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La Ira de los Héroes

Una mala noche, es todo lo que necesité para comprobar que es lo que se sentía al disparar un arma contra un hombre. Creo que todos alguna vez nos hemos hecho esa clase de preguntas. Al fin y al cabo nuestra cultura no deja de ser una extensión de la cultura norteamericana, que al menos a mí me llegó en la forma de John Mclane. Cada navidad veía a Bruce Willis cargándose terroristas y arreglando la situación y cada Navidad me imaginaba siendo él. Salvando a la gente, llevándome a la chica, teniendo mi final feliz, siendo el héroe.

Por todo eso creo que intenté ser policía, porque al final es lo más cercano a ser un héroe de acción en la vida real. Pero el problema que tiene el ser policía, el problema que nadie te cuenta es que si quieres ser un héroe en de la vida real tienes que dejar que otros decidan si vales o no. Nunca fui capaz de entender eso. Si la elección la hiciera una máquina sería genial. Las máquinas son precisas, no se equivocan, no son como las personas son objetivas, no te juzgan por tus pintas, por llevar unas gafas con más o menos graduación, por medir X o Y o por no pasar unas putas pruebas físicas. Nunca entendí de qué te vale correr si tienes una puta pistola para dispararle a los malos. De que te vale hacer 10 flexiones o 20 esas cosas son gilipolleces, y luego se paran a enseñarte leyes estúpidas y libros donde leer libros donde no te enseñan nada importante, ósea entiendo que te enseñen algunas leyes, algunas son importantes, pero donde están en esos putos libros las claves para pelearte con un criminal para reducirlo y darle una paliza, esas cosas no te las ponen y yo creo que son las cosas que deberían enseñar de primeras.

Por eso fue por lo que nunca fui policía, porque en este país nos faltan huevos, en mi puta ciudad los crímenes no parar de subir y la policía no hace nada, ¿ saben por que ? Porque están demasiado ocupados siguiendo unas leyes de mierda y presumiendo de músculos y uniformes como para meterle un tiro a quien se lo tienen que meter. Estos putos días de hoy nos llevan a los ciudadanos de bien a tener miedo en las calles, a los padres a prohibir salir a sus hijas por miedo a que uno de esos potenciales terroristas, que se cuelan en nuestro país, las violen. obligan a que la gente de bien no pueda salir por el centro de su ciudad por miedo a que les roben sus pertenencias. Es que no es normal lo que estamos viviendo. Vivimos desprotegidos e indefensos por unas fuerzas de seguridad que no nos protegen de lo que deberían hacerlo. Y luego a mi, a mi que soy un trabajador de bien de los de siempre de aquí me quisieron poner una multa por intentar comprar un arma. Una multa por tener miedo, una multa por querer defenderse, una multa por querer igualar las tornas con esos criminales ladrones de mierda que nos invaden.

Por cosas como esas estoy escribiendo esto, no por justificarme como algunos de esos rojos radicales de televisión dirán. Lo que yo he hecho no tiene porqué ser justificado. Porque si me salte la ley, eso está claro, pero porque lo hice es lo que se deberían estarse preguntando.

