Короткий рассказ
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Una aventura de Link y Malon

Ha pasado ya mucho tiempo desde aquellos acontecimientos, encontré las 3 gemas, viajé al futuro, me enfrenté al terror, salvé al mundo y regresé a mi época, yo, Link, soy el conocido héroe del tiempo, pero en esta era nadie me conoce por ese nombre.

Después de regresar a este tiempo pude hablar con la princesa y me dejó la Ocarina del Tiempo, me dijo que en algún momento nos volveríamos a encontrar, pero no le hice demasiado caso, en ese momento me preocupaba más la situación de mi compañera de aventuras Navi, quién seguía desaparecida. Después del corto intercambio de palabras con Zelda, me puse en marcha y fui al rancho Lon Lon.

Allí, Malon me recibió con una sonrisa y me dejó llevarme a Epona, necesitaba encontrar a Navi, y me habían contado que la habían visto en el Bosque Perdido, así que emprendí la búsqueda.

Al poco tiempo me encontré con aquel chico y esas 2 hadas, su historia aún está borrosa en mi mente, acabé en un mundo extraño, en el que había gente a la que ya conocía pero a la vez no, me enfrenté a los peligros de los 4 templos y acabé salvando ese mundo de la máscara de Majora, un artefacto utilizado por una antigua tribu para distintos rituales macabros.

Aunque me dijeron que no podían venir conmigo, hablaban de algo llamado el Carnaval del Tiempo y se quedaron en aquella ciudad.

Después de ese punto mis memorias están algo borrosas, recuerdo levantarme en mitad del bosque, acompañado de Epona, una vez me desperté por completo me volví a poner en camino, tenía que encontrar a Navi.

Desde aquello han pasado ya bastantes días, me rendí en la búsqueda de Navi, los rumores que la ubicaban en el bosque perdido eran falsos, ¿tal vez la confundieron con un hada distinta?, no lo sé.

Ahora mismo estoy de camino al bosque perdido, tengo que devolverle a Saria su ocarina, voy a emprender otro viaje, y no quiero tener nada que me ancle a estas tierras.


Después de dejar la ocarina decidí retomar mi camino, Malon, la chica del rancho Lon Lon, me había pedido ayuda para encontrar el tesoro perdido de su abuela, le dejó en herencia una nota en una botella, pero su padre no la dejó abrirla hasta su muerte. El tesoro se encontraba en el reino de Yotulnas, así que decidimos aventurarnos los dos en compañía de Epona y otro de sus caballos.

El viaje sería largo, así que nos aprovisionamos de distintos alimentos y algo de tela para hacer un pequeño campamento en cualquier lugar y poder pasar la noche tranquilos al aire libre.

“Oye link, qué te parece hacer un descanso, llevamos 4h de viaje y está empezando a anochecer”

Silenciosamente asentí.

“Vale, voy a montar la tienda, si quieres ve a recoger leña, con tu espada deberías tenerlo fácil, aunque habría sido buena idea traer un hacha para facilitarnos la vida”

Con un gesto de mano le dejé claro que no había nada de qué preocuparse, aunque en este momento solo tenía mi espada kokiri, perdí todo el equipamiento que conseguí en mi aventura en el tiempo cuando caí en Términa, y todo el equipamiento que obtuve en Términa desapareció de forma misteriosa después del Carnaval del Tiempo.

Pero unos simples árboles no serán problema para mí, puedo ser un niño, pero me he enfrentado al fin del mundo y al rey demonio, y he salido victorioso, aunque tenga 7 años menos, aún puedo lidiar con esto.

“¡Vale link!, ya está todo listo, ¡trae la leña!”

Con la llamada dejé de golpear el árbol, había acumulado 3 troncos y 2 montones de leña, sería suficiente para pasar una noche o dos, pero estaba completamente en trance balanceando la espada contra el árbol, supongo que añoraba esa sensación. Debería volver con Malon, tengo hambre.

“Ah, genial, has conseguido mucha leña, demasiado diría incluso”

Mostré una sonrisa torpe mientras colocaba los montones de leña frente a la tienda, a la distancia suficiente del poste de la tienda para no arriesgarme a que se acabara quemando por la noche.

