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En medio de la guerra oculta que se lleva a cabo entre los Magos y Los Cazadores De Luz Radiante, Rachel Ficks que vivía una cómoda vida normal se ve envuelta en situaciones de vida o muerte luego de encontrar un extraño espejo de bolsillo entre las cosas de su difunta madre. la joven tendrá que avanzar en su camino buscando la manera de sobrevivir en este duro mundo lleno de asesinos, réplicas y mortales enemigos que aparecerán a los largo de su viaje, cuyo objetivo no es más que una simple y egoísta venganza.


#7 içinde Macera 13 yaşın altındaki çocuklar için değil.

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Espejo de bolsillo

Bajo la hermosa y blanca nieve que se estrellaba contra el piso luego de danzar por el aire, en una fría calle de Alemania, un hombre de cabello negro con puntas parecidas a la nieve que caía se encontraba de pie observando a sus alrededores algo desconfiado, pero no hay que confundirse. Desconfía que aquella calle esté sola a esta hora de la noche, deberían ser alrededor de las nueve de la noche. Por lo menos un alma debería de estar transitando en aquel lugar, pero no.

El Cosmopolita estaba confiado de el mismo, mientras avanzaba a paso lento, estaba seguro que alguien lo observaba, dentro de las ventanas de los departamentos, dentro de los autos estacionados, cruzando en los callejones que estaban a unos metros de él.

Todos esos lugares de seguro tenían soldados listos para disparar sus armas sin piedad apenas vean como sus manos están brillando. Le parecía molesto y también un poco cobarde que no tuvieran ni la decencia de decir “Levanta las manos” o “¡Vas a morir, cabrón!” cualquiera de esas dos cosas hubiera servido.

—…Huh— Soltó un pesado suspiro de aburrimiento, aquel topo lo había hecho de nuevo, lo más probable es que varios magos con los que se había reunido hacen menos de 10 minutos estuvieran muertos, pero era algo que ya se esperaba. —¡Vamos, salgan ya o hagan algo!... No tengo toda la noche.

Ya tenía 42 años. A pesar de estar bien entrenado y mantener un cuerpo sano, debía de cuidar sus horas de sueño, se acomodaría su cabello negro y el saco negro que llevaba puesto.

Pocos segundos después, las predicciones del Cosmopolita se hicieron realidad. Uniformados bien armados salieron de las esquinas y callejones de aquella calle. Su ropa era la típica que deberían de usar las fuerzas especiales gubernamentales, solo que llevaban cascos personalizados de color negro que cubrían su rostro al completo con un cristal el cual no permite ver el interior.

Fuertemente armados, años de experiencia en combate cuerpo a cuerpo y larga distancia, manejo de armas avanzado e increíbles trajes negros. Todo eso estaba luciendo ahora mismo este grupo de al menos 10 hombres.

Los asesinos de magos ahora mismo apuntaban a su presa mientras que este arqueó una ceja.

—10 hombres — Silbó el peli negro observando a sus cazadores. No sabia si sentirse en peligro o halagado —. Que 10 de los mejores soldados sobre la tierra vengan a buscarme para matarme. — Era una costumbre que casi toda frase que su boca expulsará fuera de forma burlona, no sentía ni una pizca de temor. Para el, esto era una situación del día a día.

La tranquilidad de la noche fue robada por los estruendosos disparos dirigidos hacia el peli negro. Siendo inútiles pues de un momento a otro estos impactaron con las espaldas de dos de los soldados que se encontraban cerca del mago.

El equipo sabia lo peligroso que era aquel hombre, no debían tomarlo a la ligera, pero no había muchas opciones que pudieran llevar a cabo. Pronto otro de los hombres cayó, seguido de otro.

Los disparos cesaron, ya solo seis soldados estaban de pie, era algo aterrados que hubiera asesinado a cuatro hombres en menos de diez segundos sin tener que moverse de la ubicación donde se encontraba.

El cosmopolita era un monstruo, y el deber de los cazadores de magos era exterminar a esos monstruos que amenazaban la vida de aquellos honestos ciudadanos a que Vivian su día a día trabajando honradamente.

Los magos eran una plaga y ellos eran la única línea de defensa. Si diez hombres no podían vencer a un mago ¿Qué les deparaba el futuro?

—Lo haremos de la manera sencilla, queridos camaradas. Ustedes van a responder unas preguntas y se irán con unas palmaditas en la espalda y un premio por participación. — las manos del mago brillaban con un leve tono blanco. Dio una suave palmada mientras esbozaba una sonrisa encantadora.

Aquellos soldados sentían su sangre hervir. El solo se burlaba de ellos frente a sus hermanos caídos ¿Qué podían hacer? Era un dios frente a simples mortales. La ventaja en serio era abrumadora.

