axel-melgarejo1625109491 Axel Melgarejo

una noche de invierno de 1881 en la ciudad de Karioke, una familia entera es asesinada brutalmente por un ladrón o al menos eso es lo que los periódicos cuentan; pero Lady Lisa Steiner, la Tormenta Roja, no cree que ese sea el motivo del brutal asesinato. ahora ella junto a su mejor amigo el Comandante Alexander Ferix, buscaran descubrir la verdad a cualquier costo, incluso el de sus propias vidas


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CARNICERÍA

Uno de los crímenes más aborrecibles que todo Karioke pudo contemplar en el invierno de 1881 fue la terrible carnicería a la familia Tirianteli. Una noche de Noviembre un desgraciado asesino se introdujo en el hogar de aquella familia y el señor Tirianteli junto a su señora y… el niño, fueron masacrados de una forma brutal. El caso fue llevado por la policía de Karioke; pero ¿Cuánto tiempo piensan que le debió tomar a Lady Lisa para querer aceptarlo como suyo?

Leía el periódico durante el desayuno y aunque la noticia no fuera para nada explicita, habiendo estado en el ejército, en la guerra y en el mismo infierno cuando me capturaron, no necesitaba de mayores detalles para saber qué aspecto tenia la carnicería que se había producido aquella noche. Mi imaginación hizo el resto para quitarme el apetito aquella mañana, siendo una tostada lo único que pude comer en casi todo el día, Lady Lisa no se veía mejor que yo respecto a la nota y podía ver en sus ojos azules una cierta ira que rara vez se mostraba en su mirada. No habiendo tocado ni siquiera la taza con su café servida en ella, se levantó de la silla murmurando:

- No debió de haber matado al niño, era innecesario

- Toda esta masacre me es innecesaria Lisa- le respondí dejando el periódico en la mesa- no tengo apetito

- Y tampoco tengo tiempo para esperar a que nos pidan nuestra colaboración- me respondió Lisa ya vestida como Tormenta Roja colocándose su saco rojo junto a sus bandas blancas en forma de cruz- si ese hijo de puta no es capturado pronto, estoy segura de que lo hará otra vez antes de huir del país

- ¿Asumes que habrá otra masacre, Lisa?- le pregunté sorprendido levantándome de mi asiento

- A menos que investigue este caso, si lo habrá- me respondió ella colocándose la vaina junto a su espada a un costado de su cuerpo y el revólver con un tambor para seis balas en el otro costado- ¿Me acompañas Alex o debo de resolver este caso, sola?

- Pensé que nunca me lo pedirías- le respondí sonriendo dirigiéndome a donde estaba mi fusil de mano guardado

Sin siquiera perder un minuto ambos nos introdujimos de lleno en la investigación.

La nieve caía sobre nuestras cabezas y el humo de nuestro aliento salía al hablar; pero era necesario el saber todo lo básico de la familia Tirianteli antes de que aquel monstruo los asesinara.

- La familia Tirianteli, como bien sabrás, es proveniente de Italia. Se instalaron en Karioke en mil ochocientos sesenta y ocho, creando un pequeño negocio que se dedicaba a vender aquel famoso dulce llamado: Gelato, en algunos países se le llaman Helados, siendo un éxito de ventas durante los tiempos calurosos; pero cuando los inviernos golpeaban con dureza Karioke, los Tirianteli necesitaron de la ayuda de otros comerciantes igual de exitosos que ellos

- Los Johansen- afirmé recordando la famosa firma de cervezas de Karioke que llenaban las tabernas a reventar con su producto- en lo personal, prefiero el vino a la cerveza cualquier día Lisa; pero todavía me cuesta ver un motivo para matar a esa familia que no fuese un robo, es decir, ellos no hacían nada ilegal y vender dulces no es motivo para matar a nadie

- No todas las cosas malas tienen por qué ser ilegales Comandante- me respondió Lady Lisa sonriendo por mi rápida respuesta a su suposición de que el padre pudo haber estado metido en negocios turbios- los negocios de la familia Tirianteli, podrían ser legales; pero eso no quería decir que ellos fuesen unos santos

- ¿De qué estás hablando Lisa?- le pregunté molesto ante las indirectas de mi amiga

- Pronto lo sabrás… llegamos al destino- delante nuestro se encontraba la taberna en donde Johansen trabajaba

- ¿Qué hacemos aquí, Lisa?- le pregunté confundido

- Evitar que ocurra otro asesinato- me respondió Lady Lisa adentrándose a la taberna

Lo primero que me sorprendió al adentrarme a la taberna fue el ver que su interior estuviera a oscuras con las ventanas tapadas, lo segundo en sorprenderme fue ver que esta estuviese vacía, no era común, dentro de Karioke, que lugares como las tabernas y restaurants estuviesen vacíos en días laborales, en especial cuando eran locales populares dentro de la ciudad como lo era la Taberna Johansen.

