patypixie Patricia Pixie

Mientras todo eran luces, ella únicamente podía pensar en una cosa...


Kısa Hikaye 13 yaşın altındaki çocuklar için değil.

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Kısa Hikaye
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El año agoniza...

Faltaban casi treinta minutos para que el 2020 llegara a su fin, trayendo para la humanidad un pequeño rayo de esperanza entre tanta oscuridad. A lo lejos, podía verse el cielo nocturno pintado gracias a explosiones de mil colores distintos. La ciudad se encontraba iluminada, y a pesar de la pandemia, se escuchaba alegre música proveniente de algunos hogares.

Pero había alguien para que todo el alboroto por el año nuevo no podría importarle menos ni intentándolo. Hilda Glosswood

A pesar del elegante apellido, Hilda no era la rica heredera de alguna clase de emporio hotelero. Simplemente era una mujer más de la clase trabajadora. Alguien que un día había soñado con comerse al mundo, y en un punto de su carrera casi lo logra. ¿Qué iba a saber ella del amargo sabor de la envidia que su éxito profesional dejó en otros? Un par de intrigas que llegaron a los oídos de sus superiores, y de momento, todo se derrumbó entre sus manos. Estuvo a punto de perder su departamento, de no ser por los remanentes de sus ahorros.

Esa fue la primera vez en que ella pensó en que tal vez, lo mejor para alguien así, sería mejor desaparecer del planeta. Afortunadamente, la vida la había premiado con Claudia. Una curvilínea trigueña, de amplias curvas y sonrisa encantadora, que la había hecho volver a sonreír desde el alma. Lo que ambas amaban más hacer cuando estaban juntas, era tomar vino, y bailar como si no hubiera mañana. Sentir que el tiempo se detenía cuando las dos estaban juntas. ¿Qué iba a saber ella que ese rayo de luz, un día se iba a transformar en su dolor más amargo? Claudia se había ido durante una tibia noche de primavera, sin decir adiós, sin dejar señal alguna de su destino. Lo único que llegó a los oídos de Hilda fue el incesante rumor que decía que su amada la había dejado por una rica empresaria alemana. Alguien que sí le podía dar una buena vida. Hilda sabía que, tal vez, se entendía la ambición, de su pareja sin embargo, esa helada ausencia fue lo que la motivo a tomar la decisión de terminar con su propia existencia.

Cuando el mundo se encontraba casi a punto de despedir un año oscuro, Hilda sintió que era su momento para partir. “Los seres oscuros como yo, tienen que irse con años igualmente mórbidos”, se dijo a sí misma. Tal vez era un acto egoísta, pero ¿acaso aalguien le importaba?

Después de recoger su dorado cabello en una apretada coleta, Hilda se dirigió con parsimonia hacia su mesilla de noche, dónde había dejado preparada una pistola cargada con tres balas. La tomó entre sus manos, cerró sus grandes ojos azules, y… en ese momento tocaron a la puerta.

— ¿Quién demonios puede ser a estas horas—resopló la rubia, al escuchar el machacón sonido proveniente de la entrada, mismo que le quitó toda inspiración para realizar su último acto .

Sin duda, lo más fácil habría sido ignorar el timbre, jalar de una vez el gatillo de la pistola, y dejar las blancas sábanas de la habitación teñidas de carmesí. Pero un impulso inexplicable, pero casi eléctrico, la hizo frenarse al escuchar el timbre. Ya no tenía absolutamente nada que perder. Daba igual una última plática con un vendedor o fanático religioso despistado.

— ¡Ya voy! ¡Ya voy! —Vociferó la morena al ver que seguían tocando el timbre con gran insistencia, al tiempo que se ponía un chal sobre los hombros. —¡Vaya gente tan desesperada!

Con una frialdad habitual a su ser, la rubia bajó con desgano las escaleras. Nada la había preparado para lo que vio al girar el picaporte. Una larga cabellera rizada. Unos grandes ojos marrones. Y sobre todo, una blanca sonrisa tan eléctrica, que serviría para iluminar a la ciudad entera.

” ¡Felíz Año Nuevo!”, se oyó exclamar al mundo entero en perfecto unísono. En las televisiones del planeta entero, aparecieron imágenes de unión y felicidad, plásticamente gratificantes, pero ninguna de ella tan luminosa como la visión tan anhelada que estaba en frente de los ojos de Hilda.

— ¡C-Claudia! — Sollozó la rubia, sintiendo que el suelo se hundía bajo ella—Esto simplemente no puede estar pasando ¿Cómo diste con mi casa? ¡Llevo apenas 6 meses viviendo aquí!

—Oh, no es tan complicado como crees. — Sonrió la trigueña mientras se acomodaba un poco sus despeinados rizos. —Simplemente digamos que con la ayuda de los indiscretos de tus antiguos vecinos y el internet, fue un juego de niños hallarte.

—P- Pero yo estaba segura que me habías dejado para irte con una empresaria alemana que habías conocido por internet— ¡Tu prima Grace me lo dijo!

— ¡Esa Grace! La muy hipócrita te dijo eso después de haberme defraudado con bastante dinero. Creo que quería aniquilarme en todos los sentidos. Yo la quiero mucho, pero sospecho que desde que eras niñas, ella me tenía mucha envidia.

— ¿Y cómo sé que me estás diciendo la verdad? Ya sabes que odio las mentiras ¿Cómo sé que no estás encubriendo algo como que todo te salió mal con tu amante?

—Si eso te hace feliz, puedes creerlo. Pero yo sé que me alejé, tal vez de la peor forma posible, para que no tuvieras la desgracia de estar junto a una perdedora como yo. Quería volver a tu lado hasta que me vieras como alguien digno de ti—sonrió la castaña, señalando unas bolsas de papel de colores brillantes que había dejado detrás de ella— Y para probarlo, te traje algunas cosillas, que sé que te alegrarán el corazón

— ¡No esperes tratar de comprarme tan fácil! Pasé muchas noches pensando en qué había hecho mal... O que tal vez habías fallecido…

— ¡Lo sé! ¡Lo sé! Tal vez estoy loca por haberte buscado, pero no me importa. No te pido que todo sea miel sobre hojuelas mágicamente. Vivamos un día a la vez. Hoy es año nuevo. Ya mañana puedes odiarme, si quieres. Pero te lo pido. Déjame estar junto a ti. Creo que no te vendría mal algo de compañía, aunque sea mía. ¿No que amabas bailar? ¿Entonces, por qué está tu casa esta silenciosa como una tumba? Saca una botella de vino, y vamos a bailar hasta la madrugada, como ayer…

—Todo eso suena francamente hermoso. Pero te recuerdo q1ue no me tienes tan contenta—replicó la rubia, dándole un extraño tono seductor a su voz—Pero también sé que es año nuevo, y necesito que una mujer ardiente como tú, me invite el primer baile del 2021

— ¡Sus deseos son ordenes, alteza! Por hoy, disfrutemos del instante…Ya mañana, si el mundo no se acaba, veremos qué pasa

Las dos mujeres sonrieron de buena gana, antes de fundirse en un largo beso bajo el dintel de la puerta. Los ciudadanos, en pocas horas, se estremecerían al oír rumores acerca de un largo prolongamiento del aislamiento forzoso, y de una escasez alarmante de vacunas, pero para ellas, el mundo se había detenido. De pronto, la hora más negra de la noche más larga, se había llenado de luz.

13 Aralık 2020 03:13 1 Rapor Yerleştirmek Hikayeyi takip edin
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Patricia Pixie Poesía y microrrelatos son mis pequeños grandes placeres a la hora de escribir.

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