Hace veinte años un brote de psicosis creció en la humanidad. Llegó de sorpresa, y se expandió tan rápido que generó una hecatombe. Se consiguió estudiar y focalizar la raíz de todo. Un virus, con una estructura peculiar y compleja. Se le llamó el virus debacle. En primera fase producía alucinaciones y comportamientos erráticos, nada muy llamativo. En segunda fase afectaba físicamente, los portadores comenzaban a tener el pelo blanco, casi plata y su psicosis aumentaba. En tercera fase se llegaba a una locura total, que en la mayoría de los casos desembocaba en muerte, y en los que no, les dejaba perdidos para siempre.
La humanidad se vio enormemente mermada. Nació la Confederación, una unidad humana dispuesta a controlar la situación y salvar la humanidad. Y lo consiguió, aunque a un precio alto. Usaron la única estación espacial existente, Aurora, como laboratorio principal, aislado, sin ojos que observasen o jueces que limitasen. Consiguieron una cura. Aplicada a una infección en fase uno se podía aislar al virus, y con suerte, eliminarlo. En fase dos no había forma de eliminar al virus sin matar al portador, solo se podía contener, con riesgo. Así que las zonas bajo su dominio fueron aisladas bajo murallas del resto del mundo, y se creó un enorme y muy estricto control de población. Se trataban a los enfermos en fase uno en centros aislados de recuperación. Cualquier ser humano que llegase a fase dos era sacrificado. Muchos empezaron a huir a otras zonas, a llevar a sus seres queridos en fase dos y a tratarlos clandestinamente. Así nacieron asentamientos independientes fuera de los territorios aislados de la Confederación. Se hicieron llamar los Libres, contrarios a la Confederación. Empezaron a crecer y la Confederación vio un riesgo en potencia, así que intentó eliminarlos a todos. Los Libres no se dejaron. La guerra estalló, una guerra que lleva ya trece años. La humanidad se dividió en dos. Los Libres consiguieron grandes hazañas y, aunque la Confederación sigue pareciendo superior, pareciera que tienen probabilidades de ganar.
La unidad principal militar eran los dracos. Unidades preparadas para que un piloto entre en sincronía con él, y lo use como si fuese su propio cuerpo. Son unidades convertibles, para movilidad rápida como vehículos de suspensión y para otras tareas con forma humanoide. Hay dracos de todo tipo, para construcción, salvamento… pero los que más hay son los militares, dotados de armas, sobre todo armas cuerpo a cuerpo, ya que pueden traspasar los escudos de energía que lleva cualquier unidad, incluida la infantería. Por este motivo las unidades militares entrenaban más el combate cuerpo a cuerpo que a distancia. Hay dracos de diferentes tamaños, los más comunes son de cuatro a cinco metros de altura en forma humanoide, por su versatilidad. Se consiguió separar la cápsula del piloto del draco, para un control remoto. Pero la sincronización es tan potente, que falla demasiado y tiene corto alcance, así que todos los dracos, sobre todos los militares, llevan la cápsula de sincronización con el piloto en la espalda. Conseguir la unión del piloto con la máquina de forma remota y estable es algo en lo que ambos bandos trabajan activamente.
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