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Jesús Cruzado


El continente de Abaron fue testigo de una de las guerras más cruentas que el mundo había visto. Un señor oscuro y su ejercito de monstruosos esbirros, amenazaban con traer la oscuridad y muerte en todo el mundo. Pero gracias a la intervención de un noble y poderoso héroe, quien logró acabar con aquel mal, trayendo paz y prosperidad a los reinos occidentales. Sin embargo, doscientos años después, una desconocida y catastrófica oscuridad está por manifestarse. Mientras tanto, en nuestro mundo, un joven universitario, caminaba por las calles de una ciudad, sin imaginar que el destino estaba por embarcarlo en una aventura que jamás imaginó.


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Prólogo: Abaron y la leyenda del héroe

En el corazón de un gran y silenciosa biblioteca, cuyos estantes rebosaban de libros y antiguos escritos, se erigía un hermoso pedestal de mármol, sobre el cual se hallaba un voluminoso y polvoriento libro, forrado en cuero y asegurado con una cerradura metálica con leves indicios de oxidación.


En ese momento, rompiendo aquel solemne silencio, el sonido de chirriantes puertas inundó el recinto, siendo seguido por el eco de un ligero pero firme andar, acompañado por un armonioso tarareo.


Aquellos pasos eran producidos por una figura encapuchada, quien, tras recorrer las filas de estantes, detuvo su paso frente a aquel gran libro y tras mirarlo con gran detenimiento, introdujo una llave en la cerradura y tras unos segundos, el libro fue abierto, liberando una pequeña nube de polvo que rápidamente se esparció en el ambiente.


La historia que aquel libro guardaba, empezó a ser desnudada por los ojos de aquel encapuchado, mientras que aquel silencio fue nuevamente roto, siendo la razón de aquello, una suave voz femenina.


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Cuentan los cronistas, que algunas décadas después de la guerra del sol negro, nuestros ancestros partieron de Luminus, el continente blanco, cruzando el vasto e inclemente océano, en búsqueda de un nuevo territorio que habitar, llegando finalmente, tras una larga y peligrosa travesía, a este continente, el cual fue bautizado por los primeros colonos como Abaron.


La nueva tierra era rica en recursos y prometía un futuro próspero a nuestra gente y las naciones de elfos y enanos que se establecieron en distintos puntos de la costa.


Sin embargo, mientras que nuestras primeras ciudades empezaban a tomar forma, recibimos el feroz e inesperado ataque de un grupo de salvajes y horribles monstruos, que amenazaban la prosperidad de nuestro pueblo. Afortunadamente, nuestros valientes guerreros, dirigidos por los nobles paladines, pertenecientes a la orden de "La Mano de la Luz", lograron vencerlos y acabar con aquella amenaza, trayendo paz para los colonos y permitiendo que nuevos reinos surjan y se expandan con el pasar de los años, formando de esta manera los primeros reinos del oeste.


Sin embargo, esta paz fue efímera. Con la expansión de nuestros reinos, las amenazas regresaron y durante siglos, el continente de Abaron, fue testigo del conflicto sin fin entre los reinos del oeste, contra las hordas de monstruos que plagaban el área oriental del continente. Pese a ello, ninguno de ellos fue tan encarnizado y acérrimo como el que se libró entre humanos y orcos.


Por generaciones, el conflicto continuó y las batallas se volvían más y más frecuentes. Esto llevó a los reinos humanos a lanzar múltiples campañas militares en un intento por someter y erradicar a sus enemigos jurados. Sin embargo, los orcos poseían una fuerza que superaba en creces a la humana, lo que, junto a su fiereza y destreza en combate, los convirtió en la mayor amenaza que la humanidad había enfrentado.


El tiempo pasaba y cada batalla solo mermaba el poder militar de nuestros reinos. Fue entonces que se solicitó la ayuda de los reinos élficos y enanos, quienes, tras una larga negociación, aceptaron brindar su apoyo. Gracias a ellos, los secretos del arte de la magia y la ingeniería bélica fueron revelados a nuestra gente, con los cuales obtuvieron una ventaja avasalladora contra los orcos, ganando dominio sobre las agrestes planicies de Greensboro y el bosque de Anderan, empujando a los orcos a los límites del bosque con la cordillera sureste.


