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No tengo pasado o si lo tengo. ¿Quien soy? Violada, transformada, ¿Pero porque? Un príncipe, dos guardianes, un campesino y porque no un brujo. ¿Que significa todo esto?


Фентези средневековый Всех возростов. © Propios

#vampiros #Doncellas #principes
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Anabel

Capítulo 1

Me llamó Anabel tengo 17 años, mis padres adoptivos se llaman Raquel e Ismael, tengo dos hermanos más mayores que yo. Ahora soy la doncella de su majestad la reina, hace aproximadamente un mes que vivo en palacio y soy feliz en este lugar, pero desde hace unos días no se lo que me sucede; mi mente se queda en blanco. Estoy confunsa y me pregunto ¿Por que? Sera porque no descanso lo suficiente, sera por el exceso de trabajo que hay en este palacio y lo poco que descanso son solo un par de horas para luego reanudar el trabajo.

La reina se ha dado cuenta de ello, y me ha mandado llamar. Pero yo no la quiero agobiar. No quiero preocuparla. Ya tiene bastantes problemas en este reino como para que para se preocupe de los mios también.

Me dirijo a los aposentos de su majestad. No sé lo que me ocurre a mitad camino oigo voces pero no hay nadie a mi alrededor ¿Quién me habla? continuó andando por el largo pasillo y me paro de nuevo para mirar la pared que hay delante de mi cuando escucho una terrible voz a mis espaldas.

¡¡¡La reina te espera!!! ¿En que piensas doncella? ¿Por qué miras la pared? Que hay de extraño en ella. Esta sucia, hay que blanquearla. Contesta.

-En nada -me apresuro a decir. Yoooo... Yo....

-En nada ¡Seguro! Yo que ¡Habla! ¡Estoy esperando una respuesta!

Aquellos ojos saltones no dejan de observarme y me ponen nerviosa. No se estaba quieta, daba vueltas a mi alrededor y resoplo.

—No te quiero ver aqui ¡Entendido! y no hagas esperar a la reina.

—Si, señora, ya me voy.

Salí pitando de allí, y corrí para llegar a los aposentos de su majestad, Al llegar a la puerta de su aposentó me arreglo un poco, ahuecó el pelo con mis dedos, y me estire del vestido, pues me lo había subido para correr mejor.
Iba a llamar a la puerta cuando me di cuenta de que había perdido los zapatos en la carrera e iba descalza "Dios mio soy un desastre" —pense mirando pies. Que dira su majestad al verme.

Llame a la puerta con los nudillos y escuche su voz.

-Pasa Anabel, te estaba esperando.

Entre en los aposentos e hice una reverencia. Y ella me llamó a su lado.

-¿Qué te pasa, me gustaría saberlo? —me preguntó. —Tienes mal aspecto.

Me quedó pensativa y le digo.

-No me pasa nada, su Majestad.

—¡Seguro! —me dice moviendo su pie.

—Seguro —le vuelvo a repetir.

Pero su majestad no me cree y quiere saber que me ocurre, me atosiga con preguntas y yo le contesto.

—Su Majestad últimamente no descanso bien; aun no me acostumbrado a la rutina de palacio. Echo de menos a mi familia y me gustaría verla, si usted me lo permite.

-No es mala idea querida. Hoy mismo partirás a su encientro y ahora retirate, tengo visita y he de atenderla..

-Si, mi señora, ya me retiró -le conteste haciendo una nueva reverencia. Muchas gracias.

Salia de espaldas cuando...

...—Perdona no te vi -me dijo esa voz a mis espaldas.

Caí torpemente al suelo y aquel joven me ayudo a levantarme.

-Le ruego me perdone doncella, no la vi ¿¡Se encuentra bien!? —quiso saber ofreciendome su mano.

—Si., si, si —le contesté.

Su mano sujetaba la mía, y su Majestad acudió a su encuentro y me aparto bruscamente de su lado.

—Aun no te has ido —solto ¡¡¡Tobías!!! —grito abrazándolo efusivamente —Tobías —le decía apartándolo de mi lado —¿Cuando has llegado? No te vi entrar ¿¡Estarás cansado del viaje!? acompañame tenemos tantas cosas que contarnos querido—me observo de nuevo y me grito —He dicho que retires ¡¡¡Fuera!!! no me has oído ¡¡¡Fuera!!! y añadió ¡¡¡Estos sirvientes cada día son mas maleducados!!! ¡¡¡Azotadla!!! -le dijo a uno de sus soldados y sacadla de aquí.