Les contaré mi historia desde el principio para que así la gente con auténtico criterio que no sigue al rebaño pueda sacar sus propias conclusiones. Toda esta historia comienza, como ya he dicho una mala noche, una de esas en la que discutes con tu madre porque esos cerdos que se escudan en hacer cumplir la ley para creerse poderosos atentando contra el honor de un ciudadano de bien mientras dejan a los yonkis vagar a sus anchas y a los pederastas violar niños, vienen a tu casa, a tu puta casa, a joder tu intimidad para decirte que tienen que registrar tu propiedad porque no se quien les ha dado un soplo de que has estado comprando armas ilegalmente. Y no contentos con eso cuando les pides donde tiene la orden para hacerlo se ríen en tu cara y te dicen que has visto muchas películas. Y ahí es cuando uno se plantea seriamente el hasta que punto esta gente no es incluso más culpable que los delincuentes de lo más que están las calles, porque como ya he dicho los delincuentes hacen el mal, pero si los que se hacen llamar fuerzas del orden y la seguridad del estado nos lo detienen y se centra en ciudadanos normales como puedo ser yo cómo es posible que las cosas mejoren. Acaso creen que yo me hubiera comprado el revólver de haberme sentido seguro, que me hubiera metido en esa barriada maloliente infestada de jeringuillas sifilíticas por gusto. Claro que no. Seguramente de haberme sentido seguro no me hubiera hecho falta eso, bueno ni eso ni salir de mi a casa aquella noche cagandome en los muertos de todo el mundo con mi madre gritando desde el balcón que se me estaba yendo ya la cabeza y que me dejara de tonterías. La pobre es mayor yo la entiendo en sus días la policía era de la verdad, de la que si cogía a un criminal le metía una paliza hasta que cagara sangre y lo dejaba planteándose lo que sea que hubiera hecho. Como tiene que ser joder. Ella piensa que ahora es igual y por eso respeta tanto a los policías pero ella no está en la calle como yo, no ve lo que veo yo y no vio lo que vi yo aquella noche cuando llegué al bar.

Si aquella noche es cierto que acabé en un bar no lo niego. Pero no haciendo lo que seguramente esos telediarios comprados por los rojos de mierda dirán que hice. Ellos dirán seguro que estaba borracho y no, yo estaba muy lúcido, por eso fui el único con huevos esa noche para hacer lo que se tenía que hacer. Es verdad que un par de copas de coñac me tome yo soy un hombre sincero y lo digo todo, pero joder solo fueron dos o tres como mucho pero acaba de discutir con mi madre y coño se puede beber sin ser un borracho.

Pero bueno, lo importante es lo importe y tengo que intentar resumir esto porque no se cuanto tiempo queda para que esos cabrones sigan mis huellas, que seguro que como sabes que soy de aquí se dan más prisas. Yo estaba esa noche en el Victoria, mi bar de toda la vida, al que iba mi padre antes de morir y mi abuelo antes que él. Lo tengo todo lúcido como la mañana estaba yo con mi segundo coñac viendo la cara de todos los del bar, los de siempre, gente de bien. Incluso la hija del dueño julia, la chavala tiene fama de ser un poco ligera pero es buena gente se le ve, además ella no tiene culpa de que esta sociedad no tenga unos buenos valores, y encima la chica trabaja de camarera aunque sea enchufada hace más que muchas de las niñas de hoy en día que solo miran por hacerse la raya del ojo y por tratar de no quedarse preñadas antes de los 18. Si la chica es buena, aunque la he visto un par de veces con algunos de esos proyectos narcotraficantes, basuras de barros bajos sin futuro una chica como esta necesita a alguien que la encamine bien joder si ya no podemos conseguir que salgan chicas que en el futuro serán madres con fundamento ¿ qué nos queda ? . Toda esta historia al final tiene mucho que ver con ella, con lo que hizo a las 12 cuando el bar cerró, con lo que hice yo.

