dameephemere Efímera

Ser un francotirador no es un trabajo fácil, pero Jungkook cree que puede soportarlo si tiene a Taehyung a su lado. El mayor le entrega la paz que necesita... pese a que su ruptura se va acercando tan rápido como las balas que acostumbra a disparar.


Hayran Kurgu ünlüler Sadece 18 yaş üstü için. © Prohibida su copia y/o adaptación. Obra registrada en Safe Creative.

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Devam etmekte - Yeni bölüm Hiçbiri
okuma zamanı
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Breakdown


I


El clima de aquella noche coincidía con su estado de ánimo, oscuro y nublado, con pequeños indicios de que caería una tormenta pronto.


Jungkook ya estaba en posición, con su arma firmemente colocada sobre su hombro y sus ojos fijos en la mira, apuntando al lugar en donde se suponía que su objetivo debía aparecer en cualquier momento. Sólo debía mantenerse quieto y esperar… aunque decirlo era mucho más fácil que hacerlo, a decir verdad.


Su impaciencia poco tenía que ver con la tarea que se le había asignado, en lo absoluto, simplemente no tenía muchas ganas de empaparse.


Deseaba terminar esa misión rápida y limpiamente, de manera que al fin pudiera obtener el descanso que se merecía después de tres semanas siguiendo al tipo a todos lados. Habían sido tres semanas agotadoras, y a Jungkook particularmente no le gustaba ese hombre. Todos sus objetivos anteriores tenían numerosos crímenes en sus espaldas, pero este destacaba de entre todos los demás, definitivamente era mucho peor que todos ellos.


El cielo sobre él se iluminó, y Jungkook golpeteó la barandilla sobre la que estaba apoyado con sus dedos enguantados, mirando el reloj en su muñeca con una pequeña mueca en su rostro. El bastardo estaba retrasado.


Como si de alguna forma supiera lo que le esperaba.


Diez minutos después, un auto negro se detuvo en el edificio del frente, captando rápidamente su atención. Jungkook entrecerró los ojos para agudizar su visión, deslizó su dedo por el gatillo con suavidad y esperó. Sólo un poco más.


Su objetivo se bajó del coche y Jungkook le apuntó a la cabeza. Un solo tiro. Contaba con un único disparo para matarlo, por lo que tenía que ser cuidadoso y preciso, como siempre lo era.


La respiración del pelinegro se detuvo cuando el hombre miró en su dirección por una fracción de segundo, pero se relajó inmediatamente al recordar que era imposible ver algo desde esa distancia. Además, era de noche y no había luz en la azotea donde se encontraba. Volvió a concentrarse, y no dudó antes de apretar el gatillo.


Jungkook vio al hombre desvanecerse, cayendo al suelo con la sangre manchando su rostro, y finalmente bajó su arma.


El alivio que sintió no duró mucho, porque entonces escuchó pasos. No eran de una sola persona, y venían subiendo ruidosamente por las escaleras. El ceño de Jungkook se frunció y su cuerpo se puso en alerta cuando su mente empezó a correr, ese era un edificio abandonado y su equipo le había dicho claramente que se quedarían abajo, por lo que no había razón para que estuvieran allí, a menos que...


Fuera una trampa.


Miró a su alrededor, estaba en el último piso y no había otra salida viable que no fuera la puerta que había utilizado para llegar hasta allí, la misma que se abrió de forma violenta antes de que pudiera hacer algún movimiento.


Estaba atrapado.


Frente a él aparecieron ocho o quizás nueve hombres armados, y Jungkook apretó la mandíbula al reconocer a quien los guiaba. La insignia de su organización brillaba en su pecho, y una desagradable cicatriz dividía su rostro, empezando en su cuello hasta llegar a su ojo izquierdo.


No se trataba un grato reencuentro.


—Miren a quien tenemos aquí... a nuestro lindo francotirador —Jones se burló con una sonrisa maliciosa, mirando a Jungkook de arriba abajo y deteniéndose en su arma—. Tiraría eso si fuera tú.


Jungkook apretó su agarre alrededor de su rifle por acto reflejo, no podía disparar, había tantos de ellos que estaría muerto en segundos.


—Buen chico. —Jones ladeó su rostro hacia un lado cuando el pelinegro soltó su arma, luciendo complacido—. Eres más listo de lo que pensé.


Jungkook guardó silencio, estaba acorralado y bloqueado. No sabía cómo Jones los había encontrado, pero si había logrado llegar a él significaba que sus compañeros habían sido atacados primero.


¿Seguirían vivos? ¿Cuántas probabilidades había de que él no muriera esa noche?


—Sé que eres uno de sus mejores francotiradores —Jones continuó, dando un paso en su dirección—. Matarte con esto sería un desperdicio, ¿no crees?


El cuerpo de Jungkook se tensó cuando Jones lo apuntó con su arma, pese a que no era la primera vez. No tenía opciones seguras, y sus posibilidades de sobrevivir saltando del último piso eran escasas. Seguirle la corriente a Jones era lo único viable, y tal vez de esa manera podría ganar tiempo.


—Sería demasiado fácil —Jungkook murmuró, escaneando a los hombres tras él, quienes parecían esperar órdenes.


—Exactamente. —Jones terminó de acercarse y el pelinegro esquivó el puño dirigido a su cara, sin embargo, no pudo evitar el que fue dirigido a su estómago. Jungkook lo golpeó en la mandíbula, pero Jones era mucho más fuerte y más alto que él, por lo que pronto cayó al suelo, recibiendo otro golpe en sus costillas que lo dejó sin aire por unos segundos.


Había comenzado a lloviznar.


Jones lo arrastró hasta el borde del edificio, empujando a Jungkook contra la barandilla, haciéndolo balancearse sobre sus pies de manera peligrosa. Era inútil luchar, no podría huir, habían sido superados en número y probablemente habían sido emboscados desde un principio.


—¿Algún último deseo? —Jones preguntó en un tono sarcástico, inmovilizando sus manos detrás de su espalda, llamando a otro de sus hombres para que atara una soga alrededor de su cuello.


Jungkook miró al vacío mientras pequeñas gotas de lluvia caían sobre su rostro, y sólo pudo pensar en unos bonitos ojos mirándolo con afecto. Los echaría de menos. Echaría de menos al dueño de esos ojos…


Si solo hubiera podido despedirse…


—Di adiós, lindo francotirador.


Iba a morir, y su novio nunca lo sabría...


Iba a morir, pero el dolor que esperó sentir en el cuello no llegó. Tampoco sintió otro golpe, por lo que se sintió confundido cuando el agarre en sus manos desapareció.


—¡Guk! —Aquel grito lo hizo dar la vuelta de manera brusca, y cuando vio la expresión de alivio en el rostro de Yoongi casi se desplomó ahí mismo—. ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño?


Jungkook miró los cuerpos a sus pies —todos con una herida de bala en el corazón— y sacudió la cabeza con lentitud. Había visto a Jones unas tres veces en su vida, pero no podría decir que sentía lástima por él.


—Estoy bien. —Estaba vivo, eso era lo que importaba.


—Lo siento, no debimos haberte dejado subir solo. —Yoongi lucía preocupado, pero Jungkook se sacó la soga del cuello antes de dar varios pasos en su dirección y envolver un brazo alrededor de sus hombros.


—No teníamos forma de saber que se trataba una trampa, ustedes dos salvaron mi… —Jungkook se detuvo a la mitad de la oración para mirar detrás de Yoongi, sintiendo un sudor frío bajar por su frente—. ¿Dónde está Jimin-ah?


—¡Yoonie! —Como si lo hubiera invocado, la figura de Jimin apareció en la puerta de la azotea. Su tono de voz fue urgente, y corrió en dirección al mayor apenas lo vio—. ¿Estás bien?


—Sí, solo fueron unos cuantos rasguños. —Yoongi sonrió de manera convincente, consiguiendo que el pelirrojo suspirara aliviado.


—También estoy bien, gracias por preguntar —Jungkook bromeó con una sonrisa aliviada, logrando captar la atención de Jimin.


—Maté a todos aquí, sabía que estabas a salvo. —El pelirrojo señaló el edificio de a lado, desde donde había disparado a los hombres que ahora estaban tirados en el suelo—. Atraparon a Yoongi hyung en su camino hacia aquí, por un momento creí que…


Jungkook frunció el ceño ante esas palabras, y luego vio la sangre seca en la mejilla izquierda de Yoongi. Su tarea había sido proteger la entrada al edificio, vigilando cualquier movimiento sospechoso, por lo que debían haber pasado por él para llegar a Jungkook.


—No fueron muy duros conmigo —el mayor dejó escapar un suspiro—, creo que solo querían sacarme del camino, su objetivo era Guk.


—Aun así, debemos hacer que te revisen. —Yoongi no pareció con ánimos de discutir, por lo que sólo asintió ante eso—. Logré burlar a dos de los hombres de Jones, pero por un momento pensé que sería demasiado tarde para salvarte... —Jimin se dirigió al pelinegro esta vez, quien palmeó su hombro con suavidad.


—Estuviste perfecto. —Jungkook sonrió en su dirección, el agradecimiento escrito en su rostro.


—Sin embargo, fallamos en la misión —Yoongi señaló lo que los tres estaban pensando, haciendo una mueca con sus labios—. El jefe no estará contento.


—Guk es uno de sus favoritos, puede que no nos vaya tan mal al enterarse que sigue vivo —Jimin no se escuchó muy convencido, guardando su rifle en un estuche de violonchelo.


—Eso espero, será mejor que nos apresuremos a salir de aquí. —Yoongi chequeó algo en su teléfono antes de comenzar a dirigirse a la salida, siendo seguido rápidamente por Jimin.


Jungkook guardó su arma también, sin tardar en unirse a ellos. Iría a la enfermería tan pronto como llegaran a la base, le harían bien unos cuantos analgésicos y quizás unas vendas. La adrenalina aún corría por sus venas, pero sabía que apenas se tranquilizara sus músculos se quejarían del dolor. Asimismo, estaba seguro de que no le gustaría lo que el jefe les iba a decir, por lo que mientras más retrasaran esa conversación, sería mejor para los tres.




II


Jungkook casi deseó haber sido regañado.


El jefe los había interceptado apenas habían puesto un pie en la base, mostrándose aliviado de que estuvieran vivos y sin lesiones mayores. Había estado enojado por no haber sospechado que podría tratarse una trampa, y aunque sus palabras habían trasmitido preocupación por los tres, en realidad solo se debió al hecho de haber estado a punto de perder a su mejor francotirador… Palabras de Jimin, no las suyas.


Ahora su unidad tenía que investigar a Davis, el jefe de Jones, quien obviamente no estaría demasiado feliz de saber que uno de sus mejores hombres estaba muerto.


Jungkook casi deseaba que su jefe se hubiera enojado con él. Casi.


Quizás de esa manera sería más fácil renunciar.


—Bueno... Supongo que las vacaciones tendrán que esperar. —Jimin tomó su mochila, lanzándole una mirada triste a Jungkook—. Lo siento, sé que realmente las querías.


—Descansar es lo último que podemos hacer ahora —Yoongi bufó con aspecto cansado, frotando ligeramente el lugar en su mandíbula donde había recibido un golpe—, Davis probablemente nos quiere muertos a estas alturas.


—Dices las cosas más tranquilizadoras. —Jimin sonrió antes de tomar las cosas del mayor también—. Muero por ir a casa. ¿Quieres que te demos un aventón, Guk?


—No, tomaré un taxi.


—Te veremos luego, entonces. —Jimin le dio una palmadita en la espalda antes de salir de la enfermería, siendo seguido por Yoongi, quien le lanzó una lata de café antes de desaparecer por la puerta.


Jungkook no tardó demasiado en terminar de vendar su abdomen, y después de ponerse su usual traje gris dejó el lugar con pasos rápidos. Encontró un taxi en la avenida, y una vez de camino a su departamento revisó su teléfono mientras tomaba café.


Un profundo suspiro escapó de sus labios al ver la cantidad de mensajes no leídos. Llamaría a su novio cuando estuviera en casa. Aunque... Jungkook no estaba seguro de si realmente debería. Se había dicho a sí mismo que esa sería su última misión antes de renunciar, pero ahí lo tenían, aun siendo un francotirador. Se había dicho a sí mismo que la próxima vez que lo vería sería un hombre diferente, no un asesino.


¿Debería llamarlo? ¿Merecía escucharlo?


Había llegado a Nueva York hace seis años, y aunque habían pasado cinco desde que Miller le había ofrecido ese trabajo todavía no había pagado la deuda de sus padres en su totalidad. Había aceptado unirse a esa sociedad secreta porque la paga era buena —más que buena— pero estaba cansado de mentir acerca de su trabajo.


Estaba cansado de matar criminales todas las semanas. Estaba harto de eso, y el hecho de que lo merecieran no cambiaba nada la forma en que se sentía.


Quería ser un hombre mejor y renunciar, pero era difícil cuando su jefe siempre estaba recordándole que era su mejor hombre. No era sencillo cuando Miller siempre estaba mirándolo como si Jungkook lo necesitara, y no al revés.


Su unidad era la única con hombres coreanos, y los tres querían dimitir pronto, pero al contrario de él, Yoongi y Jimin no parecían tan desesperados. Quizás porque se tenían el uno al otro y no tenían secretos entre ellos. Su relación era completamente normal fuera del trabajo, por lo que podían esperar calmadamente por el momento en que pudieran ser libres.


Jungkook no podía ser paciente, no se creía capaz de seguir siéndolo, y eso lo estresaba.


Pagó el taxi cuando llegó a su destino, y se dirigió a su apartamento apretando su teléfono entre sus manos. Su vecindario no era el más seguro, pero era el más decente que había podido conseguir con el dinero que no usaba para pagar su deuda. Jimin siempre estaba sugiriendo que debía mudarse, pero Jungkook solo quería liberarse lo antes posible, y su apartamento era más que suficiente para él. De todos modos, no pasaba mucho tiempo allí.


El pelinegro usó sus llaves para abrir la puerta y encendió las luces de camino a la cocina. No tenía hambre, pero seguía teniendo mucha sed… Dejó su chaqueta en una de las sillas antes de sacar una botella de agua de la nevera. Bebió con los ojos fijos en el reloj en la pared, considerando sus opciones. Eran las once, por lo que aún estaba a tiempo para llamarlo.


Quería hacerlo, pero… ¿era lo correcto?


¿O sería demasiado egoísta?


Jungkook escuchó pasos provenientes del baño y frunció el ceño antes de correr hacia su chaqueta para tomar su arma. ¿Davis ya había enviado a alguien para matarlo? ¿Cómo había logrado dar con su ubicación tan rápido?


¿Lo habían seguido? ¿O es que lo habían rastreado?


—¿Gukkie? —El familiar apodo lo hizo volver a respirar con normalidad, pero no tuvo mucho tiempo para esconder su arma antes de que su novio entrara a la cocina—. Llegaste —Taehyung susurró con una sonrisa, vistiendo la bata de baño del pelinegro y acercándose a él.


