El frío del cañón del arma que sentí en mi abdomen mientras hoy me asaltaban. me hizo tomar la decisión que tanto quería evitar. Con la moral por el piso, con el dolor en mis piernas luego de mi accidente, tengo que regresar a mi hogar, no hay de otra. Hoy perdí hasta las ganas de vivir, sé que es un peligro sentirse así, lo mejor que puedo hacer es refugiarme en mi familia, al menos eso me trae algo de esperanza, tal vez pueda sentir algo de felicidad cuando los vea.

Estoy lejos de mis padres, tengo varios años sin verlos, a diario intento comunicarme con ellos para estar al tanto de sus vidas, así puedo imaginar que aún vivo en esa casa que en algún momento llame hogar. Me entristece pensar que todo el tiempo paso en vano, que me perdí de esos valiosos años junto a ellos. La última vez que nos vimos fue cuando nos despedimos en la terminal, me mata imaginar que ese sea el último recuerdo que me quedé de ellos.

Puedo engañar a todos a mi alrededor, menos a mí, hoy amanecí pensando a la mujer que tanto amé o amo, me cuesta definir eso. Me doy cuenta que a pesar de tener todo lo que he querido no soy feliz, me falta algo o en este caso a alguien, deseo sentirme vivo, lleno de inspiración. Extraño mucho sentir que los días sean eternos por disfrutarlos al máximo, hoy en día ni ganas de despertar tengo. Debo deducir si realmente la extraño a ella o ser feliz.

Sí, soy yo de nuevo, tratando de entender el enredo que hay en mi cabeza después de mi caía, no solo fue una caída anímica, ayer me caí de mi motocicleta. En esas fracciones de segundos en las que pasó el accidente entendí eso de "ver en un segundo toda mi vida" la verdad no me gustó lo que ví. No recuerdo cómo caí, reaccione cuando estaba tirado en el suelo, el dolor en mi pie derecho no era tan fuerte como el dolor que sentía en mi corazón, algo me decía que merecía estar ahí, tocando fondo.

Para la mala fortuna de Eugenio las pruebas en su primer día de trabajo aún no finalizaban, Santiago quería a toda costa presionar a su compañero para ver qué tan comprometido estaba para lograr ser un buen cobrador, mientras dirigían al siguiente cliente, Santiago le comentó: — "Tuviste un poco de suerte con la otra señora, pero ahora lo voy a llevar para que le cobre a un carnicero que tiene un mes sin darme ni un centavo, la última vez que trate con él casi mi apuñala con un cuchillo".

Eugenio Rocafuerte se sostuvo de la parte trasera de la moto con sus delgadas manos y con la poca fuerza que tenía, en el camino Santiago le explicó: - "Ahorita vamos para donde un cliente que no me quiere pagar, usted tiene que ver cómo yo manejo a la gente para que aprenda". Cómo si se tratara del primer día de escuela Eugenio asintió con la cabeza. El par de hombres llegaron a una tienda, Santiago se bajó gritándole a un señor. - "¿Usted me quiere ver la cara de payaso o qué?".

- "Yo quedé igual de quieto y pálido que la mujer que tenía en frente de mi, no pensé dos veces y decidí acelerar a todo dar, cerré mis ojos mientras avanzaba sentí como el camión paso por encima de algo". - "¿Que era abuelo?" pregunto el nieto de Chucho. - "En ese momento pensé que era la llorona, pero al día siguiente me enteraría en verdad quién era esa mujer" Finalizó Chucho.

- "La enfermera María Alejandra me atendió esa noche" Comentó Chucho. - "Esooo pero como se acuerda del nombre" Dijo Josefina. Chucho no quería seguir discutiendo, si las miradas matarán Chucho ya hubiese matado a su esposa desde hace tiempo, ignorando los comentarios, continúo su relato con algo de sarcasmo: - "La hermosa María Alejandra me atendió esa noche, me acostó en una camilla y comenzó a tocarme las partes". No termino hablar cuando su esposa le arrojó un palo de escoba.

Santiago Guevara pudo vio que su amigo se sintió un poco ofendido ante su propuesta laboral, Eugenio era un hombre que a pesar de tener necesidades nunca acudió al delito para saciarlas. - Santiago en un intento para persuadir a Eugenio comentó "Debes entender algo importante, no importa que trabajo hagas, no importa si te gusta o no, lo que importa es quien eres como persona, mientras que en tu interior seas fuerte nunca dudaras de tí". En ese momento Eugenio tomo la decisión diciendo...