Eran las 12, si yo ya estaba más tranquilo y relajado. Salí del local y vi que julia salía detrás de mí, obviamente yo no podría dejar con una chica de bien se la jugará a ir sola en las calles de esta ciudad a esas horas, el borracho de su padre se había ido de putas con la recaudación de la noche otro pieza el hombre y la había dejado solo. Como no lo vi importante y como la chica es un poco feminista de estas radicales no le pedí que me dejará acompañarla por si me soltaba alguna cosa del estilo ''Acaso insinúas que las mujeres no podemos defendernos solas'' o alguna gilipollez así. En fin decidí esperar unos minutos y luego seguir el camino que había hecho la chica. Lo que vi cuando termine de andar por la calle por la que se había ido Julia todavía ahora me hierve la sangre, como me jode tener razón. Cuando giré la esquina vi a la chica en la puerta de un coche rodeada de 3 de esos moros asquerosos, la chica se estaba riendo pero se le notaba incomodidad, yo se la notaba, cuando vi aquello me quedé parado, no por mi miedo, me quede analizando aquella situación. Mientras los miraba vi como la chica, la dulce Julia me miró, ella no me dijo nada, solo frunció un poco el ceño. No hizo falta más, yo la entendí, sabía lo que intentaba decirme sin palabras. Un ayúdame habría puesto tensos a sus atacantes seguro, no podía ser tan obvia así que simplemente me frunció el ceño por un segundo y yo entendí, y tras entender hice como si me atara los cordones para no alertar yo tampoco o a esos asquerosos, y cuando ya estaba a la altura del tobillo cogí mi calibre 22, el único que pude salvar de esos perros del gobierno comunista que tenemos, y tras cogerlo me lo guarde en la parte de atrás del pantalón. En ese momento ya estaba listo. Mire a esos 3 y a la pobre chica que tenían entre ellos respire hondo, no por miedo sino por ir un poco más relajado, y fui hacia ellos.

Cuando llegué a aquel coche, el punto de partida de esta historia, vi a aquellos 3 cerdos, no tendrían ni 18 años los muy hijos de puta y ya estaban tratando de abusar de una pobre chiquilla. Cuando estuve cerca me quedé parado mirándolos a unos pocos metros, no por miedo, solo quería darles una oportunidad, una oportunidad de que vieran que estaban en el barrio equivocado. Que habían encontrado a alguien encargado de fomentar la justicia en el lugar que le vio crecer. Aquellos pandilleros en lugar de aprovechar esa oportunidad la arrugaron y me la tiraron en la cara en forma de un '' He oye viejo que estas mirando '', yo ni siquiera pude responder, no por miedo, sino porque la ira me empezaba a consumir. Aun así me mantuve estoico y les respondí frío, como se debe de afrontar estas situaciones, ''Quiero que dejéis a esa chica en paz y os enteréis que no sois bienvenidos en este lugar '' . Aquellos crímenes se atrevieron a reírse en mi cara, yo que les deje no una sino dos oportunidades de marcharse impunes y los muy analfabetos no fueron capaces de aprovecharlas. Aun ahora me enerva solo de pensarlo, porque no solo eso sino que obligaron también a la pobre julia a reírse con ellos de mi. Obviamente la chica no tuvo más remedio, a saber lo que le hubieran hecho si no les seguía el juego. Pero ellos no tienen ninguna clase de justificación. Consiguieron hartarme, no solo con sus burlas sino también con sus mentiras, por que si, también fueron capaces de mentirme a la cara los muy cerdos dijeron que eran amigos de la pobre julia. Prácticamente me llamarón estúpido a la cara indirectamente con aquello, quien se puede creer que una chica como ella se juntara con una panda de anormales como aquellos, la chica podría tener muchas cosas malas, pero no era tonta, tenia un criterio y era una chica trabajadora. Quien se puede creer algo como eso.

Después de soltar toda esa sarta de anormalidades yo seguía parado, a una distancia de ellos y de la chica, aguantando todo lo que pude la ira que me consumía. Hasta que uno de ellos llevado por los instintos animales me empezó a amenazar. Yo ni siquiera entro al trapo, no por miedo, sino porque yo soy un hombre de bien. Lo único que yo le dije, y como comento después de todos las faltas que ese pandillero me soltó, fue que no quería a los de su clase por esas calles, y menos molestando a la gente de bien que habían estado allí siempre y que no tienen porque aguantar a los de su calaña. Aquello alteró más al imbécil, recuerdo que la pobre Julia incluso intentó sacrificarse para ahorrarme el conflicto, le dijo a aquel animal que se relajara que si se iban de allí o algo así, ahí fue cuando vi algo en aquella muchacha. Ósea fue capaz de sacrificar su integridad para que la mía no fuera amenazada. Me sentí en deuda con ella, ahora si que no podía dejar que aquellos cerdos se fueran indemnes.

