cara. Y cada vez se acercaba más. Sin embargo, finalmente se dieron la mano y todos empezaron a irse. Pero a Tim no lo engañaban, ellos se creían unos bravucones muy graciosos, en especial John.

Justo cuando el chico parecía relajarse todos se dieron vuelta y lo rodearon rápidamente. Se encimaron sobre el y lo empezaron a golpear, tirándolo al piso. El nivel por debajo de la cintura era una restricción que el basurero prohibía a Tim detalles claros, pero era muy claro lo que pasaba. John se dio vuelta hacia la multitud de bravucones, esperando algún tipo de respuesta. Lo recibieron un montón de cabezas asintiendo. Volvió a voltearse y empezó a patear al chico en el suelo. Después se agachó y se perdió el rastro de sus acciones por un par de minutos. El grupo seguía riéndose, sin embargo estas risas no fueron constantes puesto que nadie esperaba ver un martillo ser usado en esta situación. Inmediatamente el grupo dejó de reírse y empezaron a hablarle con preocupación, muy probablemente en relación al instrumento recién presentado. El los dejó de lado y se aproximó al chico en el suelo y gritó tan fuerte que lo pudo oír:

-¡Terminare con tu sufrimiento!

Levantó el martillo y lo bajó con gran velocidad. Todo el grupo empezó a correr. Pero John, él se quedó contemplando, con la cara salpicada con sangre, se quedó parado otro par de minutos frente al chico, aún cuando ya todos estaban a cuadras de distancia.

Tim lo tenía. Ahora las cosas tendrían que mejorar. Era solo cuestión de llevar el video con alguien de autoridad y hasta la vista John Higgs. Los días pasaron y el invierno azotaba más fuerte, pero a Tim no le molestaba, el Frío aliviaba el dolor de los golpes de sus padres, pero no era tan malo, ahora ya no tenía de que preocuparse en la escuela. Todo el grupo de bravucones que solía aterrorizarla quedó en el pasado. Ahora las cosas irían mejor.

Las semanas pasaron y el otoño se convirtió en invierno, la escarcha y el hielo cubrían la ciudad, y ese ambiente calmaba las pocas preocupaciones de Tim. Los arboles colgaban alfileres de hielo en sus ramas, las ventanas .emblanquecían de frío, y Tim sentía que era un gran día el que tenía por delante, sensación poco común para él. Era una mañana hermosa. el sol no era visible, todo el cielo estaba nublado dejando una blancura absoluta con algunos tonos de gris. Había pocos autos por la calle, parecía que nadie había querido levantarse ese día, los pájaros cantaban entre los árboles y derribaban el hielo al posarse en las ramas. Así que emprendió el camino a la escuela. El aliviante frío seguía envolviéndolo aún cuando no habían muchos golpes que le hubieran hecho últimamente. Las últimas semanas habían sido tranquilas, incluso sus padres se veían más relajados, aunque Tim mantenía las charlas mínimas para asegurarse de que se quedara así. Cuando Tim le entregó el video al director de la escuela, este le aseguró que el origen del video sería oculto, nadie sabría que fue él quien delató a los bravucones. Las autoridades lo buscarían y le darían un merecido castigo.

Sin embargo Tim acababa de enterarse de que era mentira.

Al doblar la esquina se paralizo del miedo. Ante él, John se mantenía parado, expulsando furia en cada movimiento y gesto que cometía. Sus ojos estaban enrojecidos y eran visibles varios moretones en distintas partes de su cuerpo. Sin decir nada, agarró a Tim del cuello y lo empujó a través de una puerta, y este calló dentro de un edificio en construcción. John entró después que él y cerró la puerta detrás de sí. Se quedó parado observando a Tim con la mejor sonrisa que pudo mantener constante. Tim empezó a arrastrarse hacia atrás, mientras el otro empezó a caminar en círculos alrededor de él. Se detuvo, y lo miró de frente, se acercó y lo pateó en las costillas

-¿crees que soy idiota? -empezó- ¿Qué no me iba a dar cuenta? -Otra patada, esta vez en el estómago- No... yo sabía que estabas viendo ese día, te reconocí por tu campera tan blanca... lo que no sabía era que estuvieras grabando –alzó su rodilla y lo pateó en la cara fuertemente haciendo sangrar su nariz- de verdad Tim, siempre me caíste bien, eras inteligente, no como los demás, tu siempre te callas, y sufres en silencio. Me sorprende que hicieras algo tan estúpido.

Se agachó y se acercó a la oreja de Tim y le susurró:

-Así que te propongo algo; yo acabo con tu sufrimiento.

Tim empezó a alejarse frenéticamente de John, desesperado. Este se rió y lo agarró del cuello de su abrigo, y lo lanzó contra unos baldes de pintura blanca, tirándolos todos al piso, derramando algunos y empapando a Tim por completo. Mientras él escupía, tosía y se trataba de limpiar los ojos de pintura, John sacó un largo cuchillo de cocina del interior de su mochila. Tim se descubrió los ojos para alcanzar a ver como lo pateaban al piso. John se sentó sobre él y empezó a clavar el cuchillo en su pecho una y otra vez, hasta que finalmente dejó el cuchillo enterrado en su pecho. La sangre se escapaba del pecho de Tim, quien no había dicho nada en todo el rato.