“Bien, ya lo tenemos todo listo, ahora a encender el fuego y… OH NO”

Me sobresalté con su grito, pensaba que algo había salido de entre la maleza para atacarnos, pero cuando miré su cara me encontré una sonrisa incómoda.

“Se me ha olvidado traer la olla, así que no podré preparar ningún plato muy complicado, je… je… je… pero bueno, podemos asar la comida que hemos traído, con eso será suficiente”

Tenía ganas de comer un plato cocinado por Malon, hace bastante que no como algo cocinado, en mis viajes en solitario acostumbraba a hacerme al fuego cualquier cosa que me encontrase, peces, fruta o animales, pero poco se puede hacer sin una olla.

“Lo siento mucho Link, sé que tenías hambre, cuando lleguemos a Rilvees te prepararé algo que estará de rechupete”

Mientras pensaba en la comida que podría haber sido y no fue, me terminé la manzana asada, estaba hecha en su punto, se nota que Malon era buena cocinera, a lo mejor puedo pedirle que me enseñe a cocinar, me podría ser útil en mis próximas aventuras.

“Bueno eso no ha estado nada mal, ahora es momento de ir a dormir, si quieres ve tú primero, yo haré guardia y a mitad de la noche cambiare-”

Antes de que terminase de hablar hice un gesto de negación y me ofrecí voluntario para hacer guardia, no, más que ofrecerme voluntario, me aseguré de que yo sería el que haga guardia, tengo el sueño muy profundo, y una vez me duermo es complicado despertarme, en caso de emergencia podría ser un problema así que yo me quedaré en vela.

“Hmmmm, vale Link, te dejo la guardia a ti, pero despiértame a mitad de noche para que te cubra, no quiero que pases la noche en vela, necesitas dormir”

Asentí con la cabeza, aunque no tenía la menor intención de despertarla.

“¿Sabes?, me lo estuve preguntando durante bastante tiempo, pero… ¿qué pasó exactamente?, desapareciste durante semanas, y de repente vuelves sin esa hada amiga tuya, me pides a Epona para ir a ocuparte de un asunto y más de un mes después regresas igual que te fuiste”

Me imaginaba que algo como esto ocurriría, debió ser muy extraño para ella, desaparecer para volver para luego desaparecer una vez más y luego volver, muchos días después como si nada hubiese ocurrido. Aunque está bien, después de todo, es Malon, me dejó irme con Epona sin apenas explicaciones porque sabía que cuidaría bien de ella (aunque lo sucedido en Términa es muy raro si lo piensas).

Tomé algo de aire y empecé a contarle toda la historia, desde que salí del bosque kokiri, hasta que regresé de Términa después de detener a la máscara de Majora, pasando por mi tramo en el futuro, mi pelea con Ganondorf y la desaparición repentina de Navi.

“Todo esto que me estás contando… es… increíble, no me puedo creer que hayas vivido todas esas aventuras”

“Ah, pero no me malentiendas, es solo que… es difícil de creer, tal cosa como viajes en el tiempo, caerte por un precipicio y aparecer en un mundo alternativo… no eres la clase de persona que mentiría, pero creo que voy a necesitar algo de tiempo para procesar toda esta información, bueno, me voy a dormir, nos vemos mañana Link”

Con una breve despedida, Malon se metió en su saco de dormir y en cuestión de minutos estaba durmiendo profundamente.

La noche fue bastante tranquila, no se escuchó ningún sonido fuera de lo normal, cuando empezó a amanecer avisé a Malon, se levantó inmediatamente al grito de “QUIÉN ANDA AHÍ” fue bastante gracioso, aunque su cara de confusión cambió inmediatamente a una de disgusto.

“Oye, te dije que me levantaras a media noche para hacer el cambio”

Intenté mostrar una cara de confusión mientras empezaba a recoger nuestras cosas, necesitamos que uno de los dos estuviera completamente despejado para poder llegar a nuestro destino, si ambos vamos faltos de sueño podríamos acabar perdiéndonos.

Después de terminar de recogerlo todo y guardarlo en las bolsas nos montamos cada uno en nuestro caballo, la previsión era que llegaríamos a nuestro destino en 2-3 días si nos dábamos prisa, pero ninguno de los 2 la teníamos, no había un ente malvado suelto por el mundo que amenazase la paz o algo así.