Ese joven la observo su mano aun sujetaba la mía y...

¡¡¡Tia!!! ¡¿Pero que dices?! Vas azotarla ¡Por qué! -grito aquel joven, —No a hecho nada malo tan solo tropezar conmigo porque yo no la vi ¿Vas azotarla por eso? —le pregunto fijando la vista en mí —Si por eso tia regresare a mi reino, es lo que quieres Leonor ¡¿Quieres que me vaya?! Si lo hago ya no veras nunca mas —¿Cómo os llamáis doncella? —me pregunto ese joven.

-Anabel -le conteste timidamente haciéndole una reverencia de lo mas torpe —Ya me retiro mi señora y perdonad mi torpeza.

La reina intento justificarse ante aquel joven.

-No pasa nada querida. Han sido los nervios perdonarme, han sido los nervios y ahora partid hacia vuestra aldea y no regreseis. Si os necesito ya os lo haré saber y si me disculpas he de atender a mi sobrino.

Su sobrino me dije mientras salia de los aposentos de su Majestad. Ya en la puerta me quede mirando aquel joven. Era muy hermoso, era alto, y su pelo era blanco y pense: "Tan joven y tiene el pelo de un anciano" ¿Cómo es posible? seguía observándolo. Sus ojos eran verdes como la hierba recién cortada. Y me alarmó el color de su piel era blanca como si nunca hubiera visto la luz del sol; tan absorta estaba mirándolo que otra vez escuche ese grito detrás de mí.

—¡¡¡Anabel!! hay trabajo que hacer. Y tu mirando donde no debes mirar ¡¡¡A trabajar!!! —me dijo esa voz ofrecirndome un cubo y unos trapos. —Y a mi regreso lo quiero todo limpio.

—Si señora —le conteste.

Esa bruja cerro el aposento de su Majestad y yo me arrodille para fregar esos suelos como me habían ordenado; cuando la voz de ese joven resonó en mi cabeza.

"Eres una dama levantate del suelo"

—Solo soy una criada señor y este es mi trabajo —le conteste.

Y escuche de nuevo su voz que resonó mas fuerte que la vez anterior.

"¡¡¡He dicho que te levantes, es una orden ¡¡¡¡Anabel!!!" "No me oyes"

—Si, señor —conteste de nuevo sin dejar de frotar ese suelo.

Cuando quien me ordeno aquello me pregunto.

—¿Con quien hablas Anabel?

—Yo...yo...yo —me apresure a contestar mirando a mi alrededor sin ver a nadie ¿Con quien había hablado? —me pregunte ¿Me estaré volviendo loca? —me pregunte de nuevo sin dejar de mirarla y frotar ese suelo.

-Anabel con quien hablas.

-Yo, yo, yo -tartamudee, con nadie. No hablaba con nadie.

-Yo te oía hablar, con quien lo hacías -contesta.

-Yoooo...

Me asuste tanto; que solté ese cubo y esos trapos de las manos y salí huyendo de ese palacio sin mirar atrás.

—Anabel... Te estoy hablando. —escuche en la lejanía.

Había corrido tanto que sin darme cuenta me había alejado de palacio y me encontraba perdida en el bosque y comencé a caminar con la esperanza de hallar la salida; pero cuanto mas caminaba por ese bosque mas perdida me hallaba.

Mis tripas comenzaron a resonar, pues tenia hambre y frío. Comenzaba anochecer. Estaba asustada y comencé a imaginarme cosas raras. Que en ese bosque habían monstruos que querían devorarme y tanto me asuste de mis imaginaciones que comencé a correr de nuevo; tropezando con ramas que pense que eran brazos me querían cogerme y comencé a correr otra vez. Me caí varias veces al suelo arañandome el rostro y mis manos.
Mi vestido estaba destrozado por las caídas. Pense que iba morir en ese bosque sola y abandonada cuando vi un claro a lo lejos. Me arrastre hacia ese claro como pude, estaba cansada, tenia sueño y hambre y me acosté en la hierba y debí quedarme dormida.

Horas después

Cuando me desperté vi a un extraño joven observándome, me llamó la atención el color de su piel era blanca como la del sobrino de su Majestad, sus ojos eran negros como el carbón, era alto y fuerte; vestía de una manera sencilla y su pelo era negro como la noche que se cernía sobre nosotros y no dejaba de mirarme.