He de admitir que ahí sí que me puse más alterado y llegue a gritar, pero tenía que dejarle claro a la pobre Julia de que estaba segura, que yo no la iba a abandonar como lo había hecho su padre. Que yo era un hombre de verdad. Y ahí fue cuando aquel animal libró sus instintos ante mi al fin. Lo recuerdo perfectamente. Recuerdo como el se vino a abalanzar sobre mí, recuerdo como la pobre Julia intentó protegerme parándose, recuerdo quedarme inmovilizado por un segundo, no por miedo, sino porque sabía que después de aquello nada sería lo mismo. Sabía que tras aquello mi vida dejaría de ser normal y que me convertiría en una especie de mártir para los hombres con criterio que aún quedan en la sociedad en la que vivimos hoy. Recuerdo exactamente cada instante de lo que pasó, recuerdo como durante el segundo que tarda en sacar la pistola la pistola mi respiración de se entrecorto un instante, no por miedo, sino por el calambre que recorrío mi cuerpo que me hizo notar el poder que tenía en mi mano en ese momento. Recuerdo cuando la apunte, recuerdo su cara, su mueca de incredulidad, recuerdo la cara de los otros dos, en ese momento vi que abrieron los ojos con terror. Recuerdo ver la cara de Julia la cual abrió el paso a su preocupación que vi reflejada en sus ojos, pero yo no podía dejar que me conmoviera en ese instante. Recuerdo ver al perro sarnoso que me intentó atacar pararse en seco y retroceder incrédulo, buscando mi piedad, pero eso ya se había acabado yo les di la oportunidad y ahora les tocaba pagar sus consecuencias. Recuerdo cómo pagaron el disparo que lo hizo caer, que me hizo elevarme, que paralizó a mis otros rivales, recuerdo como aproveche esa parálisis para apuntar a los otros. Recuerdo al segundo que me miró asustado temblando sabía que habían encontrado a alguien con las suficientes pelotas como para enfrentarlos. Recuerdo el segundo disparo directo al estómago. Cayeron los dos cerdos que quedaban, uno por el disparo, el otro lloriqueando en el suelo suplicando. Ya no había súplicas que valieran. Recuerdo a la pobre Julia pura como la luna asistiendo al último objetivo de mis balas, demostrando que incluso después de ser atacada por esos animales no le habían robado la bondad del corazón. Que a pesar de que seguramente aquellos seres le hubiesen querido robar su pureza a ella todavía estaba dispuesta a verlos como personas y derramar de sus brillantes ojos lágrimas por ellos. Recuerdo cómo me acerqué a aquel coche. Recuerdo a Julia abalanzándose sobre mí. Clamando clemencia por mis rivales aquella noche. Recuerdo dejarla a un lado envuelta en lágrimas y sin mirarle decirle. ''No, ya tuve demasiada piedad con ellos, no voy a perdonarles por lo que te hicieron''. Después de esas frase dos disparos, don truenos, dos destellos que llenaron de luz la noche de esta ciudad en tinieblas, dos ratas menos de las que preocuparse, que se reunirían con su amigo, otra alimaña más, en el infierno.

Cuando puse fin a aquella escena supe que mi vida ya no sería la misma. Me quedé un rato allí parado frente a aquel coche y aquellos cuerpos con la chica parada llorando tras de mí y el cañón de mi revólver todavía echando humo. No podía moverme, no por miedo, simplemente estaba decidiendo cuidadosamente el siguiente paso.

Después de unos segundos ya lo tenia decidido, Cogí a la chica, estaba en sock tenia miedo, era normal la habían intentado violar. Pero después de cogerla de su brazo tembloroso le pregunte, ''¿Este coche es de alguno de estos?'' Entre lágrimas me dijo que sí. busque las llaves entre el grupo de despojos subí a la chica al coche y nos fuimos, era la primera vez que conducía, coche un par de veces antes de poner el coche en la carretera pero no importó. Joder ahí fue cuando me di cuanta, el corazón me iba a mil. En realidad me iba así desde el primer disparo pero ahí fue cuando me percate. No tenía claro a donde ir pero si sabía que si quería pensar bien debía relajarme. Le pregunté a la chica ''Oye tienes las llaves del bar'' ella seguía derretida en lágrimas me obligó a repetirle la pregunta hasta que asintió. Ahí lo tuve claro si quería relajarme el bar era la mejor opción y además estaba prácticamente al lado de nuestra posición no tendría que conducir mucho.

