Короткий рассказ
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.Gata

Con un silbido penetrante la flecha voló y atravesó con impecable puntería, el corazón del lobo, alcanzado en pleno salto. Un disparo magistral. El animal lanzó un alarido y cayó muerto sobre la hierba del prado.

El hombre corpulento, alto y bronceado, que había disparado con tal precisión, colocó adecuadamente el arco en su espalda, y con pasos mesurados y tranquilos se dirigió hacia el claro. En seguida vio lo que buscaba. Acurrucada en un rincón, contra una roca cubierta de musgo, estaba la frustrada presa del lobo, observó con atención, era una gata enorme de un pelaje tan negro que despedía un brillo azulado. Tenía sangre en una de sus patas, una herida producida por el enfrentamiento con el terrible lobo gris. El tristemente celebre lobo gris, la bestia loca, asesina de niños y de ganado que durante años había aterrorizado toda la comarca.

Tomó con sumo cuidado a la gata y ella lo permitió, sin espanto y sin atacar. Sin duda lo reconocía como un protector.

La colocó en un lugar adecuado y se dirigió a ella en estos términos:

-Hola, amiga gata, me llamo Vàli y me alegro de haberte encontrado. Ahora, si me lo permites curaré tus heridas- le hablaba como si el felino pudiese entender sus palabras.

Preparó un vendaje impregnándolo con un bálsamo que siempre portaba en su morral. Cuando se disponía a aplicar la cura, la gata lo araño en el brazo. Retrocedió sorprendido, pero la enorme gata se le acercó muy despacio, poniendo su pata sobre su brazo y froto su sangre con la suya.

Entonces comprendió. Estaban haciendo un pacto de sangre, juntando la vida felina con la humana. La gata se estiró plácidamente y ahora se dejó vendar la herida. Cuando acabó, ella se marchó lentamente, para al final desaparecer tras un risco, de un ágil salto no sin antes pararse y observarlo atentamente durante unos instantes, moviendo suavemente su cola

***

Corría desesperadamente por su vida. Muy cerca, los gritos de sus perseguidores. Se volvió justo para ver que la luz incierta y oscilante de las antorchas estaba muy próxima.

En la oscura noche su sentido de orientación le jugó una mala pasada y lo había conducido a un lugar cerrado por altos riscos. Decidió plantar cara y morir luchando. Desenvainó su gran espada que relució siniestramente a la incierta luz de las estrellas.

Alguien gritó:

-Ya es nuestro, no tiene salida.

Cinco sombras de aterrador aspecto se aproximaban cautelosa pero decididamente, cerrando un círculo de acero en torno a él.

En aquel instante, congelado en el tiempo, empezaron a llover gatos, literalmente, sobre los agresores. Caían por docenas de los árboles, saltaban por centenares de los altos riscos, arañando despiadadamente a los hombres, buscando las zonas desprotegidas con sus letales dientes, arrancándoles los ojos con sus zarpas provistas de uñas afiladas como cuchillas.

Nada pudo hacer el desdichado grupo frente al masivo y brutal ataque.

Tan sigilosa y súbitamente como aparecieran los gatos, desparecieron tragados por las sombras de la noche, dejando tras de sí cinco cadáveres como testimonio de su brutal ferocidad.

Aún sin salir de su estupor, miró hacia todos lados y en lo alto del risco recortada contra el disco lunar que acababa de salir, la vio, mirándolo cariñosamente. Y supo que ella era Sekhmet, que había traído su felino ejército para salvarle de sus mortales enemigos. Y también en aquel momento comprendió la inmensa magnitud de su pacto. Un pacto que trascendía los límites de la vida y la muerte, de tiempo y del espacio. Que duraría mientras la tierra fuese tierra y en ella habitasen hombres y gatos.

3 февраля 2020 г. 19:13 0 Отчет Добавить Подписаться
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