—¿Oh?

Pero, las plegarias de los soldados furiosos fueron escuchadas, de un momento a otro, el número de cazadores había aumentado en un hombre más.

El Cosmopolita observaba con curiosidad al nuevo soldado, el cual llevaba su rostro al descubierto. No llevaba un genial traje militar ni un casco que ocultara su identidad, lo que le daba a entender que quien había llegado era alguien “Especial”.

—Ropa blanca… cabello amarillo y ojos verdes. —Cosmopolita analizó la apariencia del hombre que llegó repentinamente como si de un destello se tratase. Había escuchado antes sobre él.

—El Cosmopolita — Para el rubio era excitante aquella situación. Uno de los magos más peligrosos en la historia estaba frente a él, por mucho había esperado un encuentro entre ambos. —. Destello blanco, River.

El joven hombre se presentó con arrogancia, no podía solo matarlo sin que supiera quien fue el responsable de enviarlo al infierno a pasar toda su eternidad ahí.

Los ojos del mago se abrieron más de lo normal, era toda una sorpresa que River El Destello Blanco estuviera frente a él. Había escuchado algunas grandes hazañas sobre el supuesto velocista, un mago capaz de correr a más de 50 metros por segundo. Alguien con una habilidad así estando del lado de los cazadores de magos era un horrible dolor de cabeza para los magos.

Ninguno de los dos dijo nada, todos en esa calle se encontraban en total silencio de un momento a otro, los soldados sabían que debían dejárselo a su comandante, no dudaban ni un poco en que podría ganar esta pelea sin sudar. Por otro lado, Cosmopolita opinaba lo mismo, estaba totalmente confiado sobre sus habilidades, mentiría si dijera que no estuvo esperando un verdadero reto. Podría cantar y bailar de la emoción, pero ahora todo se decidiría de forma rápida.

Haciendo honor a su nombre, El Destello Blanco salió disparado hacia el peli negro, aunque antes de lograr alcanzar a su objetivo para asi atravesar su estómago, el paisaje repentinamente había cambiado, ya no había soldados, ni un objetivo, a su alrededor solo se extendía una inmensidad de terreno verde virgen iluminado por la luz de la luna. El único sonido que podía escuchar ahora era el de su respiración y las olas del mar.

—… ¿Qué?

A su espalda, notó una formación rocosa similar a una cabeza o un intento de cabeza, conocía aquella forma rectangular. Una de las famosas estatuas que solo podrían encontrarse en la isla de pascua en Chile, a miles de kilómetros de la capital Alemana.

Maldijo para sus adentros, pero luego soltó una poderosa risa descontrolada. No era una derrota ni una victoria para ninguno. Se podía decir que la lucha entre El Destello Blanco y El Cosmopolita terminó en un empate, pues ninguno logró asesinar al otro.

Por otro lado, el peli negro había logrado huir luego de enviar bien lejos al líder de esos hombres a quienes dejó vivir, no veía sentido en matarlos cuando obviamente ya habían perdido. Ahora se encontraba muy lejos de Alemania, una residencia británica algo vieja y descuidada, pero acogedora, o al menos era acogedora para él.

—No pude cortarlo con el borde, es extremadamente rápido, si estuviéramos en una pelea a corta distancia de seguro me mataría.

El tal River era de temer, algo que tomaría en cuenta desde ahora.

Buscaría un teléfono cercano para marcar a cierto amigo luego de durar unos minutos disfrutando de un cigarrillo y una buena cerveza, tenía muchas cosas que contarle, además de que tendrían una larga charla de como descubrir al topo dentro de sus filas.

—Tendrás un viaje pronto, ¿no?

Pero, el peli negro ya tenía una vaga idea hecha.




—¡Mátala, Mátala! ¡Está ahí, maldita sea!

La grotesca criatura de ocho patas se desplazaba por el techo del ático, Rachel observó a su hermana mayor alejarse y subirse a algún mueble polvoriento en completo pánico. ¿Ella? Ella no se acobardaba ante una bestia tan insignificante.

Con un movimiento rápido y preciso, mató a la criatura, sonriendo triunfante. Notó a su hermana suspirar de alivio para luego ir hacia ella, apresurándose a abrazarla, cortándole la respiración al rodear su cuello con tanta fuerza.

—¡Graciaaas, Rachel. Eres mi heroína, muchas, ¡muchas gracias!

—Tan solo era una araña, vamos, ahora suelta. —Respondió la hermana menor con dificultad gracias a la exagerada muestra de gratitud y cariño que le daba la mayor.

