En el indulto y el perdón,
está el idioma del amor
el que se habla con el cuerpo.
Y cuando se quiere hablar de adiós
uno se abriga del sabor
de atormentarse en el recuerdo.
Cuando uno bebe del pudor
de no saberse el acreedor
del destino de su tiempo.
y cuando uno no quiere ver el sol
Solo ve su desazón
Victimaria en el espejo.
Suplicios de una vida sin sabor
una mirada sin color
que se opaca en el silencio
Resguardando su piadosa condición
resbalando en el renglón
torpes brotes de deseos.
La piel que uno transformó
polarizó su convicción,
puso eco en el tormento.
Y con su voz se convenció,
de no poder decir adiós
pero hacer todo el esfuerzo.
Vacío como sombra en el cordón,
como una boca sin sabor,
como un cuento simple y viejo.
Atado a las cadenas del error
acostumbró a su inspiración
por el error de su reflejo.
Aquel que ya no es, lo acobardó
y sin saber se convenció
que no se vive del recuerdo.
Pero después uno cuestionó
por no haberlo hecho mejor
para fugarse de los miedos.
Uno no es más que un pensador
que se proscribe del amor
y se ejecuta en cada sueño.
Uno no es más que su emisor
y hasta su propio receptor
en la cadena de lo interno
Libre no puede la razón
si la acribilla el corazón
con una ola de momentos.
Y si uno es un ser de pasión
esa maldita sensación
le amarga todo el invierno.
+
Спасибо за чтение!
Мы можем поддерживать Inkspired бесплатно, показывая рекламу нашим посетителям.. Пожалуйста, поддержите нас, добавив в белый список или отключив AdBlocker.
После этого перезагрузите веб-сайт, чтобы продолжить использовать Inkspired в обычном режиме.