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El mismo recuerdo

Una voz, de tono molesto, me despertó. Abrí mis ojos. Al frente mía estaba una mujer alta, con una cara de molestia que le quitaba toda su belleza. Mientras intentaba despertarme por completo noté que me estaba intentado decir algo, pero estaba muy aturdido para escucharla, solo pude oír la palabra desayuno y el fuerte golpe de la puerta al cerrarse.

Me senté en mi cama, volteé para verme a el espejo. Empecé a tocarme la cara y tomé noción de lo que pasaba al ver que mi cabello era de color rosado.

- ¡¿ROSADO?¡- Grité

Mientras escuchaba las quejas de mi madre por el grito, empecé a maldecir y arrepentirme de haber tomado con un grupo de chicos que no conocía.

-No vuelvo a confiar en desconocidos solo por bebida gratis-. Susurre mientras me tocaba el cabello.

Baje la escalera, crucé la sale y noté que aún sentía las consecuencias de la resacar. Moví la silla, que estaba al frente de mi madre, para sentarme. Ella aún estaba molesta, su rostro era de temer.

Apenas me senté, empezó una lluvia de reclamos por parte de ella. Algunos insultos de lo flojo que era, salieron por su boca. Los gritos se escuchaban por toda la casa y seguramente, se llegaba escuchar hasta la pista. Después de unos minutos, mi madre se paró y salió llorando hacia la sala. Sabía que este iba a ser el último desayuno que iba a comer en esta casa. Mi celular sonó, lo saque de mi bolsillo. Era un mensaje de Luis, me estaba esperando en la biblioteca del centro.

Subí rápidamente a cambiarme, cogí las llaves que estaban al lado de la puerta. Antes de salir, levante mi voz y le avise a mi madre que iba a salir. Y como pensé, no recibí ninguna respuesta. Apenas cerré la puerta, pensé lo triste que seria que así fuera la última vez que nos veamos.

Llegué al centro. Entré a la biblioteca. Salude a la recepcionista y me dirigí hacia la mesa cerca a la gran ventana donde él siempre se sienta. La luz del atardecer caía directamente a Luis, que esta acostado en la mesa junto a un libro abierto.

Me acerqué y me senté a su lado. Moví un poco su brazo para que despertara. Se levantó y me saludo con un abrazo. Aquel abrazo fue un poco diferente. Apenes me encerró en sus brazos delgados, sentí como mi cuerpo se estremecía de frio. No comente nada.

- ¿Cómo te va Fabri? – Alzo la mirada- ¿¡Qué le paso a tu cabello?!

- Pues, como ves- Señale mi cabello-, me podría ir mejor.

- ¿Otra vez tienes problemas en tu casa?

Suspire y lo mire apartando la vista. -No solo en mi casa, hace unos días me botaron del trabajo, mi madre me desprecia. Sinceramente, ya nada puede salir peor.

Sonó mi celular. Lo cogí. Era un mensaje de Jessica. Mi rostro de felicidad rápidamente se desvaneció al leer: “Esto se acabó, idiota”.

- ¡Adivina que! - diciéndolo con desanimo- me acaba de dejar Jessica.

- Realmente das mucha pena- Comentó- Deberías empezar a mejorar tu vida, hablo de empezar desde cero ¿Me entiendes?

-Si, te entiendo, pero, ¿Cómo lo hare?, no puedo conseguir un trabajo decente debido a que, deje la universidad. Y no tengo a nadie quien me ayude…

Empecé a sentirme confundido, miré por todos lados. Me sentí un poco mareado era como si, de alguna manera, hubiera visto esto antes.

- ¿Fabri, estas bien? - Preguntó-

-No te preocupes simplemente son los efectos de tomar tequila, cerveza y creo que también al escuchar muchas cosas relacionadas con la responsabilidad- Respondí

Soltó una pequeña carcajada junto a una cara de asco. Giró su cuerpo abriendo su libro. Se colocó sus lentes y empezó leer. Pronto, el ambiente era aburrido. Se escuchaba de fondo los sonidos típicos de un lugar viejo, rechinaban los estantes, se escuchaba la puerta y algunos pasos.

- Oye- Me acerque a él-, ¿Qué lees?

Me miro y señalo la portada del libro. “Los Infiernos de Dante”, el nombre fue un golpe en mi mente. Sentía como si ya hubiera visto este libro.

- ¿Te gustan estos tipos de libro? - Jalé el libro hacia mi lado- ¿De qué trata esto?

- No creo que te guste- Señalo con su dedo la pagina noventa- Mira acá, es lo que más me llama la atención. Imagina sufrir todos los días un mismo castigo.

Bostecé. Moví el libro de nuevo para su lado. -Tienes razón, no me gusta- Comenté - ¿Terminaras de leer todo el libro?

Asentó la cabeza. Incliné mi asiento y cerré los ojos. Sentí un gusto horrible en mi boca, escuché murmureos de ayuda y a alguien que pedía con agonía que lo recordara. Desperté agitado y sudando, solo podía escuchar mi respiración en ese viejo sitio. Giré, vi a Luis levantándose. Se acerco a mí y me dijo que había acabado de leer.

Me levante con las manos temblorosas. Recorrí el pasillo de estantería que parecía que se venían contra mí. Llegué a la entrada, apenas salí de ese sitio noté que había oscurecido.

- ¿Cuánto tiempo estuvimos adentro? - Pregunté

- Como unas cuatro horas- Respondió mientras veía su reloj.

- ¡¡Mierda¡¡ ahora si que me va a botar si es que llego tarde.

Me despedí de Luis con un abrazo, una vez mas se me estremecía el cuerpo. Sali corriendo por la calle. Me detuve a esperar el cambio en el semáforo. Apenas noté el cambio de color salí corriendo.

Mientras cruzaban mi mente se nublo y oscureció. Mis ojos se abrieron. Estaba en el piso con un gran charco de sangre que salía de mis piernas. Se escuchaba, cerca mío, el sonido del motor un viejo auto.

Mi cuerpo se sentía liviano, con frio y adolorido. No podía moverme. Se escuchaba mi aliento y sentía mis lagrimas salir. Luis camino apareció al frente mío, tenía un aura tenebrosa. Se acerco a mí, sonrió y soltó una carcajada.

Intente pedirle ayuda, pero mi cuerpo adolorido lo impedía. De mi boca solo salía gemidos de dolor y algunos quejidos.

-Ayuda por fav… - Me retorcí de dolor.

- ¿Cómo dices? Perdón, pero no puedo hacer eso- Mirando fijamente- soy el que supervisa todo esto, pero no te preocupes nos veremos mañana...y mañana...y mañana...

Su voz se tornaba oscura y desalmada. Con la poca visión que tenía, Noté como su sombra desaparecía.

Sentí un horrible sabor metálico en mi boca y con asco lo escupí. Intente gritar por ayuda, pero parecía que no había nadie. Con mi último esfuerzo, desee que nunca olvidara este dolor.

Mis ojos se cerraban. Al mismo tiempo que mi respiración apresurada disminuía y el dolor desaparecía. Mi mente se oscureció y me sentí más calmado.

Una voz, de tono molesto, me despertó. Abrí mis ojos. Al frente mía estaba una mujer alta, con una cara de molestia que le quitaba toda su belleza…

-FIN-

30 Haziran 2021 22:22 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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