Pero un día algo cambio. Todo comenzó con un gran estruendo en el cielo, seguido a un bello color violeta que tiñó el firmamento por completo. Este efímero evento fue presenciado en todo el continente, trayendo desconcierto a los reinos occidentales, debido a que este era el primer registro de un evento de esta índole.


Ante este enigmático evento, el consejo de los nueve pilares, compuesto por los casters más poderosos y sabios, rápidamente se pronunció ante este fenómeno, afirmando que este se trataría de un evento de origen mágico. Sin embargo, fue interpretado como el presagio de una oscuridad que estaba por despertar, debido a que este emanaba una energía que se había creído extinta, energía demoniaca.


A pesar de esta revelación, los gobernantes se mostraron escépticos, debido a que no se tenían registros de energía demoniaca desde la guerra del sol negro, ocurrida décadas antes de su llegada a este continente y en la que supuestamente, los demonios habían sido erradicados de la faz del mundo. Sin embargo, aquel fenómeno y aquella advertencia pasarían rápidamente a un segundo plano, debido a que al poco tiempo llegaron noticias desde los distintos frentes. Los orcos habían abandonado sus puestos de avanzada en los límites del bosque, sin dejar rastro alguno. Poco tiempo después, se descubrió que este no sería un caso aislado. Tanto en los frentes élficos y enanos, se corría la noticia de la repentina desaparición de los monstruos y a pesar de las múltiples misiones de exploración, no se encontró rastro alguno de ellos.


Pasaron tres años sin volver a tener señales de aquellas bestias. Durante aquel tiempo, nuevas fortalezas fueron erigidas, y muchos pueblos fueron reconstruidos en los territorios que habían sido recuperados. Todo apuntaba a que tiempos de abundancia y prosperidad estaban por llegar.


Desgraciadamente, nada dura para siempre y este breve tiempo de paz no fue más que la calma antes de la tormenta. Informes urgentes sobre pueblos arrasados y fuertes reducidos a escombros, empezaron a llegar a las distintas capitales. Uno de ellos, el reino humano de Silverwind, recibió el reporte de uno de los supervivientes del fuerte del bosque de Anderan, quien informo que los responsables de tal destrucción fueron un ejército de orcos. Sin embargo, había algo distinto en ellos, sus ojos ardían en llamas violetas, mientras que extrañas runas negras marcaban su piel que había cambiado de color terracota al violeta. Asimismo, su fuerza y salvajismo en la batalla había aumentado exponencialmente, pero lo que más preocupo al rey, fue el saber que aquellos orcos fueron capaces de emplear magia profana, la cual se creía, era de uso exclusivo de los demonios.


Esta nueva legión de orcos declaró la guerra a los reinos humanos, en nombre de su señor, Tyranus Dalvengyr, autoproclamado como el último Overlord. Él junto a su basto ejército, dotado con energía demoniaca, lanzó múltiples ataques a cada uno de los reinos, arrasando con toda la vida que encontraba a su paso.


Ante esta inminente amenaza, se convocó a un congreso de emergencia a los reyes y emperadores de cada uno de los reinos occidentales, quienes frente a la inminente amenaza y al abandono recibido por parte de los reinos del continente de Luminus, decidieron tomar medidas extremas para poder proteger el futuro de sus reinos, formando así una alianza entre las naciones. Fue entonces, que se dio el nacimiento de la confederación, la cual, en un movimiento conjunto, lanzó un contundente ataque combinado contra las fuerzas de este nuevo Overlord.


Ninguno de los bandos dio su mano a torcer, durante los primeros años de la nueva guerra, que pasaría a ser conocida como "La Primera Guerra de Abaron", las fuerzas de ambos bandos parecían tener una fuerza similar. Sin embargo, con el pasar del tiempo, el ejército del Overlord fue ganando terreno, arrasando con las fuerzas de la confederación.


La guerra se extendió por más de una década. Con cada año que pasaba, las fuerzas enemigas se acercaban cada vez más a las capitales, provocando que las fuerzas opositoras se viesen inmensamente mermadas. En antítesis, el ejército del Overlord se fortalecía debido a que su magia profana se alimentada y fortalecía con las almas de todos los caídos en batalla, llegando al extremo de que ni siquiera la sagrada luz de los paladines, era suficiente para contrarrestarla.


