La ciudad de Seúl se tenía de un bello cielo naranja, algunas tonalidades rosadas podían apreciarse en las esponjosas nubes que colmaban el firmamento aquella tarde de primavera, pero que bonito se veía, una obra maestra hecha por la misma naturaleza.
La enorme casa de un magnífico vecindario estaba repleta de personas, tanto amigos como familiares habían asistido al cumpleaños del hijo mayor de la familia Kim, una gran mesa con muchos regalos se encontraba en la sala de la casa mientras que los invitados y la comida abundaban en el patio trasero del lugar; el grupo de jóvenes intercambiaban bromas entre ellos mientras sus padres no paraban de cotillear sobre las últimas noticias de la semana y es que para variar siempre había algo o alguien que traía un nuevo chisme.
— Bueno, parece que Jennie sigue enamorada de ti, Tae — soltó el pelinegro de finos rasgos mientras bebía de su ponche algo desabrido.
— Eso dice ella pero no es mi tipo — negó el mencionado con una mueca, si bien la omega era muy bonita, a él no le generaba más que una leve atracción. — No lo sé, Jin, no es una omega que me llame la atención. — se encogió de hombros.
— Supongo que tienes de dónde escoger — Namjoon, el cumpleañero, observaba a su amigo con una sonrisa burlona. — Tú y Jinnie son los alfas más populares del instituto en cuanto a amoríos y pretendientes.
— Y tú uno de los omegas más buscados — agregó Taehyung — Apenas tenemos catorce años y ya somos irresistibles — rió.
— Somos el trío invencible — agregó Seokjin divertido.
— ¡Kim Jungkook! ¡Baja de ahí niño travieso! — Hyeyon, la señora Kim, regañaba a su hijo menor mientras los demás reían.
El pequeño de diez años de edad trepaba por el enorme y ya viejo árbol que se encontraba erguido y llamativo en el centro del patio trasero, con agilidad escalaba sin importarle mucho los gritos de su madre y las advertencias de su padre, su hermano mayor había tratado de convencerlo para que bajara pero el cachorro era bastante testarudo y pocas veces acataba órdenes por lo que su familia acudía a su arma secreta, el joven Kim Taehyung, el pequeño alfa de sonrisa geométrica y porte elegante que parecía tener alguna especie de magia sobre el menor para controlar todos y cada uno de sus arrebatos.
— Ey, cachorro, baja de ahí, por favor — habló tranquilamente mientras lo veía detenerse en su escalada — ¿Qué tanto haces ahí arriba?
— Tomo fotografías, TaeTae Hyung — sonrió volteando a verlo — Me aburro en la fiesta, no hay niños de mi edad.
— Entiendo, escucha, si bajas puedes quedarte conmigo y no te aburrirás, también evitaremos que puedas caerte y herirte — sonrió.
— Nam no quiere que este con ustedes, dice que soy algo molesto — rodó los ojos.
— Nunca serás molestia para mí, ven conmigo — apremió.
El pelinegro asintió con una gran sonrisa en el rostro, aseguró la cámara fotográfica a su cuello y con gran velocidad y destreza comenzó a bajar del árbol hasta caer de pie junto a Taehyung que lo veía con una sonrisa aprobatoria ya que estaba seguro que cuando el pequeño se presentara sería uno de los omegas más fuertes que conociera y es que a pesar de que le faltaran tres años aún para tal suceso, el mayor de ambos podía sentir el sutil aroma a jazmines que provenía del niño.
— Veo que eres el único que puede controlar a este salvaje — carcajeó Jin acercándose a ellos.
— No me controla — el menor volteó a verlo — A mí no me controla ningún alfa.
— Por ahora — sonrió — Creo que vas a ser un muy lindo omega, como tu hermano, tendrás de dónde escoger — levantó ambas cejas con una sonrisa mientras Tae lo observaba con una expresión seria. — Oye, Kookie, podrías ser mi omega en un futuro. — tomó el mentón del mencionado obligándolo a verlo. — ¿Qué dices, te gustaría?
