Una lágrima, una arruga, un día
Y el dolor, la impotencia, la desesperación
¿Cuándo fue la última vez
que fui consciente
de lo que hacía?
¿Cuándo fue la primera vez
que comencé
a dejar de sentir?
Un espejo roto
en mil pedazos
A través del que puedo ver
un rostro cansado, unas ojeras oscuras,
unos ojos rojos y un cabello de paja.
¿Será que me siento un espantapájaros?
¿Será que las únicas aves que se posan en mí
son los cuervos?
¿Será que ya me acostumbré a sus picotazos,
a su compañía, y al murmullo de sus alas
chocando contra el viento?
¿Será que ya me quitaron los ojos
y no lo sé,
porque ya me habitué a la oscuridad?
Treinta lágrimas, treinta arrugas,
treinta días
Y treinta años.
Los pájaros me destrozaron el cuerpo,
me abrieron las entrañas,
y se comieron mis vísceras.
Hicieron un nido con mis restos;
mis huesos son el soporte
y mi cerebro el material.
Algún día los huevos se descascararán
y los pájaros nacerán;
mi cerebro desperdigarán
Y el recuerdo de lo que fui
se lo llevará el viento,
y me toparé con el aleteo de los cuervos; a través,
de los confines del tiempo.
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