ugoh19 ugoh Chávez

Algunos lloran con una copa en la mano y sentados en la barra del bar. Están así una hora, un mes, un año, una relación o el resto de la vida...


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#mexicanfood #cerdo #estilo #mododevida #amargura #comida
Короткий рассказ
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Del griego ĸєρδω


Algunos lloran con una copa en la mano y sentados en la barra del bar. Están así una hora, un mes, un año, una relación o el resto de la vida.

    Otros solo caminan con cara como de ignorantes del rumbo, se les ve esa misma mirada del niño en el supermercado que voltea a la derecha y no encuentra a su mamá. La diferencia es que cuando eres un niño llorando se acerca la gente para ayudarte. Pero de adulto, las personas se alejan como instinto de supervivencia. Y no los culpo, yo también me hago pendejo cuando veo que otros sufren.

    No estoy en la barra de un bar, no soy un bohemio. Estoy en un local de tacos de carnitas, sentado en una mesa para cuatro personas, donde apenas y cabemos yo con mi amargura, la mochila de siempre y esa cara de idiota que me cargo por obligación. En las demás mesas hay risas y alegría, festejos, logros consumados que se honran con el ritual ancestral de la ingesta de un cerdo cocinado en su propia grasa. De fondo suena una cumbia y el mantel de plástico con flores impresas nunca me había molestado tanto como ahora. Maldita hipocresía en polietileno ionizado.

En mi mano derecha sostengo un taco de copete y cuerito, en la izquierda un Boing de mango. No hay salsa verde y el pico de gallo se ve un tanto fermentado, los limones están secos, así que condimento con el amargo sabor de las lágrimas que se deslizan por dentro y no por las mejillas, seguro que lo han sentido alguna vez, desconozco cómo se llame, pero creo que es exacta la descripción de un “llorar por dentro”. Al iniciar con el segundo taco experimento una escena bíblica; de la nada una chica (que no sé si es cliente o empleada) me traen chiles en vinagre con desprecio, algo que agradezco con un “gracias” que se escucha como ladrido por mi boca llena.

Unos fuman o toman alcohol hasta ahogarse. Yo me como dos de chicharrón, dos de maciza y otro de copete con cuero, que pido alzando un poco la voz, imitando la llamada de auxilio de un suicida. Y funciona, las personas me observan e interrumpen sus rituales románticos para ver a un joven de treinta y tantos comer con notoria ansiedad, con evidente desesperación, con singular alegría. De dos mordidas desparezco los de doble tortilla. El cerdito de la publicidad está orgulloso de mí, lo noto por su sonrisa. El hijo de puta vende a los suyos para disfrute de otra especie que de todos modos se lo comerá tarde o temprano, porque aquella mañana de febrero aproximadamente a las 11:38 horas, descubrí tres cosas.

La primera que no he visto un cerdo viejo. Perros, dragones, caballos y hasta tortugas viejas, pero no un cerdo. Primera síntesis: Los cerdos no llegan a viejos.

Segunda síntesis, no se necesitan cucharadas de salsa para disfrutar de un taco. De hecho, el limón y la salsa solo ocultan la verdad de las carnitas. 

Tercera síntesis, también a mí me puede valer madres y me limpio las manos llenas de grasa en el pantalón cuando por más que pides y pides tacos, nadie te trae una puta servilleta de papel.

Con el estómago lleno del estómago de otra especie con la que compartimos el 95% del código genético, me dispongo a regresar a mi lugar de trabajo. Pero ocurre una desgracia para el futuro de la educación de este país, pues un grupo de estudiantes se quedarán sin recibir el sagrado conocimiento que puedo otorgarles a sus vidas llenas de oscuridad medieval. Como pasa con los autos y los embarazos, fue mi imprudencia lo que provocó este “accidente”, una falta de cuidado y precaución en la curva cerrada de un desayuno que llegó tarde o una comida adelantada, me dio el mal del puerco.

Mi alma y corporalidad se desparraman sobre una banquita del parque. Tomo el celular y escribo unas palabras de despedida: “lo siento chicos no podré llegar a clase, se me presentó un inconveniente”, “amigo, mejor cambiemos la reunión para otro día, no me estoy sintiendo bien de salud”, “ma, no voy a poder llegar, ando bien ocupado”. Listo, ya tengo el día libre pues sin importar qué respondan la decisión está tomada porque todos somos dueños de nuestro cuerpo. Además, de que soy una víctima de mi absoluta fragilidad emocional. Por último, quiero dejar en claro que no son mentiras, lean bien el texto y, sobre todo, ¡sálvense ustedes! Porque como diría el pensador Barney Gómez: yo ya estoy muerto.


*Publicado en Teresa Magazine, marzo 2020.

*Publicado en Revista Engarce, julio 2020.