—¿Qué estás haciendo aquí? —Jungkook cuestionó por inercia, gran parte de su atención centrada en esconder su chaqueta detrás de su espalda.


—¿Eso es lo que dices después de dos semanas sin verme? “¿Qué estás haciendo aquí?” ¿No me extrañaste? —La expresión de Taehyung cayó, y sus pasos se volvieron vacilantes, quedándose parado frente al pelinegro con sus labios apretados.


Taehyung solo había utilizado la llave extra que Jungkook le había dado unas pocas veces. El menor le había dicho que podría visitarlo cuando quisiera, pero Taehyung rara vez había llegado sin previo aviso en los dos años que llevaban saliendo.


—No es lo que quise decir, hyung, es solo que… no esperaba verte esta noche. —Jungkook finalmente se relajó, y sonrió de manera cálida al mayor al mirarlo detenidamente. Extendió una mano para tomar la suya, sosteniéndola por un instante antes tirar de él en un apretado abrazo—. Pero me alegro de que estés aquí ahora.


—Te extrañé —Taehyung murmuró contra su hombro, en un tono mucho más animado, abrazándolo de vuelta—. No me llamaste en la última semana.


—Estuve bastante ocupado. —Jungkook hizo una mueca, frotando su nariz en el cabello mojado de Taehyung. Había usado su champú y olía estupendo—. El trabajo aún no está terminado... así que en realidad todavía estoy ocupado.


—No es problema. —El mayor se alejó y Jungkook pudo ver un poco de diversión brillar en sus ojos oscuros, esos hermosos ojos que había recordado hace apenas unas horas—. Puedo esperar si dices que me extrañaste —Taehyung agregó en tono juguetón.


—Por supuesto que lo hice. —Jungkook se rio, y disfrutó de la forma en que la sonrisa del contrario se hizo más grande—. ¿Esperaste demasiado?


—En realidad no. —El pelinegro acarició su mejilla, viendo a Taehyung sonrojarse—. Acababa de tomar un baño.


—¿Ya cenaste? —Jungkook recibió un asentimiento como respuesta y comenzó a dirigirse a su habitación, todavía con sus brazos alrededor del mayor—. Yo también.


—Pareces agotado —Taehyung murmuró, riendo entre dientes cuando el pelinegro se chocó con la puerta antes de entrar.


—Lamento no haber llamado. —Jungkook apretó ligeramente el agarre en la cintura contrario y se mordió el labio inferior con culpabilidad. Las luces estaban apagadas, pero todavía podía ver el rostro de su novio gracias a la luz que entraba por la ventana—. ¿Estás enojado?


Taehyung no dijo nada por un tiempo, y el menor sintió que su corazón se aceleraba más y más con cada segundo que permanecía en silencio. Era una locura, pero la adrenalina que estaba sintiendo en ese momento no tenía nada que ver con la que sentía en su trabajo. Esta era mucho, mucho peor.


—No estoy enojado —Taehyung respondió finalmente, y su mano sostuvo el rostro de Jungkook con ternura—. Estoy preocupado.


—¿Preocupado? ¿Por qué? —Jungkook frunció el ceño, e hizo una mueca cuando sintió el roce de los dedos del mayor en el corte de su mejilla.


—No te caíste de nuevo, ¿o sí? —Los ojos de Taehyung estaban llenos de preocupación, las dudas casi escritas en su rostro, y Jungkook se odió a sí mismo por ello.


Era su culpa.


—Yo... me metí en una pelea —Jungkook admitió en voz baja. Después de todo, no era del todo una mentira.


—¿Una pelea? —Los ojos del castaño se abrieron por la sorpresa, y Jungkook besó su frente para tranquilizarlo.


—Sí, fue... cerca de aquí. Sabes cómo es este barrio, pero estoy bien. —Una pequeña mentira. Otra—. De verdad.


—¿Estás seguro? —Taehyung lo miró de la cabeza a los pies, y el pelinegro asintió con suavidad, sonriendo antes de besar fugazmente sus labios.


—Ahora estoy perfecto. —Jungkook se acercó nuevamente para besarlo por más tiempo, tomando al mayor por sorpresa, quien le correspondió al cabo de unos pocos segundos. Si el pelinegro tenía que ser honesto, su lado derecho dolía como el infierno y su nudillos ardían, pero con su novio a su lado era soportable.


Más que eso.


Jungkook profundizó el beso, succionando su lengua, y el mayor dejó escapar un débil gemido contra sus labios, sus manos apretando fuertemente la tela de su camisa. Habían pasado dos largas semanas desde la última vez que se habían visto, y Jungkook lo había echado tanto de menos… había echado mucho de menos besar esos suaves y dulces labios hasta que estuvieran jadeando por aire, jadeando por él.


—Te recompensaré —Jungkook susurró, besando la mandíbula del castaño hasta llegar a su cuello, sintiendo que su cuerpo se pegaba al suyo.


—¿Q-Qué? ¿Qué quieres decir?


—Te recompensaré por mi ausencia. —El menor lo llevó hasta la cama y Taehyung dejó que su cuerpo cayera sobre la suave superficie con las manos de Jungkook deslizándose bajo su bata.


—N-No tienes que hacerlo. —A Taehyung ya le faltaba el aliento, pero tomó la mano del pelinegro para detener sus movimientos, tratando de enfocarlo en la oscuridad—. ¿No estás cansado? ¿O herido? Tú…


Jungkook sonrió, porque la preocupación del mayor todavía era evidente en su voz, y no pudo evitar buscar sus labios para besarlo de nuevo, esta vez de forma lenta. Se tomó su tiempo, sintiéndose embriagado de dulzura. Taehyung era la persona más dulce y amable que conocía, y estaba ahí, a su lado. Amándolo.


A veces no podía creer lo afortunado que era.


—Quiero hacerlo —Jungkook dijo al separarse, sentándose sobre la cama para prender la lámpara que había sobre la mesa de noche, iluminando de forma tenue la habitación—. ¿Y tú? —Taehyung se sonrojó, y aunque el menor supo mejor que nadie su respuesta, no pudo controlar lo que salió de su boca —. Realmente te he extrañado, hyung, mucho, déjame hacerte sentir bien.


La respiración de Taehyung se enganchó y el pelinegro se acercó aún más a él, hasta que sus frentes chocaron y sus respiraciones se entrelazaron. A Jungkook le encantaban esos momentos, cuando podía leer todas las emociones del mayor en sus ojos, tan trasparentes como el agua, cuando se encontraba así de cerca de él y podía contemplar su rostro. Cuando podía estar a solas con la única persona que le importaba más que a nada: Taehyung, quien le daba un sentido a su patética vida.


—Ven aquí —el mayor susurró, pasando sus manos alrededor de su cuello y tirando de él hacia sus labios—. Y date prisa, ¿de acuerdo?


Jungkook accedió, por supuesto que lo hizo, porque afuera llovía a cántaros, pero el sol parecía haber salido para él.


En forma de un rayo de esperanza al que se aferró con todas sus fuerzas.




III


Aún estaba lloviendo cuando Jungkook se despertó, y a pesar de que gran parte de él quería seguir recostado junto a Taehyung hasta que este abriera sus ojos, tenía que alistarse para ir al trabajo. El reloj junto a la cama indicaba que eran casi las siete, y estaba seguro de que su jefe no se mostraría tan comprensivo como el día anterior si llegaba tarde.


Con una mueca, el pelinegro se levantó para ir a ducharse, sacándose las vendas que cubrían la mayor parte de lo causado por los golpes que había recibido. Taehyung no había hecho preguntas, pero Jungkook realmente esperaba que su piel mejorara rápido, por el bien del mayor.


Los trajes de oficina que usaba a diario no eran más que una fachada que debía mantener por contrato, ya que la base fácilmente podría confundirse con una empresa. Al principio Jungkook no había puesto real empeño en verse bien, pero desde que había conocido a Taehyung, y este había mencionado lo bien que se veía, se esforzaba en que su aspecto fuera el mejor.


Especialmente cuando se pasaba por la cafetería para hacerle una visita.


—¿Irás a trabajar hoy? —La voz somnolienta del mayor a sus espaldas lo hizo sonreír, y asintió frente al espejo mientras abrochaba su camisa—. Pero es sábado.


—¿De verdad? —Jungkook se volteó para verlo acomodarse sobre la cama. Las sábanas cubrían buena parte de su cuerpo, y había vuelto a cerrar los ojos al bostezar—. Deberías decírselo a mi jefe.


—En serio creo que te está explotando. —Taehyung hizo un mohín, acercándose al borde con movimientos lentos—. Casi nunca tienes días libres.


Jungkook tragó saliva antes de caminar en su dirección, dejando que el mayor se encargara de anudar su corbata. La expresión de Taehyung se había vuelto algo desanimada, pese a que se estaba esforzando en disimularla. Había pasado un tiempo desde que habían salido juntos a algún lugar, y aunque el mayor no lo dijera, Jungkook sabía que su trabajo y sus estúpidos horarios eran el problema.


—¿Tienes planes para mañana por la noche? —Taehyung negó suavemente con la cabeza, la curiosidad iluminando sus facciones—. Perfecto, entonces prepararé la cena para ambos.


—¿En mi departamento? —Los ojos del castaño brillaron con emoción, y en ese momento Jungkook podría haber aceptado lo que sea que él le pidiera con tal de mantener esa expresión en su rostro.


Pese a que rara vez, Taehyung le pedía alguna cosa.


—Estaré esperándote, así que no te entretengas demasiado… —El mayor rio cortamente antes de asentir, alisando su corbata una vez estuvo lista—. ¿Cómo van las cosas en la cafetería?


—Más que bien, todo el mundo dice que he mejorado muchísimo con los cafés, he conseguido perfeccionar cinco tipos hasta ahora…


—Estoy muy orgulloso de ti… —Jungkook se carcajeó cuando Taehyung puso los ojos en blanco sin perder su sonrisa—. Hablo en serio, te he visto practicar noches enteras, ¿recuerdas?


—No seas así, se supone que debo dejarte ir. —El castaño liberó un corto suspiro, dejando caer sus manos sobre su regazo.


—¿Qué te parece si me preparas algo de lo que aprendiste antes de irme? —Jungkook dejó un beso en su frente, alejándose para ponerse su chaqueta—. Aún cuento con algunos minutos.


—¿Estás seguro de que no se te hará tarde? —El corazón del menor se encogió al verlo humedecer sus labios, como si no quisiera meterlo en problemas.


—Muy seguro.


—Conozco uno que te gustará, no es muy amargo ni nada… —Taehyung se puso de pie y tomó la camisa que Jungkook había descartado la noche anterior, abrochando solo dos botones alrededor de su cuerpo antes de ponerse manos a la obra—. Estoy casi seguro de que tienes todo lo que necesito aquí.


Jungkook sonrió para sí mismo y lo siguió con la mirada hacia la pequeña cocina que había en su departamento, ignorando la vibración de su teléfono cuando este se iluminó con un nuevo mensaje. Su trabajo podía esperar, hacer feliz a su novio era mucho más apremiante.


Además, verlo moverse con una expresión concentrada era una imagen demasiado doméstica como para perdérsela. Jungkook no pudo evitar acercarse cuando terminó de alistarse, pegando su pecho a la espalda de Taehyung para besar su cuello y rodear su cintura con sus brazos. El mayor dejó que una risita escapara de sus labios en lo que servía el contenido que había preparado en una taza.


—Creí que habías dejado suficientes marcas —Taehyung bromeó con tono ligero, apoyándose contra él en lo que Jungkook torturaba la piel con sus dientes—. Esto está listo.


El pelinegro no lo soltó de inmediato, inhalando el tenue perfume y saboreando el momento. La idea de empezar todas sus mañanas así cruzó por su mente, y no pudo evitar pensar cómo sería si realmente tuviera un trabajo de oficina, si pudiera volver a los brazos de Taehyung al final de cada día. Si no fuera un francotirador, momentos como aquel abundarían y él no se sentiría un intruso, un mentiroso que no merecía esa felicidad que estaba sintiendo con solo tenerlo su lado.


Taehyung se volteó, acercando la taza a la boca del pelinegro para que pudiera probarlo. Jungkook lo hizo bajo su atenta mirada, y una sonrisa amplia se dibujó en su rostro cuando sintió chocolate.


—¿Te gustó? —El mayor pareció conocer la respuesta solo por su expresión, pero se mostró sumamente complacido cuando Jungkook asintió, bebiendo un poco más—. Jinnie hyung dijo que estaba bien, pero aún no he tenido la confianza de preparárselo a algún cliente…


—Deberías hacerlo, este café está estupendo.


—No lo dices solo para hacerme sentir bien, ¿verdad? —Taehyung lo miró con algo de desconfianza, y Jungkook se aseguró de beber todo el contenido de la taza frente a sus ojos para convencerlo.


Ese era un tema delicado para el mayor, su padre le había regalado la cafetería, y aunque originalmente Taehyung había soñado con la idea de ser quien preparara todo lo que iba a vender, había sido difícil para él aceptar que no era tan bueno horneando como creía. Había terminado confiándole esa parte a Seokjin, quien era un ángel culinario que preparaba tales delicias que no tardaron en tener gran éxito poco después de contratarlo.


Taehyung había optado por encargarse de lo administrativo, y aunque siempre estaba en la cafetería, habían pasado casi tres años sin que quisiera volver a involucrarse en la cocina, contentándose con atender las mesas o tomar órdenes detrás del mostrador. Había necesitado de mucho valor para pedirle a Seokjin que le enseñara, sin ánimos de ser una molestia para él o interrumpir su trabajo.


Jungkook sabía que Taehyung aún no contaba con la suficiente confianza en sus preparaciones, pero no tenía nada de qué preocuparse con ese café.


—No te mentiría con algo así, y estoy seguro de que Seokjin tampoco, si él dice que lo hiciste bien es porque es así. Además, ¿lo has probado? Es el mejor café que he tomado en años.


Taehyung mordió su labio inferior antes de asentir, relajando la tensión que se había apoderado de sus hombros.


—Tienes razón, él es muy exigente. —El castaño pareció pensarlo, su expresión mostrándose más relajada al recibir la taza para ponerla en el fregadero—. Si alguien lo ordena, le pediré a Hoseok que me deje prepararlo. A Jinnie hyung le preparé uno como el que te hice a ti, pero fue él quien probó todos mis desastrosos intentos.


—¿Debería sentirme celoso? —Jungkook conocía a Hoseok, había empezado atendiendo las mesas junto a Taehyung, pero al cabo de un tiempo Seokjin lo había dejado hacerse cargo de las bebidas. Su relación era… complicada. Hoseok parecía saber que tenía secretos, pero nunca había sido grosero con él.


—No, deberías agradecer que puse su vida en riesgo en lugar de la tuya. —El mayor negó con la cabeza con diversión, pero su tono se volvió más serio cuando continuó—. Solo tengo ojos para ti, Guk.


