El joven castaño sonrió al sentir la cálida brisa que acariciaba su piel, cerró los ojos brevemente, disfrutando de la calma que aquél lugar le proporcionaba.
En su interior aún se arremolinaban las sensaciones que había vivido durante toda la mañana y parte de la tarde, realmente podía sentir una mezcla de todas las sensaciones que había experimentado desde su llegada a Marruecos.
Y es que cuando Kim TaeHyung llegó a aquél país no había llegado con la intención de quedarse por más de un mes, mucho menos esperaba encontrar en aquél lugar al amor de su vida.
Él simplemente había querido tomar unos tragos aquella noche y terminó en una relación con uno de los jeques más jóvenes y poderosos de todo Fez.
Se había enamorado perdidamente de JungKook y lo mejor de todo era que este le correspondía con la misma intensidad.
El millonario de veintisiete años parecía encantado con el chiquillo de sonrisa cuadrada, tanto que luego de seis meses de relación le pidió matrimonio.
El país entero posó sus ojos en TaeHyung, la relación de ambos era el tema de conversación favorito en los noticiarios y las revistas de chismes, sin quererlo se volvió una persona demasiado famosa y aunque no le gustaba que la atención estuviera centrada en él y su vida privada, tuvo que aprender a vivir con eso pues no estaba dispuesto a alejarse de JungKook sólo por aquello.
La boda fue un evento bastante majestuoso, gente importante de todos lados del mundo se presentó a la unión de los dos muchachos, todos disfrutaron de la comida hasta reventar, bebieron vino y probaron un montón de postres; hubo bailes como entretenimiento y JungKook llenó a TaeHyung de oro y telas preciosas aquél día.
El castaño juraba que aquél había sido el mejor día de su vida.
En esos momentos se encontraba en el balcón de la habitación que, a partir de ese día, comenzaría a compartir con JungKook. Sonrió una vez más al saberse el esposo de un hombre tan maravilloso como él.
— ¿Interrumpo tus pensamientos, vida mía?
Sintió las grandes manos de su esposo ceñirse suavemente alrededor de su cintura, su corazón comenzó a latir con más fuerza que de costumbre y sus manos temblaron.
Le era inevitable reaccionar ante las caricias de JungKook y es que, por mínimas que estas fueran, lograban hacer que su cuerpo entero se estremeciera de placer.
—No cuenta como interrupción si estaba pensando en ti.
El mayor soltó una risita al tiempo en que plantaba un beso detrás de la oreja de TaeHyung, el castaño suspiró y se mordió el labio evitando soltar algún sonido que no fuera adecuado.
Se dejó hacer por JungKook, echando su cabeza hacia atrás y recargándola sobre el hombro contrario de su esposo, cerró los ojos mientras se concentraba en todo lo que sus demás sentidos podían captar.
Inhaló profundamente, llenando sus pulmones del aroma a incienso y el suave jabón masculino que el cuerpo de JungKook desprendía; podía escuchar el suave murmullo de alguna canción al interior de la habitación, este se mezclaba dulcemente con los chasquidos que los labios del mayor provocaban al besar su piel expuesta, esto también podía sentirlo; a manera de pequeñas corrientes de placer que se deslizaban desde su cuello hasta su abdomen, deslizándose de manera tortuosa por su pecho.
—Esta es tu primera noche como Jeon TaeHyung ¿Estás emocionado por ello?
Tae soltó una risita y asintió suavemente, abriendo los ojos con lentitud para mirar de cerca el rostro de JungKook, el menor parpadeó un par de veces y es que a pesar de haber estado por un largo tiempo con él aún no podía acostumbrarse al rostro tan hermoso y definido que poseía; en ocasiones le hacía lucir tierno, sin embargo TaeHyung no dejaba pasar las fuertes facciones que resaltaban en aquél momento.
Estaba seguro que JungKook era el sueño de cualquier persona a la que le atrajeran los hombres; con un cuerpo perfectamente trabajado, el rostro más bonito que TaeHyung hubiese visto en su vida además de una personalidad completamente arrolladora.
—Yo realmente te amo, JungKook.
—Bueno, realmente espero que sea así porque eres mi esposo— comentó con un tono de burla, luego miró fijamente a los ojos de TaeHyung y estuvo seguro que el mundo a su alrededor se detuvo de pronto, aún si no fuera de ese modo, para JungKook no existía nada más importante que la existencia de su precioso niño de cabellos castaños —También te amo ¿Sabías? Eres el tesoro más grande que la vida me ha dado.