Al soltarla, Rachel notó como su hermana tenía una expresión de vergüenza, quizás se sintió mal al percatarse de que la dejaba sin oxígeno, pensó mientras tomó aire y procedió a barrer el cadáver de la araña con su leal arma, una escoba vieja.

Ambas continuaron el trabajo en silencio, barriendo el polvo y moviendo muebles. Había pasado un poco más de un año que no entraban a ese lugar, la muerte de su madre las había sumido en una profunda tristeza y problemas económicos, pero el tiempo todo lo cura y actualmente los problemas que alguna vez las hizo tocar fondo habían desaparecido.

El futuro les sonreía finalmente.

—¿Qué haremos con eso? —Preguntó Rachel, señalando con su cabeza una estantería con una caja qué alguna vez vio mejores días, vieja y llena de polvo tenía la impresión de caerse con el mínimo soplo de viento. Era consciente de que no podría alcanzar dicha caja, dejando que su hermana, quien era por mucho más alta que ella, la tomará en sus manos con facilidad.

Dentro de la caja polvorienta solo había libros viejos y desgastados, sus hojas amarillentas se quebraban con el suave toque de sus dedos juntos con bolsas de regalos ahora inservibles. A los ojos de Rachel, no había nada que le resultará útil para vender o conservar.

—Si no sirven, déjalos junto a la basura, pero si algo te gusta, no dudes en quedártelo. —Habló su hermana suavemente, dándole una pequeña palmada en el hombro.

No dudó patear la caja al bote de basura. Era a su madre a quien le gustaba guardar cosas inútiles, con el pensamiento de que algún le servirían de algo. Ella no era de esa manera, si estuviera la decisión únicamente en sus manos, echaría todo a la basura, pero su querida hermana le dijo que deberían guardar las cosas que tuvieran valor sentimental, como un recuerdo valioso.

Sus manos ahora tomaron un espejo cuadrado, como lo vio alguna vez en algún anime o película, sopló el polvo de este. Cuando terminó tragándolo y tosiendo con la sensación cenicienta en su garganta se dio cuenta de que fue una idea idiota.

—¿Estas bien?

La voz de Chloe vino desde el otro lado de la habitación, con un pequeño atisbo de preocupación.

—Estoy bien. —Respondió secamente, observando su reflejo en el espejo, el largo cabello rubio, con atención observó como sus ojos celestes brillaron al reflejar la luz del foco.

—Mmm, eres hermosa, Ray. No es necesario mirarte a un espejo para confírmalo. —Chloe apoyó su mentón en el hombro de Ray, observando la expresión de su hermanita en el espejo con una sonrisa risueña. La pálida piel de Rachel se sonrojó con vergüenza, evitando la mirada de su hermana.

Rachel se sumió en sus pensamientos. No había día en el que Chloe no alabara su belleza, llenándola de palabras dulces y sinceras qué la confundían, no podía comprenderlo. ¿Qué veía en ella? Se preguntaba, sabiendo que nunca se esforzaba en su apariencia, haciendo apenas lo mínimo.

En su mente aun pensaba que no era hermosa.

—¡Mira, Ray, mira!

Saliendo de la profundidad de sus pensamientos, Rachel se vio siendo jalada por su hermana desde su chaqueta azul. Su atención se quedó en la caja de madera de un metro de largo.

Rachel pensó que tal vez no era realmente una caja, podría ser llamado un cofre ¿podrían salirle colmillos y comerlas al momento en que abrieran su tapa?

—Estaba escondido bajo cajas y sábanas viejas, nunca lo había visto antes. —Explicó Rachel.

¿Tal vez porque estaba escondido, querida hermana? Pensó Rachel con ironía.

—No tenemos la llave, ¿busco algo para romperlo. —Preguntó Rachel de reojo, con una pequeña sonrisa.

—ah, pienso que tal vez no sea lo correcto… si estaba aquí, es porque mamá no quería que lo viéramos ¿verdad? —Llevo su dedo pulgar a su boca, mordiéndose la uña mientras pensaba en la idea, demostrando sutilmente su disgusto. —pero, es así, no debió dejarlo aquí ¿qué piensas, Ray?

Preguntó buscando la opinión de su hermana, era adorable con sus pestañas largas y su cabello negro azabache, siendo la herencia qué le dejó su padre, con su madre en su lugar, sus personalidades eran parecidas; desbordando amabilidad y un comportamiento tierno típico de una joven niña.

Es preciosa, pensó Rachel mientras observaba a su hermana, hasta que notó como se comía sus uñas y tuvo la gran necesidad de jalarse su oreja.

