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Dulce

Caminaba sosegadamente sobre el piso de madera reluciente que se hacía reflejar por la luz de la noche crepuscular, no cabía duda de que el sueño no la podía vencer. Tenía sus ojitos grandes y saltones al igual como el de su madre, su iris era de un color canela otoñal muy atractivo, que hacían armonía con su carita que parecía hecha por los ángeles de Dios, el cutis impecable merecedora de un futuro miss universo y con una ropa blanca tenue a las rosas de primavera jovial que eran efímeras a las estaciones del año.

Esta niña es muy pequeñita, no sabía hablar bien, a pesar de que uno de sus vicios favoritos e intelectuales era la de leer por horas y horas fábulas de Esopo, no obstante, su nivel de elocuencia era demasiado bajo, sus dientes de leche todavía le daban para un par de años más.

Caminaba sonámbula, tenía mucho frió y sueño, todavía tenía media alma dormida en su recamara, sabía caminar eso sí, de manera desmañada, pero sabía caminar, al fin y al cabo, camino y camino hasta llegar a el cuarto de sus padres .


¿El cuarto de sus padres?; el padre estaba muerto en vida; ya hace años que había dejado el lecho del hogar, yéndose con otra familia, y que para el colmo de la injusticia ganando el derecho judicial de poseer la mayoría de bienes, dejando a la desdichada madre en la pobreza, con una hija que alimentar y educar.

Al entrar, la puerta hace un chirrido anunciado que alguien estaba abriendo la puerta, es temprano por la madrugada, a lo lejos se escuchaba el sonido del reloj que marcaba quince para las 2 am. El silencio estaba gobernando la casa.

La pequeña niñita entra al cuarto de su madre con su pijamita larga y con la mano derecha sujetaba con fuerza a su oso grizzli .Su pijamita blanca le hacía parecer la "llorona" y también era tan larga como los vestidos de casamientos, no era para menos la madre le había regalado esa ropa debido a que la pequeña no tenía pijama para dormir,abrazaba su osito de peluche grizzli con mucha fuerza con casi del tamaño de ella, con media cara acurrucada en el pecho del oso, la niña se mantiene en pie frente a su madre que está durmiendo plácidamente, ella sabe que su mamá está ahí en total y absoluta oscuridad porque la escucha respirar, la niña gimotea no tenía un lenguaje completamente desarrollado pero con mucho esfuerzo se le escucha algunas palabras casi nítidas.

—Ma, ma-mma, mamiii, mamaa, el conejooo de-e pascu-uua co-ome m-iii dulce —manifiesta la infanta con una voz temblorosa. Y con un poco de miedo debido a las represalias que puede tomar su madre cuando la molestan durmiendo.

La madre se despierta casi media muerta y abona toda la paciencia que tiene con medio cerebro todavía en el mundo de los sueños, mira a su hija que esta parada ahí en la oscuridad y la mira con ojeriza; su mamá alcanza a formar con mucho hastío una oración suficientemente coherente que dice.

—Vete a dormir, no es pascua todavía —Replica la madre con voz decaída.

La infanta se queda un momento procesando la respuesta de su madre, ya no sabe qué decir, sus pensamientos se mezclan y alborotan, sin más remedio vuelve a llamar a su madre.

—Ma-mmaaa por favo-or ven, elll connnejoo se co-oome miii dulce —dice la niña con voz sumisa. Arriesgándose a una semana de castigo sin poder ver la televisión—. Mammdre el conejo come mi dulce, ven por favor.

La madre pierde los papeles en un frenesí y sube el tono de su voz de manera repentina y violentamente grita a su hija.

—Vete a dormir Arlet, mañana tengo que trabajar ¿dulce? Ya te los comiste esta mañana, no seas mentirosa y vete a dormir, eres una niña mala, te quedas un mes sin ver la televisión, nada de salir con tus amigos ni jugar con tus muñecas— Reprende la madre sin compasión—. Mañana tengo que despertarme a las 5 de la mañana y necesito dormir, pero contigo es imposible.

» ¡Ahora quiero que te largues de una vez a tu cuarto y no me fastidies más!

La pequeña procesa el tono de la voz de la madre, se siente un fastidio ahí, molestando la duermevela de su madre, pero el miedo y la preocupación son más y vuelve a insistir de manera porfiada.

—Mamma-aa por favor ven —dice ya con unas lágrimas abrazando sus mejillas.

Esta vez solo el silencio le responde, la madre estaba ya en el mundo de los sueños.

La pequeñaja se queda todavía un minuto procesando la situación y esperando a que su madre se levantara, pero se da cuenta en su pobre razonamiento infantil e inocente que la madre no se va a levantar se da por vencida al fin, y decide irse. Se gira sobre sí misma; y sale del cuarto de su madre, cerrando con mucho cuidado el borde de la puerta para que no choquen con sus deditos suaves y delicados, la niña camina por el pasillo torpemente con el alma derrotada y triste, unas lágrimas se le cae por el camino, ella llega a las escaleras que bajan al primer piso; no resiste la tentación de parar un momento a pesar del miedo "de esa cosa", ella se para y con mucho cuidado empieza mira abajo,en el primer piso. Casi de manera acusatoria y con la voz temblorosa ella dice

—Mi miii mammaa no se va a a leevantarrr— Manifiesta la infanta con tartamudeo y miedo—. Ma maaaññaannna tiene queee trabajar y tieeene sueñooo.

Es entonces cuando ese monstruoso tipo que está disfrazado de conejo, levanta su horrenda cabeza mutante y con sus ojos desfigurados y enrojecidos, con esa mirada demencial y depravada que reflejaban la muerte en sus ojos, le nacía una sonrisa en los labios que mostraba la carencia de dientes incisivos y premolares que tenía, su sonrisa depravada era acompañada con los dientes bañados de sangre y carne; la barbilla chorreando grumos de piel muerta y pelo; entonces él le dice unas palabras secas.

—Tú también deberías irte a dormir, no tienes nada que hacer acá— dice con la voz gruesa el hombre que está disfrazado de conejito.

Ella sin manifestar ninguna palabra que salga entre sus dientes, ella obedece, pero no puede evitar que unas lágrimas caigan sobre el piso seco, no era para menos, haya en el piso hecho pedazos estaba su perrita aun con un poco de vida y aullando despacio, gimoteando en el piso, y el depravado seguía devorando las vísceras del can, seguía arrancando pedazo por pedazo con sus dientes, mientras que allá en un charco de sangre permanecía el collar del animalito, un collar cuya placa decía Dulce.

06 Şubat 2021 10:02 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Son

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