TaeHyung sonrió y se estiró un poco para poder alcanzar los labios del chico de cabello naranja, este se lo permitió e incluso le hizo girar entre sus brazos para dejarlo frente a sí, sus manos se ciñeron alrededor de su cintura con fuerza mientras sus labios se movían en sintonía, de un momento a otro JungKook se separó de él y le miró fijamente.
— ¿Ya vas a decirme que estás usando debajo de esto?
El menor retrocedió instintivamente cuando su esposo quiso abrir la bata de seda dorada que llevaba puesta y es que no sabía hasta qué punto había sido bueno seguir los consejos de la hermana de JungKook.
El de cabello naranja le miró levantando una ceja, bastante curioso del porque estaba comportándose de aquella forma.
—Tal vez... Tal vez no te guste, mi amor.
— ¿Qué? Príncipe, tu cuerpo es una obra de arte y todo lo que usas te luce divino ¿Por qué piensas que no va a gustarme?
El castaño suspiró y finalmente se rindió, deslizó su mano lentamente hasta el cinturón que mantenía la bata cerrada y tiró de él hasta que su pecho desnudo quedó a la vista del jeque, este colocó sus manos sobre los hombros de TaeHyung y le ayudó a deslizar la prenda por sus brazos, misma que cayó suavemente sobre el piso de mármol.
—Bueno... Wow. Mierda.
TaeHyung soltó una risita por la reacción del mayor y es que realmente era de esperarse; el castaño estaba usando un pantalón de gasa en color negro, alrededor de su cadera se hallaba un cinturón de monedas doradas, sobre su pecho había un montón de cadenas de oro delgadas y que le recorrían desde las clavículas hasta la cintura, JungKook pudo atragantarse en ese momento y casi lo hizo y es que el tono de piel de Tae hacía un contraste perfecto con todo el oro que llevaba puesto, sinceramente el jeque se había controlado bastante bien para no saltar sobre él en ese instante.
Jamás creyó que ver a TaeHyung en esas ropas le enloquecería de tal manera, aun así no podía negar que había fantaseado con ello un montón de veces y vaya que la realidad estaba superando sus expectativas.
—Creí que tal vez no te gustaría.
—TaeHyung, habibi. En este lugar es un privilegio enorme que a un hombre se le baile en la noche de bodas y para mí es un regalo divino que seas tú quien va a deleitarme con tal espectáculo.
El rostro del castaño enrojeció violentamente al escuchar los elogios que el contrario le decía y entonces se dio cuenta que Jeon YoonMi no era una mentirosa.
La hermana de JungKook le había dado mil y un consejos para agradarlo en la noche de bodas, TaeHyung quiso escucharlos porque se daba cuenta de la cara con la que el esposo de YoonMi la miraba a ella; Jung HoSeok era un hombre completamente dominado, incluso había rechazado ofertas de negocios sumamente grandes por el simple hecho de que todas venían con la cláusula de que HoSeok debía contraer matrimonio con alguna de las hijas de su socio; claro que YoonMi nunca decía nada, ella sabía que su esposo tenía derecho a casarse tres veces más, en cambio HoSeok era quien no soportaba hablar del tema.
Porque estaba completamente encantado con su esposa y no le pasaba por la mente estar con alguien más.
Eso era lo que TaeHyung quería, quería que JungKook fuera solamente para él, lo amaba tanto que realmente no soportaría verlo con alguien más. El amor de JungKook le embriagaba tanto y le hacía tan feliz que no pensaba compartirlo con nadie más.
Entonces había recurrido a la hermana menor de JungKook para saber su secreto, esta emocionada le contó todo lo que debería saber para tener al jeque rendido.
De las muchas cosas que aprendió, TaeHyung destacaba la danza que era tradición de la noche de bodas y había tenido un arduo proceso aprendiéndola; había ensayado cada movimiento, cada sonrisa y mirada que le daría a JungKook las tenía dominadas.
Entonces decidió que no se acobardaría de último minuto.
—Ven.
Tomó al mayor de la mano y lo guió hasta el sillón de la habitación, le dejó que se sentara y se dirigió hasta el equipo de sonido que tenían, buscó la bendita canción y cuando finalmente la encontró suspiró mordiéndose labio, tomó el velo negro que estaba sobre el mueble y lo apretó entre sus dedos.
Aquél era el momento y estaba muriéndose de nervios.
Tomó el coraje suficiente y se paró frente a su ahora esposo, dio un par de respiraciones y comenzó a moverse con lentitud; estaba mirando a JungKook directamente a los ojos, justo como YoonMi le había dicho que hiciera. Su rostro estaba en su mayoría cubierto por el velo que sostenía frente a él.