—Baasta, iré por algo entonces. —Chloe la miró con vergüenza cuando soltó su oreja, alejándose para ir en busca de un martillo.

Chloe mantuvo un pie de distancia, mientras Rachel tomó impulso y golpeó el candado viejo y oxidado con fuerza, mandándolo a volar a algún lugar de la habitación con suma facilidad.

—¡Bien hecho, Rachel! Eres muy fuerte —Celebro Chloe con alegría, haciendo un espectáculo exagerado levantando sus brazos con una sonrisa.

—No puedo hacer ni 10 flexiones, pero gracias —. La alegría en Chloe se esfumó con rapidez, como un globo perdiendo su aire al escuchar la respuesta de la menor, quien en su lugar solo procedió a abrir el cofre y observar su contenido.

Contenía algunas cosas interesantes; Libros viejos, ropa vieja tanto masculina como femenina, un cuadro, un marco de manera y, por último, en el fondo del cofre olvidado, una cosa ovalada que parecía ser de metal.

A vista de Rachel, solo era más basura guardada por su madre.

—aw, mira Ray, somos nosotras y mamá. —Chloe lo tomó entre sus manos, admirándolo a pesar de su estado roto.

En la vieja fotografía, una Chloe pequeña de grandes ojos estaba presente, luciendo ese adorable brillo infantil, junto a ella, una señora con una expresión risueña, sosteniendo en sus brazos a la pequeña Rachel, quien en ese entonces, aún era una pequeña bebé.

Su madre parecía ser feliz.

—¿Y este quién es? —Preguntó Rachel señalando la parte rota de la fotografía, un hombre sin ahora rostro estaba presente. —Oh… —Rachel expresó con sorpresa, llegando a ella una pequeña realización.

—Creo era tu papá. —Respondió Chloe con nerviosismo, sabiendo que este era un tema delicado, aunque no era consciente de que a Rachel no le importaba en lo más mínimo aquel hombre. Su atención se fue a lanzar los libros polvorientos a la basura, junto con la ropa vieja.

—Haz lo que quieras con el cuadro, yo me iré a descansar.

Chloe la miró con preocupación, guardándose el preguntar "¿estas bien?" lo estaba, ese hombre abandonó a su madre a sus recién dos meses de edad, no guardaba ningún lazo con él. No le importaba.

En sus manos se llevó la cosa ovalada, la cual venía con una pequeña agarradera, donde seguramente iría una delicada cadena. En el centro del objeto pulido hay un triángulo de metal incrustado, qué sobresalía un poco.

Caminó fuera del ático, bajando las escaleras y dirigiéndose a su cuarto, pretendiendo encerrarse y jugar el resto del día, sabiendo que Chloe podría continuar sola en la limpieza del ático.

Click, click, click, nos destruyen inhibidor.

ADC de mierda, sal y ayúdame, maldita sea.

Las horas pasaron volando mientras estaba frente a su computador, incontables partidas fueron hechas, pero en cada una se compartió el mismo resultado, no podía durar más de media hora.

—Otra derrota… juego de mierda. —Maldijo después de un breve silencio, suspirando mientras se estiraba, levantándose de la silla observando alrededor de su habitación sin interés.

Faltaban al menos media hora antes de que Chloe fuera a buscarla para cenar, por lo mientras se lanzó a la cama, cerrando sus ojos para sentir alivio. Quedarse hasta tan tarde despierta frente a una pantalla no era algo sano para su vista, pero no es como si le importara mucho. ¿Leyó en algún lado qué dormir ocho horas era lo óptimo? Eso dicen los doctores, pero para ella era "Tres horas, tómalo o déjalo"

Su mano viajó hasta el bolsillo de su short, sacando el objeto ovalado. Era pequeño, cabía perfectamente en la Palma de su mano. Rachel en su ignorancia pensó que tal vez esa pequeña cosita era un relicario, teniendo la esperanza finita de que contuviera una foto de su madre y quizás otra de…su padre.

Cuando ella nació, Chloe apenas tenía la inocente edad de 4 primaveras, en sus memorias no estaba tan presente los recuerdos de su padre, pero en sus memorias si se guardó a su madre, sus palabras amorosas y risueñas, hablando sobre lo gran hombre que fue con ella en el año y medio que estuvieron juntos.

—¿Qué tipo de persona eras, bastardo irresponsable?

Se preguntó Rachel mientras la rabia burbujeaba en su interior, apretando con fuerza sus puños, apretando el objeto esperando romperlo, pero en su lugar, Soltó un alarido al sentir un dolor en la palma de su mano, soltando la maldita cosa al instante, observando como en su palma un pequeño corte era presente, la sangre carmesí brotó con lentitud.

—Maldita cosa, ¿con que me cortaste?