Y por otro lado, Malon había preparado suficientes provisiones para permitirnos acampar durante una semana, así que tomamos desvíos cuando veíamos el momento para ver paisajes que no habíamos visto nunca, cascadas recorriendo esqueletos fosilizados de animales gigantes, bosques de hojas color sangre o nidos de monstruos que habían sido arrasados por géiseres de agua hirviendo..

Los 2 primeros días de viaje yo fui quién se quedó en vela vigilando, pero al tercer día Malon me reclamó enfadada que era su turno, y aunque me negué, no tuve otra opción que caer rendido en el saco de dormir cuando me tumbé esa noche.

Después de la primera noche, se hicieron habituales nuestras charlas por la noche, Malon me contaba historias extrañas que le habían ocurrido merodeando por su rancho, y yo le contaba más fragmentos de mis aventuras. Cada noche cogíamos más confianza entre nosotros, se sentía bien tener a alguien con quién hablar, no me considero una persona que hable mucho, desde que vivía en la aldea Kokiri tenía la impresión de que no era relevante lo que tuviera que decir, que sería más útil para la conversación y el ambiente si simplemente me quedaba en silencio.

Pero hasta ahora con Malon no tengo esa sensación, tal vez porque estamos los dos solos, pero me siento en confianza para hablar, y que escuche lo que tengo que decir.

“Link, llevas muy callado desde ayer, ¿estás bien?”

“Ah… lo siento, tengo la cabeza en otro sitio”

“Anda, qué raro escucharte hablar por el día, normalmente solo abres la boca durante las acampadas nocturnas”

“Ya… supongo que ya me siento con algo de confianza para hablar”

“Me alegro mucho, tendrías que hablar más a menudo, a la gente le gustaría mucho escuchar lo que tienes que decir”

“No lo tengo tan claro la verdad”

“Bueno, tómate tu tiempo Link, no hay ningún tipo de prisa”

Poco a poco, este tipo de conversaciones casuales entre nosotros se fueron volviendo más habituales, creo que en mi vida había hablado tanto, y era muy agradable compartir las cosas que se me pasan la cabeza con alguien.

….

Habían pasado 3 días desde que pasamos la frontera de Hyrule con Yotulnas, el aspecto de la vegetación había cambiado ligeramente, los árboles eran delgados y altos, las hojas eran finas y formaban espirales, los animales tenían púas y la vegetación emitía un olor extraño, si esto ocurriera en Hyrule pensaría con toda seguridad que algo malo está pasando, pero supongo que aquí es normal.

“Por cierto Link, no te he hablado de mi abuela, aunque yo no llegué a conocerla, mi padre me contó muchas historias de ella, creo que algunas podrían llegar a sorprenderte incluso a ti, ¿quieres que te cuente alguna?”

Con un gesto ligero de cabeza acepté, y Malon empezó a contarme algunas de esas anécdotas.

2 días después ya estábamos en nuestro destino, Rilvees, Malon tenía que preguntar por Telurn, un granjero de la ciudad y viejo amigo de su abuela, al parecer Malon recibió una carta suya cuando su padre murió hablándole de la herencia.

Teníamos que encontrarnos con él en el centro de la ciudad, en la hacienda Snürl, antes de que llegase pedimos una habitación para cada uno, pero tuvimos que conformarnos con una para los 2, tenía una sola cama así que decidimos que uno dormiría en los 2 sacos de dormir y el otro en la cama. Decidimos pagar de noche en noche, ya que no sabíamos cuánto tiempo nos íbamos a quedar allí.

Después de dejar nuestras cosas bajamos a la entrada de la hacienda a esperar a Telurn, no teníamos mucha información de él, solamente que llevaría una camiseta negra y unos pantalones con adornos dorados.

Estuvimos esperando durante un par de horas, pero no tuvimos noticias suyas, se había hecho tarde así que decidimos irnos a dormir, mañana buscaríamos más información sobre él.

“¿Link todo bien ahí abajo?”

“Sí, no te preocupes estoy bien, ¿es cómoda la cama?”