JungKook deseaba que su mirada se mantuviera fija en la de TaeHyung, sin embargo le era realmente imposible no mirar los suaves movimientos de la cadera del castaño; de un momento a otro, el ritmo de la música aumentó y con ello los movimientos de Tae se hicieron más rápidos y firmes, sus pies descalzos se movían rápidamente a través de la habitación y sus manos movían el velo con gracia; las pequeñas monedas atadas al cinturón del castaño chocaban entre ellas creando un sonido hipnótico.
El jeque estaba sentado a la orilla del sofá en el que TaeHyung lo había dejado, admirando las atractivas curvas del cuerpo de su esposo y sintiéndose de pronto demasiado ansioso por tocarlo; se tomó el tiempo de mirarlo detalladamente desde la cabeza hasta los pies, su cabello estaba algo desordenado y aún un poco rizado gracias al peinado que recibió antes de la boda, sus ojos tenían un poco de delineador lo cual hacía su mirada más intensa al bailar y es que TaeHyung tenía una expresión completamente diferente al hacerlo, sus facciones parecían cambiar y volverse aún más atractivas; tenía los labios curvados en una cínica sonrisa, porque sabía que tenía a JungKook a sus pies y casi podía verlo babeando por él, sus clavículas desnudas se marcaban con cada movimiento que hacía y su pecho estaba pidiendo ser besado y acariciado por las manos del jeque.
TaeHyung era delgado, sin embargo su abdomen no estaba marcado, ni siquiera muy trabajado pero a JungKook le parecía la cosa más malditamente hermosa en aquél momento, se movía suavemente al compás de sus caderas y el mayor quería tocar cada parte del cuerpo de su esposo.
Se perdió una vez más en los movimientos del menor, en como sacudía sus hombros y movía sus brazos de manera elegante, en la manera en que sus caderas iban perfectamente al ritmo de la música.
Era un ritmo que definitivamente le sentaba a TaeHyung, si a JungKook le pidieran una palabra para describir lo que estaba presenciando en ese momento, la única que se le venía a la mente era sublime.
Hermoso se quedaba corto para expresar aquello, era como si a TaeHyung le hubieran enseñado la danza del vientre desde pequeño como solían hacer con las mujeres marroquíes; sabía que su hermana había tenido algo que ver en aquello y es que sólo una bailarina tan extraordinaria como ella podría enseñar tales movimientos en tan poco tiempo, tendría que agradecerle luego.
De un momento a otro, TaeHyung le pasó el velo alrededor del cuello y lo jalo hacia sí mismo, haciendo que JungKook se levantara lentamente de su lugar, completamente embelesado con la mirada de su pareja, el menor siguió bailando muy de cerca, provocándolo con cada uno de sus movimientos y sin intenciones de detenerse, Tae puso sus manos sobre el pecho del mayor y se inclinó hacia adelante, haciendo amago de besarlo pero al final simplemente rozó sus labios con los de él.
— ¿Qué estás haciendo, Habibi?
—Jugando un poco.
JungKook lo tomó fuertemente de la cintura y lo pegó completamente a su cuerpo, el castaño sonrió satisfecho y se aferró al pecho de su esposo, se miraron directamente a los ojos por lo que pareció ser una eternidad, se sonrieron y luego el de cabellos anaranjados se inclinó hasta TaeHyung para atrapar sus labios suavemente, iniciando un beso que a pesar de ser apasionado, también era cariñoso y lento.
TaeHyung no perdió tiempo y comenzó a caminar hacia atrás sin romper el beso, tomando a JungKook por el cuello para no perder contacto y buscando que sus pies toparan con la cama; finalmente logró sentarse en el colchón, manteniendo a su esposo de pie y besándole con ternura.
Los labios del mayor se deslizaron por la mejilla de Tae y se presionaron con suavidad contra su piel; de aquella forma era capaz de sentir su cálido aliento, mismo que parecía quemar de una forma tortuosamente placentera.
Los sentidos de TaeHyung se volvieron completamente inestables cuando JungKook se irguió un poco para tomarlo por el mentón y mirarlo nuevamente a los ojos.
—Eres el amor de mi vida, Kim TaeHyung y después de esta noche lo serás por siempre.
El castaño sonrió de lado mientras escuchaba las palabras de su esposo, le hacía feliz saber que ahora estaría legal y espiritualmente unido al amor de su vida, aún se preguntaba como una persona tan magnífica e importante como lo era JungKook había podido fijarse en alguien tan simple como él y es que, era consciente de que JungKook poseía riquezas con las que siquiera podía soñar, TaeHyung era solo un maestro de inglés en una escuela no muy reconocida en Corea del Sur, JungKook era conocido en todo Marruecos, Egipto, Estados Unidos y un montón de países más.