La tensión fue en aumento en la casa de la familia Mendoza, por un lado Chucho se defendía a capa y espada. Él ante las acusaciones de su esposa se defendió: - "Puede que si sea mentiroso, pero yo no estoy loco, estoy seguro de lo que ví en mi primer viaje a la sierra nevada". El joven Daniel fue testigo de la fuerte discusión de sus abuelos, y con ánimos de calmar el ambiente comento: - "Nonno no se moleste si no le creen, más bien siga contando la historia que está bien buena".

En el año 64, cuando usted ni siquiera había nacido yo trabajaba como camionero, aún recuerdo cómo rugía ese motor cuando subía todas las semanas por la sierra nevada. Pero ese no es el cuento que le quiero echar, la primera vez que baje de esas montañas un amigo mío me había dicho que esa carretera era un tanto misteriosa, incluso tenía el apodo de "el triángulo de las bermudas". Yo pensé que me querían hacer la novatada, pero la verdad es que ese día después del viaje moje mis pantalones.

El trabajo que le esperaba a Eugenio Rocafuerte no era del todo legal, o eso era lo que pensaba la gente. Santiago Guevara, un viejo amigo de Eugenio, le propuso que trabajará con él como cobrador de los préstamos que él hacía. Pero a Eugenio lo invadió la duda, el sabía que ese empleo tenía muy mala fama, se decía que los cobradores eran groseros, delincuentes, unos canallas que se aprovechaban de la gente, en ese momento aquel hombre desesperado tuvo un conflicto entre la moral y la necesidad.

Se dan cuenta que mientras más ocupados están el tiempo pasa volando.

Me pasa que últimamente la intolerancia se confunde con la sensibilidad.

No sé que me dolió más, olvidar quién soy, o que todas aquellas promesas que se convirtieron en mis sueños, ella ahora los está cumpliendo con alguien más. Ustedes dirán que yo no la he superado, pero aquí viene lo irónico y es que ella a pesar de demostrar que es feliz en su nueva vida, no deja de torturarme, tendría que contarles algunas historias para que concluyan quien es el demente en este relato...

Ella, la causa de mi sin sabor en algún momento con su dulce sonrisa fue la razón de mi felicidad. Llegó a mi vida en el momento justo cuando todo parecía irse a la basura, ella significo para mí esperanza. Ahora que lo pienso bien, no sé si realmente la ame, o lo que sentía por ella era tan solo un apego emocional, tan débil soy que ante la más mínima muestra de cariño doy todo de mi.

Sin sabor, dos palabras que definen por completo mi depresión después de mi larga relación. ¿Por qué ese nombre? Imaginen estar en un estado en el qué no sientes nada, todo te da igual y no encuentras la felicidad, es tal cual como no tener sabor cuando comes, sabes que estás masticando pero no sientes nada. Solo que en este caso sé que estoy vivo pero nada me da ganas de vivir, olvide por completo quién soy, todo lo que creía que me gustaba se fue con ella.

Ay que lindo es el primer amor ¿No lo creen? Te sumerges en un cocktail de sentimientos que aceleran tu corazón y te dan esa sensación de estar viviendo en un cuento de hadas, todo es perfecto. Sientes que tu vida gira en torno a esa persona, olvidandote por completo de tí, ahí es donde está el error, porque cuando esta persona decide irse, se llevará tu felicidad y también tu estabilidad emocional. Sí, ya me dirán que eso no es así. Pero comenzaré a contarles la historia de mi "sin sabor"...

No recuerdo cuando fue la última vez que recibí un abrazo, el año pasado tal vez, no recuerdo muy bien, es increíble pero en ocasiones siempre hace falta un poco de cariño para subir los ánimos. Siento que he fallado en muchas cosas, y de seguir así me quedaré completamente solo en este lugar.

Estoy a punto de cumplir años y para ser sincero esa fecha me da igual, lo emocionante del cumpleaños es poder estar con tus seres queridos, compartir, reír y festejar. Creo que tendré que conformarme con verlos por una videollamada, y quién sabe tal vez cene una pizza ese día para al menos tener una alegría. Odio con profundidad estar tan lejos de ellos, pero me frustra saber que no puedo puedo volver.

Eugenio salió victorioso de la tienda luego de hacer su primer cobro, vio a su compañero y le entrego el dinero, Santiago un poco sorprendido le dijo: — "¿Que hiciste para que te pagará? Esa señora tenía días sin darme plata". — "Pues nada, solo fui educado" Contesto Eugenio. — "¿Educado? ¡Pero si esa señora es groserísima!" Exclamó Santiago. — "Será con usted, porque conmigo fue todo un pan de Dios" Sentenció Eugenio. — "¿Ah sí? Entonces vamos para que conozca al diablo" Finalizó.

