multumlilia Liliah Nam Pacem

Jeon Jungkook despierta un día en un apartamento desconocido, en una ciudad desconocida. Es el año 2020, pero él solo recuerda lo que sucedió en su vida hasta el 2018. Sin embargo, todo empeora cuando encuentra sus cosas con los objetos de alguien más en aquel apartamento. ¿De quién son todas esas cosas? ¿Con quién vivía? ¿Por qué no recuerda nada? ¿Por qué esta persona no vuelve? «ciencia ficción» «angst leve» Historia corta. Obra original. © Portada por: roze.graphics (IG) Está completamente prohibida algún tipo de adaptación o copia. Esta obra está protegida por copyright con todos los derechos reservados. Cualquier infracción a la propiedad intelectual será mediada a través de la ley. Liliah, 2020. ©


Hayran Kurgu Sadece 18 yaş üstü için. © Todos los derechos reservados

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okuma zamanı
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Un experimento

—¿Está listo, Señor Jeon? —preguntó el médico, que en una maraña de pelo castaña lo veía fijo tras su computadora. La oscuridad del cuarto volvía, en reflejo con la bombilla de luz al otro extremo, sus lentes brillosos. No se podía ver mucho de sus ojos.


El mencionado, Jeon Jungkook, mirando fijo el techo de aquel consultorio clandestino, asintió lento con la cabeza recostada en la camilla, ya que no podía hablar ni moverse mucho por los extraños artefactos a los que estaba conectado. Por la anestesia local no sentía mucho, pero había percibido exactamente cómo se le había introducido un pequeño cable de conexión por su oído izquierdo, que se había enganchado a algo muy dentro de aquella cavidad.


—Bien, no dolerá mucho. Se supone que no debe doler mucho. —explicó el médico—. Sólo se sentirá aturdido cuando la onda eléctrica choque con el tímpano. Le picará la garganta, eso sí. Pero tendrá que estar muy concentrado y no moverse, que es en los lapsos cortos entre una descarga y otra que podrá recuperar sus recuerdos. Usted sólo dígalos y yo iré anotando lo que diga. ¿Está bien?


Jungkook, con el cabello largo y negro mal cortado —con todo el desastre de la Ola R20 se había quemado un poco, y era alguien más quién le cortaba el pelo, si sus recuerdos no fallaban, y lo hacían— volvió a asentir, sintiendo un poco de tensión, incluso temor. Pero la convicción que le había llevado a aceptar la propuesta de este extraño doctor, hacía ya un mes, aún no se desvanecía.


Jeon Jungkook debía recuperar los recuerdos del último año. Y si ese científico loco, que después del R20 había averiguado una manera, él lo probaría ciegamente. Aunque sonara irresponsable, no podía seguir viviendo de la manera que lo estuvo haciendo los últimos meses.


La ola R20, como había decidido llamarle el gobierno, se trataba de la caída del asteroide YZ20 en la superficie terrestre, hacían ya 5 meses. Pasó a llamarse R20, porque este curioso meteorito, al golpear la tierra, liberó una onda de radiación tan fuerte, que pareció provocada por una bomba atómica. Originalmente, había caído al sur del continente europeo, pero la onda expansiva golpeó todo el globo terráqueo en su extensión, y eso fue desastroso. Si los daños en Corea del Sur, asia, habían sido tan extensos (corte de luz indefinido en el país, daños en la corteza cerebral colectiva —su caso— y gente muriendo de enfermedades autoinmunes por doquier), no se podían dimensionar los daños de Europa. La humanidad estaba experimentando una tragedia sin precedentes, y los gobiernos no habían podido hacer mucho en lo que iba del nuevo año.


