sandramahler_ Sandra Mahler

Un terrible acontecimiento hace que Silver Madden, psicóloga clínica, pierda la capacidad del habla. No existe ninguna razón médica por la cual Silver haya perdido la voz; sin embargo, no es capaz de pronunciar una sola palabra. Solamente se comunica con Stefania, su novia, a través de cartas que escribe mentalmente, pero... ¿Dónde está Stefania?


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Prólogo

"Huele a café.

Despertarme con el olor a café siempre era señal de que tú estabas en casa. Esa conexión en mi cerebro se hizo tan grande cuando te fuiste, que empecé a verte en todas las tazas de café, o quizás esa era tan solo mi estúpida excusa para pensar en ti todo el tiempo. Como si necesitase una razón para recordar cómo tu pelo cubría mi hombro cada noche cuando nos abrazábamos para dormir. Sí, sí, deja que me mienta y piense que soy yo quien escoge recordarte. Deja que piense por un momento que sigo teniendo el control, que tu nombre no va marcado en cada una de mis sinapsis, que soy yo quien escoge sentir que tu lado del sofá aún tiene la forma de tus caderas y no un deseo absurdo de que vuelvas. Sé que no vas a volver. No lo he aceptado, ni entendido, ni procesado. Pero lo sé. Lo sé porque te llamo todo el tiempo y no apareces, y tú siempre, siempre venías. "Stefania", solía pronunciar en susurros y gemidos, y tú siempre estabas ahí. Sonreías como respuesta, me mirabas y así, comprendía el mundo. Tus ojos me lo explicaban todo, me acogían y abrazaban. Todas y cada una de tus miradas, todas diferentes pero todas igual de especiales, tú..."


— Silver Madden.


La mujer que acababa de pronunciar su nombre la sacó de su ensimismamiento. Todo su cuerpo había reaccionado ante aquella voz, dando un leve salto en la silla y girándose hacia la dirección de la que provenía, en alerta. Tenía la capacidad de perderse en su cabeza de tal manera que dejaba de pertenecer al mundo real para vivir en aquellas cartas mentales que escribía constantemente. Era capaz hasta de imaginar cómo la punta del bolígrafo se deslizaba por el papel imaginario, y veía cada una de las letras formándose en palabras, párrafos e incluso páginas. Escribía sobre todo tipo de cosas: personas, sentimientos, preguntas, medias respuestas... Era agotador.

Levantándose de aquella silla de piel marrón desgastada, siguió la falda azul marino de la mujer que había casi escupido su nombre hacía unos segundos. El pasillo no era largo, y tan solo necesitaron unos pasos (23 para ser exactos) para llegar a la puerta que les cortaba el paso. A través del pequeño cristal que se encontraba en el centro de la misma, pudo ver a una mujer con el pelo recogido sentada al otro lado de la mesa. Su tez morena contrastaba con sus grandes ojos azules, que miraban fijamente la mesa donde apoyaba sus manos mientras con un pie, mostraba su nerviosismo al suelo que el tacón de su zapato golpeaba de forma rítmica.

Una sonrisa decoró al instante el semblante de la rubia al verla a través del cristal, podría haber reconocido aquellos ojos en cualquier parte.


— Amanda — pensó ella.


— Como cada miércoles — Respondió aquella mujer como si le hubiera leído el pensamiento —. Tenéis una hora.


El ruido de la llave entrando en el cerrojo de la puerta llamó la atención de la morena que se encontraba dentro, la cual alzó la vista con una expectación que pronto se tornó en felicidad. Se levantó de aquella silla en cuanto vio entrar a su amiga, y ambas se abrazaron como si llevasen años sin verse. Como si sus brazos fuesen el único refugio que encontraba Silver una sola vez a la semana.


— Cariño, ¿cómo estás? — Amanda apoyó sus manos sobre las mejillas de la rubia en un gesto fraternal, estudiando su rostro —. Te noto más delgada, ¿estás comiendo bien? Es importante que comas bien, Silver.


La rubia sonreía a modo de respuesta. Tenía tanto que decir, tanto que contarle. Quería contarle sobre el sueño tan horrible que había tenido hacía dos noches; que claro que no comía, la comida era asquerosa; que la echaba de menos. Quería contarle que son 57 los pasos que separan su cama de la cama de la habitación contigua a la suya, y por qué aquello era importante... Pero ni una sola palabra salía de su boca. Igual que había pasado los últimos 8 meses.


— Sigues sin hablar, ¿eh? — Apretando los labios, Amanda forzó una sonrisa que denotaba la preocupación que trataba por tantos medios de ocultar —. No pasa nada —. Mintió —. Las palabras ya vendrán cuando tengan que venir, ¿vale?


Silver asintió. Cogió entonces las manos de su amiga y la guió con ellas hasta la mesa, sentándose ella en el extremo contrario al de la morena. En el mismo lugar que los últimos 8 meses.


— Me he graduado, ¿sabes? — Amanda soltó las manos de su amiga para agacharse y alcanzar la mochila que la había acompañado, de la cual sacó el diploma de la universidad. Lo colocó delante de Silver, quien lo recorrió con los ojos —. Fue el viernes pasado, ¿te acuerdas que te conté el miércoles que ya había encontrado vestido?


Silver asintió aunque no se acordase en absoluto.


— Kurt vino conmigo, me dijo que estaba preciosa. Después fuimos toda la clase a cenar a ese restaurante que te gusta tanto, el que hace esquina con la calle de tu apartamento, ¿sabes cuál te digo?


A esa pregunta le siguieron una sucesión de detalles que a Silver no le interesaban lo más mínimo, dado que el bolígrafo de su imaginación había empezado a escribir de nuevo.