Cuando llegamos al bar tuve suerte había varias plazas de aparcamiento libre así que pude no me fue difícil aparcar simplemente saque a la chica del coche le dije que abriera y ambos entramos al local. Desde que Julia cerró la puerta le dije que me diera las llaves para echar el pestillo. No podía permitir que nadie nos sorprendiera mientras intentaba planear el siguiente paso. La chica se sentó en una de las mesas estaba desconsolada, yo demasiado tenso para hablar con ella, así que decidí abrir una botella de licor y beber un buen trago directamente desde la botella joder como los hombres de verdad. Después de un par de esos tragos que me bajaron por el gaznate como lava por la ladera de un volcán, decidí hablarle a Julia, tranquilizarla para dejarle claro que ya lo malo había pasado y que ya estaba a salvo, conmigo estaba a salvo, no iba a dejar que le pasara nada malo.

La chica en ese momento me miro en charca en lágrimas y me dijo con voz entrecortada ''Vas a matarme'' al principio aquella frase me cogió desprevenido, incluso me enfado un poco, pero claro luego me di cuenta, la pobre julia debía de tener en torno a 16-17 años. Era un producto de esta sociedad. Una de estas nuevas generaciones es alguien que nunca había visto a un hombre auténtico como yo defender a una mujer, que nunca había visto una buena figura de autoridad. Yo debí de ser el primer hombre decente al que confíe en su vida. Por eso no le tome en cuenta su comentario, simplemente me acerque a aquella temblorosa niña le sequé las lágrimas, le regale una sonrisa y le dije ''No, no te preocupes yo estoy aquí solo para ayudarte, ya los malos están muertos no pienso dejar que te toquen''. A pesar de mi frase la chica siguió llorando, el trauma que le provocaron aquellos cerdos le estaba haciendo mella en la cabeza. Yo intenté ayudarla y le dije que se tumbara en sobre uno de los sofás del bar, que se relajara que yo iba a hacer todo lo que estuviera en mi mano para que no lo pasara mal. Ella se negó a tumbarse le notaba el miedo en la mirada. Me daba rabia, las nuevas generaciones no se dan cuenta de cuando intentas ser amable con ellos no lo agradecen. Le insistí y le insistí pero hasta que no grite no me hizo caso. Ese es el problema de la gente de hoy en día que hasta que no les gritas y les impones no hacen caso. Aun así me disculpe con ella cuando al fin me hizo caso. Porque si es cierto que me tenía que haber hecho caso desde el primer momento porque coño yo solo la intente ayudar, pero es cierto que me pase con ella en una situación complicada para la chica. Y ante todo yo soy un hombre de verdad y los hombres de verdad admiten sus errores.

La chica está echada temblara en el sillón, no me quita el ojo de encima. Me incomodaba un poco, pero bueno lo veo normal seguramente ahí fue cuando empezó a darse cuenta de lo que impone un hombre de verdad, de lo diferente que es a lo que ve uno cuando camina por la calle cualquier tarde. Ahí fue cuando decidí poner la tele, porque aunque apreciara ser el centro de atención de Julia creí que era buena idea que se distrajera un poco y pensara en otras cosas.