La señora se dió cuenta que Santiago apenas era un novato en el mundo de las cobranzas, así que le dijo: — Venga mijo yo le colaboro, solo porque me cayó bien, y no anda de grosero como los demás. Santiago sintió un gran alivio, se acercó a la señora y ella le pago 5 pesos, él emocionado le comento: — No sabe de la que me acaba de salvar señora, muchas gracias ¿cuál es su nombre? — La señora nuevamente sonrió y contesto "Emilia me llamo, y no se preocupe, mañana venga de nuevo".

Mientras Santiago se retiraba de la tienda, la señora lo alcanzó a ver y le pregunto: — "Joven ¿en qué lo puedo ayudar?". Santiago se detuvo en la salida, se armó de valor y contesto: — "Buenas tardes mi señora, me llamo Leandro y vengo a cobrarle la cuenta pendiente de Santiago". — "Vienes a cobrar la cuenta del grosero ese" contesto la señora. — "Sí, pero ya me iba, no sirvo para estar gritándole a las personas". La señora sonrió, al parecer había caído en gracia con su nuevo cobrador.

Eugenio Rocafuerte una vez tenía que decidir entre poner por delante su moral o trabajar para poder comer ese día, su estómago vacío le dió la respuesta que tanto pensaba. Al llegar al local Santiago lo volvió amenazar: —"Ya sabe lo que llega a pasar si no sale con plata". Eugenio afirmó con su cabeza, entró a la tienda y vio que era atendida por una señora de avanzada edad, al verla recordó a su abuela, prefirió darse media vuelta e irse de ahí.

Santiago y Eugenio seguieron su trayecto hasta el siguiente cliente, en el camino Santiago le sugirió a su amigo: - "Usted tiene que entrar a la tienda molesto, pregunté por Antonio, si está comience amenazarlo para que le pagué cuota". - Eugenio contesto "¿Pero cómo lo amenazó? ¿Que le digo?". - Santiago respondió "Eso si no lo sé, pero si no me sale con plata de esa tienda más le vale que no se suba a la moto de nuevo, porque a mí me sirve alguien que si sepa hacer este trabajo".

- "Cómo vas a creer que voy hacer el papel del policía malo, apenas es mi primer día". - "¿Qué tiene que ver qué sea su primer día? Aquí le toca aprender de todo, vamos más bien que se nos hace tarde". Las manos de Eugenio estaban completamente frías y sudorosas, siendo este el reflejo de su nerviosismo ante la nueva tarea que Santiago le encomendó. - Eugenio tomo un respiro y contesto "Pues si tengo que hacer el papel del malo toca que hacerlo, no hay de otra".

Eugenio se preocupo porque vio a su compañero dispuesto a disparar, así que intento mediar. - "Señor, si usted se compromete a pagarnos puntualmente de ahora en adelante no tiene porqué pasarle nada". - El señor completamente asustado y aguantando las respiración afirmó con la cabeza. Santiago soltó al pobre hombre y dejo que se marchará, de inmediato felicito a Eugenio: - "Ya aprendió a jugar al policía bueno, con siguiente cliente tiene que ser el policía malo".

Una sonrisa fingida es la opción cuando todo parece ser un caos. La catástrofe que tiene lugar en mi mente es tan desastrosa que me resulta totalmente incomprensible. Mi vida se centra en días buenos, días malos y días caóticos, por ningún lado sale relucir la felicidad a pesar que me esfuerzo en buscarla.

Saben que es irónico, que tome suplementos para la memoria y se me olvida tomarlos. En fin, la hipoteca.

Hoy no me disfrazó porque naturalmente soy un payaso. 🤡

Santiago desenfundó de su cintura un arma de fuego, tomó por el cuello al señor y lo apunto en entre las cejas diciendo: - "Entonces si se me va a poner serio con los pagos o se quiere hacer matar por unos miserables pesos". Eugenio Rocafuerte en su condición de novato interrumpió la amenaza de su compañero: - "Dejelo quieto, no ve que está temblando del susto". - Santiago contesto "Usted no sea metido, más bien este pendiente si pasa la policía porque a este personaje hoy visita a Dios".