Jungkook sabía eso, pero escucharlo decirlo con total honestidad lo hizo sentir un inmenso alivio de seguir vivo. El mayor solía provocar eso, y era una sensación avasallante en el buen sentido. Jungkook había estado al borde de la muerte antes, y probablemente lo estaría de nuevo, pero una de las razones por las que seguía peleando por empezar una nueva vida lejos de deudas o misiones secretas era Taehyung.


No había nada que quisiera más que tener una vida normal a su lado, despertando a su lado por las mañanas y probando cada nueva cosa que aprendiera. Parecía imposible en ese instante, pero Jungkook se había prometido que lo iba a intentar.


—Creo que cambié de idea, quizá debas preparar ese café solo para mí.


—No hablas en serio, ¿sabes lo mucho que me costó aprenderlo? —Taehyung arqueó una de sus cejas, provocando que Jungkook riera antes de abrazarlo como despedida. El castaño rio también contra su hombro, acariciando su espalda con suavidad—. Ten un buen día en el trabajo.


—También tú, nos vemos a la noche.


Jungkook iba a intentar con todo de sí conseguir la vida que ambos se merecían, sin mentiras de por medio.




IV


Taehyung sonrió cuando el último cliente se marchó, pudiendo cerrar la caja registradora. Había sido una jornada ajetreada, común en la época de invierno, y la verdad es que había estado esperando el momento de irse desde que había puesto un pie allí.


—Vete a casa, yo me encargaré de cerrar —Hoseok se ofreció al verlo guardar sus cosas con prisa, consiguiendo que el castaño sonriera de oreja a oreja y no tardara en dirigirse a la puerta del local—. Solo recuerda eso cuando te pida cambiar mi turno el fin de semana.


—Dalo por hecho, te veo mañana. —Taehyung también se despidió de Seokjin, quien le deseó suerte desde la cocina, y finalmente abandonó la cafetería. Su humor solo mejoró al ver que Jungkook le había mandado un mensaje hace una hora diciéndole que ya estaba en su apartamento.


El pelinegro había sido tan dulce con él la mañana anterior… y lo único que había estado en la mente de Taehyung desde entonces había sido volver a verlo. Había pasado mucho desde la última vez que habían salido a cenar, por lo que la propuesta del menor realmente lo había tomado por sorpresa. Jungkook trabajaba demasiado, y Taehyung había lamentado mucho no poder verlo las pasadas dos semanas… Sin embargo, era sumamente reconfortante saber que se habían extrañado el uno al otro.


Su hogar no estaba muy lejos de la cafetería, por lo que no tardó demasiado en estacionarse frente a su edificio, apresurándose a subir el pequeño tramo de escaleras que lo separaban del apartamento. Cuando quiso usar sus llaves, no obstante, la puerta se abrió de golpe.


—Estás aquí. —Jungkook lo recibió con una sonrisa, y tiró gentilmente de él hacia el interior.


—¿Estabas esperando junto a la puerta? —Taehyung se rio ante la falta de respuesta del menor pese a que no era en realidad necesaria, tomando su rostro para besarlo con ternura.


Jungkook podía ser muy encantador cuando se lo proponía.


—La comida está lista —el pelinegro le informó, ayudándole a quitarse el abrigo antes de guiarlo hacia el comedor, donde ya se había encargado de poner la mesa.


—Huele excelente. —Taehyung besó al menor una vez más antes de alejarse—. Iré a lavarme las manos, vuelvo enseguida.


Jungkook asintió, encargándose de servir los platos y abrir las latas de cola que había comprado. La verdad es que había terminado de cocinar hace ya un buen rato, y su impaciencia lo había llevado a abrir apenas había escuchado pasos familiares resonar al otro lado de la puerta.


—Tiene una pinta increíble. —Taehyung se sentó en la silla junto al menor cuando estuvo de vuelta, y su rostro se iluminó al ver lo que Jungkook había preparado—. Creo que han pasado siglos desde la última vez que comí tteokbokki.


—Lo sé —Jungkook le pasó una servilleta, sonando bastante orgulloso de saber eso—, por eso es que quise hacerlo para ti.


No pasaba a menudo, pero Taehyung disfrutaba en demasía cada vez que el menor cocinaba para ambos. No solía ir a muchos restaurante coreanos en Nueva York, por lo que siempre era agradable poder sentirse cerca de su país de esa manera.


—¿Ya dije que eres el mejor? —Taehyung le lanzó un beso antes de tomar sus palillos para probar la comida, y no fue demasiada su sorpresa al comprobar que sabía tan bien como había imaginado—. Está delicioso.


Jungkook se mostró complacido por sus palabras, y el castaño notó que aun llevaba su ropa trabajo. Se había sacado la chaqueta y la corbata, también se había remangado la camisa para mayor comodidad. Su postura no era tensa, y aunque las ojeras seguían allí, tenía mejor aspecto que hace dos noches.


—¿Cómo te fue hoy? No luces tan cansado. —Taehyung lo observó sonreír de lado, aunque su mirada se mantuvo en el plato frente a él.


—Estuvo bien, aunque hoy me confirmaron que deberé volver a salir de la ciudad por unos días —Jungkook bebió un poco de su vaso, aclarándose la garganta antes de continuar—, no serán muchos, aunque no sé cuántos exactamente.


Taehyung trató de que su expresión no variara cuando sus ojos se encontraron, pese a que un “¿Otra vez?” quiso escapar de sus labios. Había podido percibir la pequeña tensión en las palabras de Jungkook, y su mirada lucía extremadamente apenada, por lo que el castaño trató de mostrarse lo más relajado posible. Era algo fuera del control de ambos, y ahora resultaba más que evidente el por qué Jungkook había querido reunirse esa noche.


—¿Cuándo te irás? —Taehyung se felicitó a sí mismo por lo neutral que sonó su voz, estaba mejorando en ello.


—En tres días. —El castaño asintió como respuesta, y tomó la mano de Jungkook sobre la mesa, viéndolo relajarse ante ese gesto—. No será por mucho, lo prometo.


Taehyung había sobrevivido a su viaje de dos semanas, un par de días no serían mayor problema, ¿cierto?


Quizás debía hacerle caso a Hoseok y conseguir una mascota…


—Solo asegúrate de volver —Taehyung sonrió por el leve dramatismo de sus propias palabras, apretando la mano de Jungkook entre la suya—, y pedir un aumento, creo que lo mereces.


—Lo haré. —Jungkook se rio entre dientes, y se acercó para besar su mejilla, tardándose más de lo normal en separarse—. Ambas cosas, seguro que mi jefe estará encantado.


—¡Hablo en serio! —Taehyung lo codeó ante su tono divertido, mirándolo con seriedad—. No has tenido vacaciones en mucho, y siempre estás haciendo horas extras.


—Me pagan por ellas —Jungkook le recordó.


—¡Aun así! No es bueno para ti trabajar demasiado, tienes que cuidar mejor de tu salud, creo que deberías… —Taehyung se detuvo al notar que el menor estaba mirándolo con una intensidad que claramente nada tenía que ver con su sobrecarga laboral—. ¿Estás prestándome atención?


—Por supuesto. —Jungkook lo besó fugazmente, sonriendo de manera convincente—. Estás preocupado por mí, pero no es necesario, realmente puedo con esto. —Taehyung lo observó por un largo momento, como si estuviera considerando si creerle o no—. Te llamaré cada noche.


—No tienes que hacer eso, lo que dije ayer…


—No es por ti, es por mí, voy a extrañarte como un loco —Jungkook sonrió al ver la expresión de Taehyung suavizarse ante sus palabras. Eso no era mentira, y esperaba que pudiera sentirlo.


—Estás cambiando el tema —Taehyung frunció los labios, pero no se negó cuando Jungkook lo besó—, pero estoy muy cansado esta noche así que lo dejaré pasar.


—Terminemos para que puedas recostarte.


El castaño accedió sin mucha dificultad, y terminaron de cenar en medio de una conversación sobre cosas de menor importancia.


Jungkook detestaba tener que mentirle, pero eran la mejor manera de mantenerlo alejado mientras él se encargaba de sus asuntos. No podía dejar que nadie descubriera su relación, y era imposible reunirse con Taehyung cuando estaba siendo monitoreado en medio de una misión. Si Miller se enteraba, no dudaría en usar al mayor para su beneficio, y lo último que Jungkook quería era que Taehyung se viera involucrado en algo que pudiera lastimarlo.


—¿Te quedarás? —Taehyung preguntó cuando Jungkook se acostó junto a él sobre la cama, abrazándolo con fuerza pese a que no estaba seguro de su respuesta.


—Sí. —El pelinegro iba a aprovechar cada segundo disponible antes de que tuviera que volver a separarse de él. Iba aprovechar cada segundo en el que su corazón pudiera estar en paz.


Porque a veces, la distancia lograba atormentarlo tanto que no lo dejaba dormir, lo torturaba pese a que era quien la creaba. Cuando se encontraba lejos de Taehyung, su mente se llenaba de preguntas y comenzaba a cuestionarse si no estaba siendo demasiado optimista. ¿Qué sería de él si el mayor alguna vez se cansaba de sus constantes ausencias? ¿O cuando se diera cuenta que se merecía a alguien mejor que él?


—Gukkie… —Taehyung acarició su rostro con suavidad, sus ojos casi cerrándose a causa del sueño y sus palabras no siendo más que un susurro—. No voy a perdonarte si te vas antes de que despierte.


—No lo haré. —Jungkook se acomodó mejor sobre la cama, pudiendo ver la expresión complacida del mayor—. Descansa, luces agotado.


—Guk… —El castaño sonrió débilmente ante la mirada atenta del contrario, cerrando sus ojos antes de continuar—. Te amo.


La sonrisa de Jungkook se congeló, y pese a que una parte de él quiso pensar que había escuchado mal, fue imposible. Taehyung había sido claro, pese a lo bajo de su tono de voz. No era la primera vez que Jungkook lo escuchaba, pero en esta ocasión el mayor estaba completamente sobrio, y pese a que sabía que su anterior confesión había sido puramente honesta, escucharlo pronunciar esas dos palabras de nuevo lo tomaron completamente desprevenido.


Sabía que Taehyung lo amaba, era la única razón por la cual podría seguir con él, pero siempre había temido el momento en que lo expresara en voz alta. Porque claramente debía darle una respuesta, ¿verdad?


Taehyung probablemente le exigiría una respuesta.


Durante su último tiempo juntos, Jungkook había cuidado mucho sus palabras; una de sus misiones podía fallar y él podía morir en cualquier momento, por lo que había intentado hacer las cosas menos difíciles para el mayor. Si él le decía cuanto lo amaba, si él le decía lo importante que era en su vida, no podría desaparecer de un día para el otro sin ningún tipo de explicación… Taehyung sabría que algo andaba mal y no pararía hasta dar con la verdad; pero, por el contrario, si Jungkook se mantenía en silencio, si le dejaba espacio a la duda, quizás el castaño podría pensar que lo había abandonado sin más, quizás de esa manera no buscaría respuestas, no seguiría esperándolo y… en algún momento, se olvidaría de él.


Sería doloroso, pero saldría adelante.


Sin embargo, ya no contaba con esa posibilidad, se le había escapado de las manos de la manera más sublime que pudiera existir.


—También te amo, Tae —Jungkook murmuró con suavidad, reuniendo el coraje suficiente para poder ver al mayor, quien aún seguía aferrado a él—. ¿Hyung? —Los ojos del castaño siguieron cerrados, su respiración manteniéndose estable, y Jungkook no tardó en darse cuenta de que se había quedado dormido—. ¿Hyung? ¿Cómo puedes hacerme esto? ¿Hyung?


El pelinegro se rio por lo hilarante del asunto, sin saber si sentirse aliviado o devastado ante la situación.




V


Yoongi estacionó el auto frente a una librería con poca clientela, dándole un vistazo al espejo retrovisor antes de bajar, siendo imitado por Jungkook, quien parecía estar de buen humor esa mañana. Era algo remarcable, ya que había estado los últimos días con el ánimo por los suelos. No habían conseguido encontrar ninguna pista de Davis, y eso evidentemente estaba causando frustración en el pelinegro.


—¿Te gustaría ir por kimchi después? —Yoongi se puso un par de guantes para protegerse del frío, sacudiendo un poco de nieve que se acumuló sobre el auto.


—Seguro. —El tono de Jungkook fue distraído, con su atención centrada en su teléfono. Una sonrisa pequeña se dibujó en su rostro al ver que Taehyung le había enviado un mensaje del escaparate de su cafetería, el cual anunciaba un descuento especial por la primera nevada.


Jungkook guardó el móvil luego de enviar una rápida respuesta al ver a Yoongi lanzarle una mirada de reproche. Su expresión se volvió seria antes de rodear el auto, deteniéndose junto al mayor con las manos en sus bolsillos.


—¿Qué se supone que debemos hacer? —Pese a que había llegado a buena hora a la base, el pelinegro no había conseguido escuchar las órdenes de Miller.


No lo lamentaba, si le daban la oportunidad de elegir, volvería a llegar unos minutos tarde solo para contestar la llamada de Taehyung. Llevaban cuatro días sin verse, y no había podido comunicarse con él la noche anterior. A Jungkook no le gustaba que el mayor se sintiera ignorado, pese a que a veces era necesario cuando se encontraba en medio de una misión.


—Yo entraré, tú quédate aquí y mantente alerta —Yoongi remarcó bastante la última palabra, por lo que Jungkook asintió de forma obediente, apoyándose en el vehículo en lo que el mayor se dirigía a un local a unos cuantos metros.


La calle estaba un poco desierta, y nadie parecía estar prestándole atención, por lo que no tuvo muchos problemas en esperar a Yoongi hasta que este apareció de nuevo unos minutos después. Su rostro no le dijo nada, por lo que tuvo que estar de vuelta en el interior del vehículo para conseguir más información.


—Toma esto, asegúrate de llevarlo contigo en todo momento. —Yoongi le pasó un dispositivo pequeño, muy parecido a un pendrive, antes de encender el auto—. Es muy probable que Davis esté principalmente tras de ti, por lo que con eso podremos rastrearte si da contigo. Es un modelo nuevo así que puedes ponerlo en tu reloj, cuídalo con tu vida, ¿de acuerdo?


—De acuerdo. —Jungkook examinó brevemente el pequeño aparato antes de incorporarlo a su reloj. Había visto a otros compañeros usarlo por lo que sabía que, al presionar un botón podrían saber su ubicación en tiempo real—. Parece que esta vez sí estoy en verdadero peligro y no quieren arriesgarse a perderme.


—Siempre estás en peligro. —Yoongi le lanzó una mirada significativa, volviendo rápidamente su vista al camino.


—Sabes a lo que me refiero. —Jungkook apretó sus labios, mirando por la ventana con aire cansado—. Davis ha estado tras de mí por años, pero es la primera vez que recibo uno de estos. Es obvio que antes no les preocupaba mucho que muriera.


—Solo es por precaución —Yoongi no se escuchó tan convincente, pero Jungkook asintió de todas maneras—. Los nuestros llegarán en unos días.