- ¡¿Que hacen aquí?! ¡Este local está cerrado!- nos respondió el señor Johansen, dueño y propietario de la taberna, respondiendo a mis preguntas internas sobre la nula concurrencia que había esa mañana, añadió- estamos de duelo

- Casi toda Karioke se encuentra consternada señor Johansen- le contó Lady Lisa sentándose frente a él- pero eso no los escusa de cerrar sus locales

- Quizás eso se deba a que conocía a las victimas señorita…- le confrontó Johansen mirando a Lady Lisa con sus ojos enrojecidos ¿Por el llanto?

- Perdón, no sé donde están mis modales- rió Lisa presentándose a sí misma- soy Lady Lisa Steiner, mejor conocida como…

- ¡Tormenta Roja!- exclamó Johansen sorprendiéndose y aterrorizándose ante su presencia- ¿A…acaso us… usted se encuentra aquí para…?

- En efecto- le contestó Lady Lisa esbozando una sonrisa triunfal en sus labios- y si todavía desea vivir señor Johansen, entonces le aconsejo que nos ayude con toda la información posible de lo ocurrido

- N… no sé a lo que se re…

- ¡Si lo sabe, no se haga el tonto señor Johansen o de lo contrario usted también morirá del mismo modo que los Tirianteli!- le advirtió Lady Lisa molesta

Viéndose sin ningún tipo de salida, Johansen bajó la cabeza y suspiró en señal de resignación, sin perder tiempo procedió a contarnos todo lo que sabía:

. . .

Solo le pido que sea discreta ante lo que le voy a decir, porque no solo la reputación de mi taberna se encuentra en riesgo en este momento sino también la reputación de mi familia, si debe de cambiar los apellidos cuando su amigo narré lo sucedido entonces hágalo por favor porque el escándalo sería inimaginable. Sé en efecto quien mato a la familia Tirianteli y también sé la razón por la cual lo hizo; pero lo justo es contarle todo desde el principio:

Cuando ellos vinieron a mí, aun no eran tan reconocidos como lo serian después, solo una familia italiana que trataban de salir delante de todas las formas posibles, el padre era quien tenía la iniciativa, las ideas y el impulso para llevarlas a cabo; pero era su esposa quien lo apoyaba en las buenas, en las malas e incluso en las incertidumbres, siendo alguien muy noble, muy valiente como su marido y muy amorosa con todos… incluido yo. En un principio me gustó la idea que tenían, que ambos negocios colaboráramos como uno solo y pudiésemos salir a flote ayudándonos en los momentos de menor venta como lo era el invierno para ellos y los finales de cosecha para nosotros, cuando el grano de cebada escasea en los tiempos calurosos de verano, supongo que ustedes saben tan bien como yo que la población de Karioke casi siempre ha preferido el vino por sobre la cerveza, siendo nuestras épocas de baja concurrencia cuando se inicia el nuevo ciclo de siembra y la cosecha no alcanza durante el verano a satisfacer a la población. Al principio todo fue bien, hasta que…

Su negocio crecía con más fuerza que el mío; pero no me dejaron tirado y la encantadora Gina… la señora Tirianteli, venia con su producto a mi taberna. Hablábamos mucho durante esas visitas encontrando tantos puntos en común… tantos gustos similares y experiencias que yo… fue mi culpa, debí decir que no, debí decir que ya estaba casado, que ella tenía un esposo maravilloso al cual querer y cuidar en lugar de solamente… pero fue tan cariñosa conmigo, vera Lady Steiner, mi esposa siempre fue una mujer muy fría de temperamento estricto con ideas conservadoras, nunca fue de la idea de mostrar tanto afecto conmigo e incluso nuestro matrimonio fue un arreglo importante que mi padre tuvo con el padre de Olga, mi mujer; pero ella siempre vio el negocio familiar como algo mas importante, como una prioridad sobre nuestra vida que mi felicidad. Gina, en cambio, entendía la importancia de los sentimientos, entendía lo que estaba en juego después de que acarició mi mejilla tan suavemente y cuando me contó, con gran pesar, que habían tratado de tener un hijo sin éxito yo… ¿Qué fue lo que hice? … ¿Qué fue lo que hicimos?

