Las corbatas nunca habían sido tan excitantes como en aquel momento en el que sujetaban las muñecas de su jefe a cada extremo de la cama. Sus ojos dilatados, su respiración agitada y su piel erizada eran una invitación al pecado. Tomó una última corbata y con ella cubrió sus ojos mientras lo besaba con intensidad, degustando su aliento. El hombre haló la tela con anticipación y una media sonrisa en su rostro. Ella se alejó y buscó las tijeras en su bolso. Aquella noche sería inolvidable.
22 August 07, 2020, 19:22 1Ziyaretçilerimize Reklamlar göstererek Inkspired’ı ücretsiz tutabiliriz. Lütfen AdBlocker’ı beyaz listeye ekleyerek veya devre dışı bırakarak bizi destekleyin.
Bunu yaptıktan sonra, Inkspired’i normal şekilde kullanmaya devam etmek için lütfen web sitesini yeniden yükleyin..