Se rumoreaba que sus cabellos largos y lisos que le llegaban hasta más abajo de la cadera eran de un negro como la noche, sus ojos eran de un inusual color carmesí y su tez era muy blanquecina como la de un muerto. Varios pensaban que practicaba la magia negra, por lo que evitaban acercarse a ella y otros pensaban que era algún tipo de monstruo mágico adoptado la forma de un simple humano para poder saber de sus debilidades sin ser notada.
Le llamaban “la Dama Carmesí” por el color de sus ojos.
Poco tiempo después, se volvió en una de las aprendices de Merlín para lograr expandir las habilidades que podía hacer con su magia, hasta que de la nada ella desapareció sin dejar rastro alguno. Los habitantes de Camelot junto con su maestro y sus compañeros aprendices se olvidaron de su existencia, ya nadie recordaba a la dama carmesí, excepto por una persona.
¿Realmente había desaparecido? ¿o se había de vuelto a su hogar, en aquellas tierras desconocidas de las cuales nunca nombraba?
Esa persona no estaba segura, pero de lo que sí estaba segura era que la dama carmesí volvería. ¿Y como se daría cuenta? Cuando viera a una joven utilizando un anillo dorado con un rubí incrustado en este mismo.»
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