Lo mantuvimos en secreto por supuesto, ni Olga o el señor Tirianteli debían de saberlo, si tan solo hubiese sido aquella vez y luego detenernos antes de que fuera tarde; pero Gina no era la clase de mujer que sabía aceptar un “No” como respuesta. Siguió viniendo y siguió estando a mi lado, durante los meses de embarazo estuvimos unidos como nunca antes lo había estado con mi mujer y supongo que ella tampoco lo estuvo con su esposo, durante esos meses junto a los posteriores al nacimiento de… nuestro hijo… fuimos felices en secreto. Nadie sospechaba nada y jamás tuvimos un solo descuido delante de nadie, Tirianteli jamás me recriminó nada ni tampoco tuvimos una pelea o algo cercano a una discusión, mucho menos una amenaza a mi persona. La sola idea de cerrar los tratos comerciales jamás fueron dichas o puestas sobre la mesa, todo estaba bien hasta… hasta…

. . .

- Hasta esta mañana ¿verdad señor Johansen?- le preguntó Lady Lisa al ver que Johansen había roto a llorar tras terminar de contar su historia

- No puedo comprender como fue que lo supo, como fue que se enteró, sé que fue ella; pero no puedo probarlo ni tampoco asegurarlo- terminó de contarnos Johansen, molesto ante tanto misterio le pregunté de forma seca

- ¿Quién señor Johansen? ¿Quién se enteró de lo que ocurría y quien fue la asesina?

- Olga- me respondió Johansen mirándome con los ojos brillosos debido a sus constantes lagrimas- mi esposa, ella fue la asesina

La respuesta al terrible misterio me fue mas difícil de comprender que todo el escándalo entre Johansen y la esposa de Tirianteli, quizás se debía a que la sola idea de que fuese una mujer la responsable de tal masacre me era imposible de creer a pesar de haber visto en el pasado a Lady Lisa desenvolverse en combate con la misma fiereza de un hombre; pero siempre había sido sobre malhechores, sobre asesinos y monstruos con forma humana que amenazaban nuestras vidas antes que sobre una familia indefensa, en especial niños inocentes que nada tenían que ver con toda esa pecaminosa locura.

Antes de poder seguir con el interrogatorio se escucho el sonido de un disparo y el pecho de Johansen estalló en pedazos, Lady Lisa me tiró al suelo mientras desenfundaba su arma y disparaba a donde estaba uno de los barriles de cerveza vacios donde la esposa de Johansen se había ocultado al vernos llegar por la ventana.

Olga Johansen rompió con su cuerpo el barril de cerveza y emprendió la huida sosteniendo su brazo ensangrentado, Lady Lisa le apuntó con su revólver a la cintura y disparó dándole en su espina dorsal

- ¡Hija de perra!- gritó Olga Johansen disparando a uno de los barriles llenos de cerveza por accidente derramando el liquido por el suelo- ¡te mataré, los mataré a todos!

Lady Lisa viendo aquel líquido correr por el suelo, sonrió y dijo:

- Lo dudo- acto seguido le disparó a uno de los candelabros con algunas velas encendidas que cayeron al suelo iniciando un incendio

La imagen fue demasiado dantesca para mis ojos; pero a la vez también fue demasiado satisfactoria debido a que la asesina de una familia pereció por las llamas que la tomaron por sorpresa, siendo incapaz de moverse y con una gran cantidad de alcohol sobre su vestido, las llamas la envolvieron con una rapidez nunca antes vista en un incendio.

El suelo de madera junto a las demás bebidas alcohólicas no se quemaron con tanta rapidez como lo hizo el cuerpo de Olga Johansen quien se retorció sobre aquel piso de madera largando alaridos de dolor y horror. Tomándome con su fuerte mano de hierro, Lady Lisa, me sacó del bar a tiempo debido a que las llamas empezaron a esparcirse con la suficiente rapidez como para atraparnos a ambos si no salíamos cuanto antes de allí.

Ambos vimos como las llamas consumían el bar de Johansen y oímos los gritos de dolor de Olga antes de que el mismo techo se desmoronara sobre ella acabando de esa manera con aquella miserable asesina.