Y no era que le atacaran sus inseguridades, la verdad era que, pensar en aquello, simplemente le provocaba escalofríos pues a pesar de las diferencias abismales y a pesar de que JungKook tenía proposiciones de matrimonio incluso de princesas, él lo escogió por sobre todo lo demás.
TaeHyung debía ser malditamente afortunado o simplemente una persona maravillosa ante los ojos de JungKook.
—Basta de pensar tanto, mi amor ¿Pasa algo?
—Yo sólo... Uhm... ¿Puedes decirme una vez más porque elegiste estar conmigo? — Había hecho esa pregunta un montón de veces, lo hacía para asegurarse de que todo aquello era completamente real y no un sueño maravilloso del cual tarde o temprano tendría que despertar, a JungKook le provocaba gracia y ternura que su pequeño príncipe fuera así de incrédulo sin embargo nunca se cansaba de repetirle sus razones —¿Por favor?
El mayor sonrió y lentamente le empujó hasta dejarlo completamente acostado sobre el colchón, su mano izquierda se acomodó en su cintura mientras la otra se encontraba junto al rostro de TaeHyung, sirviéndole como apoyo para no dejarse caer encima de él; en ningún momento perdieron contacto visual y el castaño podía jurar que no lo habían mirado de una manera tan caliente en toda su vida.
—Las cosas parecen ser mejores desde que llegaste, todo... La vida es más bonita cuando estás tú. Me hiciste sentir cosas que no había sentido nunca, eres simplemente impresionante, y si tuviera la opción de volver a elegir... Te elegiría a ti, por sobre todas las cosas, Kim TaeHyung.
—Te juro por lo más sagrado que te amo tanto, JungKook.
—Te amo también, habibi. Te amo y no me voy a cansar de lo que tenemos, nunca.
—Siento que podría morir en ese instante y sería completamente feliz, no necesito nada más.
—Déjame probarte lo contrario.
JungKook se inclinó hasta que sus labios rozaron los de TaeHyung, este cerró los ojos instintivamente y se mantuvo quieto; sentía el dulce aliento de su esposo mezclándose con el propio, su corazón se aceleró y con paciencia esperó hasta que el de cabellos anaranjados juntó completamente sus labios, no era un beso apresurado pero si era uno completamente cargado de emociones, de esos que le encantaban.
El jeque succionó con suavidad el labio inferior del menor y tiró de él hacia atrás haciéndole soltar un jadeo casi inaudible, miró su expresión serena por una fracción de segundo y nuevamente se lanzó para devorarle, esta vez de manera feroz y en un intento de hacerlo inolvidable para ambos, mordisqueó su lengua y sus labios, recibiendo acciones similares pero con menos fuerza que las suyas.
TaeHyung le abrazó por el cuello y echó su cabeza ligeramente hacia atrás, provocando que se rompiera el beso pero haciendo que los labios de JungKook cayeran sobre su mandíbula, ahí el mayor se dedicó a dejar un montón de besos que fueron trazando un camino desde su cuello hasta la parte central de su pecho; las cadenas de oro representaron entonces un gran obstáculo para el jeque y no habiendo otro remedio se separó un poco para tomarlas entre su mano y tirar fuertemente de ellas, haciendo que se rompieran y dejaran el pecho de Tae completamente despejado.
Se vio atraído por aquellos botones algo endurecidos ya y no se contuvo hasta tomar uno de ellos entre sus dientes, dando un suave tirón hacia atrás para luego besarlo.
—Oh... Dios.
—No, mi nombre es JungKook, mi amor.
Repitió la acción con el pezón derecho y TaeHyung se arqueó suavemente sobre el colchón, llevando sus manos hasta el cabello del mayor para mantenerle un poco más haciendo aquellas magníficas caricias con su lengua.
—Oh... JungKook.
—Así está mejor.
La voz del jeque se había vuelto más profunda y demandante, hacía que miles de pequeñas descargas eléctricas recorrieran el cuerpo de TaeHyung una y otra vez.
Sentía sus piernas temblar y un dolor bastante incómodo en la entrepierna, mismo que intentó solucionar alzando un poco sus caderas haciendo que su miembro rozara contra la pierna que JungKook tenía en medio de sus propias piernas. Soltó un gemido lo suficientemente alto para hacer que su esposo sonriera.
Lo hizo de nuevo y gimió nuevamente, entonces comenzó a moverse suavemente para frotarse contra él y aliviar un poco el dolor en su bastante necesitado miembro.
Aquello definitivamente fue acabando poco a poco con la cordura de JungKook y le hizo imitar la acción de Tae, frotándose contra la cadera de este un par de veces.
—JungKook, mi amor, hazme tuyo ahora.
