m1gu3 Miguel Ángel Quintero M.

"Finalmente, el momento ha llegado; ambas se tomaron un tiempo para prepararse, ya lo han hecho anteriormente, pero justo en este momento se sienten más nerviosas que nunca. No sabes cuánto tiempo han estado jugueteando, besándose, rozándose, amándose, lo único que sabes es que ahora quieren acabar con este martirio agradable de placer"


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#gay #mujerxmujer #amor
Короткий рассказ
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One shot

Echas un vistazo por la ventana, observas el anochecer que se avecina mientras pequeños copos de nieve se conectan de forma suave con el césped y la calle; el sonido de una manija abriéndose te obliga a voltear hacia el lugar de origen: La ves, ahí esta; estatura media, castaña, ojos color miel, aquella mujer que amas por fin está de vuelta.


-Oh. Has llegado.


-Sí. Eso veo...


-¿Te sucede algo?


-Un día de mierda: Mi jefe y compañeros de trabajo son unos imbéciles, me duele la cabeza y el estrés me está llegando a altos niveles.


Verás cómo se quita el bolso de cuero color negro y el suéter del mismo color, lo dejará sobre la silla más cercana para después ir hasta la cocina para beber un poco de agua; te levantarás e irás hasta donde ella, la abrazarás por la espalda, gesto el cual ignora por completo.


-¿Tan enojada estás?


-Lo estoy. Si no te gusta, no me interesa, Laura.


-Ow. No seas gruñona.


-Hm.


-Vamos, Karen, no te puedes enojar conmigo así porque sí.


No dirá nada, simplemente se irá hasta la habitación que juntas comparten, la seguirás cual perro a un hueso y la observarás cambiándose, más precisamente en el momento en el que sólo lleva bragas, darás una ojeada a esos pechos firmes y lindos que se acercan hacia ti: se ha percatado de tu presencia. En un acto rápido te cierra la puerta casi que en la cara - Pervertida - Es lo único que la oirás decir, luego de un pequeño rato saldrá con nuevas prendas puestas, unos shorts y una blusa sencilla, sin sostén, nada recomendable para los climas fríos.


-Pescarás un resfriado.


-Es mi problema, no te incumbe.


-¿Qué hago para que dejes el mal humor?


-Nada.


-Rayos. Sonríe un poco, ¿sí?


-No.


-Hazlo por mí, sólo un poco.


-Dije que no.


Comenzarás a hacerle cosquillas en las zonas que sabes que le provocarán unas cuantas risas, la respuesta al estímulo será la que buscabas: Carcajadas. De un momento a otro reaccionará y te pellizcará, acción acompañada de una mirada sádica, no te importará, te basta con ver esa preciosa sonrisa, tesoro que quieres proteger.


-Odio las cosquillas, idiota.


-Ay.... ¡Lo tengo! ¿Crees que puedo hacerte cambiar de opinión?


-No sé, ¿puedes?


-Lo intentaré, pero necesito que colabores en esta "apuesta". Ve a la habitación, espera mi llamado.


Suspirará resignada y te hará caso, aprovecharás para ponerte un delantal, sacar unos cuantos ingredientes del refrigerador y comenzar a cocinar, tarea que no se te da muy bien, pero darás tu mejor esfuerzo para que tu amor sea feliz. Prepararás pasta con albóndigas, lo único en lo que le has puesto empeño en aprender, pues sabes que es el favorito de tu esposa. Posteriormente a tenerlo todo listo, llamarás a Karen, ella vendrá con una pizca de mala gana, pero su expresión cambiará al ver toda la escena que tienes montada: Luces apagadas, mantel color rojo decorando el comedor, dos velas blancas colocadas simétricamente en el mismo, la cena sólo para ella colocada elegantemente, acompañada del mejor vino que has podido encontrar. Se ha impresionado.


Sin decir nada, la tomas de la mano dulcemente y la llevarás hasta la silla enfrente de aquel platillo, ella te acompañará sin rechistar, mirará la comida y te mirará a ti, como pidiendo permiso: asentirás,ella volverá a dirigir la mirada a la pasta, tomará los cubiertos que yacía al lado derecho del plato y comenzará a degustar.