- ¿Cómo lo supiste?- le pregunté aquella noche cuando estábamos cerca de la chimenea resguardándonos del frio invernal, Lady Lisa se encontraba al lado mío y sostenía con un vaso de whisky en su mano, mirando el liquido que se encontraba en su interior, me respondió

- Lo sabía de mucho antes del crimen- sus mejillas se sonrojaron y sonriendo me contó- a mí me gustan mucho los dulces como el helado y solía acudir a la tienda de los Tirianteli. Durante aquellas visitas pude notar como la esposa de Tirianteli solía discutir en voz baja con su esposo debido a la relación que ambos tenían con Johansen, veras: lo que Johansen nunca descubrió fue que el esposo de Gina estaba enterado de lo ocurrido; pero si no le reprochó nada se debía a una vergüenza demasiado grande para poder develarla a los gritos

- ¿Qué quieres decir con eso, Lisa?- pregunté extrañado, Lady Lisa tomó un poco de su whisky antes de contestarme

- El señor Tirianteli era estéril, no podía tener hijos y aquella relación fue la oportunidad perfecta para ser papá- con una sonrisa que emanaba pesar antes que alegría añadió- mejor ser un esposo cornudo antes que un esposo estéril que nunca podría tener un hijo

- Cielos- susurré sintiendo gran pesar por él- que injusto lo ocurrido Lisa; pero eso no quiere decir que Olga fuera la asesina

- ¿Acaso tú dejarías entrar a tu casa a un desconocido en mitad de la noche para resolver problemas familiares?- me contestó Lady Lisa sonriendo- los periódicos hacían mucho énfasis en que nadie había forzado las cerraduras y que el asesino sabía donde se encontraban los objetos de valor, a pesar de que gran parte de los jarrones y pinturas que la familia Tirianteli poseían podían equivaler a un precio mayor a los miles de dólares estadounidenses y cinco mil libras esterlinas; pero no fueron tocados. Olga Johansen debió de saber el asunto durante años, posiblemente oyó algo a escondidas o notó que algo no se encontraba en su lugar. La relación de Gina con Johansen era demasiado obvia para solo tratarse de dos buenos amigos y nada más. No Comandante, no era un secreto para nadie de los que acudía a sus comercios que ambos estaban llevando la relación a un nivel mas intimo que profesional. Posiblemente terminó por confrontar a su marido y descubrir la verdad, llena de ira fue a donde estaba la familia Tirianteli dispuesta a cerrar el trato comercial de una vez por todas; pero el señor Tirianteli se negó a dicha acción y renunciando a todo su honor solo por los beneficios económicos que habían tenido hasta ese momento, le debió de pedir que se fuera de su casa. Como era de esperar, Olga, no tomó eso para nada bien y sacando el hacha que tenían en la pared de su hogar como decoración, procedió a matarlos a todos: a la mujer que le había robado a su hombre, al idiota que la había traicionado y al niño que era el recordatorio de su vergüenza, de su frialdad al punto de no tener un pequeño con su marido al poner el negocio en un primer lugar antes que los sentimientos, solo puedo imaginar los últimos momentos de la criatura… asustado al ver que alguien en quien confiaba desde que nació mataba a su padre y a su madre por algo que desconocía por completo , escondiéndose en las sabanas creyendo que ella no lo mataría hasta que la oyó llegar sosteniendo el hacha y con un grito de ira arremetió contra él sin verlo a los ojos siquiera.

Tras decir eso bebió un poco de su whisky.

- Lisa- murmuré dolido por sus palabras; pero ella continuó

- Durante los incendios si alguien no tiene suerte de escapar entonces lo mejor que puede pasarle es morir por asfixia antes que por las llamas- lanzando el resto del liquido a las llamas avivándolas con fuerza añadió- porque el fuego no solo quema tu carne sino también tus nervios junto a tus huesos haciendo que el dolor de cien torturas sea poca cosa en comparación a sentirte cocinado y las posibilidades de que mueras son muy pocas a menos que el dolor sea realmente insoportable, Olga no murió por las llamas sino porque un techo la aplastó como la cucaracha que era; pero antes me aseguré que sufriera por lo hecho obligándola a sentir el mismo miedo y dolor que sintió el pequeño al que no debió de matar por sus estúpidos celos

Mirando como las llamas se calmaban finalizó

- Existen dos modos terribles de morir: ser comido o ser quemado, creo que elegí uno de los mejores para esa perra

No dijo nada mas, solo se quedo en silencio mirando la chimenea, sirviéndose otro poco de whisky, en sus ojos se podía ver una gran tristeza por motivos que me eran incomprensibles; pero ella siempre actuaba así cuando se trataba de pequeños muertos y no podía culparla debido a que a mi también me parecía una inmoralidad cuando alguien mataba a un inocente con toda una vida por vivir.

Ambos estuvimos en silencio mirando las llamas de la chimenea que nos iluminaba durante aquella fría noche de invierno.

FIN

21 Ağustos 2021 16:46 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Son

Yazarla tanışın

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