Preguntó enojada, revisando el espejo con una expresión confundida, sin poder dar con la razón de su herida. Frustrada, pretendía lanzar esa cosa al piso, con intenciones infantiles de cobrar venganza, el pequeño ovalo se movió a un lado, abriéndose por la mitad.

El pequeño espejo solo reflejaba su nariz al estar tan cerca de su cara, teniendo qué alejarlo para así poder observar su rostro.

Cerró el espejo de bolsillo y lo tomó por los bordes, apretándolo con suavidad. Al ver que no ocurría nada, aplicó más fuerza y para su sorpresa, funcionó.

Esa cosa que parecía un adorno incrustado en el centro del metal no era un simple adorno. Era una pequeña daga que salía al aplicar suficiente presión. O, mejor dicho, al apretar los bordes del espejo salía algo tan afilado como para cortar la carne.

—¿Esto es un arma? —Se preguntó Rachel mirándolo impresionada.

—No, pequeña tonta. Es un espejo. ¿Acaso estás ciega?

Rachel pegó un brinco del susto al escuchar la voz tan repentina salir del espejo, al estar en la soledad de su habitación, era comprensible qué se asustara.

¿Tendrá un gas alucinógenos? Se preguntó, aunque descartándolo al pensar que tal vez pertenecía a su madre… estaba entre su cosas, en su casa.

—abre el espejo, si no lo haces no puedo verte.

Habló la pequeña voz, sonando demasiado parecida a la suya propia. Las manos de Rachel tenían un ligero temblor, teniendo miedo por la aparente situación en la que se encontraba.

Sin saber que hacer a continuación, trago saliva y con sus dedos temblorosos abrió el espejo, observando su simple reflejo, nada más…

—Solo es un espejo, uff… Aah debo dormir más —Se dijo a sí misma, suspirando con alivio mientras cerraba sus ojos, sonriendo levemente.

—Ambas sabemos que nunca cumplirás eso, dormir temprano no forma parte de nuestra naturaleza.

La voz resonó nuevamente, Rachel abrió sus ojos de golpe, observando como su reflejo movía sus labios, pestañeando mientras le daba una sonrisa burlona.

Sin poder creerlo llevó una mano a su boca, cubriendo el grito de sorpresa que escapó de su garganta. El reflejo se movió un paso atrás, dándole una vista completa a Rachel.

¡Era ella! Era su apariencia, sus mismos rasgos.

— ¿Cómo mierda estás hablando? —Cuestionó insegura de su hablarle a esta cosa, apartando su mano de su boca.

—Bueno, de la misma forma que tú, estoy viva y soy humana, obviamente debo poder comunicarme de alguna u otra forma — respondió manteniendo una sonrisa burlona hacia Rachel.

—No te pases de lista, un reflejo no debe hablar, ni actuar por sí mismo solo debe… reflejar…

Su voz llena de confianza bajó su volumen lentamente, dándose cuenta que sus obvias implicaciones sonaban mejor en su cabeza.

—Esto es un espejo mágico, funciona mediante magia de sangre,

al recibir la sangre de una persona, crea un reflejo con el conocimiento de esta, soy como una ia. —Explicó su reflejo, la sonrisa burlona cambiando a una llena de dulzura y buena vibra a la par que sus finas cejas se relajaban.

¿Magia? Se preguntó Rachel con extrañeza, levantando una ceja internamente, la magia no existía o eso pensaba, esto era demasiado elaborado para ser una simple broma de su hermana.

—Veo que te muestras escéptica al hecho de que soy un espejo mágico, pero no te llenes de preocupaciones. Te mostraré lo real que puedo ser. —Dijo, como si hubiera leído su mente y dudas, no podía negarlo, eso la asustó.

A pesar del miedo, Rachel escuchó atentamente las palabras de este reflejo, con la mera necesidad de resolver sus dudas de si era real o no.

Una sonrisa maliciosa se formó en el rostro del espejo.


Al día siguiente, Rachel se encontraba nerviosa, limpiando el sudor de su frente sin poder creer los acontecimientos, se saltó la cena con Chloe, y se quedó hablando durante dos horas antes de dormir con su reflejo. No podía creer que, al despertar, aun podía hacerlo.

Ya no eran necesarias tantas dudas, creía ahora que la magia era la única causante de algo como esto. ¿Por qué su madre o padre guardaban algo como esto? Se preguntó en su interior, lamentándose de que sus preguntas no pudieran tener respuestas.

Ray miró el espejo de bolsillo en sus manos y tragó saliva.

Era la hora del almuerzo y el salón estaba vacío. "Ahora, Ray. No pierdas el tiempo. Deja el espejo en el asiento de esa chica".