Después de la amenaza de Santiago, Eugenio se quedó completamente inmóvil para ser espectador de una paliza que le dió su compañero al hombre que le debía dinero. - El hombre se quejaba llorando "Por favor no me siga pegando, se lo juro que le voy a pagar". - Santiago continúo con la golpiza diciendo "A mi no me sirve que me jure nada, para esta tarde quiero mi plata o voy le visitó a su mamita en la casa". Eugenio Rocafuerte en ese momento comenzaba a darse cuenta en qué se había metido.

¿Domingo día de descanso? Puede que mi cuerpo descanse, pero mi mente no, estar sin nada que hacer durante este día me hace pensar de más.

- Ante la acusación de su esposa Chucho respondió "No fue usted a la cárcel por envenenar medio batallon del ejército, mucho menos voy a ir yo por matar a una enfermera que me quería joder". - "Cállate Chucho, todavía es de noche para sacar los trapitos al sol, más bien lárgate a dormir" contestó Josefina. - "¿Cómo así abuelo?" preguntó Daniel. - "Mijo ya vámonos a dormir, en esta casa cada quien reza sus muertos" Dijo Chucho mientras se iba para su habitación a descansar en paz.

- Daniel impaciente le preguntó a su abuelo "¿Entonces quién era?". - "En las noticias dijeron que se trataba de una enfermera disfrazada, pues resulta que la enfermera que me atendió se dedicaba asustar a los camioneros que pasaban por la zona" contestó Chucho. - "¿Cómo va a creer‽ ¿la muchacha bonita?" Preguntó su nieto. - "Pues sí, la muchacha bonita quedo aplastada debajo de mi camión" Finalizó Chucho. - Josefina interrumpió de nuevo diciendo "Deberías de estar en la cárcel por eso".

Eugenio Rocafuerte tenía un profundo miedo por las motos, su hermano menor, Emilio, había muerto años atrás en un accidente de tránsito por conducir imprudentemente una moto. Sin más remedio se subió en el "ataúd con ruedas", se puso un viejo casco negro de una sola pieza, y tomó por la cintura a Santiago mientras arrancaban, ante está acción su amigo bromeando le dijo: - "Ni siquiera mi mujer me agarra por la cintura, téngase duro de la parrilla que vamos tarde".

La vida en efecto es una montaña rusa, mientras estás arriba debes gritar y disfrutar, pero cuando estás abajo te preparas para volver a subir.

- "Yo al escuchar ese alarido me olvidé del ardor de la garganta y salí en un dos por tres del ambulatorio, me subí en el camión y me fui de allí". - "¿Pero abuelo viste si viste a la llorona?" Pregunto su nieto. - Chucho contesto "A eso iba mijo, justo mientras aceleraba mi camión se atravesó en la mitad de la carretera una mujer vestida de blanco y con la cara agachada".

Tengo la sensación de estar flotando en mundo completamente extraño para mí, nada me sorprende, ni mucho menos me emociona, tal vez me convertí en un anciano sin saberlo.

- "La enfermera que no era para nada bonita, me reviso y me dijo que me había pasado la inocentada más común de viajeros novatos, una quemadura en la garganta por beber chocolate sin precaución. Ella me dijo que esperará un momento sentado en la camilla mientras iba por unos remedios. Quedé solo en ese lugar, sentía como el tiempo pasaba lento, tuve la sensación de que alguien me estuviera mirando, sonó en la lejanía cómo se quebraban unos cristales y oí un lamento". - "Dónde están mis hijos".

Josefina luego de golpear a su esposo con la escoba le advirtió: - "Si sigues con la vaina está noche dormirás con las gallinas". - Chucho ya sacado de sus casillas contesto "Mujer se te aflojaron los tornillos, no ves que estoy jugando". - "Con eso no se juega, Don Jesús" finalizó Josefina. Chucho quedó en estado de alerta después de la discusión. El relato cada vez se ponía más desgastado porque nunca finalizaba, así que para no perder la atención de su nieto, continúo con la historia...

En el primer día de trabajo Eugenio se daría cuenta de lo que realmente haría. Santiago le explicó un poco más a detalle el trabajo: - "Tenemos que hacer una ruta en la moto, yo tengo alrededor de 80 clientes regados por toda ciudad, y tenemos que visitarlos a diario para cobrarles la cuotas de los préstamos". - "Disculpe Santiago pero yo le tengo miedo a las motos" Contesto Eugenio dudoso. - "Pues quitese ese miedo, porque usted será el encargado de la ruta" Respondió Santiago.