Jungkook asintió, sin decir algo más por varios minutos. Yoongi pareció notar lo lúgubre del ambiente, por lo que trató de desviar el tema.


—Han abierto un restaurante nuevo cerca de la base, con Jimin-ah fuimos la semana pasada. Tienes que probar el kimchi, Guk, es realmente bueno y—


—Dobla a la izquierda —Jungkook lo interrumpió, escudriñando el vehículo color negro que venía tras de ellos por el espejo retrovisor. Yoongi obedeció sin cuestionar nada, tensándose de manera aparente al ver la expresión del menor cambiar—. Esa camioneta ha estado siguiéndonos por varias calles, trata de perderlos en la siguiente avenida.


—Ten tu arma lista. —Yoongi aceleró antes de que el semáforo cambiara, entrando por una calle desierta que le permitió avanzar sin problemas y girar dos veces más—. ¿Vienen detrás?


—No, pero trata de avanzar, dudo que los hayamos perdido. —Jungkook le envió un mensaje a Jimin, preguntándole si estaba en la base—. Busca un lugar para estacionar, le diré a Jimin-ah que venga a buscarnos.


—Pararé en la siguiente intersección, prepárate para correr porque están tras nosotros. —Yoongi señaló el espejo y Jungkook pudo ver el auto a dos calles de donde se encontraban. Cuando el mayor frenó con destreza, ambos se acomodaron los cubrebocas antes de bajar—. Yo iré hacia el sur, te llamaré cuando esté lo suficientemente lejos.


El mayor se alejó a toda velocidad, pero Jungkook frenó en seco luego de un par de pasos al reconocer dónde se encontraba. Su ceño se frunció al divisar un par de negocios que había visitado con anterioridad y no tardó en darse cuenta que la cafetería de Taehyung estaba en esa calle. Antes de que pudiera correr en dirección opuesta, vio a la camioneta que los había seguido acercarse a una velocidad peligrosa. Se apresuró a esconderse detrás del escaparate de una tienda deportiva, y vio a dos hombres bajar del vehículo, acercándose al auto que Yoongi había dejado estacionado.


Jungkook los observó estudiar los alrededores, y trató de pretender hablar por teléfono mientras su mirada se dirigía de manera inconsciente al lugar donde sabía que su novio se encontraba. Taehyung estaba a unos metros, ajeno al peligro que inadvertidamente Jungkook había guiado hacia él. Si salía en ese momento y lo veía, no solo sabría que Jungkook no estaba en un viaje de negocios, sino que también llamaría la atención de los peones de Davis, quienes no dudarían en atacarlo primero.


Se suponía que Jungkook debía mantenerlo a salvo, se había prometido eso a sí mismo, pero en ese instante sus manos estaban atadas y el peligro estaba tan cerca de Taehyung que era desesperante lo poco que podría hacer para protegerlo. Había sido consciente desde el primer día de lo mucho que lo estaba arriesgando, por supuesto, pero ahora todo se volvía más tangible, más difícil de ignorar.


Qué ingenuo había sido por pensar que podría mantener a Taehyung lejos de la oscuridad que consumía su vida, que sus enemigos no podrían tocarlo. ¿De verdad había pensado eso cuando ni siquiera podía ofrecer su vida como garantía? Tenía que salir de allí, llevarlos lejos de esa calle y del castaño, de manera que nunca pudieran alcanzarlo de nuevo, de manera que no volvieran a respirar siquiera su mismo aire.


Jungkook salió disparado hacia el oeste, llamando la atención de unos transeúntes y de los hombres que lo perseguían. Corrió tan rápido como pudo, porque la segunda cosa que se le daba mejor que disparar era huir sin dejar rastro alguno. Huyó, con su corazón latiendo dolorosamente dentro de su pecho, porque sabía que no había forma de que pudiera volver sin sentir culpa.


Taehyung lo amaba, y lo mínimo que podía ofrecerle a cambio era seguridad, una que jamás conseguiría a su lado.




VI


La base era un lugar frío, pero de alguna manera le ofreció a Jungkook consuelo. Había conseguido guiar a los hombres de Davis a donde Jimin y Yoongi lo esperaban, y habían podido reducirlos sin muchos problemas antes de llevárselos a Miller. Jungkook no había querido estar presente en el interrogatorio, su mente todavía afectada por el desafortunado giro de eventos.


—Tierra a Guk. —Jimin chasqueó sus dedos frente al rostro del pelinegro, sacándolo de sus pensamientos—. Ya terminamos.


—¿Dijeron algo útil? —Jungkook miró su reloj, notando que habían pasado varias horas desde que habían llegado. Dudaba que esos matones hubieran hablado mucho, pero por la expresión de Jimin, sí tenía novedades.


—No realmente, pero Ryan encontró algo en el GPS de su camioneta y en sus teléfonos que parece ser importante. Miller te está esperando en su oficina, lo mejor será que vayas ya.


Jungkook hizo una mueca, la verdad es que había estado esperando que le dijeran que podía irse, pero su suerte no trabajaba de esa manera. Rara vez lo hacía a su favor.


—Por tu cara sabes de qué se trata, ¿verdad? —Jungkook observó al pelirrojo torcer sus labios, efectivamente omitiendo información.


—Solo suposiciones. —Jimin tiró de su brazo para ponerlo de pie—. Te acompaño, vamos.


Ambos se dirigieron a la oficina de Miller sin que Jungkook insistiera en saber más, iba a enterarse de todas formas en unos minutos. Aquel debía ser su lugar menos favorito en el mundo, siempre salía de allí con una nueva misión o un nuevo enemigo del que cuidarse. La base no era el sitio ideal, pero tenía sectores agradables como, por ejemplo, el comedor.


—Te esperaré aquí. —El pelirrojo le dio una palmadita antes de dejarlo avanzar por su cuenta, y Jungkook inhaló profundamente antes de llamar a la puerta. Cuando Miller le indicó que podía entrar, tuvo que forzar una expresión que no delatara su descontento.


—Jimin dijo que querías verme. —Jungkook cerró la puerta tras él, avanzando hasta quedar de pie frente al escritorio de su jefe, quien le estaba dando la espalda, mirando en las pantallas detrás de su escritorio.


—Habrá una reunión en poco menos de un mes, Davis asistirá con todos sus hombres para cerrar un acuerdo importante.


—Vaya… Directo al grano. —Jungkook apretó la mandíbula pese a su tono despreocupado, sospechando lo que estaba pasando por la mente de Miller.


—Vamos a sorprenderlos ese día, tenemos que preparar todo de manera que no haya errores. —El mayor se dio la vuelta en su silla para observarlo, y sus palabras no dejaron demasiado espacio a discusión—. Serás el encargado de matarlo.


—No, gracias. Misiones suicidas no son ciertamente lo mío, ¿sabes? —Las palabras de Jungkook podrían parecer hasta divertidas, pero su tono se había vuelto serio, casi tanto como el de Miller—. ¿Debo recordarte que Jones casi me mata hace una semana?


—No podemos arriesgarnos a fallar, deber ser tú quien lo haga.


—Aun si no fallo, lo más probable es que no logre escapar con vida de allí. —Jungkook ni siquiera quería imaginar lo que pasaría si erraba ese tiro, probablemente estaría muerto en menos de un minuto. Si lograba matarlo, quizá estaría muerto en cinco, diez a lo mucho. Davis no iba a ningún lado sin seguridad, y dudaba que la reunión fuera a ser en un lugar abierto, con muchas vías de escape—. No lo haré, manda a alguien más, tienes decenas de francotiradores a tu cargo.


—Nadie es tan bueno como tú, y dudo que Davis te mate de inmediato, seguro intentará convencerte de unirte a él.


—¿Y de qué me sirve eso? Cuando no acepte su propuesta no dudará en volarme los sesos. —Jungkook bufó con molestia y Miller lo observó en silencio durante unos segundos, su expresión difícil de leer.


—No voy a enviar a mis mejores hombres con un francotirador en cuyas habilidades no confío. —Jungkook iba a interrumpirlo, pero el mayor siguió hablando—. No estaba preguntándote, Jeon, solo avisándote que debes prepararte para lo que sucederá en veintitrés días.


El pelinegro rio sin ápice alguno de humor, y jugó con el piercing en su ceja antes de dejar escapar un pesado suspiro. Bien, quizás había llegado el momento de acabar con todo.


—No lo haré, y quizás debas darte prisa en buscar a alguien que tome mi lugar porque estoy renunciando.


No debió ser tan satisfactorio ver la cara de Miller descomponerse, pero… ¿sinceramente? Sí lo fue, y mucho.


—¿Renunciar? —El hombre pareció esperar cualquier otra cosa menos eso en particular—. Aún te queda mucho por pagar y, además—


—Aunque no lo creas, disparar no es el único talento que tengo, puedo sobrevivir sin problemas con un empleo ahora que mi deuda no es tan grande como antes.


Miller frunció el ceño al oír una confirmación, y Jungkook casi pudo leer su desconfianza, estaba escrita en sus ojos.


—¿Cómo sé que no irás con Davis apenas te haga falta dinero?


—Ser un mafioso no es realmente el sueño de mi vida. —Jungkook quiso tomarle el pelo, pero no le gustó para nada el rumbo que estaba tomando la conversación—. Sabes bien que jamás me uniría a ellos.


—¿Y cómo se supone que puedo confiar en ti cuando te niegas a matarlo? —Miller lo miró con los ojos entrecerrados, y Jungkook supo que, si las miradas pudiesen matar, él no estaría ileso—. Nunca has durado en ningún trabajo durante todos los años que te conozco.


—Eso es porque me asignabas misiones cuando se te daba la maldita gana. —El tono de Jungkook fue duro al recordar sus primeros años en la organización. A Miller no le había entretenido la idea de que tuviera otros empleos, y se había encargado de demostrarlo.


—Sabes muchas cosas, no puedes simplemente renunciar.


—Dije que estaría aquí por cinco años, y ese plazo se cumplió hace ya tres meses, tengo todo el derecho a marcharme si así lo quiero. —Jungkook sabía que la teoría era demasiado bonita para ser real, pero de todas formas debía arriesgarse. Miller no iba a dejarlo ir así sin más, pero quizás podía negociar con él.


—Hemos estado tras de Davis mucho antes de que empezaras a trabajar aquí, y no confío en que no irás con él apenas necesites dinero. —Miller rodeó su escritorio, acercándose hasta quedar frente a Jungkook. El mayor era más alto, y sus ojos azules parecían haberse congelado—. Aún me resulta sospechoso que Jones no haya conseguido matarte pese a que te tenía en sus manos.


Jungkook mordió el interior de su mejilla, porque un hombre como Miller no podría entender la personalidad de Jones, quien podría haberle atravesado el cráneo con una bala sin problemas, pero que había optado por matarlo a su manera, mucho más ceremoniosa. Miller era del tipo metódico, pero Jones era más… vengativo, y había querido darse el gusto de darle al pelinegro una muerte lenta.


—¿Crees que soy un traidor? —Jungkook sonrió de lado, divirtiéndose con la idea—. ¿Por qué no me mataste apenas tuviste la primera sospecha?


—Quizás debería hacerlo ahora. —En un abrir y cerrar de ojos, Miller tenía su revólver apuntando a la cabeza del menor, y estaban demasiado cerca como para que pudiera errar el tiro—. Nadie te extrañaría, y borrar tus rastros sería muy fácil.


Jungkook se carcajeó sin poder evitarlo, así era como el gobierno de Estados Unidos le pagaba por sus servicios. Conmovedor.


—Adelante, sabes que no tengo nada por lo que vivir. —Jungkook lo observó sin parpadear, sonando tan creíble como fuera posible. La verdad es que Taehyung era la razón más importante por la que seguir con vida era necesario, pero Miller no tenía forma de saber eso—. Dispara.


—Quieres morir ahora, pero hace unos segundos parecías estar muy en contra de morir en manos de Davis. —Miller presionó el cañón contra su frente, mostrándose furioso por sus palabras, y Jungkook supo que había jugado bien sus cartas.


—La misión no es el problema. —Jungkook usó un tono perfectamente casual, pese a que se esforzó en que sus palabras no dejaran ver lo ansioso que se encontraba—. Permanecer aquí lo es, y sé que no me dejaras ir si consigo matar a Davis.


Si Jungkook estuviera en sus zapatos, tampoco lo dejaría ir. Es decir, que les hubieran asignado la tarea a ellos solo significaba que los agentes especiales estaban desesperados. Davis era un pez gordo, por lo que, si el pelinegro conseguía librarse de él, Miller sería muy elogiado y haría hasta lo imposible para retenerlo.


—¿Estás diciendo que matarías a Davis a cambio de que te deje marcharte de la organización? —Bingo. Miller era inteligente, pese a que a veces Jungkook lo dudara.


—Puedo intentarlo, aún creo que salir con vida de allí será la parte más difícil. —Jungkook sonrió con algo que esperaba pareciera temor, y observó a Miller considerar su oferta en silencio—. Si lo mato, sabrás que no soy un traidor, por lo que podrás dejarme ir sin problemas.


—No es tan fácil, limpiarte de todo podría tardar hasta cuatro meses. —Había esperado cinco años para escuchar eso, Jungkook podía esperar un poco más—. Y como dices, podrías morir en la misión.


Bastardo. Él sabía muy bien que era una misión suicida.


—Correré el riesgo —Jungkook se encogió de hombros, ya casi viéndose por ganador—, morir ahora, morir en veinte días o ser libre. Cualquier opción es conveniente para mí. Lo único que no quiero es seguir aquí por más tiempo, sé que tienes contactos y podrás apresurar el proceso.


—Hablaremos de eso cuando Davis esté muerto.


—De hecho, me gustaría hablarlo ahora, ¿o es que aún me vas a disparar? —Jungkook arqueó una de sus cejas, y Miller bajó el arma finalmente, alejándose para sentarse detrás de su escritorio y mirarlo con algo muy parecido a la irritación—. También me gustaría un aumento.


Miller bufó ante sus palabras, pero si eran honestos, era lo menos descabellado que Jungkook había dicho desde que había entrado a la oficina.


—Podríamos duplicarte el sueldo si aceptas quedarte, y también—


—Creo que fui bastante claro acerca de lo que quiero, y si ustedes quieren a Davis muerto, deben cumplir con mis condiciones. —Miller frunció los labios, pero no volvió a persuadirlo, lo cual era una buena señal. Jungkook tomó asiento, y su postura fue bastante relajada cuanto continuó—. Estoy listo para jubilarme de este trabajo.


—Mis superiores no estarán nada felices de saber que no contaremos contigo para futuras misiones. —Si algo debía concederle a Miller, era su confianza en que esa misión sería un éxito. Ni siquiera Jungkook tenía tanta fe en lograrlo.


—Pero creo que podrán contentarse con el hecho de que Davis no volverá a molestarlos, y eso no pasará a menos que acepten mi renuncia por escrito. —El pelinegro golpeó sus dedos sobre el escritorio con aire inflexible—. Solo he estado cinco años aquí, estoy seguro de que no van a extrañarme mucho.