Ricky’s, claro que sé cuál es... ¿Te acuerdas de la última vez que fuimos? Habíamos hecho una apuesta: tú me decías los pasos, y yo trataba de cocinar la pasta como lo tú lo hacías sin poner en llamas toda la cocina. Y lo intenté, pero cómo voy a conseguir centrarme en cocinar un plato de spaguetti cuando tus labios pronuncian palabras en italiano tan cerca de mi oído. Tenías la increíble habilidad de hacer que absolutamente cualquier cosa sonara sexy: “spaguetti”, “cucchiaio”, “prendi l'estintore che brucerai l'intero edificio”... Absolutamente cualquier cosa que saliera de tus labios provocaba que el vello de mis brazos se erizara, como si ellos también buscaran tenerte más cerca. Como si cada parte de mi cuerpo supiera que el único lugar donde merecía la pena estar era contigo. Donde fuera, pero contigo. Y después de llamarme “desastre” con tres palabras italianas diferentes; cogiste mis manos, me dedicaste una sonrisa, y sugeriste que Ricky’s nos daría de cenar aquella noche. Yo nunca pude negarte nada si me sonreías, y media hora más tarde ya habías conseguido que lo que había empezado como una noche desastrosa en la cocina, terminara siendo una de las mejores citas que habíamos tenido hasta el momento. Aquella fue la noche que te pedí que vinieras a vivir conmigo. Llevabas ya dos semanas viviendo en mi apartamento, pero yo quería hacerlo oficial. Tú me miraste como si acabase de decir la obviedad más grande del mundo, y me dijiste que “sí, claro, ¿no es lo que llevamos haciendo ya dos semanas, bambina?”. Y lo era, pero sabes cuánto me gusta ponerle fecha a todo. Y aquel día, fue el día en que todo dejó de ser mío, para ser nuestro. Y cuando...”


— Bueno, Silver... Me tengo que ir, pero volveré el miércoles que viene, ¿de acuerdo?


De nuevo la rubia volvió a la realidad al escuchar su nombre. Alzó la vista hacia el reloj de la pared: las agujas marcaban las 17:29. Había pasado una hora, al parecer. Sus ojos devolvieron la atención a la morena, que ya se había levantado de la silla y volvía a tener aquella mirada que Silver tanto odiaba. Esa mirada de “qué pena me da ver en lo que te has convertido”. Siempre que veía esa mirada, sentía que no la miraba a ella. No se reconocía en aquellos ojos y sentía a Amanda como una extraña, como si la vecina del cuarto la estuviera visitando para decirle que uno de sus calcetines se había caído del tendal. Amanda dejaba de ser Amanda, y un sentimiento de ansiedad sin precedentes gobernaba el cuerpo de Silver hasta que ella salía de la habitación. Y al estar sola de nuevo, volvía a sentir paz.


La misma mujer que la había llevado allí fue quien apareció al minuto siguiente, las jóvenes se abrazaron y, 64 pasos después, Silver llegó hasta su diminuta habitación y se sentó sobre la cama. No tenía nada más que aquella cama, una silla, un escritorio que no utilizaba, y un montón de recortes de libretas pegadas por la pared encima de él. Sus ojos verdes estudiaban cada uno de los recortes, buscando el que necesitaba. Al encontrarlo, sonrió, se levantó y lo tocó con las yemas de los dedos. Se trataba de una de las notas escrita a mano y en italiano que Stefania solía dejar en la puerta del frigorífico. Como si aquel trozo de papel hubiese acabado con el oxígeno de la estancia, la rubia tomó una gran bocanada de aire y se echó sobre la cama. Su mirada estaba perdida, pero su mente volvía a escribir.


“Siempre decías que tener un pequeño hotel en la costa de Italia era tu sueño. Un lugar pequeño, algo simple y acogedor, con vistas a un mar que nos despertase cada mañana con la cadencia de su ir y venir. Yo nunca había estado en Italia ni tenía idea de montar un hotel, pero juro que ver la ilusión en tus ojos cuando hablabas de ello hubiera sido suficiente para que construyera el edificio piedra a piedra si hubiera sido necesario. Empezamos a soñar juntas, a construir aquel hotel en nuestra imaginación donde las primeras huéspedes fuimos nosotras desnudas, dejando que la ilusión por aquel proyecto juntas derivara en una lujuria que habría quemado el hotel entero hasta sus cimientos. "Il nostro piccolo posto felice nel mondo", lo llamabas. Tus sueños comenzaron a ser los míos; y yo, que nunca había querido pensar en el futuro, no hacía más que imaginar lo bonito que sería el paisaje italiano con las curvas de tu cuerpo rompiendo la línea del horizonte. Sueños, deseos, ilusiones... ¿Recuerdas cómo comenzó todo? ¿Recuerdas cómo nos conocimos?”

18 Ocak 2023 09:37 6 Rapor Yerleştir Hikayeyi takip edin
11
Sonraki bölümü okuyun Combustible.

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İleti!
R. Crespo R. Crespo
Me ha encantado este inicio. Deja con ganas de saber más 👀
January 18, 2023, 15:54

  • Sandra Mahler Sandra Mahler
    ¡Muchas gracias! Tengo muchas ideas para esta historia, se sabrá más 😌 January 18, 2023, 17:25
Octavio Diaz Octavio Diaz
Me encantó.
January 09, 2023, 12:24

Apolo K. Apolo K.
¡Buen inicio Claire! Verificada a partir de ahora.
December 29, 2022, 01:55

~

Okumaktan zevk alıyor musun?

Hey! Hala var 7 bu hikayede kalan bölümler.
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