- Chucho continúo su historia "Yo me fui montaña abajo con ese fastidio en la garganta, pensé que me iba a dar gripe, pero a medida que iba descendiendo el ardor iba creciendo, sin más remedio me pare en ambulatorio del primer pueblo que encontré, Mesa de Aura creo que así se llama la población, pero ahí no había ni un alma. Estacione el camión, me baje y toque fuertemente la puerta de la entrada, una enfermera entre dormida salió atenderme"...

-"Sinceramente el hambre me puede más que la moral, y si tengo que trabajar como cobrador tendré que hacerlo" Respondió Eugenio a la propuesta de su amigo. Santiago Guevara le dió la mano y le dió la bienvenida al mundo de las cobranzas diciendo: -"Ahora en adelante deberás usar un alias, así si llegas a tener un problema nadie sabrá tu nombre real". - Eugenio contesto "Eso suena a qué llevaré una doble vida, me haré llamar Leandro". - "No sé diga más, comencemos a trabajar" dijo Santiago.

- "Yo me termine de tomar ese chocolate caliente como agua y la muchacha me vio con asombro porque fue testigo de mi desgracia. Ella toda buena me dijo que me hiciera revisar por un doctor cuando llegara a la llanura. Salí del restaurante para subirme en el camión y continuar mi camino. Yo si sentí un fastidio en la garganta pero eso no impidió que siguiera mi camino". - "Pero en ese viaje viste la llorona" comentó su nieto. - "Ten paciencia que te voy a contar" Contesto Chucho animado.

- Josefina nuevamente interrumpió a su esposo "Yo sí sé la gracia que hicistes, del frío que tenías no sentiste lo caliente que estaba el chocolate, se quemó la garganta por andar de imprudente". - La paciencia de Chucho se agotó y dió un golpe sobre la mesa "Pero me van dejar contar la historia o la cuentan ustedes, porque así no se puede". Josefina ni siquiera miro a su esposo y siguió barriendo mientras sonría pícaramente. Por su parte, Chucho continúo la historia...

- "Esa estación de servicio estaba más sola que la una, hubo algo que no me dió buena espina en ese lugar, desde que me baje del camión se me puso la piel de gallina. El frío me estaba matando y sin más remedio entre al restaurante del lugar, era lo único que parecía tener vida ahí. Una muchacha simpática me atendió, yo como buen novato pedí un chocolate caliente, pero cuando me lo tomé no me supo a nada, lo pase cómo agua, pero en ese momento no me daría cuenta del daño que me hice".

- Chucho sonrió porque al menos alguien le estaba prestando atención y continúo con el relato: - "Cómo venía diciendo, cuando baje por primera vez de la sierra nevada yo estaba muy nervioso por las leyendas que me contaron los veteranos. Sentía un frío terrible, tan fuerte que lo sentía en los huesos, mi boca temblaba y mis manos estaban casi dormidas, sin más remedio decidí parar en una estación de servicio que quedaba en la mitad de camino, pero me sorprendi al ver ese lugar solo y apagado".

- "La única llorona que ví ese día fue a usted cuando llegó a la casa con el rosario en la mano rezándole a todos los santos, ahí si se acordó que existe un Dios" Contesto desde lejos Josefina, la esposa de Chucho. - "Mujer te lo juro por mi madre santa que está en el cielo, no entiendo porque nadie me creé" Replicó Chucho molesto. - "Chucho usted tiene más mentiras que pelos en la cabeza, 45 años de matrimonio me han servido para conocerlo, lo que me faltó fue parirlo" Sentenció Josefina.

-"¡Chucho deja de hablar disparates!" Exclamó su primo hermano Fernando, quién continúo diciendo: "A mí sí me contaron bien la historia, a usted lo que dió fue "mal de páramo", uno cuando está a tanta altura le da de todo, no le diga al muchacho que vio fantasmas cuando eso es una total mentira". - Chucho se defendió "Me dejo de llamar Jesús Mendoza si lo que ví no era la llorona".

El astro sol se impuso en lo más alto dejando relucir todo su poderío, teniendo como consecuencia un caluroso día en la ciudad de Cartago. Allí, en esa gran metrópolis se encontraba Eugenio Rocafuerte, quien haciendo honor a su apellido, estaba haciéndose el fuerte ante el mar de calamidades que rodeaban su vida en ese momento. Aquel hombre pálido, de gran altura y delgado, sentía que su vida no tenía sentido alguno, su mente lo estaba dominando, pero un trabajo parecía que lo salvaría.

Espero que descubran vida alienígena pronto, estoy cansado de los memes sobre el Coronavirus.

Si las mujeres dejarán de pelear tanto entre ellas apuesto que dominarían el mundo, en la unión está la fuerza tan simple como eso.