Miller lo pensó por un momento, Jungkook era alguien impredecible, y no le sorprendería que intentara sabotear toda la misión al no conseguir lo que quería. Acceder a sus términos era lo más fácil, pero quizá se le podría ocurrir una idea en los cuatro meses que le quedarían en la organización. Jungkook no era ambicioso, por lo que quizá si le ofrecía un puesto lo haría cambiar de parecer. Iba a dejarlo ir, pero solo después de agotar todos los recursos para convencerlo.


—Además, quiero una semana libre. —Jungkook notó la forma en que la expresión de Miller se ensombreció, porque agregó—: Si voy a morir, necesito arreglar unos asuntos, devolver un par de favores, ya sabes.


—Tres días.


—Cinco —Jungkook negoció, sin dejarse intimidar por la mirada que estaba recibiendo.


—Te quiero el quinto día aquí en la base, o mandaré a uno de mis hombres a buscarte. No tenemos mucho tiempo para preparar todo, y no voy a admitir ningún error, especialmente de tu parte.


—Me parece bien. —El pelinegro se puso de pie, y tendió una mano en dirección a Miller con una ligera sonrisa—. Entonces, ¿tenemos un trato?




VII


Jimin estaba esperándolo tal y como había dicho, y su rostro preocupado pareció iluminarse al verlo despedirse de manera animada.


—¿Cómo te fue?


—De maravilla. Te enviarán información acerca de la nueva misión esta noche, tenemos casi cuatro semanas para prepararnos y lo más probable es que yo muera… —Jungkook hizo una pausa, viendo el rostro contrario palidecer—. ¿Qué más? Ah, conseguí un aumento.


—Espera, ¿morir? No me digas que serás tú quien matará a ese imbécil. —Jimin pareció leer la respuesta en sus ojos porque su expresión se llenó de genuino terror—. Aún si lo consigues, es demasiado peligroso, no…


—Lo sé, pero no es como si Miller me hubiera pedido permiso para asignarme ese rol. —Jungkook se dirigió hacia donde había dejado sus cosas, tomando su teléfono para poder marcharse—. No es por ponerte presión ni nada, pero serás uno de los que cubra mi espalda así que mi vida entera y mi libertad dependerán de ti.


—¿Libertad? ¿De qué estás hablando? —Jimin lo detuvo cuando intentó alejarse para salir de la base, luciendo confundido.


—Te lo explicaré luego, tengo algo importante que hacer. —Jungkook dio un par de pasos, pero el pelirrojo lo siguió de cerca.


—¿A dónde vas? ¿Quieres que te llevemos? Yoonie está esperando en el auto.


Jungkook valoraba su preocupación, y la intención de no dejarlo solo, pero necesitaba ir por su cuenta.


—No, gracias, pero yo… debo despedirme de alguien importante. —El pelinegro no les había contado acerca de Taehyung, o de su noviazgo, pero por el tono que había usado Jimin entendió que no debía hacer preguntas al respecto. Sin embargo, lo tomó del brazo para que no se alejara de inmediato.


—No vas a morir. —Jungkook tuvo que darle crédito por sonar tan convencido—. Hablo en serio, no me mires así.


—Aprecio la confianza que tienes en mí, pero debo irme ya. —Jungkook le ofreció una sonrisa tranquilizadora, pese a que sus ojos no debían compartir el sentimiento.


Jimin apretó los labios, pero asintió, soltándolo y palmeando su espalda como despedida.


—Llámame si necesitas ayuda.


Jungkook se alejó de la base, y empezó a caminar a buen ritmo hacia su destino. Había rechazado la oferta de Jimin principalmente porque no quería que supiera a dónde iba, pero también porque no quería llegar tan rápido. Sabía que debía ir a verlo lo más pronto posible, ya que en menos de una semana tendría que meterse de lleno a la misión y Miller no toleraría distracciones. Apenas tuviera acceso a la información, lo más seguro es que estaría siendo monitoreado, por lo que no habría manera de que pudiera verlo entonces.


Debía hablar con Taehyung cuanto antes, pero de alguna manera quería retrasarlo un poco, solo un poco. Aunque fuera solo unos minutos.


Se supone que debía estar preparado para ese momento, él había previsto que sucedería en algún punto, pero no se sentía listo en lo absoluto. No se sentía listo para decirle adiós a Taehyung, pese a que era mejor a la alternativa de no poder hacerlo, y se preguntaba si sería capaz cuando tuviera al castaño frente a frente. No podía decirle que iba a arriesgar su vida y que jamás encontraría rastro de él si su misión fallaba. No podía decirle la verdad, aunque quisiera, eso solo lo pondría en peligro.


Jungkook quería renunciar para tener una vida junto al castaño, conseguir un trabajo decente que le permitiera ser honesto, pero la verdad es que el futuro —si es que había uno— era muy incierto. Taehyung podría no esperar por él, podría no perdonarlo por lo que había hecho los últimos cinco años, podría no querer que sus manos manchadas de sangre volvieran a tocarlo. La verdad era que el panorama no era del todo favorable, incluso si lograba salir con vida para poder regresar a buscarlo.


Pero antes de regresar, Jungkook debía irse. Debía decirle a Taehyung que iba a irse, y como la posibilidad de su muerte no podía ser ignorada, también debía asegurarse de que no esperaría por él.


El departamento del mayor estaba lejos de la base, pero quizás ese tiempo era el que necesitaba para armarse una historia convincente, una que no lo lastimara mucho… si es que eso era siquiera posible. Al huir de la cafetería esa misma mañana, la idea de simplemente desaparecer había aparecido en su mente, pero su nueva misión lo había hecho cambiar de parecer.


Si iba a morir pronto, bien podía despedirse de la única persona que había amado alguna vez.




VIII


Taehyung abrió la puerta de su apartamento con expresión cansada, pero su rostro se iluminó al ver de quien se trataba, una pequeña sonrisa tirando de sus labios.


Él había regresado, después de cuatro días, había vuelto como siempre hacía.


—Debemos dejar de vernos.


Las palabras de Jungkook lograron que los labios de Taehyung se congelaran, y su cerebro tardó en asimilar lo que estaba queriendo decir, su cuerpo totalmente quieto. Los ojos del pelinegro estaban lejos de los suyos, fijos en el marco de la puerta, y Taehyung mordió su labio inferior con fuerza antes de tomar su brazo y tirar de él hacia el interior.


—¿Por qué no tenemos esta conversación adentro?


—Espera, yo… —Jungkook opuso algo de resistencia, sin querer dar un solo paso, pero Taehyung buscó sus ojos con dificultad, y lo que el menor vio en ellos lo hizo callarse.


—Te escuché perfectamente —el castaño lo soltó, retrocediendo para que Jungkook pudiera entrar por su cuenta—, pero no vas a terminar conmigo con una sola oración, ¿o sí?


El pelinegro tragó saliva con dificultad antes de negar suavemente con la cabeza, ingresando al apartamento, el ambiente entre ellos siendo tan tenso que era casi doloroso respirar. Taehyung tomó asiento en uno de los sofás, y Jungkook lo imitó en el que estaba frente a él, optando por mantener su distancia para poder concentrarse.


Pese a que había preparado lo que iba a decir, su garganta estaba cerrada.


—Quieres terminar —Taehyung dijo al cabo de unos minutos de agónico silencio, su rostro mostrándose especulativo—. ¿Por qué tan de repente? Creí que estábamos bien. —Su voz sonaba frágil, confundida, pero al mismo tiempo decidida a obtener una explicación. La probabilidad que apareció de repente en su mente hizo que profunda tristeza inundara sus ojos, que se clavaron en el pelinegro con intensidad—. Acaso… ¿Hay alguien más? ¿Conociste a alguien más en estos viajes?


—No, no se trata de eso. —Jungkook tomó una larga respiración, obligándose a hablar, su determinación estaba temblando al igual que las manos de Taehyung sobre su regazo—. Sé que es precipitado, pero debo volver a Corea.


—¿Volver? —Taehyung arqueó una de sus cejas, como si no se hubiera esperado esa razón en lo absoluto.


—Mi madre… —Jungkook tropezó con la palabra, tratando de sonar convincente—, está enferma. Vine a Estados Unidos con el solo propósito de ganar dinero para ayudarla, y he logrado ahorrar una buena cantidad. Ella me llamó anoche, se escuchaba muy débil, y me ha pedido que regrese.


Taehyung había entendido con el paso de los meses que el tema de su familia era delicado para el menor, por lo que casi no había indagado mucho al respecto, suponiendo que sería él quien le contaría en el momento correcto. Sin embargo, así no era como había esperado que sucediera.


—Pero no tenemos que terminar, incluso si te quedas por varios meses, puedo ir a visitarte y podemos mantenernos en contacto hasta que regreses—


—No quiero que me esperes —Jungkook lo interrumpió, odiándose al ver el brillo en los ojos de Taehyung apagarse, siendo reemplazando por dolor—, lo más probable es que ya no regrese, y pedirte eso sería injusto para ti.


El mayor se quedó en silencio, mirándolo con una expresión que dejaba ver lo confundido y herido que se encontraba. Jungkook deseaba saber qué era eso que estaba pensando, pero quizás era mejor que no lo supiera. Quizás era lo mejor.


—Parece que ya has tomado la decisión de romper conmigo y marcharte. —Taehyung humedeció sus labios, su tono endureciéndose con cada palabra—. Supongo que nada de lo que diga va a cambiar tus planes, ¿verdad?


Esos planes que hiciste sin incluirme.


Jungkook casi podía leer eso en sus ojos, estaba grabado en su bonito rostro. Una parte de él estaba en shock porque Taehyung le hubiese creído con tanta facilidad, que estuviera pensando que había tomado una decisión como esa sin detenerse a pensar en él, pero… ¿podía culparlo por pensar en ello? No. Jamás podría hacerlo.


—¿Cuándo te irás? —La pregunta tomó de sorpresa al pelinegro, que había comenzado a pensar que el siguiente movimiento de Taehyung sería echarlo.


—El… próximo lunes. —Los ojos del mayor parecieron perforar un agujero en su frente, y Jungkook se forzó a seguir hablando—. Ya compré el pasaje.


—¿Eso quiere decir que estarás tomando un avión el próximo lunes? —Jungkook asintió, y pudo ver sin problemas la forma en la que la expresión de Taehyung perdió todo rastro de su agresividad anterior—. ¿Qué hay de tu trabajo?


El menor no dejó que su rostro lo traicionara, comenzando a sospechar de la nueva tranquilidad que se apoderó de Taehyung. No era normal que el castaño estuviera actuando así después de lucir tan afectado tan solo segundos atrás.


—Renuncié.


—Tu madre debe estar muy grave para que hayas renunciado de un día para el otro. —Taehyung se puso de pie, y se acercó con pasos lentos al sofá donde Jungkook estaba sentado, dejándose caer a su lado—. Realmente me entristece que tengas que marcharte, pero lo entiendo.


¿Qué?


—G-Gracias por entenderlo. —Jungkook tuvo que contenerse de fruncir el ceño, sin creer del todo que el mayor estuviera diciendo algo como eso. ¿Cómo es que podía entenderlo? ¿Jungkook estaba abandonándolo de forma precipitada y lo estaba entendiendo?


Había esperado que el castaño intentara detenerlo —al menos una vez— pero parecía que ese no sería el caso. Ciertamente Jungkook había pensado que, tras años de relación, conocía perfectamente a Taehyung, pero su comportamiento estaba siendo por completo diferente a lo que se había esperado.


¿Quizás no se sentía tan decepcionado de que tuvieran que terminar? ¿Era el único sintiéndose roto por dentro?


—¿Por qué no vivimos juntos hasta entonces? —La voz del mayor lo hizo voltear a mirarlo, y aunque trató, no pudo entender del todo aquello que parecía haber vuelto a iluminar los ojos de Taehyung—. Después de todo, no estamos rompiendo porque hemos dejado de querer estar juntos.


—Pero… —Jungkook intentó pensar en una excusa, pero su mente pareció tener un fallo cuando el mayor tomó una de sus manos, apretándola ligeramente entre la suya. Con tanta dulzura, que las palabras que había querido decir huyeron fuera de su alcance.


—Siempre has estado muy ocupado gracias a tu trabajo, y ahora que has renunciado podemos aprovechar el poco tiempo que nos queda disponible. —Taehyung se inclinó hacia él, dejando que solo unos cuantos centímetros separasen sus labios—. ¿No te gustaría pasar tus últimos días aquí conmigo?


Jungkook se quedó en silencio, simplemente observando los ojos de Taehyung, aquellos que ahora lo miraban fijamente, ansiosos por una respuesta. Cuando nada salió de su boca, algo oscuro cruzó por el rostro del mayor, y se puso de pie tan rápidamente que la repentina falta de contacto dejó a Jungkook desorientado.


—A menos que, por supuesto, haya otra razón para que hayas decidido terminar conmigo. —Taehyung dejó escapar un sonido decepcionado, pero Jungkook no lo dejó alejarse cuando lo intentó, volviendo a tomar su mano con fuerza.


—No hay otra razón. —Jungkook se permitió tocar el rostro del mayor, viéndolo apoyarse en su mano de manera instintiva—. Me quedaré aquí hasta que tenga que marcharme.


¿Se estaba oyendo bien? No era para eso que había ido hasta allí.


—¿Lo prometes? —Taehyung se acercó a él, sus brazos rodeándolo en un abrazo.


Era una decisión impulsiva, que bajo ningún punto de vista había considerado tomar antes de tocar la puerta del mayor, pero que iba a cumplir al pie de la letra. Probablemente sería la última vez que podría tener a Taehyung así de cerca, y sería increíble poder pasar a su lado todo el tiempo que fuera posible.


Podía concederse a sí mismo ese último deseo, ¿verdad?


—Lo prometo. —Jungkook cedió ante su parte menos racional, y se acercó para besar a Taehyung, quien correspondió sus movimientos de inmediato, sellando el abrazo a su alrededor.


Jungkook profundizó el beso, su corazón amenazando con salir de su pecho. Había pensado que no podría volver a sentirlo así —suspirando contra su boca—, y el alivio amenazó con abrumarlo. Taehyung estaba allí, queriéndolo a su lado pese a que iba a marcharse en cinco días, pese a que su plan original había sido terminar las cosas entre ellos esa misma noche.


—Guk… —Taehyung sonrió a medias cuando se alejó, luciendo sin aire. Jungkook no lo había dejado respirar, y el desespero en cada uno de sus movimientos era palpable—. Estás temblando.


¿Lo estaba haciendo? Jungkook no se estaba prestando atención a él, sus ojos estaban en Taehyung, cuyo rostro se había vuelto preocupado.


—Hace frío —Jungkook mintió, aunque había algo de verdad en eso.


—Tonto… —Taehyung negó con la cabeza, y se alejó para empezar a dirigirse a su habitación, llevándose al menor consigo.