Ray asintió. Había decidido comer en clase como siempre mientras preparaba el examen de matemáticas individual. Siempre se le habían dado mal las matemáticas, pero hoy tenía un truco secreto en el bolsillo.

Colocó cuidadosamente el espejo en el asiento de Jazmín, la chica más inteligente de la clase. Tenía el cabello negro y los ojos marrones. Era realmente bonita.

Con eso hecho, Ray se apresuró a terminar su almuerzo. El examen empezaría en cualquier momento y no podía llegar tarde. Aun así, no podía dejar de preguntarse qué efecto tendría el espejo en Jazmín, y si realmente le ayudaría a aprobar el examen de matemáticas.

Ahora que lo pensaba, la casa de Jazmín estaba cerca de la suya.

Ray volvió a su asiento justo cuando sonó el timbre y el resto de la clase entró, incluida Jazmín que fue a sentarse. Al verla, Ray trató de hablarle, pero se le formó un nudo en la garganta. Estaba nerviosa y no sabía qué decir.

Observó cómo Jazmín tomaba el espejo y luego miraba a su alrededor, confundida.

—Jaz... Jazmín —murmuró Ray en voz baja.

Ella lo miró sorprendida. En cuatro años, Ray apenas le había dirigido la palabra un par de veces.

Ray estiró el brazo hacia ella con la palma abierta, esperando que le devolviera el espejo. Su corazón latía desbocado. Todo esto era una locura.

—Oh, ¿es esto tuyo? Toma, no sé cómo ha acabado en mi... —Jazmín gritó de dolor—. ¡Ay!

El espejo se le había clavado en la palma. Soltó el espejo. hilo de sangre resbalaba por la mano de Jazmín.

Ray atrapó el espejo antes de que cayera al suelo. Por suerte, la daga estaba guardada y no se clavó en su mano. Miró a Jazmín con preocupación, temiendo su reacción.

Lo siento, lo siento, lo siento. se disculpó Rachel mentalmente.

—Me ha cortado —dijo ella, enojada, más con el espejo qué con la propia Ray.—. ¿Qué es eso?

Ray abrió el espejo, mostrándoselo.

—Un bonito espejo de bolsillo, pero tiene una parte afilada —explicó—. Mira, tenemos la misma herida —mostró su propia mano.

Jazmín asintió con comprensión. Algunas compañeras se acercaron a preguntarle si estaba bien, y ella las tranquilizó. Luego se volvió hacia Ray.

—Ten cuidado con esa cosa. No vayas a cortarte de nuevo.

—Gracias… —murmuró Ray.

Después de eso, Ray apartó la vista. Era culpa suya que Jazmín resultara herida, pero el espejo necesitaba su sangre. Se quedó el espejo cerca del oído y oyó un susurro.

—Bien hecho, Rachel. Ahora sólo debemos responder al examen.

El plan era sencillo: al obtener la sangre de Jazmín en el espejo, el otro yo de Rachel obtendría sus conocimientos. Así, podría decirle a Ray las respuestas correctas.

Era un plan perfecto, pensó Ray, mirando por sobre su hombro hacia atrás, nerviosa de que alguien pudiera escucharla. Notó como una chica la miraba fijamente, apartándolo la mirada cuando se fijó en ella.

Era Lindsy Logan, en algún momento Rachel pensó que tenía cierto parecido con su hermana. ¿Por qué la veía? ¿Escuchó el espejo acaso? Rachel temía que esta fuera la razón, intentando pensar que realmente no podía escucharlo desde tan lejos.

—Tu corazón late muy rápido, deja de preocuparte, Ray. Todo estará bien. —La tranquilizó el espejo dulcemente.

Rachel concentró su atención en su cuaderno, concluyendo qué la atención de Lindsy en ella era por incidente con Jazmín, después de todo, ella se sentaba detrás de la susodicha.

Rachel vuelve con su rutina habitual a casa, cenando con Chloe antes de irse a dormir.

El otro día, Ray no podía creerlo. El plan había funcionado. La versión de ella en el espejo había respondido todas las preguntas correctamente, se cubrió la boca emocionada. Era muy raro que sacara una nota tan buena en matemáticas, siendo únicamente excepcional solo en las otras materias.

—Todo según el plan, pero no escucho que me des un 'graaaaacias Adarza"— dijo la voz del espejo con reproche.

Oh, sí, ayer habían elegido que ese sería su nombre. Era gracioso oírla hacer un puchero, así que Ray asintió sonriendo.

—Gracias Adarza. No lo habría conseguido sin ti.

