ladyazulina Lady Azulina

No soy una ferviente amante de la Navidad, pero eso no significa que mis personajes me imiten. Aquí mantendré los relatos navideños que escriba sobre ellos. Los relatos cuentan con todos los derechos reservados en SafeCreative.


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Occasio

[Escrito en el año 2017]

Personajes del libro: Reena.

[Estado: No publicado]


Reena no sabía por qué se sorprendía. Bien era su primer año en aquella academia, pero demostraba ser tan tradicional como su madre, era inadmisible haber creído en algún momento que no irían a dar una fiesta. Sus amigos, los pocos que había logrado tener en esos meses, sabían que ese tipo de ambientes no era lo suyo; sin embargo, en el resto de edificios iban a iniciar el protocolo de seguridad a una hora temprana –seis de la noche– para asegurar la presencia de los estudiantes en el comedor –la única área lo suficientemente grande como para mantener a la totalidad.


Para cuando dieron las nueve, la chica bielemental ya no sabía qué hacer con su vida y se vio de pie frente a las puertas dobles de la cafetería, de la cual salía una música pegajosa y aceptable que mantenía el ambiente dentro bastante ameno. Fuera hacía mucho frío, aunque podía regular la temperatura cercana a su cuerpo era bastante desagradable que todo estuviese silencioso y vacío; ella aceptaba que no le gustaba estar sola.


No llegó a poner la mano en el manubrio de la puerta cuando ésta se abrió, sorprendiéndose por el castaño de unos inquietantes ojos azules que le dedicó una sonrisa de fotografía.


— ¡Rubia!

—… ¿Estuviste sintiéndome?

—No sé de qué estás hablando —aún con una sonrisa típica en modelos, el chico estiró una mano para acomodar uno de los mechones pelirrojos rebeldes de Reena, realmente había creído que no la vería ese día.


Ella sacudió la cabeza y apartó su mano de sopetón para entrar a la cálida cafetería, sus ropas estaban frías debido a la nieve, pero ella no lo había sufrido tanto. A comparación de sus compañeros de clase que llevaban trajes y vestidos elegantes, ella vestía botas, jeans, blusa de mangas largas con cuello y abrigo. Se sacó la última prenda, abandonándola en el respaldo de alguna silla para ir directo a la mesa de comida.


Mientras sus compañeros charlaban, los adultos contaban anécdotas y la fecha unía a esa comunidad tan dispar que usualmente se mantenía en contra, algunas de las compañeras de Reena la encontraron cuando estaban de paso y se alegraron genuinamente de su asistencia, no les importaba que la chica intentase olvidar la razón principal de aquella reunión ni que fuese una de las pocas que le diera cuenta a lo que se había preparado con tantas ganas, apreciaban su esfuerzo y no intentaban forzarla a nada más. Debido a ello hacían todo lo posible por mantener a Calder alejado, pero el afín de hielo tenía intereses bastante precisos.


Fracasó al querer compartir la mesa.


Fue un desastre al pedirle bailar.


Pero no iba a rendirse, aún tenía un as bajo la manga.


—Reena… Reena, Reena—trotó tras ella para alcanzarla y tomarla del brazo, no quería perderla aunque no fuese especialmente difícil de ubicar—, espera. ¿A dónde vas?

—A la cocina —señaló con el pulgar sobre su hombro—, podrían necesitar ayuda con el pastelón.

—Tuya seguramente no —rió con suavidad, alegrándose de que no se sacara su mano de encima.

— ¿Qué quieres? —ella arrugó la nariz, irritada.

—Es que… ya van a ser las doce.

— ¿Y? ¿No deberías estar con Christ o Nashla?

—Tenía algo muy importante que hacer primero.

— ¿Ah, sí?


Intentando que el rostro poco sorpresivo de la pelirroja no lo desalentara, con un gesto le señaló hacia arriba, decidiéndose a seguir esa dirección luego de que los ojos de ella rodaran allí. En lo que iba de noche, todos fueron cautelosos con ese punto para no caer en el embrujo, la sorpresa junto al terror y el desagrado envolvieron la expresión de la chica que bajó la mirada para intentar golpear el pecho de Calder sin éxito, no podía hacerle daño en esas circunstancias.


— ¡Sos un ---!

—No puedes decirlo —se burló con gracia el castaño, volviendo a llevar la mano a uno de sus mechones rojos.

— ¡¿Por qué un muérdago?!

—Porque es la única magia que no puedes romper.


Los ojos azules se encontraron con los vivos y brillantes que tenían un evidentemente destello molesto, ninguno de los dos podía arrepentirse de nada en ese momento puesto a que eran incapaces de alejarse hasta que rompieran el hechizo, y eso sólo podía conseguirse de una manera. El chico acarició con el dorso de los dedos la mejilla de Reena, sosteniéndola por la cintura con la otra mano. Un muérdago, había logrado atrapar a esa salvaje con un muérdago.


—No vas a hacerlo —la pelirroja estaba a punto de escupir ácido.

— ¿Me estás retando?


A pesar de su brusquedad, en una cosa sí había acertado ese chico: sus labios eran realmente suaves. La leona se volvía un gatito cuando la encasillaban. Era una dulzura, y cualquier odio que fuera a recibir después valía cada uno de esos segundos.


La sostuvo contra sí aún luego de haber sentido la libertad y, lo más sorprendente, ella se dejó. Y cuando se dio cuenta él ya había notado lo que ella esperaba ocultar. Los ojos brillosos se abrieron grandes al tiempo que lo empujaba con fuerza, Calder estaba seguro de que sería golpeado, pero en su lugar la chica decidió rehuirlo y alejarse a toda prisa con la sonora carcajada del castaño de fondo.

25 Aralık 2020 23:36 0 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Sonraki bölümü okuyun Mitlestoe

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~

Okumaktan zevk alıyor musun?

Hey! Hala var 3 bu hikayede kalan bölümler.
Okumaya devam etmek için lütfen kaydolun veya giriş yapın. Bedava!