justatinyethan1624588599 Ethan Blank

Esta historia acompaña a Ritsu, un humanoide con rasgos felinos el cual es obligado a abandonar su hogar y a su familia en el bosque por culpa de un incendio justo después de parir a su primer hijo el cual había nacido sin vida. Al ponerse a salvo y vagar por un rato intentando saber qué hacer y sin tener ninguna idea de si sus familiares lograron salir del bosque conoce a Daniel, un humano con el cual comenzara una relación afectiva donde ambos forjaran un mejor entendimiento de que son como humanos y humanoides… TW: Los humanoides son criaturas con rasgos animales, estos la mayoría de las veces suelen ser intersexuales y su manera de ver el género es bastante liberal en comparación de los humanos. Los humanoides con presentaciones más “masculinas” pueden llegar a tener vulva y útero por lo que pueden quedar embarazades, si esto te da disforia te recomendó no leerlo. Nota: Esto no es un Omegaverse por lo que no sigue reglas de marcaje o destinados, pero el celo es algo importante en este contenido.


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El final del Invierno

En el bosque las cosas son sumamente tranquilas. Las personas a tu alrededor suelen estar en sintonía contigo y sientes que nunca estas completamente solo…
Cuando las cosas se agitan más es con el celo o cuando llegan nuevos miembros a las reducida comunidades de Humanoides. Para ser sinceros, casi nunca hay demasiados humanoides en un solo lugar, ya que siempre están los territoriales donde solo está la manada y uno que otro amigo.

Para las criaturas no era necesario ser parte de los grupos humanos, cientos de años antes cuando los bosques eran más extensos, los humanoides decidieron vivir lejos por las restricciones a sus formas de ver el mundo y a sus propias identidades. No temían de los humanos, pero la cerrada manera en que percibían sus cuerpos y como debían ser “hegemónicos” para poder encajar con ellos.

Los humanoides siempre se han caracterizados por ser libres, creer en lo que deseaban y sentirse como querían dada la naturaleza de sus cuerpos, la cual realmente podía llegar a ser diferentes no solo en la parte que se veía fuera de la ropa sino que también lo que usualmente se cubre. Para ellos era común la intersexualidad y lo que humanos podían ver como un “hombre” realmente tenía genitales asociados a lo femenino y eran capaces de dar a luz… para los humanos era incomodo incluso sus formas de reproducirse en cierto punto del año con el celo, les consideraban animales sin mucha inteligencia por lo que simplemente les dejaron ir sin mayor problema, a pesar de que con los años ellos se fueron quedando con gran parte de los terrenos haciendo que las criaturas fueran poco a poco perdiendo espacios por lo que con los años llevaderos algunos humanoides comenzaron a vivir en ciudades escondidos o siendo aceptados en distintas partes del mundo.

En este caso, estamos en una aldea con diferentes tipos de humanoides los cuales suelen cooperar entre sí, que seguramente se habría conformado con ancestros de las personas más viejas de la comunidad.

Era un lugar tranquilo, todo tipo de criaturas vivían en ese asentamiento. Desde los que tenían rasgos felinos, algunos tenían largas orejas de conejo, hasta los que podían elevarse con sus grandes alas hacia el cielo viviendo en una paz organizada en base a la cooperación y el respeto de sus diferencias. Los humanoides del lugar eran de todos los tipos y en sus pequeñas casitas tenían a sus familias seguras.

En este día cuando el humanoide de rasgos felinos Ritsu salió de su pequeña casita fue interceptado por su mejor amigo Yin el cual con sus enormes alas se puso delante de él impidiéndole el paso con una suave sonrisa la cual siempre solía ser algo escasa cuando sus pies estaban sobre la tierra.
Ritsu le observo inflando sus mejillas fingiendo molestia por el acto.

— ¿Qué te pasa Yin? ¿Te pusiste sobreprotector? —pregunto con una pequeña sonrisa tocando un abultado vientre mientras se movía con calma evitando tocar el ala de su amigo.

Yin suspiro abrazando al menor con cuidado mientras le seguía el paso bastante atento a lo que pasaba a su alrededor. Claramente estaba algo sobreprotector con la primera cría de su querido compañero de aventuras infantiles.