El castaño prendió la luz, y fue él quien esta vez tomó la iniciativa, tomando el rostro de Jungkook para besarlo con vehemencia, casi con tanta desesperación como la que el menor sentía. Taehyung tiró del nudo de su corbata, y fue dejando caer una a una las prendas que cubrían el cuerpo de Jungkook, acariciando toda la piel disponible sin abandonar sus labios. El pelinegro hizo una mueca cuando los dedos ajenos rozaron sus costillas, las cuales no habían sanado del todo, pero dejó escapar un suspiro cuando Taehyung dejó un beso sobre el lugar afectado con una mirada extraña en sus ojos.


—¿Vas a extrañarme? —El mayor susurró, su mirada en la cicatriz de su hombro—. ¿Lo harás?


Jungkook apretó sus labios antes de que sus manos acunaran el rostro contrario, asegurándose de que Taehyung lo mirara y deseando que pudiera ver lo mucho que lo adoraba, aunque sus futuras acciones indicaran lo contrario.


—Quizás muera de lo mucho que lo haré. —Taehyung frunció el ceño, y golpeó el pecho del menor sin mucha fuerza.


—No te burles de mí.


Jungkook rio agobiadamente por la ironía del asunto, y se acercó para rozar nuevamente sus labios con los suyos.


—Hablo en serio. —Taehyung lo observó en silencio, y quizás vio algo de honestidad en sus ojos porque sonrió un poco—. ¿Tú vas a extrañarme?


El mayor dudó antes de empujarlo sobre la cama, subiéndose sobre él para sentarse en su regazo, aun completamente vestido.


—No lo haré. —Taehyung se quitó la camiseta que llevaba, tirándola a algún lugar de la habitación. Su tono de voz dejaba ver que mentía, y Jungkook no pudo evitar que sus manos se movieran para tocar todo lo que podía alcanzar, sin reparos—. Voy a besarte hasta cansarme durante estos días, de manera que no extrañe hacerlo después.


—No estoy seguro de que así sea cómo funciona. —Jungkook gimió débilmente cuando Taehyung movió sus caderas sobre su desnuda erección, bajando el cierre de sus pantalones a una velocidad angustiante.


—¿No me dejarás intentarlo? —Taehyung arqueó una de sus cejas, y el pelinegro se incorporó de manera que quedara sentado sobre la cama, con el mayor sobre él.


—Lo haré, claro que sí, sólo prométeme algo. —Jungkook delineó su espalda, saboreando el aliento del mayor golpear contra sus labios—. No quiero que vayas a Busan con la intención de encontrarme. —Taehyung lo miró sin entender, y el pelinegro se inclinó para besar su hombro con delicadeza, liberando sus palabras contra la suave piel del mayor—. Prométeme que no intentarás buscarme.


Taehyung tardó en responder, y Jungkook se mantuvo ocupado deslizando sus labios por su mandíbula, sintiéndolo estremecerse entre sus brazos y respirar de manera entrecortada.


—Lo prometo.


Una sonrisa triste tiró de la boca del menor antes de que asintiera, sus manos deteniendo su recorrido en la cintura contraria. Sus labios volvieron a encontrar los de Taehyung, y lo ayudó a deshacerse del pantalón y su ropa interior, abrazándolo con un solo brazo mientras que con el otro empezaba a prepararlo con ayuda del lubricante que el mayor le alcanzó, escuchando más que bien sus gemidos gracias a la posición.


Taehyung rodeó su cuello son sus brazos, y enterró su rostro en su hombro mientras los dedos de Jungkook luchaban con la resistencia que su cuerpo estaba poniendo, sintiéndose tan familiar a su lado que era casi imposible pensar que en poco —poquísimo— tiempo ya no iba a estar junto a él. Parecía absurdo, todo parecía tratarse de una mala broma. Cada sensación, cada caricia era tan conocida... se sentían tan naturales, pero por alguna razón tenían una fecha de caducidad, un inminente final que Taehyung jamás había pensado que llegaría.


Cuando Jungkook finalmente lo elevó para que se dejara caer sobre su regazo, Taehyung dejó escapar un suspiro tembloroso, sin ignorar la forma en la que el menor lo sostenía contra él, como si temiera que fuera a evaporarse apenas lo soltara. Jungkook no estaba actuando como solía hacerlo, pero el castaño tampoco podía actuar como su usual ser y ofrecerle consuelo. Una parte de él estaba culpándose a sí misma por dejarlo hacer lo que quisiera, por permitirle jugar con sus sentimientos de esa manera.


No obstante, Taehyung seguía recordando el inicio de su relación, como es que Jungkook lo había empujado lejos para luego volver a rogar por una nueva oportunidad, por un comienzo nuevo a su lado. Sabía que el menor lo quería, podía sentirlo en sus besos, y esa era la única razón por la que le había ofrecido vivir juntos esos días. Se sentía confundido, porque el pelinegro había parecido completamente dispuesto a marcharse si él se lo pedía, pero ahora parecía querer unirse a él con cada embestida. Casi parecía como si deseara que ese momento no se terminara, abrazándolo como si fuera lo único en el mundo, susurrando cosas en un tono demasiado bajo como para ser escuchadas contra su piel.


Jungkook lo hacía sentir como nadie lo había hecho, y Taehyung siempre había creído que podría sobrevivir sin que el menor le dijera que lo amaba —al menos durante los primeros años—, pero ahora que su ruptura estaba cerca el pensamiento de que había sido un tonto por no preguntarle había vuelto para atormentarlo. Quizá la verdad había estado frente a sus ojos, quizá Jungkook no se lo había dicho porque simplemente no lo amaba.


Iba a dejarlo en cinco días, lo había planeado todo sin siquiera pensar en él. ¿De verdad Taehyung estaba dejando que su propio amor lo cegara, tal y como Hoseok le había dicho hace ya varios meses? ¿Había sido un error pedirle que se quedara?


—Hyung… —Jungkook frotó su rostro contra su cabello, siseando cuando Taehyung dejó de moverse—. Hyung...


Quizás era la mente nublada del castaño, pero había tanto afecto en esa sola palabra... tanto cariño... que todas sus dudas fueron empujadas lejos, como si no fueran relevantes en verdad, como si no tuvieran ningún fundamento.


Taehyung dejó de pensar, dejó de analizar las cosas, simplemente cerró los ojos y se enfocó plenamente en los movimientos de Jungkook debajo de él. En esa posición la sensación de intimidad era mayor, y era mucho más fácil para el pelinegro ir más profundo, torturando su próstata en cada nuevo empuje, haciéndolo temblar e incluso sacándole un par de lágrimas traicioneras. Se sentía maravillosamente bien, como siempre lo era con él. Taehyung se sentía sumamente adorado, y quizás eran simples alucinaciones suyas, pero casi podía asegurar que Jungkook estaba siendo particularmente apasionado esa noche.


Y era curioso, porque la otra ocasión en la que recordaba haberlo visto así había sido hace más de dos años, la noche en que habían decidido terminar con esa relación de sexo casual con la que habían empezado.


—Hyung... ¿en qué estás pensando? —Jungkook los movió, de manera que Taehyung quedara presionado contra la cama, con el cuerpo del pelinegro sobre él—. Apreciaría que me prestaras atención en un momento como este.


El castaño suspiró, correspondiendo el beso que Jungkook le entregó, gimiendo de manera ahogada cuando una poderosa embestida sacudió su cuerpo.


—¿Acaso ya estás pensando en mi reemplazo? —Jungkook succionó una marca en su cuello con molestia, logrando que Taehyung jadeara ruidosamente.


—E-Estaba... p-pensando en t-ti —Taehyung murmuró con dificultad, abriendo sus ojos para observarlo.


—¿En mí? —Jungkook aumentó el ritmo de sus movimientos, pudiendo ver que el mayor estaba plenamente con él esta vez. No se detuvo pese a que Taehyung le dijo que estaba cerca de venirse, llevando una mano a su miembro para acariciarlo—. ¿Qué es lo que pensabas?


—No... N-No lo recuerdo...


Jungkook rio entre dientes ante esa respuesta, pero se acercó al mayor para besarlo de nuevo, dejando que su peso lo aplastara ligeramente. Taehyung apretó su agarre en su cuello, y susurró su nombre un par de veces antes de correrse, su cuerpo sacudiéndose de forma violenta entre sus brazos.


—Quédate conmigo un rato más, hyung. —Jungkook lo forzó a mirarlo, soltándose de su agarre para tomar su muñeca, buscando que Taehyung no perdiera la conciencia—. Quédate conmigo.


Taehyung apretó el agarre en su mano, y Jungkook embistió un par de veces más, mordiendo su labio inferior al comprender el trasfondo de las palabras que acababa de decir. Sin embargo, el mayor parecía demasiado ido como para entenderlas, y fue un alivio verlo buscar sus labios de manera torpe, todavía recuperándose de su orgasmo.


Jungkook lo besó, recordando sus palabras y queriendo creer en ellas.


Quizás, si lo besaba lo suficiente, si le hacía el amor las veces suficientes, no lo extrañaría después.


Valía la pena intentarlo.




IX


Despertar junto a Taehyung era, sin lugar a dudas, maravilloso. Vivir con él era lo que siempre había deseado, y cada mañana Jungkook tenía que convencerse de que no se trataba de un sueño. Desayunar con él también era entrañable, especialmente cuando podía escuchar al mayor contarle acerca de sus nuevas recetas.


Taehyung se había tomado un par de días libres, y no se habían separado en ningún momento. Habían hablado mucho, del pasado y de su infancia, aunque Jungkook había tratado de no decir nada que pudiera comprometerlo, o fuera en contra de las mentiras que ya había dicho. Taehyung había mostrado interés por el estado de salud su madre, pero no había vuelto a tocar el tema al darse cuenta que el menor no quería hablar de eso.


No habían vuelto a hablar de su ruptura tampoco, al menos no hasta que estuvieron en el sofá la noche del tercer día, bebiendo soju después de la cena. Jungkook lo había besado, acunando su rostro porque se veía adorable con gafas y moviéndolo para sentarlo sobre su regazo, con tanto afecto que Taehyung suspiró entrecortadamente contra su boca. Las manos del castaño empujaron su pecho para poner algo de distancia, y su expresión mostró pura de confusión.


—¿Por qué… ¿Por qué estás haciéndome esto? —Taehyung no había bebido mucho, ninguno de los dos lo había hecho, pero el alcohol pareció darle valor para hablar sobre lo que lo estaba molestando—. ¿Por qué no me pediste que te espere?


—Porque no es justo para ti. —Jungkook tragó saliva cuando Taehyung volvió a empujarlo lejos, sus ojos mostrándose heridos otra vez—. No sería justo pedirte que me esperes cuando lo más probable es que no regrese.


—¿Pero existe una posibilidad? —Taehyung mordió su labio inferior a la espera de su respuesta, y el pelinegro odió ver la esperanza teñir débilmente su expresión.


—La hay, pero no deberías aferrarte a ella.


—¿Por qué no? —El castaño lo miró sin entender, y sus palabras fueron casi un susurro—. Creí… Creí que lo nuestro era importante, que era diferente a tus aventuras…


—Lo es, ¿cómo puedes dudar de eso? Sabes bien que siempre me he tomado en serio nuestra relación. —Jungkook frunció el ceño, sin gustarle la forma en que Taehyung parecía haber llegado a esa conclusión. Quizás su inicio había sido casual y sin compromisos, pero su situación actual distaba mucho de ser así.


—No se siente de esa manera, no cuando estás dejándome y pidiéndome que no intente buscarte. No se siente así cuando vas a cortar todo tipo de comunicación y desaparecer, porque eso es lo que vas a hacer, desaparecer como aquella vez. —Taehyung se puso de pie con movimientos bruscos, y se abrazó a sí mismo antes de dar varios pasos lejos de él—. ¿Sabes lo que sentí cuando te marchaste esa noche? Sentí que no significaba nada para ti, que solo había sido otro con el que te habías acostado, y no es muy diferente a como me siento ahora.


—Taehyung… —Jungkook se incorporó para tomarlo entre sus brazos, abrazándolo por la espalda pese a que el mayor luchó para alejarse—. No es así, incluso entonces ya me sentía diferente respecto a ti, pero fui un idiota y no quise aceptarlo. En estos años… En estos dos años nunca he siquiera pensado en otra persona que no fueras tú.


Taehyung se quedó quieto, respirando de manera agitada, y sus manos sostuvieron las muñecas ajenas con demasiada fuerza.


—Si te cansaste de mí, si quieres… volver a tu antigua vida y no tener que darme explicaciones, puedes decírmelo, ¿sabes? No tienes que hacer esto…


Jungkook lo dio la vuelta sin dejar que escapara, y aunque Taehyung evitó su mirada al principio, el pelinegro tomó su barbilla para observarlo. La expresión del mayor era demasiado triste, y Jungkook tuvo que recordarse a sí mismo que no podía decirle la verdad. Aún no.


—Estoy terminando contigo porque no quiero lastimarte más, porque no quiero que malgastes tu tiempo esperando por mí. No puedes descuidar tu vida aquí para ir a verme, y no voy a dejarte hacerlo tampoco.


—Pero… —El castaño tragó saliva con dificultad, y Jungkook aprovechó para acariciar dulcemente su mejilla.


—Voy a irme en unos días, y ese es el único motivo por el que estoy haciendo esto, no hay ningún otro. —El menor contempló los párpados de Taehyung colapsar al inhalar de forma errática, sus manos apretadas a cada lado de su cuerpo.


—¿Estás diciendo que vas a viajar este lunes? —El castaño mantuvo sus ojos cerrados detrás de las gafas, y fue más fácil de esa manera darle una respuesta.


—Sí. —Jungkook intentó acercarse más, pero Taehyung se zafó de su agarre con rudeza, dando pasos hacia atrás mientras se pasaba una mano por el rostro.


—Estás… Estás mintiendo. —El tono del castaño fue disgustado, y Jungkook no pudo evitar sentirse culpable cuando sus ojos se encontraron—. Hay un paro de controladores aéreos programado para ese día, todos los vuelos fueron cancelados. ¿No te lo dijeron cuando compraste el pasaje?


Todo pareció detenerse para Jungkook ante eso, y el pánico que se formó en su pecho impidió que pudiera pensar. Había cometido un error, un grave error a causa de su impulsividad. El comportamiento del mayor ahora cobraba sentido, él había sabido la verdad desde el principio, él había sabido que no existía tal viaje desde el primer momento.


—Taehyung, yo… —El pelinegro empezó, su garganta obstruida por el nudo que se había formado en ella, su mente corriendo en círculos.


—No digas nada si vas a darme alguna excusa, creí que quedándote aquí me dirías la verdad, pero es evidente que seguirás mintiendo. —Taehyung se apoyó en el respaldo de uno de los sillones y cruzó sus brazos sobre su pecho, en una postura claramente defensiva.


—Yo… Lo siento… —Jungkook solo atinó a disculparse, porque por primera vez en mucho tiempo se contuvo de hacer lo que su mente le estaba gritando. Podía mentir de nuevo, podría inventar muchas razones por las que quisiera abandonarlo, pero no se sentía capaz de hacerlo, no con Taehyung—. Lo siento.