Un suspiro salió de los labios del mayor, sus labios temblaron y sus ojos repentinamente picaron como si estuviera a punto de llorar; la verdad era que se sentía un poco abrumado por la belleza de su esposo, era simplemente etéreo y sentía que en cualquier momento desaparecería, así que sus manos se movieron con delicadeza sobre la piel de TaeHyung, tenía miedo de romperlo o hacerle daño así que estaba siendo lo suficientemente cuidadoso con él.
Lo miró nuevamente y se felicitó a si mismo por haber conseguido tremenda obra de arte, TaeHyung era digno de admirar pero claramente JungKook no iba a permitir que cualquier otra persona admirara a Tae de la forma en que él lo estaba haciendo en aquél momento, para él estaba bien si era el único espectador de aquella magnífica creación.
—Eres tan hermoso.
JungKook besó con suavidad la clavícula izquierda de TaeHyung y lentamente fue recorriendo su pecho con pequeños besos, se tomó todo el tiempo que necesitó para cubrir por completo el torso de besos y pequeñas marcas rojizas que JungKook estaba utilizando para marcar el cuerpo que a partir de aquél día iba a pertenecerle.
El menor suspiró audiblemente ante los besos de su esposo, sentía su piel erizarse con cada caricia que los labios del mayor creaban contra su piel, estaba completamente seguro que jamás en su vida se había sentido de esa forma.
Claro que TaeHyung había tenido sexo con un par de hombres antes de conocer a JungKook, pero ninguno de ellos le había tratado con la delicadeza con la que Jeon estaba tratándolo en esos momentos; era casi como si fuera una pieza de cristal que podía romperse en cualquier instante, le trataba con tanta delicadeza que simplemente hacía que todo se sintiera mejor para él.
Los labios de JungKook se detuvieron en su cadera, justo en donde comenzaba la tela del pantalón que estaba usando; lentamente retiró el cinturón de monedas y lo lanzó al piso, luego siguió con el pantalón del menor, lo bajo lentamente provocando que la tela rozara la pie de TaeHyung mientras se deslizaba hacia abajo, el castaño soltó un pequeño gemido que hizo oscurecer los ojos de JungKook de puro deseo.
Una vez que lo dejó completamente desnudo y expuesto comenzó a besar sus piernas, acariciándolas con una lentitud tortuosa pero placentera; su mano tomó con fuerza la pierna izquierda de Tae y la levantó lo suficiente como para enterrar su cara en la parte interna de su muslo, TaeHyung soltó un pequeño grito cuando sintió los dientes de JungKook clavándose en su piel, echó la cabeza hacia atrás y no pudo evitar perder sus manos entre el cabello de su esposo.
No pasó demasiado tiempo antes de que JungKook comenzara a acercarse peligrosamente al miembro de Tae, los suspiros del menor iban en aumento, de un momento a otro dejaron de ser suspiros para convertirse en suaves gemidos. JungKook estaba jugando con él, le estaba tentando al punto de enloquecer.
El mayor le besó suavemente la ingle antes de finalmente llegar frente a su miembro, TaeHyung tembló un poco al sentirse así de vulnerable, sin embargo JungKook le tranquilizó de inmediato dejando un suave beso en su abdomen.
—Cuidaré de ti.
JungKook paseó sus labios por la longitud de TaeHyung, este se estremeció sobre las sábanas y apretó un poco el agarre que estaba ejerciendo en el cabello de JungKook; el jeque lentamente fue abriendo paso a su lengua, misma que comenzó a explorar sin prohibiciones el miembro del menor. Daba pequeñas succiones y seguía los caminos que las delgadas venas trazaban.
TaeHyung estaba deshecho en gemidos que rezaban únicamente el nombre de quien estaba haciéndole perder la cordura; con cada trazo que la lengua de JungKook creaba sobre su piel, miles de sensaciones le recorrían de pies a cabeza, era como una placentera corriente eléctrica que se estaba apoderando de él, sentía que estaba a punto de estallar, sin embargo JungKook se detuvo antes de que TaeHyung pudiera alcanzar su liberación. El castaño le miró entre confundido y molesto, provocándole soltar una risita cansina que murió en el instante en que JungKook se arrastró nuevamente hacia arriba para besarle, haciéndole probarse a sí mismo. TaeHyung gimió, extasiado por el beso tan húmedo y apasionado que JungKook le estaba dando, eso sumado a la sensación que recorrió su miembro cuando este se rozó contra la tela del pantalón del mayor y el suave aroma a sándalo que llenaba la habitación le estaba llevando un estado de ensoñación del cual no quería despertar nunca.
—Hagámoslo juntos ¿Si? — Murmuró JungKook ante su pregunta no realizada minutos atrás, sabía que era cruel dejarle tan abruptamente antes de que alcanzara el orgasmo, pero quería que lo hiciera únicamente cuando sus cuerpos estuviesen debidamente unidos —Hazlo conmigo, habibi.