— Creo que te equivocas — Jungkook se apartó con rapidez. — No quiero un alfa, pero, ten cuidado de no ser tú el que termine gustando de esa idea. — le sonrió para alejarse en cuanto sus padres lo llamaron para que saludara a sus abuelos.
— ¿Qué fue eso? — Taehyung observó a su amigo elevando una ceja.
— Nada, solo bromeaba con él, pero vaya que tiene carácter. — respondió rascando su nuca.
— Ya basta, es un cachorro apenas y mi hermanito — Namjoon se acercó — Es menor por cuatro años, no juegues así con él.
— Tranquilo, soy sólo tuyo — le guiñó un ojo coqueto mientras el moreno rodaba los ojos.
No era un secreto que entre ellos había una relación más que especial, había un no se qué que los volvía inseparables, tenían una manera de entenderse y comunicarse única e inigualable, así como la tenía Tae con Kook.
— Taehyung, cariño, es hora de irnos — la mujer de largos cabellos rubios le sonrió a su hijo. — Perderemos el vuelo.
— De acuerdo, mamá — asintió algo desanimado para luego ver a sus amigos entristecidos — Bueno, creo que es hora de despedirme. — los tres se abrazaron con lágrimas contenidas, habían estado juntos desde kínder, en cada fiesta de cumpleaños, en cada evento escolar y cada reunión familiar, eran ellos tres contra el mundo. — Los voy a extrañar, mucho, asique cuídense.
— Tú también Tae, llámanos seguido y no nos olvides — susurró Jin entre sollozos — Somos amigos, sin importar donde estemos, te prohíbo que tengas un nuevo mejor amigo.
— Claro — sonrió para separarse y caminar hacia la salida del patio decorado, mudarse lejos de Corea no era algo que disfrutara pero sus papás estaban muy contentos con ello y debía seguirlos hasta el fin del mundo de ser necesario, no tenía muchas opciones siendo menor de edad aún.
— ¡TaeTae! — aquel grito lo detuvo en seco, volteó de inmediato para ser abrazado con fuerza por el menor Kim. — Te voy a extrañar. — susurró.
— Yo igual, cachorro — suspiró — Pórtate bien, nos veremos pronto.
— Si — asintió separándose con cuidado. — Ten, llévatela y trae recuerdos en ella. — colocó la cámara de fotos en el cuello de su mayor con una gran sonrisa, de esas que dejaban ver su precioso eyesmile.
Tras escuchar la bocina del automóvil de sus padres Taehyung le sonrió por última vez al pequeño para correr y montarse en los asientos traseros del vehículo, el mismo se puso en marcha dejando atrás su vida, sus amigos y su tranquilidad; observó por la ventanilla como el pequeño Jungkook le saludaba a lo lejos y no pudo evitar sentir que algo importante se quedaba atrás. Suspiró, una vez se perdieron en las abarrotadas calles de Seúl, tomó la cámara con cuidado, revisó la memoria de la misma para encontrarse con fotografías de la fiesta, en ellas podía verse a él mismo con sus amigos, con sus padres, los Kim, todos con sonrisas, siendo felices, todas las fotos que su Jungkookie había tomado eran de él con una enorme sonrisa y solo una de las tantas fotos mostraban al menor riendo a mas no poder por lo que pudo suponer que alguien más se la había tomado.
— Cachorro... — susurró observando por la ventana mientras apretaba la cámara contra su pecho y sus ojos se llenaban de lágrimas.
Okuduğunuz için teşekkürler!
ICMe gustó mucho. Una historia que te engancha totalmente. Buenos personajes, buena narrativa. Graciassss!
hasta ahora va muy bien, los primeros dos capítulos me gustaron mucho. Me hubiera gustado que muestre un poco de su vida en Estados Unidos pero lo entiendo Y supongo que me gusta que vaya directo a la historia principal.
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