—Solo los estoy cuidando, no deberías salir porque aún se están descongelando algunas rocas y podrían caer… —Yin claramente exagerado un poco, sabía que su amigo era perfectamente capaz de evitar el daño con sus excelentes reflejos. —solamente los cuido ¿eso no te gusta? ¿Tienes quejas?

Aquella pregunta y un gesto cariñoso sobre su cabeza hicieron que Ritsu no pudiera evitar sonreír soltando una risotada.

—Gracias por la preocupación, pero creo que no puedo quedarme encerrado, ya va a ser primavera y quiero buscar cosas lindas para mi cachorro~

Las palabras salían de sus labios con tanta felicidad que Yin no pudo evitar acariciar un poco más la cabeza del joven con sus largas manos. Se notaba que Ritsu realmente era feliz al pensar en un cachorro, aunque que la manera en la que quedo preñado no fue de las más óptimas.

Ritsu entro en celo e hizo lo que la naturaleza le pedía a gritos con una persona con la que realmente no se llevaba del todo bien. No eran muy amigos y ni mucho menos una pareja, solo pasó.
Para los humanoides era bastante común en ellos ya tener una pareja o parejas cuando llegabas a edad de celo por lo que así se solían conformar las familias, aunque no siempre se daba el caso como fue con Ritsu este año o a Yin el cual ya tenía 3 crías con personas diferentes, ya que se lo habían pedido, aunque a diferencia de él y la criatura que puso la semilla en el felino, Yin si se hacía cargo de estas y de todo el proceso de embarazo.
A Ritsu realmente no le importaba este hecho, el solo era feliz de tener crías propias.

Después de unos minutos Ritsu ya estaba adentro del bosque y Yin ya no estaba tan cerca para darle algo de espacio, que buscara y también cazara un poco de comida por sí mismo ya que por las bajas temperaturas Yin era quien le traía comida viva y también frutas cosechadas por los propios humanoides de la aldea.

Ritsu estaba completamente en su mundo, buscando cosas que le llamaran la atención y después de largos minutos de búsqueda el menor comenzó a saltar emocionado llamando la atención del hombre pájaro.

— ¡Mira esto Yin! —grito para llamar la atención de su compañero. Yin se movió hasta donde estaba y algo curioso observo que era. Era algo sucio e inmundo, estaba completamente tieso y casi parecía un animal muerto, pero no era nada más ni nada menos que una manta.
Yin no entendía el entusiasmo de su amigo por algo tan feo.

—No deberías tocar eso, vas a enfermarte —comento el mayor haciendo que Ritsu inflara sus mejillas.

—Claro que no, además es perfecto para mi cachorrito —contesto emocionado.

A Yin se le fueron los colores de la cara ya que eso parecía de todo menos algo para un bebé. Ritsu al ver aquella expresión comenzó a reírse bastante fuerte tocando su vientre.

—Claramente voy a lavarlo~ Baba Ciro seguramente me ayudara a tenerlo bien cuando mi niño nazca~

El hombre pájaro dio un largo suspiro mirando con algo de recelo la manta que tenía en sus manos. Podía ver los dibujos de pequeños conejos en el estampado tapados por la mugre que le cubría.

—Está bien, si te gusta no puedo decirte mucho —admitió algo derrotado. —Seguramente hubieron humanos por aquí y debieron olvidarlo…

El tema de los humanos no era realmente un tabú en los Humanoides, asumían que los humanos sabían de ellos, pero su interacción era muy escasa. Yin realmente no sabía que pensar de aquellas criaturas y de alguna manera le daba algo de curiosidad al sobrevolar la cuidad.

Ritsu estaba bastante emocionado y comenzó a caminar hasta que una rama se rompió detrás de él y el olor de una persona familiar le llego. Yin automáticamente se acercó al menor notando como la figura se había ido rápidamente al notar que le habían detectado. El felino suspiro, no disfrutaba que las personas no fueran directas con él y Kay era el ser menos directo que jamás había conocido. El joven se sentía muy incómodo cuando el otro padre de su cría estaba cerca, porque nunca sabía lo que quería o pensaba.

—Kay es tan extraño… —Ritsu lo pensó en voz alta, se notaba lo confundido que estaba ante sus reacciones y el efecto que causaba en recién fugado Kay.

