Tengo frío. Mucho frío. Ya comienzo a temblar. Las manos perdieron su articulación. Siento demasiado frío. El muchacho del lado derecho ha dejado de desangrarse. El de la izquierda perdió el conocimiento hace unos instantes, lo último que dijo fue `mata a ese carnicero`. Ese final era mi final, mi cabeza lo sabía y mi cuerpo comenzaba a aceptarlo, pero `¿cómo aceptar la derrota?`. Si al fin de cuentas a ese carnicero lo conocía de niño, impensado pensarlo capaz de semejante aberración, caminamos las mismas calles del mismo barrio, del mismo pueblo, la misma escuela, sufrimos los mismos silencios, saboreamos los mismos triunfos y masticamos la misma bronca. Aún recuerdo el día que dijo:
- A éste pueblo le falta un asesino...
Yo no lo consideré seriamente hasta éste momento, ahora todo tiene sentido, cómo no lo advertí antes. Cada desaparición coincidía con el cartel en la puerta de la carnicería que decía "Hoy no se atiende. Razón: faena excepcional". Más de una señora volverá a su casa sin la carne para las milanesas o las albóndigas sin sospechar siquiera que me estoy muriendo, desangrado y de frío, mas de frío. He comido muy bien hoy, lo debo confesar, estoy satisfecho.
El frío ya se metió en mis huesos y no desea salir. ¿Cómo he llegado aquí? Ésta maldita heladera y mi cabeza que late cada vez con mayor insistencia. Mi visión se nubla, entre sombras aún logro divisar algunas de mis falanges en la otra punta de la habitación, afortunadamente aún me quedan tres dedos en la mano derecha y dos en la izquierda. El dolor en mis manos es insoportable. Y el frío se hace azul metal. Como una cascada de música y nieve, aterciopelada, un tanto febril, me deslizo sobre el piso hasta que mi pierna toca el brazo de mi compañero, me subo a su pecho y éste se desinfla como un globo, logro pararme con la única pierna que me queda y observo mi obra maestra: un niño de la primer infancia, una adolescente menor de edad, un trabajador de la curtiembre y una anciana discapacitada. El bebé fileteado sobre el mostrador parece un muñeco, duro, inerte y en paz.
He matado y he disfrutado con cada muerte, cada gota de sangre la he bebido con el placer que solo los poderosos conocen, ahora tengo el poder. Lo tuve. Tuve el poder pero no el valor. Mi tesis se ha cumplido: todo pueblo debe tener su asesino, todo asesino debe tener su pueblo, y todo caníbal tiene derecho a su alimento o morir en el intento. Bastardo, me has vencido.
Спасибо за чтение!
Мы можем поддерживать Inkspired бесплатно, показывая рекламу нашим посетителям.. Пожалуйста, поддержите нас, добавив в белый список или отключив AdBlocker.
После этого перезагрузите веб-сайт, чтобы продолжить использовать Inkspired в обычном режиме.