Aún recuerdo mi conmoción cuando aquel plasma empezó a funcionar y la presentadora empezó a hablar sus palabras se incrustaron en mi cráneo como cuchillas de afeitar. ''Noticia de última hora, tiroteo en la calle real, 3 muertos por herida de bala, el sospechoso ha huido y se cree que lleva a una chica de 16 años secuestrada''. Una torrente de ira me llenó el cuerpo en ese instante. Los cerdos de la presa comprada de este puto país ya me estaban difamando, me habían convertido en otra presa mediática de las que tanto les gusta exponer sin saber la verdadera historia. Para que el rebaño de descerebrados que los escuchen se creen una imagen monstruosa de mi. Encima son capaces de decir que yo secuestre a Julia cuando yo fui el único capaz de ayudar a una pobre chica que estaba apunto de ser violada, ni la policía, ni los medios, ni nadie. Solo yo estaba en ese puto callejón y tuve los huevos de hacer lo que había que hacer.

Mi enfado después de haber escuchado toda aquella sarta de mentiras me llevo a hacer cosas de las que no me siento orgulloso, no voy a engañar a nadie como hombre de bien tengo mis fallos, al final yo también soy humano. Pero díganme ustedes si no tengo justificación. Díganme cómo actuarían ustedes si después de haber salvado a una chica de ser violada unas ratas con micros y focos los llaman secuestradores, asesinos. ¿Cómo actuarían ustedes? seguro que no muy diferente a mi. Puede que en ese momento si gritara y rompiera algunas botellas, y si puede que la chica se asustara un poco pero estaba al limite joder. Tenía que liberar un poco de tensión. Y si la chica gritaba y lloraba y yo en un ataque de ira también le grité pero es que ella también se busco todo aquello ¿Vale? es una buena chica y se que a nacido en este mundo de ahora pero coño yo le salve su puta vida de mierda, me lo podría agradecer, como mínimo podría callase cuando intento pensar, pero no ella no se callaba solo gritaba y gritaba y si le levante la mano pero fue sin querer yo me acerque para taparle la boca porque fue cuando escuche las sirenas y ella me araño y yo le metí un puñetazo y empezó a sangrar. Me equivoque se que los no se le debe de pegar a una mujer mi madre siempre me lo repite, pero joder es que habían sirenas y luces por toda la puta calle. ¿ Y si la llegan a oír esos cerdos de uniforme ? ¿ Así me agradece salvarle la vida? ¿ Esta puta niñata me lo agradecería así? ¿ Haciendo que estos hijos de puta me cogieran? No. No podía permitirlo. Por eso la lleve a la trastienda del ver, si es verdad, no lo hice de las mejores formas, Pero luego se callo, se callo y escucho lo que tenía que decirle. Porque esta chica no es mala, no lo es, su padre es un putero pero la ha educado un poco con la moral de antes, le enseñó un oficio eso está bien, por eso no es del todo como las chavalas de hoy en día. Por eso es lista y sabe cuando tiene que callarse. Y se cayó, se cayó y me escuchó y eso estaba bien, estaba de puta madre. La senté en un barril de cerveza y le expliqué, le expliqué para que ella me entendiera. Le dije que no podía dejar que me cogieran, que ella tenía que ayudarme, que tenía que permanecer callada, que no podía armar escándalo. Ella asintió con su labio sangrando y sus ojos llorosos pero asintió. Todo iba bien, de repente de nuevo me quedé mirando aquellos ojos tristes. Le acaricie el labio y le pedí disculpas. Me pase con la pobre chica, tenía mis razones, pero me pasó. La pobre tembló cuando le toque y no podía ni mirarme. Note la pasión en aquella chica, yo también la sentía. Pero las luces que entraban por la ventana de la puerta de la trastienda me sacaron de mi pequeño trance de pasión. Necesitaría todo mi cerebro funcionando para llevar a cabo mi plan de huida. ¿Qué podría hacer en aquel momento? Pensé, ¿Y luego que? Lo que tenía claro es que después de aquella noche mi vida quedaría relegada a ser una especie de justiciero nocturno. Si, eso estaba claro. Julia y yo escaparemos de aquí de la policía y yo me buscaría un trabajo en otra ciudad, más grande que está encontraría un para de identidades falsas, y me dedicaría a salir por las noches, noches como la de hoy salvando a gente de la lacra de esta puta sociedad. Una cosa tenía clara esta noche mi antiguo yo había muerto, se había quedado tirado en aquel callejón al lado de los cuerpos de los tres violadores de mi pobre Julia. Mi nuevo yo había nacido, él fue el que disparó el revólver y el que condujo el coche hasta aquí. Ahora él era yo y yo estoy dispuesto a todo.