—Es solo un cobarde, solo ignóralo si no trae nada para ti o tú cría… —contestó con calma agachándose un poco para hacer que el menor se subiera a sus brazos para llevarlo al lago a que lavara la manta.

El joven se subió como si nada dando un largo suspiro pensando un poco más. Lo estaba cargando sosteniendo sus piernas y ligeramente volteado para que su vientre no se rozara demasiado. Ritsu se sostenía de su cuello con naturalidad.

—Es que no lo entiendo… él fue el primero que me dijo que no quería nada conmigo y que no haría nada por el cachorro… —agrego el felino notando como el mayor comenzaba a elevarse. De alguna manera no le incomodaba volar con su amigo con ese vientre tan abultado. —cuando piensa que estoy dormido me trae cosas, pero cuando estoy despierto me evita a toda costa…

Yin suspiro concentrado en su vuelo pensando en lo que decía el menor. Él también estaba algo confundido.

—A mí solo me molesta que no admita que te ayuda, aunque no quiera al cachorro es una responsabilidad… —comento divisando el lago para comenzar a bajar con cuidado. Al tocar tierra el menor se bajó algo triste.

—No lo es, él no me ha elegido como pareja ni yo a él, solo paso por el celo y ya —las palabras de Ritsu eran ciertas, pero muchos humanoides no tienen relaciones sentimentales con las personas con las que tienen descendencia como el propio Yin, pero era bastante común que se llevaran para cuidar al más pequeño. Después de aquellas palabras el felino se dirigió al lago subiendo sus mangas para no mojarse al lavar la tela con mucho cuidado de no romperla.

Yin se quedó viéndole por un rato hasta que simplemente decidió irse, todo estaba muy tranquilo y Ritsu se iba a quedar bastante tiempo lavando y buscando cosas. Sentía que su hermano necesitaba su privacidad.

Después de que los días iban pasado la tela estaba completamente limpia, a Ritsu le había costado bastante dejarla como estaba y con un poco de ayuda de su padre adoptivo, el cual era un felino también había quedado una hermosa tela de color amarillo muy suave la cual era la cosa más calentita y cómoda que había tocado nunca. Yin estaba impresionado por su logro por lo que decidió traerle una de sus famosas golosinas las cuales solía traer del otro lado de la montaña la cual tenía otros tipos de frutas que al menor le encantaban y siempre solía traerlos para sus hijos.

Al volver de su viaje todos en la comunidad se acercaron a él para informarle que Ritsu estaba en su casita a punto de dar a luz. Yin vio a Ciro quien estaba tranquilo, pero atento a lo que podría suceder. El hombre pájaro corrió hasta la casita y asomándose por la puerta vio al joven gateando de un lado a otro con una expresión algo adolorida. El joven sabía que los felinos como su amigo preferían estar solos en esos momentos, pero aun así se dejó ver tras la puerta para saber si era necesario en aquel momento.
Ritsu al notar que estaba ahí le hizo una seña para que pasara, Yin se movió calmado y se sentó a su lado… el menor se acercó colocando su cabeza en su muslo cerrando sus ojos con bastante dolor en su mirada, a pesar de esto estaba muy silencioso.
Yin se quedó quieto y al fijar un poco su mirada el felino de inmediato le apretó la pierna con sus garras —No me mires — comentó suavemente… el hombre pájaro lo hizo y se quedó en silencio como quería el menor.

Después de casi una hora en esa posición el sonido de Ritsu pujando se hicieron notar, eran muy suavecitos y sus ojos estaban cerrados intentando aguantar el dolor. Yin no se movía, solo esperaba escuchar el llanto de un bebé para irse, pero este no apareció en el momento que el felino dejo de pujar.
El mayor dio un largo suspiro para ver hacia atrás entre la sangre y las suaves almohadas que puso el felino para recibir al pequeño, solo podía ver un pequeño ser el cual no se movía ni lloraba, solo estaba ahí, con sus ojos cerrados casi como si durmiera.

Yin se levantó y salió de la casita dejando al joven solo con su criatura. Se quedó cerca y las personas de la comunidad le preguntaron cosas… este solo respondió con un gesto con su cabeza diciendo “las cosas no salieron bien” y todos lograron entender de inmediato.