—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué inventaste algo así? —El mayor lo miró fijamente, y pese a que esperó que el pelinegro tratara de defenderse, no fue eso lo que sucedió. Jungkook se quedó en silencio por varios minutos, su mirada fija en el piso, a lo que Taehyung liberó un largo suspiro antes de volver a hablar—. ¿No vas a responder? Estoy cansado de esto, Guk, sé que no me has dicho siempre la verdad, pero pensé que tenías tus razones para ocultarme algunas cosas. Creí que me contarías cuando te sintieras listo, pero ahora… ahora estás terminando conmigo sin darme una maldita razón, e incluso metiste a tu madre en esto.


Jungkook cerró sus ojos con fuerza, sintiendo las palabras de Taehyung hacer añicos la fachada que había usado en los últimos días. No era así como había querido que el castaño se enterara de la verdad, no cuando aún no podía ser del todo honesto con él. Tampoco quería seguir mintiéndole, por lo que se le estaba haciendo difícil encontrar lo adecuado para decir.


—Mi padre me advirtió que esto pasaría, me dijo que estaba siendo insensato por confiar tanto en ti, que siempre parecías estar escondiendo algo. —Taehyung dio un paso en su dirección al ver el dolor cruzar la expresión del menor, pero luego retrocedió como si se hubiera arrepentido—. Si no te hubiera pedido que te quedaras estos días… hubieras desaparecido de mi vida sin más, te hubieras desvanecido en el aire porque eso es lo que estás acostumbrado a hacer. Y quizá es mi culpa por esperar más de ti, por pensar que lo nuestro podría funcionar. Ahora me pregunto si fui un completo imbécil al creerte cada vez que me decías que viajarías por trabajo y en realidad todo este tiempo solo estuviste jugando conmigo…


—No. —Jungkook negó con la cabeza una y otra vez, su rostro desencajado a causa de la desesperación y el terror que estaba sintiendo ante la posibilidad de que el mayor creyera eso—. Jamás he jugado contigo, Taehyung, o con tus sentimientos. Jamás te he traicionado de la forma en que estás pensando, y sé que merezco que desconfíes de mí, sé que te mentí, pero nunca… —Jungkook caminó hasta detenerse frente al mayor, y buscó sus manos para sujetarlas entre las suyas, su pulso descontrolado. Taehyung no lo alejó, pero tampoco hizo nada para acercarse, esperando que finalizara su oración—. Nunca he querido tanto a alguien como te quiero a ti.


Por un momento, fue liberador poder decirlo en voz alta y no solo pensarlo. Hubo una cierta satisfacción que se apoderó del corazón de Jungkook al admitir lo que quizá Taehyung hubiera podido adivinar si notaba la forma en que lo miraba, pero que no había podido confirmarle con palabras.


—Si eso… Si eso es verdad… —El castaño humedeció sus labios, ligera sorpresa tiñendo su voz, siendo claro en su rostro que no había esperado oír algo así.


—Estoy siendo honesto, siempre lo he sido cuando he dicho que quería estar a tu lado. Hay muchas, demasiadas cosas malas en mi vida, pero tú… tú eres de lo mejor que me ha podido suceder.


Jungkook presionó las palmas de Taehyung contra su pecho, y este último parpadeó un par de veces al sentir los acelerados latidos de su corazón. Los pensamientos del castaño eran contradictorios, una parte de él —la que siempre había estado convencida de que Jungkook lo quería— se encontraba aliviada de saber que había estado en lo correcto, pero la otra no podía olvidar que aún no le había dado una respuesta.


—No logro entenderte… —Taehyung sintió su voz perder fuerza cuando los pulgares del menor se deslizaron por sus muñecas, pasando a sostenerlas con sumo cuidado, el roce apenas allí—. Pensé… Pensé que querías dejarme…


Jungkook no pudo contenerse, su sentido común viéndose comprometido por la cercanía y el efecto que su toque provocaba en el mayor. Jungkook lo besó, ignorando todas las alertas de su cerebro para perderse en los labios de Taehyung. El mayor quiso resistirse, pero fue una batalla perdida desde el inicio. No participó mucho del beso al principio, pero en parte fue porque Jungkook pareció tener como único propósito mantener el contacto, sin técnica alguna y solo explorando el interior de su boca cuando Taehyung se relajó en sus manos. Luego pareció querer fundirlos juntos, besándolo con la necesidad siendo tangible en cada uno de sus movimientos, como si estuviera respirando a través de él.


Fue demasiado para el mayor, y su siguiente curso de acción solo se afianzó cuando Jungkook se alejó unos pocos centímetros, mirándolo como si estuviera memorizando cada cambio en su expresión. Taehyung se zafó de su agarre para rodear su cuello con sus brazos, y pese a que su voz no fue más que un murmullo, fue claro que hablaba en serio.


—No vas a irte de aquí. —El castaño hizo una pausa corta, dejando que las manos de Jungkook se movieran por su pecho y sus labios se deslizaran por la línea de su mandíbula—. No dejaré que abandones este lugar hasta que no me digas la verdad.


—¿Qué es lo que harás? —El menor mordió el lóbulo de su oreja, respirando de manera pesada contra su piel—. ¿Vas a esposarme a la cama de nuevo?


—Quizás lo haga. —Taehyung enredó una mano en el cabello azabache y tiró con fuerza controlada, consiguiendo que Jungkook lo mirara—. No voy a dejarte salir de mi vista.


—Suena como un sueño hecho realidad. —El pelinegro lo tomó suavemente por la cintura y lo levantó sin previo aviso, haciendo que las piernas de Taehyung lo rodearan casi de manera instintiva.


—¿Qué estás haciendo? —El castaño afianzó su agarre en el cuello contrario, sin disimular su sorpresa cuando fue llevado hacia su habitación—. ¿A qué estás jugando?


—¿Quieres que te cuente un secreto? —Jungkook le ofreció una sonrisa pequeña, recostando al mayor sobre la cama y apoyando una mano a cada lado de su cuerpo. Sus rostros estaban muy cerca, y gracias a eso pudo apreciar la curiosidad que apareció en los ojos de Taehyung—. Voy a decirte un par de cosas que te he estado ocultando desde hace un tiempo.


El mayor no respondió, pero se sorprendió de manera notoria cuando Jungkook se acercó para dejar un beso en sus labios, tan dulce como fugaz y le sacó las gafas para dejarlas junto a la cama. Taehyung dejó reposar su cabeza en la almohada que el menor recolocó para su comodidad, y sus ojos se cerraron por unos segundos cuando Jungkook besó aquel lugar sensible detrás de su oreja.


—Antes de ti, nunca estuve en una relación. —La voz del pelinegro fue baja, íntima, casi como un susurro solo para sus oídos—. Antes de ti, nunca quise estarlo, no le encontraba sentido. Incluso cuando te conocí, pensé que podría contentarme con mantener las cosas casuales, pero terminé necesitando más de ti. Aún necesito más de ti.


Más.


Taehyung había tratado de darle más, se había entregado a esa relación en cuerpo y alma. Estaba perdidamente enamorado, y dudaba que aún quedara algo en él de lo que Jungkook no se hubiera adueñado ya.


—Te entregué mi corazón —Taehyung susurró, ladeando su cabeza cuando Jungkook dejó un beso en su cuello—. ¿Qué más quieres de mí?


No hubo una respuesta inmediata, pero una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del pelinegro ante eso.


—Siempre quise vivir contigo, pero no supe cuánto tiempo debía esperar para pedírtelo. —El menor rozó lentamente las clavículas del mayor con sus labios antes de seguir descendiendo por su pecho, sin hacer ningún esfuerzo por quitarle la camiseta que llevaba. Era de Jungkook, pero en ese momento le quedaba mejor a Taehyung—. No tenía experiencia alguna cuando empezamos a salir, y durante los primeros meses me asustaba la idea de hacer las cosas mal y terminar perdiéndote.


El castaño hizo un gesto de incredulidad, ya que era su primera vez escuchando algo parecido. Al principio de su noviazgo, Jungkook se había mostrado tan vacilante con él… pero jamás había pasado por su cabeza que esa podría ser la posible explicación.


—Estaba conteniéndome a mí mismo, comportándome de forma ridícula a veces, pero entonces me pediste que te acompañara a visitar a tu padre. —Jungkook llevó una de sus manos a la cintura de sus pantalones, bajándolos solo un poco bajo la atenta mirada de Taehyung. Cuando su cálido aliento golpeó la zona expuesta, la piel del mayor se erizó y sus muslos se tensaron—. No le agradé en lo más mínimo, pero cuando fui a traer las bebidas de la cocina, te escuché decirle que yo te hacía feliz. Sin contar a mi madre, era la primera vez que alguien decía eso de mí.


El pelinegro retiró la prenda con cuidado, como en cámara lenta, dejando a Taehyung vistiendo solo su camiseta. Jungkook tomó una de sus piernas para separarlas, acomodándose entre ellas sobre sus rodillas, acariciando la cara interna de los muslos del mayor y observando las marcas de besos que había dejado allí tan solo la otra noche.


—No se suponía que debías espiarnos. —Taehyung lo miró con una ceja arqueada y color tiñendo sus mejillas. Jungkook lo había visto desnudo infinidad de veces antes, pero sus palabras estaban haciendo la diferencia.


—Me sentí emocionado, conmovido de que te sintieras de esa manera también. Creo que no te lo he dicho, pero lo voy a remediar ahora. Tú me haces feliz, de hecho… —Jungkook se movió de manera que su rostro volviera a quedar frente al de Taehyung, y sus ojos brillaron al encontrarse con los suyos—. Contigo es cuando soy más feliz.


El mayor no dijo nada, pero el carmesí de sus mejillas no hizo más que intensificarse, provocando que el pelinegro siguiera hablando.


—¿Te he dicho alguna vez que eres la persona más hermosa que he visto? —Jungkook casi deseaba estar exagerando, porque quizá de esa forma mirar al castaño no sacudiría su corazón de manera dolorosa, con añoranza y admiración.


—Sí —Taehyung murmuró para su sorpresa, su tono siendo indeciso—. Hace un par de meses, estabas borracho.


—Entonces sabes que estaba diciendo la verdad, al igual que ahora. —El menor inclinó su rostro, sus labios gravitando cerca de los suyos, sin llegar a cerrar la distancia—. Te adoro tanto, hyung… Puedes destruir todo mi sentido común con solo una palabra, con solo una mirada puedes tenerme a tus pies.


Taehyung dejó escapar un suspiro cuando el menor besó el puente de su nariz, y luego su barbilla, sintiendo una de sus manos ir subiendo por sus muslos, deteniéndose antes de llegar a su entrepierna. Jungkook sostuvo su cadera con su mano libre, inclinándose para poder morder ligeramente su hombro, creando una mancha en la tela con su saliva.


—No imaginas el poder que tienes sobre mí, yo sería capaz de… —El pelinegro hizo una pausa, y una pequeña mueca se dibujó en su rostro. Taehyung notó la forma en que los músculos de su rostro se tensaron—. Estaba a punto de decir que mataría por ti, pero eso es demasiado obvio, demasiado fácil… —Jungkook besó suavemente su pecho, del lado izquierdo—. Quizás no tiene mucho valor, pero yo hasta daría mi vida por ti, no dudaría en hacerlo con tal de que estés a salvo.


Taehyung frunció el ceño ante eso, porque no parecía ser dicho a la ligera, sino que Jungkook parecía decirlo muy en serio. Su voz había adoptado un borde severo que obligó al mayor a prestarle atención, a que repitiera todo lo que había dicho en su mente. Jungkook estaba hablando, contando lo que sentía por él, tal y como siempre Taehyung había querido.


¿Cómo iba a poder resistirse a algo así?


—No tienes idea lo mucho que te deseo, hyung, no puedes imaginar lo que siento cada vez que me besas, o cuando puedo tocarte de esta manera. —Jungkook siguió con su camino de besos hasta el borde de su camiseta, y no tardó en encontrarse con su ombligo, mordiendo la piel a su alrededor y sacándole un jadeo—. Aunque si tengo que ser honesto, a veces creo que podría morir en paz si solo me dejas sostener tu mano, si dices mi nombre y me permites respirar cerca de ti.


El pelinegro sonrió débilmente antes de tomar su mano derecha para entrelazarla con la suya, besando cada uno de sus nudillos.


—Me he vuelto adicto a la forma en que me miras, como si fuera lo más importante para ti, como si mereciera estar a tu lado. Cada vez que te miro, me siento tan afortunado de estar vivo que no sé qué hacer conmigo mismo.


Taehyung lo observó con su corazón latiendo fuertemente en sus oídos, sintiendo por primera vez que no era el más enamorado de los dos, sintiendo que —aunque no lo dijera a menudo— Jungkook sí sentía miles de cosas al verlo.


—Ven aquí y bésame, Guk.


Jungkook fue veloz, moviéndose para poder besarlo sin soltar su mano. La manera en que sus labios se encontraban con los suyos era una sensación indescriptible, y el pelinegro estaría agradecido eternamente por haberlo encontrado, y no solo eso, por haber tenido una segunda oportunidad para sentir su amor en la punta de sus dedos.


—¿Por qué no dijiste nada como eso antes? —Taehyung pegó su frente a la suya, su voz demasiado inestable para su gusto—. Yo… Yo necesitaba saberlo…


—Te lo estoy diciendo ahora. —Jungkook cerró sus ojos, dibujando círculos sobre su piel—. ¿Es demasiado tarde?


—No… —Taehyung tragó saliva, aclarando su garganta al ver los ojos del pelinegro abrirse y mirarlo con esperanza—. No lo es.


—¿Puedo besarte de nuevo? —Jungkook rozó sus labios, pero algo en la expresión del mayor lo hizo detenerse—. ¿Hyung?


—Quédate conmigo —el castaño susurró, pese a que el riesgo de recibir una negativa aún era factible—. No… No desaparezcas.


—Ya dije que moriría por ti, ¿no es así? —Jungkook sonrió contra su boca, su tono extremadamente gentil—. ¿O debería repetir esa parte?


—No quiero que mueras por mí. —Taehyung le lanzó una mirada de reproche, su rostro contrariado—. Quiero… Quiero que vivas conmigo.


—También quiero eso. —El pelinegro rozó su nariz con la suya, su sonrisa ampliándose—. Quiero pasar el resto de mi vida junto a ti.


—¿De verdad?


Jungkook lo besó por unos segundos, en los que pudo sentir a Taehyung suspirar de forma aliviada. No había nada más que sinceridad en cada acción del menor esa noche, y era demasiado evidente como para ignorarlo.


—De verdad.




X


Jungkook tomó su reloj sobre la mesa de noche al percatarse que el sonido incesante provenía de allí. Le costó unos segundos darse cuenta que el ruido se debía al dispositivo que había añadido recientemente, y pudo recordar a la primera qué botón era el que lo detenía.


Estaba solo en el departamento de Taehyung, por lo que no tuvo que pensar en una excusa para que su reloj hubiera comenzado a imitar a una alarma de incendios. Sin embargo, aquel debía haber sido un aviso de parte de Yoongi, cuyos mensajes no había respondido desde que había dejado la base.