Fue entonces, cuando estaban por alcanzar la capital humana de Silverwind, un rayo de esperanza surgió en medio del desesperado panorama. Un misterioso héroe apareció en medio del asedio a la última fortaleza, que se interponía entre la capital y la aniquilación, derrotando a las fuerzas de ataque, permitiendo que las fuerzas defensoras tuvieran un segundo aire. Y no solo eso, de forma milagrosa, aquel misterioso héroe recorrió cada campo de batalla alrededor del continente haciendo retroceder a sus enemigos, permitiendo que la confederación reorganice a las escasas tropas con las que aún contaban.


Este pequeño ejército, fue comandado por el héroe, quién gracias a su gran poder y liderazgo, se convirtió en un símbolo de esperanza y justicia para la población, levantando la derruida moral de los guerreros y encendiendo la llama de fe que la mayoría había perdido, logrando tras un tiempo recuperar paulatinamente los territorios perdidos.


Pasaron dos años de larga lucha, pero finalmente el héroe y un grupo de selectos guerreros, se abrieron paso al corazón de las tierras del Overlord, hasta llegar a Necrópolis, su ciudadela principal, ubicada en el centro del continente.


Frente a ellos se hallaba la prueba final. "Los Cruzados de Abaron", como se hacía llamar el equipo que acompañó al héroe, ingresaron en el castillo flotante, en el corazón la Necrópolis. Dentro de aquel recinto, que apestaba a muerte y corrupción, el Overlord se manifestó frente a los cruzados y tras separar al héroe de sus compañeros, se lanzó a erradicar al único que se interponía en su deseo de conquista y aniquilación.


El choque de poder, entre ambos adversarios, hizo temblar la tierra. Quien ganase la batalla, decidiría el destino del continente y del mundo. Aquel combate, de proporciones épicas, fue largo y reñido. Sin embargo, el Overlord fue finalmente asesinado, y junto a él la energía demoníaca, que alimentaba a su ejército, desapareció. Esto obligó a los remanentes de sus fuerzas a replegarse, perdiéndose en las zonas no exploradas del continente.


Lamentablemente, el Overlord no fue el único en caer. Durante la batalla, el héroe fue mortalmente herido y en su momento de mayor debilidad, un orco, aprovechándose de la situación y en un acto de completa cobardía, dio la estocada final al héroe, quien cayó junto a su adversario en las garras de la muerte.


Sin embargo, y pese a su trágico e ingrato deceso, logró traer una nueva era de paz y prosperidad, ganándose la inmortalidad en la memoria colectiva de aquellos reinos a los que salvo, quienes, aún pasados doscientos años, rememoran las hazañas de aquel héroe, mientras celebran dos siglos de su sacrificio.


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Tras culminar aquellas palabras, una tras otra, las hojas de aquel libro fueron pasando mostrando páginas en blanco que aún estaban por escribirse, hasta finalmente cerrarse, revelando su bordado título:


"Abaron Chronicles"


…………………………………………………….


En medio de una habitación, levemente iluminada por los rayos del sol, que ingresaban por la ventana, se podía ver a un joven de pelo negro, quien se hallaba dormido, sentado frente a un escritorio. Sin embargo, su sueño fue interrumpido cuando la alarma de su despertador resonó estruendosamente, sobresaltando al joven, quien despertó estrepitosamente.


- Wow. Ese fue el sueño más extraño y original que he tenido en mucho tiempo. ¡¡Necesito anotar todo lo que recuerde antes de que se me olvide!! –


La somnolienta voz del joven llenó la habitación, quien tras apagar su despertador y liberar un largo bostezo, tomó rápidamente su libreta de notas.


Sin embargo, cuando trataba de recordar los detalles sobre su sueño, repentinamente se detuvo, mientras una expresión de gran sorpresa y temor se dibujó en su rostro.


- ¡¡Maldición!! ¿¡Como pude olvidarlo!? Se supone que debería estar saliendo para la universidad. No tengo tiempo que perder o no llegaré. –


Casi al instante se puso de pie, lanzando por los aires su libreta de notas y tras revisar nuevamente la hora, salió de su habitación lo más rápido que pudo.

13 Nisan 2022 21:34 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Sonraki bölümü okuyun [Arco Introductorio: Vientos del destino] [Capitulo 1: La misión]

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