Sus ojos se cerrarán, piensas que es porque no le ha gustado lo que preparaste, pero en su cara se dibujará una sonrisa, asegurándote lo contrario. Mientras ella ingiere su alimento, tú servirás el vino en una copa y se la dejarás en la mesa cual mesero, le darás su espacio y te limitarás a contemplar a esa fémina malhumorada. Al terminar de comer, te agradecerá y se levantará para recoger los trastes, pero la detendrás delicadamente.


-Tranquila, eso lo haré después. Nuestra velada aún no termina.


-¿Velada?


-Sólo sígueme.


Tomarás nuevamente su mano, la llevarás hasta el sofá y le pedirás que se quede en ropa interior, luego de llamarte "pervertida" y de objetar unas cien veces, simplemente aceptará. Al terminar lo pedido, la acostarás boca abajo y con suavidad comenzarás a acariciarla: El primer destino son los hombros, le harás unos masajes circulares, te tomarás tu tiempo mientras recorres la espalda de tu mujer con los estímulos agradables que esperas liberen su tensión, la sensación de la fina piel bajo las yemas de tus dedos es agradable. Karen te mira, tú la miras a ella, disfrutaba de la actividad manual que le hacías, pero notas algo diferente: Unos ojos que anhelan un siguiente "acto", unas mejillas adornadas de color carmín y unos labios levemente temblorosos, tal vez de vergüenza; rápidamente entiendes el mensaje, como un niño pequeño intentando pedir un dulce, tu amada pide una sensación activa que libere su estrés.


-¿Estás segura?


-Si, por favor. Lo necesito.


-Está bien, amor.


Tu corazón late con intensidad cuando ambos cuerpos comienzan a quedar completamente desnudos, ella te observa, notas el rubor intenso en sus mejillas: Está avergonzada. Ella se acostará boca arriba, una posición cómoda para ella, tú te posicionarás lentamente sobre su silueta, ambas unirán sus labios en un beso amoroso, beso que pasará a ser uno lleno de pasión y deseo, las caricias jugarán un papel bastante importante en su lucha: Avivarán el fuego del momento. Finalmente, tu contraria enrolla sus piernas alrededor de tu cintura, impidiendo tu improbable escape.


-Sabes que no me iré de aquí.


-No me importa, es por seguridad.


Posarás ambas manos sobre los no tan grandes pero mórbidos senos de tu mujer. La harás soltar unos leves jadeos, ya que tus manos estrujarán delicadamente las colinas; pasarás a lamer el pezón derecho mientras tu diestra amasa el pecho izquierdo, tu mano libre dará caricias en las excitantes y preciosas curvas de la mujer; escuchas sus gemidos: música para tus oídos. Quieres más, lo deseas. Dejas de molestar ese pezón y prosigues a lamer y morder su cuello ferozmente mientras tus manos asaltan otras partes de su anatomía; Karen temblará y te nombrara entre gemidos, aceptando así tus caricias, tus mimos, tu amor.


Finalmente, el momento ha llegado; ambas se tomaron un tiempo para prepararse, ya lo han hecho anteriormente, pero justo en este momento se sienten más nerviosas que nunca. No sabes cuánto tiempo han estado jugueteando, besándose, rozándose, amándose, lo único que sabes es que ahora quieren acabar con este martirio agradable de placer.


-Mmm. ¿Y si mejor lo hacemos mañana?


-¿Es en serio, Laura?


-Tal vez.


-Idiota, mételos de una vez.


-¿Segura?


-Sí.


-¿Seguraa?~


-¡S-Sí!


La cúspide de tus dedos roza aquellos montículos, puertas a la cuna de la vida; te preparas, ríes levemente por la cara de desesperación de Karen, y penetrarás sin remordimiento. Ella gemirá, sentirás su vientre cálido, nuevamente se mirarán la una a la otra, ambas sonrojadas, jadeantes, temblorosas, sudorosas, encendidas y enamoradas. De repente te detienes a procesar algo que recordaste justo ahora. La miras y sonríes en un gesto burlesco.


-Ohh, se me había olvidado la apuesta de hace rato. Como te veo tan feliz y mojada, ¿quiere decir que gané?


-J-Ja. Ya quisieras.


-Eres mala.


-Y mucho.


-Te amo, Karen.


-Te amo, tonta.

19 августа 2019 г. 0:15 0 Отчет Добавить Подписаться
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