La muerte engendra muerte, que engendra muerte, que engendra muerte por siempre jamás.
-Pierce Brown.
El silencio solo fue interrumpido cuando encendió el cigarro. Tenía 21 años y fumaba como si al día siguiente fueran a prohibirlos, él mismo admitía que a este paso, si alguien viera la cantidad de dinero que gastaba por cigarros, le enviarían a controlar la adicción.
Era una adicción, no había manera de negarlo, necesitaba algo que le mantuviera a raya, que no dejara salir la sensación de estar ahogándose y que al mismo tiempo le recordaba a viejos tiempos, cuando en un principio su novio usaba el cigarro como una tortura si se atrevía a mirarle con arrogancia, pero después ahora ambos se sentaban en el cobertizo, el mismo encendía el cigarro y mientras miraban los arboles, solo se escuchaba sus respiraciones y las caladas al cigarro.
Los papeles han cambiado, ahora yo fumo cuando hubiera jurado que nunca lo haría, pensó mientras su vista analizó ambos lados del lugar, se preguntaba si estaba prohibido fumar ahí, estaba solo, sentado en esa banca, como si supieran que cada viernes el llegaba para pasar el tiempo con su novio. Era tranquilo, daba paz de un modo que no le daba el presentimiento de que algo malo iba a ocurrir. Le traía tantos recuerdos.
Recuerdos. Cada semana que iba a visitar a su novio recordaba los viejos buenos tiempos. En ese silencio, uno que te envolvía dando la sensación de que venían buenas cosas a futuro, recordaba el silencio que hubo los primeros días en esa cabaña en medio del bosque, un hermoso lugar para pasar el tiempo con paisajes naturales, olvida el ruido de la ciudad, el aire contaminada, la multitud de gente moviéndose. Esa cabaña era el lugar ideal para un buen descanso. El lugar ideal para tener a un joven de 16 años secuestrado.
—Acabo de recordar algo Damián — Su voz era suave, apenas un susurro que podría ser escuchado en ese silencio que él mismo puso en esos minutos —. Hace unos días en las noticias salió que secuestraron a un hombre en su trabajo, era un grupo de cuatro que estaciono enfrente de su trabajó, creo que dos tenían pistola y por eso lograron llevárselo, claro nadie quiere un tiro en la boca.
Una pequeña risa salió de sus labios, una risa inocente ante una broma hecha por sí mismo, si alguien más hubiera escuchado ese chiste con la información que estaba contando, hubieran pensado que era un tipo enfermo que se reía de las desgracias ajenas. En realidad su mente pensaba que era divertido hablar de tiros en la boca, cuando su novio terminó con hoyos en todo el cuerpo por las balas. Con qué gusto le hubiera hecho el tiro en la boca.
— Ahora que lo pienso, nunca me contaste como me secuéstrate, creo que nunca quise saber, basta con lo que uno se imagina cuando despierta en un lugar desconocido, tratas de recordar cómo acabaste amarrado a una cama, incapaz de moverte y el silencio, eso me asusto. Pero sabía que estabas ahí, podía sentir tu mirada sobre mi y el ambiente pesado, me estaba ahogando de miedo, porque algo dentro mío sabía que estaba en peligro. Pero cariño, tú me estabas dando lo que más quise, si me matabas no me importaba. Yo quería morir, sufriendo, asesinado, suicidio, el modo era lo de menos. Pero cuando nos conocimos, cada día pensaba en lo mucho quería que me mataras.
Una rabia empezó a subir por su garganta, lo que hizo que sus últimas palabras sonaran en tono alto y ya no como si contara un secreto a su novio. Era un reclamo salido de lo más profundo de su corazón, uno herido, enojado, totalmente marchito. ¿Por qué tenía que seguir vivo? ¿Por qué no Damián siguió con su venganza y le ahorcó con alguna de esas cuerdas que puso para tenerlo inmóvil? Ahora su vida era mejor que cuando tenía 16 años, para muchos será una vida acomodada y un gran logro después de esos meses en cautiverio, un padre que le apoyaba, personas que le ofrecían la mano con encantadoras sonrisas apenas sabían que poseía la etiqueta de "víctima de secuestro", todo estaba tan bien en su vida, pero no era lo que de verdad deseaba.
Lo que su corazón de verdad deseaba, era regresar a ese lugar donde paso cosas que muchos no querían escuchar, esa bonita cabaña aislado donde estuvo siendo torturado, sin poder salir y ver a su familia, pero también era amado, tratado de una manera que le hacía sentirse tan mal porque quería ver muerto a su novio. Mejor aún, quería bajarlo de la nube que ambos habían creado en ese lugar aislado del mundo, para después el mismo tenerlo acorralado y hacerle saber, que incluso con todo el amor que se tenían, le pagaría con la misma moneda.
𝐂𝐇𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒
