Entonces despiertas...
Una nueva escena, un nuevo recuerdo, un nuevo día.
Horas atrás todo era distinto.
Pero ahora no es mejor, ni peor, simplemente el tiempo pasó, la vida siguió su curso, viviste lo que debías vivir, y ahora estás de regreso.
Recuerdas a la persona de esos días, la persona que aún vive en ti, pero que ya no eres completamente, has vuelto a cambiar, no eres la de antes, ni la de después, eres la de ahora.
Por unos segundos todo parece un sueño, y tienes esa sensación de bienestar puro en tu pecho.
Luego recuerdas que aquí no era donde estabas, y todo ese tiempo regresa a ti, como una película reproducida en tan sólo un segundo dentro de tu mente.
Estás en tu hogar, pero ahora un sólo lugar ya no es tu hogar, has creado múltiples personas en ti.
Tan familiar y extraña al mismo tiempo, nunca suficiente para ambos hogares. Tu corazón creció, pero también se dividió.
¿Y cuando regreses? Simple, volverá a ser distinto.
Nada se repite dos veces, no de la misma manera.
Pero esa es la belleza de la vida, los momentos efímeros, nuestras personalidades efímeras, y el abanico de emociones que cada hogar nos brinda.
Respiras, miras el cielo azul, sonríes.
Una nueva escena, un nuevo recuerdo, un nuevo día.
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