—No es nada, Ray. Para eso están las amigas —respondió el espejo. Ray supuso que Adarza sonreía orgullosamente, sacando pecho.

Rachel sentía una inmensa calidez y felicidad al pensar en Adarza como su "amiga". Chloe de saber dicho evento, estaría orgullosa de ella.

—¿No es narcisista que mi primera amiga sea yo misma? —preguntó Rachel con los ojos entornados.

—Detalles por aquí, detalles por allá. No prestemos atención a pequeñeces como esas.

Hablando de detalles, Ray recordó que Adarza había dicho que el espejo crearía un reflejo de la persona que le diera sangre. Pero no creó uno de Jazmín. Además, Adarza sacó su daga sin que la apretaran. Quizá fue porque Adarza ya estaba dentro del espejo. Ray decidió no darle más vueltas al asunto. Detalles por aquí, detalles por allá repitió las palabras de Adarza con una pequeña sonrisa.

Los días siguientes estuvieron llenos de diversión, pasándolas juntas como dos pequeños amigas de la infancia, viendo sería y charlando hasta la media noche. Adarza le contó, que las personas que controlaban la magia existían, magos qué se mantenían al margen de la sociedad común, sin afiliarse a ningún gobierno o reglas, realizando las acciones que les plazcan.

Ray preguntó cómo es que Adarza podía saber eso. Adarza dijo que el espejo le dio información. Cosas mágicas que ni ella misma entendía. Adarza ayudaba a Ray con sus tareas. Ray se encariñó bastante rápido. Quizá hacer amigos no era tan difícil.

Era domingo y Chloe se quedaría en casa de su novio. Así que Ray podría hablar con Adarza todo el día sin preocuparse. Por hablar, se refería a prácticamente gritar.

—¿Qué más puedes hacer? —preguntó Ray a su buena amiga. estaba sentada en la silla de la cocina, junto a la mesa, sosteniendo el espejo.

—Todo lo que puedo hacer, ya lo has visto, al final del día, soy solo un simple espejo. —Dijo con un suspiro, con esa sonrisa en su rostro siempre presente, fijó su mirada en Rachel.

—Existen muchas palabras para describirte, y simple no está entre ellas, eres realmente útil, muy útil… Ya sabes, no soy buena haciendo amigas. —Dijo Rachel en un pequeño lamento, bajando la mirada.

Adarza era ella en esencia, la diferencia estaba en que Adarza parecía mucho más alegre y sociable qué ella misma, podría hablar sobre esto sin sentir vergüenza en sus palabras.

—Me cuesta mucho hacer amigos, me da pánico qué me rechacen y juzguen, ser tan penosa no agrega facilidad a esto.

—Ray, eso ya lo sé. No hace falta que…

Rachel con un movimiento rápido cerró el espejo, evitando qué Adarza siguiera sus palabras, decidiendo seguir con las suyas propias en su lugar.

—Desde que llegaste, he podido experimentar y sentir lo que es una verdadera amiga aparte de mi hermana, me he divertido tanto estos días, y por eso te dejo tanto Ada, gracias…

Cerró los ojos con una sonrisa, limpiando hábilmente las lágrimas acumuladas en la comisura de sus ojos, había imaginado incontables veces esta escena, decirle a una amiga cercana esas palabras.

Ya no se sentía sola, ahora a su lado tenía a Chloe y Adarza.

—Ray, abre el espejo, no me gusta estar a oscuras.

Rachel rio al escuchar como Adarza arruinaba el momento, aunque no le importaba tanto, al menos pudo desahogarse.

Abrió el espejo y vio que Adarza tenía una expresión conmovida.

—No sé qué decir, gracias Ray, desde hoy seré tu mejor amiga, y te ayudaré en todo. Nunca dejaré que te sientas sola —Prometió llevándose una mano a su pecho, sonriendo ampliamente.

Rachel pensó que Adarza actuó adorable, sonriendo ante la acción.

—¿Qué podría hacer por ti? Has hecho tanto por mí que siento que estoy deuda contigo.

Quería poder ayudarla de la misma manera, como lo harían las amigas. Al escuchar su pregunta, Adarza frotó su nariz, ya sea por comezón o una pequeña costumbre.

—Déjame pensar… Hay algo sencillo qué podrías hacer, solo que quizás se sienta raro. Es un hechizo mágico, si dejas caer una gota de sangre sobre el espejo y decir algunas palabras, llevará tu conciencia dentro del espejo y así estaríamos juntas en una misma habitación, descuida, podrás salir cuando quieras.

Sonaba interesante, pensó Rachel, podría estrechar a Adarza entre sus brazos, no pensó en nada más allá de eso.