Extendió su mano en la cara de Tim hasta que tocó sus ojos con dos dedos, y empezó a presionar. Con tan pocas fuerzas, lo único que Tim atinó a hacer fue apretar los dientes y hacer una mueca, no tenía fuerza para mover los brazos, inclusive en ese momento era sorprendente que siguiera vivo. John se quedó sin aliento, sin embargo se sentía satisfecho con el trabajo, se echó para atrás para contemplar su reciente obra. Un cuerpo tendido en el suelo, sin ojos, pero llorando sangre. Con una campera teñida de colores rojos rosas y blancos. Y un charco de rosa que lo rodeaba. Y en su boca levemente abierta, un último respiro salía de él. Ahora las cosas iban a mejorar. Él lo sabía, las cosas funcionaban así, al menos para John.

Se cambió las ropas manchadas y se retiró por donde había entrado. Sin embargo no duró mucho tiempo antes de que lo encontrara la policía.

A la mañana siguiente del suceso, los policías no tardaron en identificar de quien eran las huellas, que estaban esparcidas por todas partes. Al bajar las escaleras vio a sus padres frente a unos policías, y ellos no le dirigieron la mirada en ningún momento. Ya en su nuevo hogar, había dejado de ser el bravucón de la escuela. Ahora el recibía los golpes. Pero eso no le importaba, no le importaba nada en lo absoluto. Ni los golpes, ni el fuerte frío que había empezado a azotar la ciudad. Solo le importaba una cosa. Una incógnita. Un cabo suelto.

El cuerpo.

Los policías no habían encontrado el cuerpo, solamente un rastro que terminaba pocos metros adelante. Bombardearon a John con preguntas por horas, preguntas que el no podía responder. Así que simplemente lo enviaron a su nuevo hogar.

Frío. Un frío que lo lastimaba, y no ayudaba a los constantes golpes que recibía diariamente. Era como si el frío lo odiara.

La calefacción había fallado en el edificio, y trataban de arreglarlo lo mas pronto posible, pero durante ese tiempo lo único con lo que podía cubrirse eran unas sábanas con las que no se podía hacer nada, incluso creía que se habían congelado. Así que, en su habitación, en posición fetal, no podía dormir seguía pensando; ¿Quién? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¡¿Cómo?! Cuando le dijo a Tim que acabaría con su sufrimiento, nunca pensó en lo que el seguiría sufriendo. Pero en parte no era nada nuevo. Él era alguien que sufría. Y conocía bien el sufrimiento. Simplemente lo seguía matando la duda; Habían movido el cadáver, o ¿Se movió solo?

Justo en ese momento alguien tocó la puerta. Dio tres golpes lentos, John esperó a que alguien entrara, pero después de unos cuantos segundos volvieron a tocar de la misma forma. Tres golpes. Pausados. Ligeramente separados uno del otro. Pasaron varios minutos y la persona detrás de la puerta insistía. John empezaba a perder la cabeza, el frío y el constante sonido se encargaban mutuamente de ello.

Ahí, en posición fetal, sobre esa fría y endurecida cama empezó a mecerse hacia adelante y hacia atrás. Ahí, sollozante, con un tremendo dolor en la cabeza, empezó a desprender un sudor frío.

Toc. Toc. Toc.

Toc. Toc. Toc.

Toc. Toc. Toc.

No. No lo aguantaba mas. ¿Que clase de broma era esta? ¿Quién estaba detrás de esa puerta?

-¡BASTA! –Gritó- ¡ARREGLEN LA MALDITA CALEFACCIÓN Y DEJENME EN PAZ!

Los golpes, que todavía actuaban sobre la puerta, se detuvieron bruscamente cuando John gritó. John suspiró.

Pero algo pasó. El picaporte del otro lado de la puerta hizo un ruido y la puerta se abrió unos centímetros, y del otro lado entró un viento congelado, que provoco en John un temblor incontrolable. La puerta se abrió por completo, una espesa oscuridad estaba escondida detrás de ella. Sus ojos se volvieron vidriosos cuando la persona detrás de la puerta dio un paso adelante.

Toda su ropa estaba manchada, blanco, rosa, rojo. La mancha mas grande era una roja que inundaba todo su pecho y descendía volviéndose rosa y desaparecía volviéndose blanca nuevamente en la parte más baja del abrigo. Su pelo estaba despeinado y todo pegoteado, de color blanco. Sus ojos no estaban, solamente se podía ver un brillo que salía del fondo de las cuencas oculares que emanaban lagrimas carmesí. El cuello de la campera cubría su mentón, pero demostraba perfectamente su leve sonrisa.

Era Tim.

John sentía que se había vuelto loco. Había un cadáver en frente de él. Y se veía exactamente igual que la última vez que lo vio.

-No sabes lo que me costó encontrarte -empezó Tim- pero yo simplemente tenía que encontrarte, te prestaste para hacerme este gran favor... Yo no tenía el valor.-Tim parecía haberse perdido en sus pensamientos- De cualquier manera, -continuó- Muchas gracias, viejo amigo.

Se dio la vuelta, y empezó a caminar hacía la oscuridad, pero John hizo un sonido, como a punto de llorar, y Tim se detuvo. Y dio la vuelta.

-¿John, estas...? –dijo, mientras avanzaba hacía él con una expresión de confusión-

Pero... si hace apenas unas semanas estabas tan jovial, feliz.

Empezó a acercarse, y con cada paso que daba lo acompañaba un hielo que envolvía a la habitación. Tim estiró la mano hacía John, que ya estaba tiritando desenfrenadamente. Cuando la mano y su cara hicieron contacto, el pudo sentir que sus dedos lo quemaban con un frío extremo. Quería salir de ahí, pero sentía que su cuerpo estaba congelado, inclusive cuando estaba tiritando de una forma tan exagerada.

-Tu... – empezó mientras retiraba la mano y la acercaba a su rostro para examinarla mejor- Hiciste tanto por mí.. Yo podría... No. Yo debería devolverte el favor.

25 Şubat 2018 00:32 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Son

Yazarla tanışın

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