14 февраля 2020 г. 5:45 10 Отчет Добавить Подписаться
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Об авторе

ugoh Chávez Nació, creció y se reprodujo en estado de cautiverio en la ciudad de Querétaro. Ha publicado por invitación, por convocatoria y por amistad en compendios de cuentos y revistas de habla hispana. Duerme poco y suele destacar por extraño, en fin, un tipo raro.

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Alicia Lebén Alicia Lebén
Muy buen relato, haces de lugares coloquiales y simples " quehaceres diarios" como comer un deleite para la vista con palabras muy bien articulados y una satira exquisita, me gusto mucho. Muy chevree. Saludos desde Colombia.

  • ugoh Chávez ugoh Chávez
    Gracias por la lectura y el comentario, un abrazo de vuelta hasta la tierra del maestro Gabo. Saludos. March 26, 2020, 19:13
Laura  Calabria Laura Calabria
Excelente relato. Algunos términos es cierto que me cuesta un poco más de comprender por las diferencias culturales (soy española), pero me encanta tu manera de narrar y el mensaje que transmites en estas líneas.

  • ugoh Chávez ugoh Chávez
    Me tomó mucho tiempo convencerme de apostar por una “escritura menor” como las nombra Gilles Deleuze; una escritura no compleja pero tampoco servicial, una escritura de resistencia que tensa la paciencia del lector y que desconoce la traducción de Google. ¿De qué otra forma honrar a la cultura sino demostrando que la informática no es capaz de dominarla mientras no se la entreguemos en un lenguaje tan reducido que por lo mismo deje de ser cultura y se vuelva algoritmo? Sé que es un camino que él reconoce en “Josefina la cantora” de Kafka, en “Bartleby” de Melville y que no es el lenguaje de los reyes ni los sargentos gramaticales o las estrategias y secretos top para triunfar en la escritura milenaria, pero por lo menos me permite ser honesto conmigo mismo, porque como dijera Roland Barthes; uno debe escribir para sus amigos. Gracias por la lectura y el comentario Laura. February 27, 2020, 01:28
Matías Lauro Matías Lauro
Ya llevaba muerto en el momento que se deja llevar por la angustia. Creo que depende mucho del temperamento de cada persona. Por más que uno sea depresivo, los comportamientos que uno adopta para salir de un momento 'de mierda', por llamarlo de alguna manera. Dependen del amor propio. A todos nos golpea la vida. Con mayor o menor fuerza, con hechos inevitables, inesperados y otros esperables. A la vida se viene a sufrir. Es uno el que tiene que sacarle los momentos bellos, sino todo se resume a... Nacimos para morir.

  • ugoh Chávez ugoh Chávez
    Gracias por la lectura y el comentario. Creo que más allá de la literalidad y por ello las referencias visuales, lo que busqué fue un texto que refleje este incremento del dramatismo en las sociedades contemporáneas, pero en un personaje que no sea millenial sino alguien que de una u otra forma "ya nos alcanzó". Por otro lado es una de los más recientes cuestionamientos al interior de la psicología, dejar de centrar las decisiones en un único órgano, y nuestro personaje pensará desde el afuera en tanto social, pero también desde las tripas. Y así, eafirmar el lugar de la ficción como un espacio de exploración de la psique. Saludos. February 23, 2020, 20:53
Ivan Gonzalez Ivan Gonzalez
Ya lo pude leer. Lo he entendido a la perfección, el dialecto que empleas no es difícil, desde mi punto de vista. Me ha gustado mucho esa visión, un tanto satírica, de la realidad que es compartida por las personas de este mundo. Me gusta lo relacionado, como el relato sigue por el mismo camino hasta llegar al final, que es la muerte mental, el desparrame en vida. El protagonista de sienta en el banco, algo que simboliza la caída del hombre, la falta de ganas de levantarse y vivir, es otra forma de morir: el no apostar por seguir el camino. Me ha gustado bastante, muy bueno. Espero leer más cosas así, amigo Un abrazo, Ivan.

  • ugoh Chávez ugoh Chávez
    Gracias amigo. Así es. En efecto de eso va, el abandono de la esperanza pero no por una tragedia inevitable al estilo de los mitos griegos como Edipo, sino por una hipérbole de lo pasajero. No ya sobrevivir a lo peor para decir que se ha conseguido algo, sino rendirse con algo tan evitable como la glotonería. February 18, 2020, 09:07
Ivan Gonzalez Ivan Gonzalez
¡Me lo apunto para esta noche!

  • ugoh Chávez ugoh Chávez
    Gracias amigo, espero que los regionalismos no compliquen la lectura. Creo que en varias ocasiones cometo el error de apostar por una escritura local y eso complica la llegada de nuevos lectores. February 17, 2020, 07:33
~