Lo que iba ha hacer después lo dilucidé bastante rápido, ahora me quedaba lo que iba a hacer ahora, moverme más de la cuenta estaba difícil lo más seguro es que justo en ese momento estaría todo lleno de policías buscado a una buena cabeza de turco para su incompetencia. Lo tenía claro, esos cabrones me estaban buscando con tanto ímpetu para que a nadie le diera tiempo de investigar los hechos y viera que yo realmente era el héroe aquella noche. Quedarme en la trastienda me pareció seguro también pero era un escondrijo limitado, Eran las 3 A.M y El Bar abría a las 8 A.M. El padre de Julia había ido de fiesta la noche anterior así que seguramente no llegaría con mucha antelación a abrir el local. Lo cual me dejaba hasta las 7:30-7:45 A.M Para prepararme y salir. Le pregunté a Julia si el local tenía una puerta de atrás, una salida de incendio o algo por el estilo que me resultará útil para salir del sitio. Ella me negó con la cabeza. Eso era un problema. Pero bueno en ese momento pensé con claridad, dentro de aquella trastienda habían unas cuando botellas de coñac no dude en cogerme una para poder calmar mi pulso después de todo lo que había pasado. me ayudo. Me vino la idea de que realmente si nos quedamos en aquella trastienda la policía tarde o temprano se irían. Al fin y al cabo la policía en este país nunca se ha caracterizado por trabajar al destajo precisamente. Por eso, pensé, que lo mejor era quedarse en ese sitio. Recobrar fuerzas y descansar. Al final Julia igual que yo había vivido una noche movida y necesitaba reponerse. En un par de hora saldríamos cogeríamos el dinero de la caja un par de botellas para celebrarlo, nos montaremos en el coche y escaparemos rumbo a nuestra nueva vida.

Todo sonaba perfecto, pero los minutos en la trastienda incluso con el coñac se me hacían eternos. Mi mente estaba absorta en aquella ventana por la que no dejaba de ver luces. luces que por sí solas no parecían nada, pero sabiendo lo que había detrás de ellas, sabiendo que tras esas luces había un ejército de simios descerebrados con pistolas y uniformes que no pararían hasta dar conmigo, hasta casarme como un animal salvaje. Intentaba distraerme y la vista, aunque no quisiera, siempre se me acababa posando en Julia. La chica permaneció inerte tumbada en una esquina de la trastienda, ya no lloraba, de vez en cuando soltaba algún gimoteo pero no lloraba. Parecía que por fin se había parado a pensar en todo lo que había pasado y se había dado cuenta, como no, de que lo mejor era cooperar conmigo, con su salvador al fin y al cabo en parte me lo debía, nunca se lo habría echado claro, pero me lo debía.