Jungkook se habría considerado afortunado si una mañana despertara y a duras penas recordara su nombre. Habían sido semanas duras. Él sólo había despertado un día, en un apartamento que no reconocía, en una ciudad que no reconocía, con un mareo sin precedentes. Recordaba que había nacido un primero de septiembre, en Busan. Recordaba todo hasta los 22 años. Pero lo que implicaba saber cómo el último año se había mudado a Seúl, había cumplido 23 y se había mudado a un apartamento con cosas de alguien más, representaba una gran y oscura laguna en su memoria.


Y si todo había sido raro hasta ahí, luego se pondría peor al reconocer objetos suyos en el lugar y objetos de un segundo ser humano que nunca volvió a casa. Los primeros días buscó como loco alguna billetera, alguna fotografía que orientara con quién rayos parecía vivir. Quién era el dueño de todas esas cosas.


Y por qué no volvía.


Las noticias orientaron un poco la situación. Después de oír la radio y leer artículos en internet, entendió un poco más lo que sucedía, y decidió ir al médico. Amnesia global transitoria debido a la radiación del R20. Daño en la corteza del lóbulo temporal, en el lado izquierdo. Por lo tanto, problemas de memoria.


Una laguna oscura en lo que suponía y debían ser los recuerdos de su último año. Eso fue lo inicial, en resumen. Ojalá hubiera sido sólo eso, al principio sólo había sido eso.


Lo que lo había impulsado a aceptar la propuesta de este doctor —que lo había detenido ese día a las afueras del hospital, con una bata diferente a la de los médicos internos— fue algo diferente. Esa noche volvió a aquel desconocido apartamento, con el número del doctor —no tenía su nombre, sólo sabía que se hacía llamar Doctor J— y se fue directamente a dormir. Tenía mucha información que digerir, y estaba realmente cansado.


Pero esa noche había comenzado la paranoia. Los médicos le indicaron mantener la calma, pero no logró evitarlo. Su pecho se llenó de una angustia inexplicable, y sus ojos de pesadas perlas salinas. Su cuerpo se sentía habituado a las esquinas de todos los cuartos, pero su cabeza se sentía perdida y vulnerable. Ver sus cosas fundidas con las de alguien más sólo lo empeoraba.


«¿Quién eres?» Gritó como un loco, caminando por las habitaciones vacías.


«¡¿Quién eres y dónde estás?!» recordarlo seguía siendo mortificante. «¡¿Por qué no vuelves?!»


«¡¿Por qué no vuelves?!»


La sensación sofocante no lo dejó dormir esa noche. Ni la siguiente. Ni la noche después de esa. Y su ser, trastornado y agotado, con marcas vivas de tiempo desesperado bajo los ojos, finalmente acudió a ese doctor.


Porque necesitaba respuestas.


Necesitaba saber a quién olvidaba, y porqué sentía tanto su ausencia.


Jungkook sólo necesitaba algo... algo que lo conectara con el mundo que ahora parecía tan vasto, salvaje y extraño.


Recuperar lo que había perdido.


Por eso estaba allí ahora. Si ese extraño doctor podía ayudarlo a recuperar todo eso, jodidamente lo intentaría.


El Doctor J lo miró fijo un par de segundos, como el único testigo de su debate mental. —Respira profundo, ya comenzará. Son 5 descargas, cada una de 3 segundos.


Jungkook apretó los puños, y asintió por última vez, cerrando los ojos.


El Doctor encendió la máquina, y con dedos tensos y un poco temblorosos configuró cada pequeño detalle: la intensidad, la frecuencia, y demás. Cuando estuvo listo, se sentó en el escritorio que tenía dispuesto, tomó su libreta llena de notas, y pasó las hojas hasta una que estuviera vacía. Su mano izquierda concentrada en la máquina, y la derecha lista para escuchar.


—Ya viene la primera. —musitó, y oprimió el botón. Jungkook se estremeció con violencia por el primer choque, pero permaneció quieto por las cuerdas que sostenían su abdomen y muslos—. Uno.


El médico esperó pacientemente a que hablara, sin darle espacio a la duda. Saldría bien. Claro que todo saldría bien. Él había comprobado su máquina y su experimento miles de veces.


