Mirando el relieve de la cueva a la luz danzante de la antorcha, la imaginación del niño “vió” en la piedra la figura de un bisonte. Con su dedo rebozado de arcilla ayudó a delimitar el naciente dibujo. Aquel niño rupestre pintaba solo en la imaginación de la pequeña María Sautuola, que buscaba ese día de verano de 1879 al autor de tan longeva y “sixtina” maravilla. Hoy, 35.000 años después, he imaginado a la pequeña María imaginando al niño pintor. Y tú, que esto lees, nos imaginas a todos.
10 February 28, 2021, 17:15 11Ziyaretçilerimize Reklamlar göstererek Inkspired’ı ücretsiz tutabiliriz. Lütfen AdBlocker’ı beyaz listeye ekleyerek veya devre dışı bırakarak bizi destekleyin.
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