Jungkook tomó su teléfono, y su ceño se frunció al ver los últimos dos mensajes del mayor, llamándolo de inmediato.


—¿Dónde diablos te has metido? He estado buscándote como un loco. —Yoongi no pareció estar de buen humor, y Jungkook sospechó que lo que seguiría no sería muy grato—. Miller está furioso, dijo que si no te presentabas esta tarde a la base, estarías metido en grandes problemas.


—Le pedí más días —Jungkook respondió entre dientes, la frustración creciendo rápidamente en su interior.


—No te los dio, ayer me la pasé llamándote porque me avisó que tiene nuevos planes para ti. Él quiere que te mudes a la base todo lo que dure la misión, así que necesito que hagas tus maletas, Guk.


No. Jungkook no podía dejar ese departamento, no podía dejar a Taehyung. Jungkook necesitaba más tiempo, más días para poder pensar en algo… una razón por la cual debía marcharse.


—No, no puedo, necesito… aún no he terminado—


—No es una maldita sugerencia, Guk, necesito que vayas y alistes tus cosas, porque de lo contrario, Miller me obligará a usar el dispositivo para encontrarte. —Yoongi exhaló con pesadez, y aunque el pelinegro quiso negarse de nuevo, supo que no tendría ningún sentido.


—Hablaré con Miller yo mismo.


—Guk, espera, no—


Jungkook colgó y buscó el número con su cuerpo irradiando tensión. La llamada tardó en conectar, pero Miller contestó al tercer tono.


—Jeon, veo que al fin te dignas a aparecer…


—Necesito más días. —Jungkook fue directo al grano, caminando en círculos por la sala de estar. La risa de Miller lo hizo apretar el teléfono entre sus manos, y casi deseó terminar esa llamada ahí mismo.


—Muy gracioso, Jeon, pero imagino que Min ya te informó que te quiero aquí con tus cosas para empezar con la misión hoy mismo. Ya nos hemos retrasado bastante gracias a ti, y creo que has tenido tiempo de sobra para solucionar tus asuntos. —El tono de Miller fue ligero, casi entretenido, pero perdió todo rastro de diversión cuanto continuó—: No me hagas rastrearte, tienes… tres horas para estar aquí, o de lo contrario, Smith estará más que feliz de saber dónde pasaste la noche.


—Eso no será necesario. —Jungkook bufó con irritación, sin desear rogarle a un tipo como su jefe. No es como si fuera a funcionar, dadas las circunstancias.


—Tres horas, Jeon, no lo olvides.


Miller colgó, y Jungkook se apresuró a enviarle un mensaje a Yoongi de que estaría en su departamento en media hora. El pelinegro se dirigió al armario de Taehyung para buscar su chaqueta, sacando también una gorra que había dejado allí con anterioridad junto a otras de sus prendas. Recorrió el apartamento en busca de más cosas que pudiera llevarse consigo, en su mayoría pertenencias que había dejado allí para más comodidad, entre las que podían encontrarse su cepillo de dientes, un parlante y una cámara que básicamente solo conocía el rostro de Taehyung.


Jungkook también se topó con algunos regalos que le había hecho al mayor, como aquella réplica del cuadro de Monet, o el portavelas en forma de elefante que el castaño había visto en el escaparate de una tienda y del que no había dejado de hablar por días. Por más que la idea cruzó por su mente, no pudo siquiera tocar esas cosas, apresurándose a tomar lo que era suyo y nada más.


Había más de lo que había imaginado en primer lugar, y estuvo seguro de que estaba olvidándose más de una cosa por la prisa.


Para cuando estuvo listo, con una pequeña bolsa plástica en sus manos, dejó la copia de sus llaves sobre la mesa de la cocina. Tendría que tomar un taxi para llegar a tiempo, y ciertamente ya estaba corriendo el riesgo de que el mayor regresara y todavía lo encontrara ahí.


Se detuvo en la entrada para ponerse los zapatos y sus ojos se posaron de manera automática en la pequeña maceta junto a la ventana. Taehyung había dicho hace unos meses que antes de adoptar una mascota, probaría cuidar de una planta, y se había hecho una costumbre para ambos llegar y asegurarse de que siguiera viva.


Lo estaba.


En tres semanas, Jungkook también esperaba estarlo.




XI


Taehyung supo que algo andaba mal cuando al abrir la puerta del apartamento Jungkook no se acercó para recibirlo, y no hubo respuesta a su llamado tampoco. Una punzada en su corazón lo hizo recorrer el lugar en su búsqueda, pero fue demasiado evidente por el silencio que lo rodeaba de que era el único allí. Taehyung había dejado a Jungkook en el sofá esa mañana, antes de irse a la cafetería por unas horas, y el pelinegro había dicho que lo esperaría para que pudieran almorzar juntos.


Era el sexto día.


Cuando Taehyung entró a la cocina, se congeló al ver las llaves allí, esas que tenían un llavero que hacía juego con el suyo, uno que él mismo había comprado. No quiso pensar en lo que eso podría significar, y sacó su teléfono del bolsillo para llamarlo con dedos torpes e imprecisos, pero el buzón de voz apagó rápidamente cualquier chispa de esperanza que hubiera podido tener. Jungkook no había dejado una nota, ni tampoco un mensaje, y toda su ropa había desaparecido.


Se había ido, sin más.


Se había ido, sin despedirse.


Taehyung salió de su apartamento con un portazo, y no se detuvo hasta que estuvo nuevamente en su auto, conduciendo a una velocidad cuestionable hacia el hogar del menor. Intentó llamarlo una vez más, pero no obtuvo un resultado diferente, y la indignación que se estaba formando en su pecho le impidió probar de nuevo. Cuando se estacionó, una parte de él no estuvo segura de si subir era una buena idea, pero Taehyung la ignoró. Él tenía que hacerlo, para bien o para mal.


Sus piernas se sentían demasiado débiles como para subir escaleras, por lo que el viaje en el elevador hasta el segundo piso se sintió interminable. En exactos dos minutos, Taehyung se detuvo frente a la puerta que buscaba, y tuvo que aferrarse al marco para poder tocar. Escuchó pasos del otro lado, y pese a que eso debió darle la respuesta que buscaba, esperó a que Jungkook abriera.


La figura de un desconocido lo recibió, uno que era más bajo que él y cuyo cabello color menta se veía bastante fuera de lugar. Taehyung temió haberse confundido de puerta, pero la voz que vino detrás de él lo hizo desviar su mirada al interior del apartamento.


—Bajaré enseguida. —Jungkook apareció detrás del desconocido, y Taehyung solo pudo observarlo asentir antes de dirigirse hacia las escaleras, dejándolos a solas. El pelinegro fue el primero en hablar, y su tono fue áspero, carente de la emoción que había usado tan solo horas antes—¿Por qué viniste?


—¿Por qué vine? ¿Realmente estás preguntando eso? —Taehyung no pudo creer su cinismo, sin poder reconocer a la persona que estaba frente a él, aquella que lo estaba mirando con fastidio.


—Si querías que no me fuera, debiste esforzarte un poco más. Fue muy fácil dejar tu apartamento, casi demasiado… Ni siquiera bloqueaste la puerta de entrada. —Jungkook sonrió con aire burlón, confundiendo al mayor con lo que estaba insinuando.


—¿Qué ridiculeces estás diciendo? No iba a retenerte en contra de tu voluntad, esperaba encontrarte allí porque tú dijiste que me esperarías.


—¿Y me creíste? —Jungkook rio entre dientes—. ¿Pese a que te he mentido tantas veces antes?


Taehyung tuvo que dejar todo su peso apoyarse en el marco al sentirse incapaz de respirar por un instante, casi sintiendo como si Jungkook le hubiera dado una bofetada, o peor, hubiera apuñalado a su corazón.


—T-Tú…


—Rompí contigo, ¿no es así? No sé por qué esperabas que me quedara por más tiempo. —Jungkook se movió hacia un lado, desviando su atención hacia sus llaves, las cuales había colgado junto a la puerta—. Han sido dos años divertidos, pero debemos ponerle un fin a… esto.


Taehyung tardó en procesar sus palabras, pero su mirada se trasladó de manera inevitable a lo que estaba en el piso, a solo unos pasos detrás del menor.


—Eso… ¿Esas son maletas? —Taehyung parpadeó varias veces, y tuvo que contenerse de pellizcarse, descartando la posibilidad de que aquello fuera una pesadilla. Era real, y el dolor punzante en su pecho servía como evidencia.


—Sí, he rentado un sitio cerca del nuevo empleo que conseguí. Uno de mis compañeros de trabajo se ofreció a ayudarme con la mudanza, es el que bajó hace un rato. Solo quedaron estas dos… —Jungkook retrocedió para tomar una maleta en cada mano, volviendo a acercarse a la puerta con aire decidido—. No tenemos por qué volver a cruzarnos después de hoy, puedes dejar tu copia de las llaves en el mostrador de abajo.


—Tú… todo lo que dijiste, ¿acaso fue todo una mentira? —Taehyung no se movió, pese a que Jungkook estaba dejando en claro con su actitud que quería pasar. Taehyung no se movió porque no podía hacerlo, él ni siquiera podía pensar con claridad.


—Taehyung… —Un bocinazo interrumpió las palabras del pelinegro, a lo que su tono se volvió impaciente—. En serio deberías marcharte de aquí.


—No me iré. —Taehyung se incorporó, bloqueando el camino cuando el menor quiso esquivarlo—. No me iré hasta que me digas qué—


—Por favor —Jungkook lo interrumpió, con su mandíbula apretada y la ansiedad siendo visible en sus ojos—. Vete de aquí.


—Tú… Vas a desaparecer, después de decirme que no lo harías… —Taehyung pudo ver, por una fracción de segundo, algo de vacilación teñir el rostro contrario, pero un nuevo bocinazo consiguió que Jungkook soltara una de las maletas para moverlo fuera del camino con un brazo—. ¿Por qué?


El pelinegro volvió a tomar su equipaje, pero antes de empezar a caminar se detuvo para darle un último vistazo a Taehyung. El mayor quiso sostener su mano para detenerlo, pero sus palabras lo hicieron cambiar de idea. No solo fue el contenido de ellas, si no la forma en la que lo dijo, como si Taehyung no fuera siquiera digno de una explicación.


—Creo que puedes sacar tus propias conclusiones.


Jungkook se dirigió a las escaleras de forma apresurada, y pese a que el castaño no se creyó capaz de hacerlo, se encontró a sí mismo bajando los dos pisos detrás de él, con un par de segundos de desventaja. Antes de que pudiera salir a la calle, sin embargo, la voz de Taehyung fue lo suficientemente fuerte como para hacerlo detenerse.


—Cuando dijiste que me amabas, ¿eso también fue una mentira? —Era humillante, la forma en que Taehyung aún tenía dudas. Pese a que Jungkook estaba escapándose de ese lugar, y fuera de su vida, el castaño aún tenía dudas de que aquello fuera real.


¿Qué tan equivocado podía estar? ¿Había pasado los últimos dos años de su vida junto a alguien que no conocía realmente?


Jungkook giró levemente su cabeza, aun dándole la espalda al mayor, y sus ojos se posaron en el auto que estaba justo afuera. Taehyung siguió su mirada y pudo notar que además del hombre que había visto arriba, había otro tipo esperando por el menor. Este último, a diferencia del de cabello menta, no era coreano.


Pasaron varios segundos, en los que el pelinegro solo miró al exterior, y por un instante no pareció que fuera a responder.


—¿Amor? —Jungkook cuestionó en tono mordaz, y Taehyung lamentó haberse quedado para escucharlo, lamentó que aquello fuera lo último que él dijera—. Nunca dije tal cosa.


Le bastaron treinta segundos al menor para salir del edificio y subirse al auto, pero Taehyung no pudo mirarlo irse, ya que sus ojos se cerraron al mismo tiempo que un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.


Había sido un idiota, y no había otro culpable por su corazón roto que no fuera él mismo. Había ignorado todas las advertencias, había confiado en Jungkook pese a todo, por lo que mereció estrellarse contra el suelo de la forma en que lo hizo cuando sus rodillas no pudieron seguir sosteniéndolo.


Todo había sido una mentira, y mientras más rápido se convenciera de ello, más rápido podría olvidarlo.


Sin embargo, Taehyung se permitió llorar desconsoladamente en su auto, se permitió gritar hasta que su garganta ardiera. Dejó que el dolor se extendiera por todo su ser hasta el punto de asfixiarlo con cada recuerdo que aparecía tras sus parpados. Taehyung se permitió sentir, porque era el único que lo había hecho de los dos, y porque la angustia era demasiado intensa como para retenerla.


Y quizá Jungkook había sido un mentiroso, y no merecía nada de Taehyung, pero él había hecho una promesa. Una que iba a cumplir al pie de la letra.


No iba a buscarlo.


Por mucho que doliera y lo extrañara, no iba a hacerlo. No valía la pena.





A/N: Tae, él si te ama :c

20 Haziran 2023 13:26 11 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Sonraki bölümü okuyun Memories

Yorum yap

İleti!
Nanu Nanu
Merece un extra o algo 😭 , no puede ser ese el final
September 11, 2023, 04:06

  • Efímera Efímera
    Ese no es el final, solo fue el primer capitulo 🥺❤️ September 13, 2023, 12:30
AK Any KT
Estoy que lloro
July 06, 2023, 18:03
AK Any KT
Nooooo por favor no me dejes así Dios mio voy a morir de dolor
July 06, 2023, 18:01

  • Efímera Efímera
    estoy escribiendo el segundo cap, siento que tardaré porque es ridiculamente largo pero I'll try my best 💞 September 13, 2023, 13:23
Alma Takarai Alma Takarai
Noooooooo Cómo que ahí termina?! Estaré esperando la continuación 🥺💜
June 27, 2023, 22:50
Lery Fairy Lery Fairy
Definitivamente una de las mejores historias que he leído. Cada una de las emociones de los dos se sienten tan reales, pero me dolió demasiado que lo dejaras así 😭😭
June 23, 2023, 23:55

  • Efímera Efímera
    ains me alegra q te gustara :') este fic fue distinto porque ya estaban juntos y me dolía tener que separarlos unu gracias por leerme 💞✨ June 26, 2023, 14:39
k kjhjjvgbn
Como puedes dejarme así Efi??? Muero de angustia.😭😭
June 21, 2023, 08:16

  • Efímera Efímera
    escribí el fic por esa última escena kskdks espero lo hayas disfrutado pese al final 💖💖 June 26, 2023, 14:34
Luli Moreno Luli Moreno
Jooo, quedé sin aliento, qué brutal, pobre Tae. Muy buena historia 💜
June 20, 2023, 17:17

  • Efímera Efímera
    Pobre Tae x2 D: Gracias por leer 💖🥺 June 21, 2023, 02:34
~

Okumaktan zevk alıyor musun?

Hey! Hala var 1 bu hikayede kalan bölümler.
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