TaeHyung asintió como respuesta al verse incapaz de responder con palabras y es que sus sentidos se sentían tan adormecidos que no creía poder hablar coherentemente en esos momentos.
Una vez que dio su muda aprobación para que JungKook hiciese lo que quisiera con su cuerpo, este lo llenó de besos nuevamente, suspiró sobre su piel y recitó palabras que hicieron que el corazón de TaeHyung vibrara de pura felicidad.
JungKook suspiró una vez más, admirando por completo el cuerpo de su esposo, hasta ese momento simplemente había estado con una bata de seda, tiró suavemente del cordón que la mantenía cerrada y TaeHyung jadeo cuando le fue regalada aquella gloriosa vista; el cuerpo de JungKook estaba completamente bien trabajado y para Tae no había cosa más perfecta que eso.
—Por favor — susurró TaeHyung completamente absorto ante el cuerpo del mayor, JungKook alzó una ceja cuestionando sin palabras la petición que le había hecho —Por favor, por favor déjame tocarte.
El jeque se acercó lentamente a él con la intención de colocarse nuevamente sobre su cuerpo, sin embargo TaeHyung fue más rápido y le tomó con firmeza de la muñeca para tirar de él y dejarlo sobre la cama; no perdió mucho tiempo e inmediatamente se colocó a horcajadas de JungKook, sacándole un gemido ronco que hizo que su piel se erizara placenteramente. El mayor dirigió sus manos hasta la cadera del castaño y le apretó un poco más contra su propio cuerpo para hacer que sus erecciones se rozaran suavemente la una contra la otra, TaeHyung se mordió el labio y echó la cabeza hacia atrás al tiempo que soltaba un agudo gemido.
Las manos de Tae se colocaron con dulzura sobre el cuello de JungKook y lentamente fueron descendiendo por todo su pecho, el de cabello anaranjado miraba con atención a su esposo, disfrutando de la imagen lujuriosa al tenerlo completamente desnudo y sobre él paseando sus hermosas manos por su cuerpo.
Se detuvo por un tiempo en su abdomen, pasando los dedos por cada uno de los pequeños cuadros perfectamente trabajados, una vez que terminó de admirar su torso siguió descendiendo con su mano, trazando un camino peligroso para la cordura de JungKook.
— ¡Oh!
Tae sonrió victorioso cuando presiono el miembro de JungKook entre su mano, la movió de arriba hacia abajo, arrancándole gemidos que nunca se cansaría de escuchar.
Conforme pasaban los segundos, la piel de ambos comenzaba a arder de deseo, de pronto sus manos iban más rápido que sus mentes y, para cuando se dieron cuenta, JungKook ya estaba preparando a TaeHyung con dos de sus dedos,
El menor se retorcía de placer y arrugaba las sábanas que mantenía apretadas entre su mano, no estaba conteniendo ninguno de los ruidos que salían de sus labios, quería que JungKook escuchara la manera en la que lo tenía en esos momentos. Sinceramente TaeHyung estaba hecho un desastre; su cabello castaño estaba revuelto y pegado a su frente a causa de la fina capa de sudor que la cubría, su rostro estaba enrojecido, sus labios hinchados y algo amoratados por las mordidas que había recibido, todo eso sumado a los gloriosos gemidos que salían desde lo más profundo de su garganta eran, sin duda, la mejor de las vistas que JungKook había tenido en su vida entera.
Las corrientes eléctricas comenzaron a recorrer el cuerpo de TaeHyung una vez más, JungKook había encontrado un punto dentro de su cuerpo que le estaba haciendo delirar de puro placer, sin embargo se detuvo cuando el menor se arqueó fuertemente, retiró sus dedos del interior de su esposo e inmediatamente llevó su mano hasta su propia erección, la masajeo un poco mientras miraba a TaeHyung en aquél estado, sus ojos prácticamente le estaban rogando y JungKook siempre hacía lo que TaeHyung le decía.
El peli naranja se inclinó sobre Tae una vez más y le tomó con fuerza de la cintura, alineando su miembro con la entrada del menor, ejerciendo un poco de presión y haciéndole suspirar.
—Te amo, TaeHyung.
Se detuvo un momento para decir aquello y luego besó la frente del castaño con tanto amor que TaeHyung sintió una gran necesidad de llorar por lo abrumado que se sentía. Sin embargo estaba seguro que no cambiaría aquello por nada que alguien pudiese ofrecerle.
Lo que sentía por el heredero era especial y completamente único, no se atrevería a romper aquello ni por error.
