Короткий рассказ
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Había una Cucaracha en mi baño


Por la noche en donde mi corazón vacío era llenado con comida y maullidos de mi gato desesperado por salir; espero cada momento para llenar el hueco que yace en mi pecho.

Mi cuerpo duele, mi cuerpo está cansado. Discutir no hace más de mí que un desastre de lo que mis sentimientos representan.

Estoy hambriento; desconozco si de esperanza o simplemente espero que la comida de hace 3 días pueda llenar aquel profundo y agobiante agujero en donde mis pulmones deberían estar; respiro, respiro con agonía, cada vez que el aire fluye a través de mis pulmones llevándose consigo todo lo que yo significo.

Mi sangre y mis viseras arden, mientras mi cuerpo se desvanece a través de las palabras que escribo desde mi viejo computador.

Empatía, tristeza, discusión e impaciencia; mi cerebro repite mi error, aunque la pena repite que tengo aquella culpabilidad. Sonidos resuenan en mi cabeza, mientras el maullido aumenta en potencia. Es mi sombra que pide salir a gritos como nunca antes.

No quiero llorar, aunque de mis ojos sobresale el causal de un río que cae rozando mi cara, como si mi subconsciente intentara acariciar suavemente mi rostro que busca consuelo.

Mis oídos chillan mientras aquel gato sube cada escalón con rapidez para asaltar mi cuarto y quedarse en el lugar hundido que corresponde a mi cuerpo sobre la cama.

Veo el vacío pasillo con todo lo que se ha llevado. De las paredes escurre tinta negra y de mis dedos aún caen gotas de sangre que llenan la vacía hoja de papel.

Donde cada una de mis gotas de sangre se vuelven letras que conforman palabras.

Quiero correr, aunque mi cansado cuerpo me detiene como si una cuerda colgada alrededor de mi cuello jalase el fantasma de mis recuerdos, intentando inclemente arrancar mi cabeza de tajo, mientras el nudo se aprieta, sofoca mi ser en cada momento.

Mientras recuerdo lo que es el infierno, Dante lo dijo: “No hay mayor pena que recordar un momento feliz en tiempo de miseria” … Me encontré a mí mismo dentro de un bosque oscuro donde los pinos tan altos como el cielo ardían con la misma intensidad que mis viseras.

Mi mente sobresalta una y otra vez al repetir los hechos y la pena se vuelve más grande.

Sólo quiero amor, no quiero exigencias, quiero felicidad, no quiero impaciencia, aunque mi cabeza está en mi contra.

Subo los escalones mientras la pena agolpa mis piernas. No siento más que pesadumbre. ¿Cómo sobre poner mis acciones como un robot del día a día?

Somos los hijos de la culpa, somos sangrantes seres con metas a futuro. Mientras mancho la maquina de escribir a cada tecla que presiono. Soy tan vago como el recuerdo de mi abuelo materno al que jamás conocí.

Comienzo a balancearme mientras mis piernas andan solas en el vaivén de subir las escaleras más largas de mi vida. Te veo y me veo; he subido las escaleras.

Apago las luces y la oscuridad se apodera de mi departamento, mientras que mi gato yace dormido al borde de mi cama; esperándome para dormir a su lado. Al fin y al cabo, el sólo busca el calor que mi frio departamento no tiene.

En el camino a mi cuarto, decidí verme frente al espejo buscando consuelo; cuando de pronto me percaté.

- ¡Hay una cucaracha en mi baño!

Escaló atreves de la larga tubería desde la cloaca, hasta el segundo piso de mi departamento, para llegar a la pared de mi baño. Era tan repugnante como asquerosa, el sentimiento de repudio y asco prevalecen, mientras el bicho avanza hasta llegar al techo. Haciendo de mi noche aún más complicada de lo que hasta ahora había sido.

Corrí para recoger una escoba como si no tuviera dolor, bajé las escaleras poniendo un pie frente a otro y tomé aquella herramienta para llevar a cabo la carnicería con la que me decidí a perpetrar de aquella cucaracha a una masa irreconocible de patas separadas de su cuerpo.

Quería hacerle tanto daño como pudiera, quería separar su cuerpo en varios pedazos; - quizás era mi proyección negativa.

Llegué al baño nuevamente, armado y listo para liquidar aquella cucaracha que yacía en la esquina de mi baño, mientras esperaba para ser destripada con toda mi rabia contenida.

Con lágrimas en mis mejillas, subí y bajé con furia la escoba en dirección al bicho, que yacía inmóvil en su posición.

Una y otra, y otra y otra vez la escoba bajaba con rabia mientras que descargaba todos mis sentimientos a través de el mango de madera; destazaba con saña el cuerpo del animal moribundo.

Una y otra y otra vez el impulso era incontenible hasta que el mango de mi escoba finalmente cedió ante la fuerza ejercida.

La cucaracha estaba destrozada al filo de la pared; caí con dolor sobre mis rodillas, y lloré hasta que estuviera tan cansado que dormir fuera la única opción.

No había asesinado a un bicho, había tomado mi propia vida, sin darme cuenta.

Dejé el baño encendido, caminé hacia mi cuarto, en donde me recosté y dormí hasta no llegar temprano a mi día diario, no estaba listo para renacer

Aún no estaba preparado.

20 февраля 2020 г. 17:42 1 Отчет Добавить Подписаться
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CirKº ·. CirKº ·.
Fuerte, Diego!! Un relato lleno de tristeza, con una cuota de humor por la cucaracha, en ese género ambiguo e infinito como es el de la comedia dramática! Abrazo!
~