Pasaron unos minutos y el silencio de la casita seguía, Yin se acercó nuevamente y abriendo suavemente la puerta, solo vio al menor con su pequeño envuelto en la manta que tanto esfuerzo le puso en limpiar, las lágrimas caían de sus ojos… su pequeño estaba muerto y el solo quería sostenerlo un poco más.

A la hora un hombre entro con calma a la casita, su mirada algo cansada por los años en su cara observo a quien veía como a su hijo sostener a su pequeño con mucho cuidado entre la manta. El rostro de Ciro era indescifrable y al agacharse para ver bien a la criatura Ritsu le mordió la mano al verle como intento mover la manta.
El joven se sorprendió al darse cuenta de lo que hizo y sus lágrimas volvieron a salir lastimeramente.

—Lo siento baba Ciro… no quise morderte —comento casi de inmediato intentando calmar su llanto.

—Está bien, lo comprendo. —contesto con calma tocando la cabeza del menor con cuidado. —tu cachorro no sobrevivió al parto, pero está completo… podemos darle sepultura si lo deseas…

Aquellas palabras hicieron que sus lágrimas dejaran de salir de repente, con mucho cuidado dejo a su pequeño en las almohadas que tenía y temblando abrazo a su “padre” con fuerza.

—yo no quiero ver eso baba… no quiero mirar —dijo el joven sintiendo como el hombre le acaricio la cabeza con cariño. — ¿soy un mal papi por eso verdad? ¿Cómo voy a quedarme aquí mientras mi cachorrito se va? ¿Va a estar asustado verdad?

La voz de Ritsu estaba quebrada y las lágrimas volvieron a salir mojando la ropa de su querido padre.

—Si no quieres estar ahí está bien, pero el cachorro no se puede quedar así más tiempo… su olor llamara a otros animales y será peor para ti… —La voz del mayor era amable y seria, llena de cariño hacia el joven quien se separó algo más tranquilo. —Despídete y me lo llevare…

Ritsu dio un largo suspiro y con cuidado tomo a su pequeño, dio suaves caricias y palabras cariñosas.

—Te quiero mi pequeño… quizás en otra vida podre de ser tu papi y tú mi cachorrito…

Después de besar la frente del pequeño se lo entrego a su padre junto con la manta y este se lo llevo con una tranquila mirada.

Cuando Ciro se llevó al bebé, Ritsu apretó su vientre, pero ya no tenía ganas de llorar… solo quería dormir un rato y descansar. Todavía tenía sangre en su ingle y la verdad es que no tenía ánimos de limpiarse tampoco… tan solo abrazo una almohada y se durmió.

En el momento en que la noche llego Ritsu sintió como alguien entro, no le miro, tampoco hizo ruido… solo sintió como una mano cálida le toco el rostro y una suave voz le decía algo.

—perdón por no estar por nuestro cachorro…

Ritsu se quedó callado, escuchando a la voz quien al parecer lloraba suavemente. Al poco tiempo sintió como una tela suave con el olor de su pequeño fue colocada con cuidado cerca del mientras los labios de aquella persona se acercaron para besarle la frente.
El joven al sentir que se marchó solo abrazo la manta de su pequeño antes de volver a dormir.

Las semanas fueron pasando y Ritsu no salía de su casita para nada, con suerte mostraba su cara a Yin y a su padre… estos le iban a dejar comida y agua. Ritsu comía muy poco, pero lo hacía, no tenía fuerzas ni para limpiarse a sí mismo y cada dos o tres días Ciro llevaba un balde con agua para ayudarle un poco en su limpieza.

Hoy era de esos días donde Ciro le ayudaba a limpiarse sin antes notar como Yin se había quedado muy callado al verle y parecía que le quería decir algo a quien veía como a su padre.

— ¿Con eso limpias a Ritsu? —pregunto Yin curioso, casi como un niño.

—Sí, los gatos como nosotros odiamos estar sucios y cuando no podemos hacerlo el estado de ánimo decae mucho más…

Ciro suspiro y le mostro el balde con calma.

— ¿Quieres hacerlo tú esta vez?

