A parte de tener que lidiar con los problemas adolescente y cuestión escolar, también tienen que lidiar con los problemas familiar, es cierto que las familias tienen algún pequeño defecto nadie es perfecto. Pero tener que llevar al pie de la letra tal cual es la tradición familiar, que viene de años atrás de sus antepasados de generación en generación; ellos también la tenían que llevar tal cual es, nadie sabía ¿cuál había sido la gota que derramó el vaso?, ¿la causa de tal problema entre las dos familias? ni ¿por qué?, pero se tenía que cumplir y ya.
Y no es que fueran perezosos por no querer saber el motivo de la rivalidad, al contrario, cuando preguntaron el motivo, nadie ningún miembro absoluto de cualquiera de las dos familias sabia la respuesta; ellos solo sabia que tenían que odiarse por los siglos de los siglos, hasta su ultimo aliento de vida, y pasar la antorcha del odio familiar a sus hijos y los hijos de sus hijos, a todos los que siguiera de la generación por parte de ambas familias.
Para Emma Becker y Robert Andrews, esa era su cruz, odiarse por siempre, la rivalidad de sus familias los tenía que ellos fueran tan malos unos con el otro, si ni siquiera se daban la oportunidad de conocerse como personas.
Que todo cambiaría con Emma y Robert, porque al parecer sólo obediencia tal cosa, para no ser los raros o los primeros en desobedecer y romper con la maldición del odio. Ellos solo querían una vida normal y conocerse, ser amigos, ¡pero no!, ¡tenía que ser todo lo contrario!
Pero gracias a un regalo de cumpleaños, un deseo de corazón por saber el pasado, contestaría a todas sus dudas, y haría que todo su mundo o la vida que conocía podría cambiar todo, ¡ya sea para bien o para mal!
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