Intente hablar con Julia desde la esquina de la trastienda donde yo me encontraba, sin acercarme mucho, no por miedo, sino para no molestarla mientras descansaba. No me respondió. Le ofrecí un poco de coñac, se que no es lo más apropiado para una menor pero al fin y al cabo seguro que no era la primera copa de la joven Jula, tampoco recibí respuesta. Me quedé rato esperando. Dudando si acercarme un poco más, no por miedo, estaba claro que había atracción entre nosotros pero no quería ir rápido y forzar las cosas. Aunque al final después de unos cuantos minutos sin recibir una respuesta de la chica decidí acercarme, solo por que estaba preocupado por ella, camine los pocos metros que nos separaban. Mi corazón iba a mil y durante los pocos segundos que duró mi trayecto a donde se encontraba la chica recuerdo que a mi cabeza vinieron varias ideas. Mis fantasías me abrumaron, realmente sentí que por fin había encontrado una mujer para mi, una que me comprendiera, una con la que realmente valiera la pena tener unos cuantos hijos, había encontrado a la mujer por la que me metería en un edificio en llamas, una mujer no solo por la que mataría sino una mujer por la que ya había matado. En unos pocos segundos a mi cabeza vinieron imágenes que me hicieron sentir mil sensaciones diferentes. Rabia, por pensar en cómo esos cerdos se hubieran aprovechado de la pobre Julia, cómo se habrían aprovechado de ella, como lo habían hecho antes de que yo pudiera convertirla en una mujer. También sentí la lujuria, lujuria que tuve que reprimir y meter muy en el fondo de mi ser, porque sabía que aquel no era el momento, aunque las ganas me consumieran, yo sabía que no lo era. Poder, un poder enorme me llenaba al saber que para esa chica yo era el mundo entero en aquellos momentos y que lo sería en el resto de su vida. Esas y mil emociones, mil emociones por cada uno de los segundos que tarde en ir desde una esquina a otra de la trastienda de un bar, mil emociones que hacían estremecer cada nervio de mi cuerpo, mil emociones que me hacían sentir lo que debe sentir un yonki cuando toma su dosis, o un puto cura cuando muere y se encuentra con el creador, un estasis solo reservado para los hombres con un objetivo que logran cumplir. Mil emociones por segundo. Fueron mil emociones las que sentí, mil emociones que se convirtieron en una cuando escuche la puerta del bar abrirse, mil emociones que se convirtieron en una cuando escuche al policía hablar, mil emociones que se convirtieron en una cuando vi a Julia, a la pequeña Julia, levantarse y gritar ''Aquí aquí, estamos aquí ́ ́. Mil emociones convertidas en una sola, En la ira mas pura que pude sentir un ser humano.

Y fue esa ira la que me hizo coger mi revólver y golpear a la pequeña Julia en la cara hasta que la sangre brotó de su cara como un volcán en erupción. Esa misma ira fue la que me hizo responder a la estúpida pregunta del policía de ''¿Quien anda ahí?́ ́ Con un ''! Cómo se acerquen les juro que la mató ¡ ''. Esa misma ira fue la que intento conseguir máximo tiempo posible, no el suficiente, para pensar. Y esa misma es la que ha decidido que lo mejor es aprovechar el tiempo, para contar el máximo posible de mi historia. Para que estos cerdos no manchen mi nombre con mentiras. No tergiversen mis acciones ni inventen hechos que no pasaron. Yo no soy ni un criminal, ni un psicópata, ni un secuestrador, ni un violador, ni mucho menos un terrorista. Yo solo soy un hombre que tiene lo que hay que tener para defender lo que es suyo, solo soy alguien enamorado de los auténticos valores que de verdad valen la pena para constituir una sociedad que valga, solo soy esa clase de hombre al que no le importa jugársela por sus ideales, solo soy un hombre normal, un héroe de verdad. Por eso la ira que sale de mi corazón, esa ira tan sumamente pura, me obliga a escribir. Para que más gente con el criterio que hace falta en este mundo vean que no estás solos. Se que hay mas como yo ahí fuera. Más que merecen saber la verdad, una verdad que pienso darles de esta forma. Yo se que voy a morir esta noche. Pero se que mi legado penetrara en muchos. Muchos que se levantaran al leer esto. Muchos que lucharán. Muchos no dejarán que mi muerte sea en vano. Porque la ira es lo que me va a empujar a abrir esta puerta aún con mis piernas temblando, no por miedo sino por emoción, y me ayudará a hacer frente a los perros de esta sociedad. La ira hará que yo caiga esta noche. Pero si esa misma ira levanta a más héroes, se que me voy dejando una sociedad mejor. Y es todo lo que necesito para enfrentarme a mi destino. Aprovechad el camino que os abro héroes de mañana, porque caminarás sobre mi sangre, pero gracias a ello luego lo podréis hacer sobre la de vuestros enemigos.

23 Aralık 2021 22:09 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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