Él había sido el primer sujeto de su propio experimento. Ya sabía cómo era, y que funcionaba.


Jungkook sólo jadeó, con el ceño fruncido.


—¿No ves nada? —preguntó con los ojos fijos en su rostro. Jungkook tosió, seguramente por la picazón en su garganta.


—No.


El médico inhaló profundo. Bien, estaba bien. No había de qué preocuparse. Aún faltaban 4.


—Dos. —indicó entonces al oprimir de nuevo el botón. Jungkook volvió a sobresaltarse. Tosió más fuerte.


Esperó diligente el primer segundo, pero no dijo nada. El segundo tampoco. Cuando llegó el tercero, puso de nuevo el dedo sobre el botón, listo para presionar.


Pero Jungkook comenzó a tartamudear.


—O-o-ojos. Ojos oscuros. —El médico, de golpe, comenzó a escribir. Finalmente—. Tiene… t-tiene…


—¿Qué tiene? —preguntó, presionando el botón de nuevo. El jadeo de Jungkook transmutó a sollozo—. 3.


El pelinegro tosió.


—Huele a lo que huele la casa.


—¿Es un hombre o una mujer?


—U-ugh, mmm.


—¿A qué huele la casa, Jungkook? —preguntó, sin dejar de escribir—. 4.


—H-huele a… h-huele a-a…


—Vamos, vamos, vamos. —musitó el médico, más para sí mismo—. ¿Jungkook? ¿Ves algo más? Ya sigue la última.


—No recuerdo sus ojos. Y-ya no recuerdo sus ojos...


El doctor tragó saliva. —5.


Jungkook dio su último brinco, gruñendo. Pero se quedó en silencio.


El doctor correspondió, fulminándolo con la mirada.


Entonces el pelinegro dijo: —¿Cómo eran sus ojos?


—Oscuros. —respondió el médico.


—¿De quién? —preguntó Jungkook.


El médico soltó el lápiz, recogiendo ambas manos, y se sostuvo la frente con ellas.


No había funcionado.



[🧠👥]



—Pero podemos intentarlo una última vez.


El médico negó con la cabeza. De pie frente a él, en la puerta de su consultorio, mientras lo despedía. Se veía frustrado. —No le hará bien. Su cerebro podría lastimarse más.


Jungkook se mordió ambos labios, intentando controlar las oleadas de impotencia y llanto que querían adueñarse de él. —Pero…


—Jungkook. —espetó el contrario, entonces se sostuvo el puente de la nariz. Él no era el único alterado—. Señor Jeon. Yo no pondré en peligro su cerebro. Ya bastante osado fue que aceptara hacer parte de esta prueba. Puede que el daño en su cerebro sea más serio.


El pelinegro lo miró con esos gigantes ojos de bambi que tenía. Su boca tembló. —¿Entonces nunca recuperaré los recuerdos?


La expresión del médico se veía francamente consternada y angustiada. Aunque pareciera tan serio. —No es algo que pueda afirmar.


Jungkook asintió con la cabeza. Sus lágrimas a punto de derramarse.


Le hizo una corta reverencia. —Gracias por todo.


El médico correspondió, y lo vio alejarse.


Maldijo entre dientes.

23 Temmuz 2021 21:17 2 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
75
Sonraki bölümü okuyun Luces blancas y amarillas

Yorum yap

İleti!
Bangtan World Bangtan World
Taehyung es el médico y la persona a la que no recuerda, vdd?
November 09, 2022, 03:39
Angelina Henao Angelina Henao
Se me está fundiendo el coco, pero me gustó mucho uwu
August 02, 2021, 07:47
~

Okumaktan zevk alıyor musun?

Hey! Hala var 3 bu hikayede kalan bölümler.
Okumaya devam etmek için lütfen kaydolun veya giriş yapın. Bedava!