El tiempo es un verdadero mar de percepciones, de verdaderas emociones que poco a poco toman un sentido en nosotros mismos. El camino es un vivo recuerdo que poco a poco se llena de signos y señales que vuelven la vida un poco más amable. El color del cielo me parece tan hermoso que dibujo diariamente un pequeño cuadro sobre el color del cielo. Poco a poco abro mi conciencia al color del corazón. Poco a poco me doy cuenta de mí mismo.

Somos un día más de esta existencia. Cada día somos un día más del mar del tiempo. En nosotros hay una forma de ver la belleza. En nosotros existe la forma de dar cuenta de aquello que es bello. Somos el despertar del cosmos, y somos el sensible ver donde nace la luna. Somos luz de vida. Somos el entendimiento de la luz. Somos día y noche.

Al el salir del sol, todos empezábamos a sentir que despertaba la existencia humana. Empezaban a sonar los cláxones y motores de los autos. Caminábamos en un sendero que nos llevaba al profundo hogar y llevábamos en la cabeza que nos encontramos llenos de luz y amor. Cada uno de nosotros fue despertando al amor de cada quien. Cada uno de nosotros entendimos que te esperamos en algún lugar de este mundo.

El universo es un remolino de mi chocolate. Es una hoja cayendo en mi hombro al ver caer la tarde en algún parque de alguna ciudad de este mundo. Veo que cada paso abre una nueva posibilidad, nuevos caminos que tomamos con una pequeña vuelta, un pequeño suspiro y mucha paz para seguir caminando. Somos uno más de los seres humanos de este mundo. Somos un remolino del chocolate. Somos un universo que sabe a chocolate cuando veo tu sonrisa y bebemos un brebaje divino.

Cuando veo el océano encuentro la forma de ver un millón de virtudes en el tiempo que existe en mi memoria. Es como si cantara el universo y en mi mente se escribiera la historia de la vida. Ocurre que veo el infinito horizonte de mi corazón. En mi nacen las canciones de lo indecible y veo el ocaso de otro día que llena mi alma de la belleza de esta existencia. En ti conozco un mar que me lleva a una vida llena de la maravilla de estar vivo. Tú y el océano son mi más grande vida.

El ritmo del corazón es el ritmo que conecta mis ojos con tus ojos. El océano canta una melodía que honró sentir como una bella metáfora de mi existir. Me uno al encuentro con lo primordial. Amo el fluir del tiempo: su extasis, su alegría y su dolor. Todo fluye como el sentir de un latido del corazón. Somos una emoción que vive eternamente.