Apretó con firmeza el espejo, sintiendo el esperado corte qué, aunque sabría que vendría, seguía siendo doloroso. Dejó caer las gotas de sangre sobre el espejo, exhalando lentamente.

—¿Qué debo decir?

Adarza respondió con una sonrisa.

“Lleva mi consciencia dentro de ti y muéstrame lo que tú sólo puedes mostrarme.”

Eso… suena de doble sentido. —Río Rachel, posteriormente para cerrar sus ojos y repetir las mismas palabras.

Al abrir sus ojos, lo primero que se encontró fue con un techo de madera rota, viendo el cielo estrellado y la claridad de la luna alumbraba su rostro.

Con confusión en su mirar se sentó, preguntándose si era este realmente el interior del espejo, velas desgastas iluminaban de forma tenue la habitación, dejándole ver a duras penas qué a varios metros de ella se encontraba una puerta.

¿Podría el espejo tener una casa? Sería genial, pensó Rachel en su ignorancia, llamando a Adarza suavemente, levantándose y mirando a su alrededor. Notando una persona en el suelo.

La imagen de la garganta abierta y el enorme charco de sangre la petrificó, temblando deseó gritar, pero no había sonido saliendo de sus labios.

El cuerpo inerte frente a ella era su compañera, Jazmín.

Llevó su mano a su boca, sintiendo el líquido pegajoso en ella, notando como la sangre manchaba sus manos, en completo pánico uso sus mangas bruscamente para limpiar sus labios, cayendo al suelo de rodillas.

—Oh, Dios, oh Dios. —Repitió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, sintiendo las náuseas y las bilis en su garganta, vomitando de forma inevitable, tosió mientras el sabor amargo permanecía en su boca.

Se tomó un segundo para levantarse y salir con desesperación de ese lugar, debía llamar a la policía, al 911, cualquiera persona que pudiera ayudarla.

De repente, la puerta fue estampada contra la pared, el sonido estruendoso la asustó, afectando aún más a sus nervios de punta.

—Ray, ya despertaste—Canturreo Adarza, sonando con un tono relajado y familiar, acercándose lentamente a Rachel con un cuchillo colgando flojo en su mano. —. ¿No quedamos en darnos un abrazo?

Rachel conectó rápidamente dos y dos al ver esto, temblando volvió a vomitar.

24 Şubat 2022 03:56 6 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Sonraki bölümü okuyun La razón de estar contigo

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İleti!
Alejandro Aquino Alejandro Aquino
Quizá un consejo que pueda brindarte consiste en dedicar un mayor empeño a la ambientación de tus narrativas, así como a cultivar un lenguaje más refinado. Sin embargo, más allá de tales consideraciones, tus relatos resultan intrigantes, manteniendo a la audiencia inmersa y proporcionando deleite, que es, en última instancia, la razón de ser de quienes nos entregamos a la pluma. Te felicito y te insto a perseverar en este noble camino. Permíteme ofrecerte un ejemplo más preciso que pudiera ilustrarte. Cuando decides enmarcar un escenario, como un jardín, ¿Qué elementos lo componen? No insistiré en la necesidad de describir el verde del césped, mas tal vez se deba prestar atención a ciertos detalles, como una maceta de tonalidad terrosa, un pino añejo o el césped sin segar, donde uno podría tropezar. Los aromas, ya sea la tierra húmeda o reseca, y las sensaciones, aunque triviales, enriquecen nuestra facultad de imaginar. Asimismo, no subestimes la importancia de los olores. Son estas minucias las que, aunque insignificantes en apariencia, enriquecen nuestro mundo imaginario. Continúa así; tu estilo me agrada de sobremanera. Dentro de mi obra principal, quizá halles algún ejemplo que pudiere servirte de guía, siempre y cuando decidas incorporarlos, por supuesto. Es una obra de densa envergadura, no me aventuraré a solicitarte que la leas, jajaja, pero tal vez puedas echar un vistazo ocasional, pues mi pericia se centra en este aspecto. Te envío un cordial saludo, de dimensiones considerables.
September 24, 2023, 23:30

  • Pocket Mirror Pocket Mirror
    Le doy las gracias por tales palabras tan lindas, en serio. con gusto me pasaré por su obra y tomaré algunos ejemplos para mi trabajo. September 24, 2023, 23:46
Inkspired Traveler Inkspired Traveler
Muy buen capítulo!
January 04, 2023, 23:10

Dalila Garramuño Dalila Garramuño
Wow un capítulo lleno de incertidumbre y drama,
December 23, 2022, 16:05

  • Pocket Mirror Pocket Mirror
    ¡Gracias, gracias! Me alegra que piense eso. January 06, 2023, 03:14
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