—También te amo, JungKookie.
Aquellas cuatro palabras hicieron que JungKook comenzara a deslizarse en su interior sin antelación alguna, TaeHyung soltó un gritó y se aferró con fuerza a la espalda de JungKook, enterrando sus uñas en la bronceada piel de su marido, a este no pudo importarle menos pues en aquél momento estaba completamente perdido en la estrechez en la que Tae estaba envolviéndole.
Jamás alguno de ellos se había sentido de aquél modo, TaeHyung juraba que su interior estaba ardiendo y que pronto haría combustión, su piel estaba siendo estirada por el miembro de JungKook, le dolía mínimamente pero aquello se compensaba con la inmensa felicidad que llenaba su corazón.
Pasaron unos segundos que JungKook le regaló para que se ajustara a la intromisión, luego de eso TaeHyung movió suavemente sus caderas para hacerle saber que podía moverse sin causarle daño alguno; JungKook sonrió y salió ligeramente de él para luego entrar de golpe y sacarle un sonoro gemido, repitió la acción un par de veces antes de finalmente comenzar a penetrarle con un ritmo bastante bueno.
TaeHyung mantenía los ojos cerrados y es que quería concentrarse en las sensaciones que podía experimentar de esa forma, quería comprobar que todas esas sensaciones no eran una mera ilusión; lo supo cuando JungKook lo penetró con fuerza y una oleada de placer le recorrió enteramente, haciéndolo arquearse sobre el colchón.
—Mierda, JungKook. Yo... Ah mierda.
El mayor le apartó el cabello de la frente, luego le besó ambas mejillas y finalmente dejó un beso sobre sus labios.
—No pienses en nada, mi amor.
Aquello no era muy difícil para TaeHyung, no podía siquiera pensar en muchas cosas más que no fuera el nombre de JungKook y en la forma en que estaba tomándolo en ese momento.
La música seguía reproduciéndose como un murmullo que acompañaba el obsceno ruido de sus pieles chocando y los gemidos de ambos, el ambiente aún olía a sándalo pero ahora se mezclaba con el suave olor a sudor de ambos. Todo parecía estar siendo demasiado mágico para TaeHyung y sinceramente esperaba que fuera de la misma forma para JungKook también pues estaba seguro que jamás olvidaría esa noche en toda su vida.
—Te sientes tan bien — El mayor prácticamente gruñó sus palabras mientras seguía empujándose dentro de TaeHyung, se levantó por un segundo y tomó fuertemente las caderas del castaño, dejando marcas rojizas sobre su piel.
JungKook estaba hincado sobre sus propios talones mientras TaeHyung se deshacía en gemidos bajo las rudas caricias que estaba recibiendo; sus pezones fueron pellizcados un par de veces, haciéndole gritar, sus gritos fueron acallados por los labios de JungKook, estos le tomaron con fuerza y por un momento parecía que la misma rudeza con la que lo estaba besando era la misma que la de sus estocadas.
— ¿Se siente bien? ¿Te gusta?
—Me gusta, me gusta mucho— TaeHyung asintió frenéticamente mientras se sostenía con fuerza de los grandes brazos de JungKook, sabía que estaba rasguñándolo pero eso no parecía importarle a ninguno de los dos —Dios, JungKook. Por favor, más.
— ¿Más qué, mi amor? Dime
El menor no pudo responder, necesitaba más de todo; quería que le penetrara con más fuerza, con más rapidez, pero también quería más caricias, más palabras dulces al oído, como esas que JungKook había susurrado minutos atrás.
—Todo.
JungKook sonrió con autosuficiencia y salió del interior de Tae, provocándole un chillido de disconformidad; lo levantó e hizo que se colocara en la misma posición que él, una vez que estuvo hincado sobre sus talones de frente a JungKook, el mayor se movió hasta estar más cerca de él y le tomó con suavidad de la cintura, trazó pequeños círculos en ella y se inclinó para besarle el hombro.
TaeHyung le abrazó por el cuello y se dejó hacer, sintiendo pequeñas vibraciones recorrerle cada vez que JungKook le besaba.
El jeque simuló una embestida e hizo que sus erecciones se rozaran de manera que resultó exquisita para ambos, repitió la acción un par de veces más y luego levantó la cabeza para mirar el rostro de TaeHyung antes de seguir haciéndolo. Para él era increíble mirarlo mientras le provocaba esas sensaciones, sin duda podría hacer de ello su pasatiempo favorito.