Esas palabras le causaron sorpresa, la verdad es que si quería. Sentía que el dejarle comida a Ritsu no era suficiente y su corazón le decía que debía hacer más.
Con calma asintió y tomando el balde con la tela entro a la casita de Ritsu quien estaba recostado abrazando la manta de su pequeño.

El felino se volteo para verle y dio un suave suspiro.

—Vengo a limpiarte, levántate un poco —dijo el hombre pájaro con calma antes de ver como Ritsu movió su cuerpo con pocas ganas.

El joven de los ojos ambas se quedó cerca de él y al sentir la tela mojada sobre su brazo volvió a suspirar. Se notaba en su cara la tristeza que no quería dejarlo levantarse, pero con algo de dificultad el menor abrió su boca.

—Gracias por la comida y por esto…

La voz de Ritsu era suave y con poca energía, a pesar de dormir todo el día su cansancio era emocional más que físico y eso no podía solucionarlo durmiendo.
Cuando Yin escucho eso sonrió suavemente y le acaricio el rostro con cariño.

—Para eso son los amigos… aunque para este punto somos hermanos —comento el hombre de cabellos blancos con calma.

Ambos habían sido criados por Ciro y se amaban como hermanos podían hacerlo. Ritsu con calma se acercó a su hombro y se recargo en él como podía.

—Quiero bañarme de verdad… —dijo con una pequeña curvatura en sus labios. Se sentía sucio a pesar de que venían a limpiarle seguido.

—Puedo llevarte al rio si quieres —le contesto con calma acariciando su cabeza.

—Me gustaría ir yo solo la verdad… —dijo el felino con calma.

Yin dio un suave suspiro y le ayudo al levantarse con mucho cuidado, como si fuera una pequeña flor.

—Cuando quieras vamos con mis niños a recoger frutas ¿te gusta la idea? —Pregunto el mayor con calma— Las mamis y el papi de los pajaritos quieren que les lleve para que empiecen a volar mejor —comento con una calma.

—Claro, me gusta estar con tus pajaritos… también es lindo que te dejen llevarlos a la montaña, te echare una mano con ellos~ —contesto con una pequeña sonrisa.

—Ellos te quieren mucho también, te extrañan afuera, la verdad es que todos —agrego comenzando a salir de la casita.

Ritsu dio un suave suspiro antes de salir de la casita y estirarse ante el sol el cual ya estaba calentando un poco más.

—Buenos días baba —comento el felino al ver a Ciro quien se le acerco con calma. — voy a bañarme al rio

—Ten cuidado al ir… —le contesto viendo como el joven tomo su mano y la puso cerca de sus labios. Donde beso fue el dorso de su mano. Ciro con calma le acaricio la cabeza y le dio un pequeño balde de madera que tenía tela, ropa limpia y una especie de jabón que hacía con plantas. —Disfruta tu baño…

Ritsu tomo el balde y haciendo una pequeña reverencia se fue al rio con calma.
El felino tardo un poco más de lo esperado, hace tiempo que no se movía y sus pasos fueron más lentos de lo que uno podría esperar.
Al llegar al rio el joven se quitó la ropa y dejando sus cosas en la orilla se metió al rio. El agua estaba fría, pero no le molestaba en lo absoluto… poco a poco sentía como la suave corriente se llevaba el pesar de su alma y al quitarse lo sucio con el jabón sentía que su cuerpo estaba mucho menos pesado.

Su baño duro unas horas y al salir del agua se sentó colocándose la ropa limpia mientras su cabello seguía goteando… con cuidado se secó y al estar listo hizo una trenza en el lado más largo de su cabello.
Al terminar tomo las cosas junto con la manta de su pequeño y comenzó a caminar sin rumbo hasta donde sus pies le llevaran.
Camino y camino hasta que llego a una colina notando que estaba atardeciendo. Ritsu lleno sus pulmones con aire y tomando la manta de su pequeño le abrazo con cariño.

—Te extraño cachorrito… pero no puedo estar así toda mi vida, te prometo que te tendré en mi corazón lo que me queda de vida…

Aquellas palabras salieron y el felino suspiro una vez más dándose cuenta que había flores floreciendo a su lado… cada capullo se abría con cuidado y a su tiempo haciendo que Ritsu se diera cuenta que al fin era el fin del invierno.

29 Ağustos 2021 04:22 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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