Y me pregunto

—¿Te has perdido doncella?

—¿Quien eres? —le pregunte asustada.

—No te interesa saber quien soy doncella. Y ahora acompañame tenemos que salir de aqui.

—Ocurre algo.

Cogió mi mano para salir de allí cuando una voz nos grito.

—Sueltala Leonard, —Tu y yo regresamos a palacio —me dijo ese joven.

Al mirarlo ese joven resulto ser el sobrino de la reina ¿Cómo me había encontrado? ¿Quien era ese joven llamado Leonard? —me preguntaba sin dejar de mirarlo.

—Ven conmigo y olvidate de ese estupido ¡Quieres!—me decía ese Leonard estirando de mi brazo.

Y el otro.

—Ven conmigo—me decía el sobrino de la reina sin perder de vista a ese Leonard —Mi tia esta preocupada por ti.

—No le escuches miente mejor que habla. Ven conmigo.

Ese joven estiro de mi brazo otra vez y ante la sorpresa del sobrino de la reina acerco su rostro a mi cuello y en ese momento note un pinchazo y un aterrador grito.

¡¡¡Que has hecho desgraciado!!!

«Risas»

—Nada malo (Suspiro) Solo probar su sangre. No deseas probrarla Tobías; se que lo deseas mas que yo «Risas»

—No tenias porque haberlo hecho. Ella es...

—Vuestra Tobías «Risas» Ella no es nadie, no tiene dueño. Quise probar su sangre y ya esta. Y haré con ella lo que me de la gana ¡Entendido!

—No la toques. Ella es... eres un hijo de puta... lo sabías.

«Risas»

—Seré ese hijo de puta que dices Tobías y ahora aparta de mi camino sino quieres morir.

¡¡¡Nunca!!! —grito el.

Tobías

La tenia en sus brazos y no soportaba a ese mal nacido. Yo jamas...debí...

En la lejanía se veía el Palacio y yo...
tenia que deshacerme de ese estorbo llamado Leonard. ¿Pero como?

Él no podía poseerla. Él...
Me arrodille en el suelo y llevando mis manos a la cabeza y le grite.

¡¡¡Jamas debí hacerlo, sabes!!! ¡¡¡Jamas¡¡¡ ¡¡¡Sueltala!!! —le grite golpeando el suelo con mi mano ¡Sueltala!

—Jamas lo haré y lo sabes, ella nos pertenece a los dos ya no lo recuerdas Tobías y lo hecho; hecho esta así que olvidalo y ahora dejame marchar o morirás. Es lo que deseas Tobías. —me soltó amenazante.

No deseaba mi muerte; pero si que deseaba la suya. Pero ya buscaría otro momento, otro lugar, otra ocasión para acabar con él.

Escuche a lo lejos que se acercaba un carruaje y no tardaría en llegar a nosotros.
Me abalance sobre Leonard quitándole la espada y colocándosela en su mano para luego clavarmela en mi pecho y le dije que se marchara de allí que ya ajustariamos cuentas en otro momento.
Pero él no se marcho de allí como yo le había dicho y se quedo escondido entre las sombras.

Vi llegar el carruaje y aun pude sanar las heridas de Anabel y no dejar rastro de ellas. El carruaje paro no muy lejos de nosotros y mi tia se apeo de el y camino hacia nosotros apresuradamente y en ese instante que se acercaba a mí me hice el muerto.
Mi tía se acerco a mi y al verme me creyó muerto. Monto en cólera y mando decapitar a esos ineptos que no habían sabido defenderme.

Se llevaron a Anabel; y la subieron al carruaje para que la atendieran y mas tarde proceder a su interrogatorio.

Mientras mi cuerpo era envuelto en una sabana y subido a ese carruaje para mas tarde hacer los responsos correspondientes y proceder a mi entierro.

Mi tia se encargaría de decirle Carlota que yo había fallecido.

Pero eso es otra historia.

15 апреля 2018 г. 0:00 2 Отчет Добавить Подписаться
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sda love sda love
Gracias por comentar Galo, pero ahí me pierdo.
Galo A. Vargas Galo A. Vargas
Hola! Seguimos chequeando vuestras historias para poderlas verificar :) En esta, te sugiero revisar las tildes en ciertas palabras, y no repetir los signos de exclamación o interrogación. Respóndeme este comentario cuando creas poderlo haber revisado.
~

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