Siguió simulando embestidas de manera lenta pero fuerte, sacando jadeos de los labios de TaeHyung, este tenía sus manos enredadas en el cabello de su esposo y apretaba un poco cada vez que su miembro rozaba el de JungKook; al castaño nuevamente le llegó la sensación de estar explotando por dentro y se aferró a los hombros del mayor, este le separó un poco y tomó su miembro con una de sus manos, Tae esperaba que le masturbara un poco y finalmente lo dejara correrse, sin embargo todo lo que JungKook hizo fue apretarle lo suficiente como para retenerlo un poco más.
TaeHyung ya estaba adolorido y quiso llorar un poco, pero no pudo hacerlo pues JungKook tomó sus labios nuevamente, aquello disminuyó un poco su molestia por detenerlo pero acrecentó el dolor de no poder liberarse a su antojo.
—No me he estado conteniendo por nada, TaeHyung. Date la vuelta.
La piel de TaeHyung se erizó ante el tono tan rudo que su esposo había utilizado pero soltó un jadeo por lo caliente que había sonado; sin poner resistencia se giró y nuevamente dejó que le tomara fuertemente por la cintura.
JungKook escondió su rostro en la curvatura del cuello de TaeHyung y aspiró profundamente su aroma, sintiéndose completamente ansioso al olerle, se acomodó de tal forma que la espalda de Tae quedara completamente pegada a su pecho, luego levantó bruscamente el trasero del menor y alineo su miembro con la entrada de TaeHyung. Entró bruscamente en él haciéndole retorcerse de placer entre sus brazos, una vez estuvo completamente dentro rodeó con uno de sus brazos la cintura de Tae fuertemente y con su mano libre rodeó su cuello.
Comenzó a dar embestidas lentas, TaeHyung llevó sus manos hasta los muslos de JungKook y enterró sus uñas ahí, dejándole saber que podía ir más rápido, entonces el jeque no se contuvo y comenzó a penetrarle con fuerza y rapidez, apretando un poco el cuello de TaeHyung mientras lo hacía.
—JungKook... Mierda.
— ¿Quieres que me detenga?
— ¡No! Yo solo... Solo sigue, por favor.
Para JungKook los deseos de TaeHyung eran ordenes así que sonrió y siguió con su labor de penetrarlo, la verdad era que JungKook tampoco aguantaba mucho más, la simple vista de TaeHyung bailando de aquella manera unos minutos antes le había puesto mal.
No pasó mucho tiempo más antes de que JungKook encontrara nuevamente aquél punto que a TaeHyung lograba enviarlo al límite del placer.
—Mierda... Ahí, JungKook.
El mayor sonrió e imitó la fuerza con la que había dado su última estocada, TaeHyung estaba demasiado sensible así que en ese momento se arqueó entre los brazos de JungKook y soltó un gritito, aquello simplemente incentivó al mayor a seguir con sus certeras penetraciones.
El castaño lloriqueaba y simplemente bastó llevar una de sus manos hasta su propia erección y masajearla un poco para que finalmente terminara corriéndose con un gemido algo agudo y su cuerpo temblando de placer; JungKook no tardó mucho más, se aferró con fuerza a la cintura de su esposo mientras se liberaba con un gruñido en su interior.
Se quedó un momento en aquella posición, tratando de regular su respiración, luego tomó a TaeHyung entre sus brazos, acomodándole como si fuera un bebé, este se acurrucó contra el pecho de JungKook, aún trataba de eliminar los temblores que no parecían querer dejar su cuerpo rápidamente, cerró los ojos por un momento y sintió los labios de JungKook sobre su frente de manera cariñosa.
—Te amo — le susurró antes de besarle la mejilla, TaeHyung abrió los ojos lentamente y sonrió — ¿Estás bien, mi vida?
—Estoy perfecto — JungKook sonrió y asintió —Esto no ha terminado ¿Verdad? Quiero decir, la noche aún no lo ha hecho y... Es nuestra noche de bodas.
El mayor soltó una risita ante las palabras de su esposo y volvió a besar su frente —No, esto aún no acaba. Pero te daré tiempo de recuperarte un poco ¿Está bien?
TaeHyung asintió suavemente y sonrió, miró a JungKook por un par de segundos y luego lo atrajo para besarle.
—Puedes decirme que me amas mientras tanto.
—Jamás me voy a cansar de decirlo, habibi — JungKook juntó sus frentes y le miró directamente a los ojos —Te amo, Kim TaeHyung. Gracias por llegar a mi vida y hacerla mucho mejor. Te amo.
—También te amo, habibi. Te amo.
JungKook sonrió y asintió para besarle nuevamente. TaeHyung no sabía con seguridad si podría con toda la presión social de haberse convertido en el esposo de uno de los más grandes empresarios de marruecos, sin embargo nada de eso le importaba mucho pues tenía a JungKook a su lado y él siempre hacía su vida más bonita.
FIN
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