“Sí, aunque debo decir que acostumbrada a los sacos de dormir, la cama no es para tanto, si quieres nos turnamos y mañana duermes tú en la cama y yo en los sacos”

“Vale, como quieras”

Al día siguiente pasamos la mañana en la puerta de la hacienda una vez más, esperando a Telurn, pero no apareció, así que decidimos dar una vuelta por el pueblo para preguntar por él, queríamos saber si alguien le había visto en los días recientes por el pueblo, incluso nos llegamos a plantear que todo hubiera sido un invento, pero Malon había escuchado historias de su abuela y mencionaba a Telurn, así que algo debió haberle pasado. Lo siguiente que hicimos fue acercarnos al mostrador de la hacienda.

“Disculpe, ¿ha visto recientemente a Telurn?”

“¿El señor Telurn?, la última vez que lo vimos fue hace 2 semanas, nos dejó un encargo para una tal Malon y desapareció, no hemos vuelto a saber de él”

“Bueno algo es algo, yo soy Malon, ¿puedes darme ese mensaje?”

“Anda qué casualidad, dame un momento, enseguida lo traigo”

20 segundos después apareció con una pequeña carta, salimos de la hacienda los dos y nos adentramos un poco en el bosque, buscamos un par de tocones en los que poder sentarnos y leer la carta con tranquilidad.

“Esto es…”

Mientras Malon leía la carta se le escaparon esas palabras de la boca. 3 minutos después, cuando terminó de leer la carta me la pasó para que la leyera también, mientras se tapaba las manos con la cara, parecía apenada.

Mientras leía la carta empecé a comprender la expresión de Malon, al parecer, Telurn sospechaba de la gente de su entorno, estaba paranoico y vivía con miedo de que le atacasen y le robasen la herencia, por lo que decidió preparar un escondite y ocultarse allí hasta que Malon llegase. En la carta estaba escrita la forma de encontrar dicho escondite, así que nos pusimos en camino, Malon estaba claramente alterada por todo esto.

Había leído la carta pero no entendía las directrices para llegar al escondite, así que le dejé la carta a Malon para que nos guiase ella. La notaba temblorosa, como si hubiera visto algo en esa carta que yo no hubiera visto, pero decidí no decir nada para no echar más leña al fuego.

Mientras hablaba para sí misma, acabamos en la que supongo era la casa de Telurn, y una vez allí, nos adentramos en el bosque. Mientras nos abríamos paso por los arbustos, notaba como el ritmo de sus pasos se aceleraba. Poco después estábamos corriendo por el bosque, podía escuchar sus jadeos, ¿es posible que no esté acostumbrada a correr?

Finalmente llegamos al lugar marcado, Malon tuvo que detenerse a recuperar el aliento, poco después, cuando su visión se aclaró pudo ver con claridad lo que tenía delante, un claro en el bosque, no había nada que pudiera denotar que era un lugar especial, pero uno de los árboles estaba lleno de cortes y manchas azules.

En ese momento sentí que Malon se caía, así que fui corriendo a sujetarla, sus piernas habían colapsado y estaba temblando.

“E-esto… N-no puede ser…”

No le salían las palabras y sus temblores no se detenían, así que intenté calmarla como pude.

Pasaron unos 30 minutos y Malon volvió en sí.

“Vale, mucho mejor, ahora voy a tener que pedirte que me cuentes que has visto en esta escena que yo no”

“Ha sido como una linterna apuntando directamente a mis ojos, un montón de imágenes que nunca había visto han empezado a aparecer ante mis ojos, he sentido un fuerte mareo y mi conciencia se ha desvanecido”

“¿Y por qué ibas acelerando el ritmo conforme nos adentrábamos en el bosque?”

“Tenía miedo de que hubiesen pillado a Telurn y que si no nos dábamos prisa no llegaríamos a tiempo”

“Bueno tranquilízate, no ha pasado nada, podemos volver a la hacienda y me cuentas todo en la habitación”

“Sí, hagamos eso, necesito tumbarme en la cama”

Al llegar a la hacienda me estuvo contando lo que había pasado en su cabeza, en resumen, un montón de recuerdos que no eran suyos empezaron a desfilar frente a sus ojos, recuerdos que no eran suyos, descubrió de esta forma el plan que armó su abuela junto con Telurn. O más bien, el plan que su abuela había hecho sola.

La abuela de Malon era una alquimista muy inteligente con buena mano para las máquinas, nativa de Yotulnas, una región mucho más avanzada que Hyrule en el desarrollo de máquinas y homúnculos.

Su abuela, con ayuda de algunas de sus amigas, idearon un plan para conseguir traer a su nieta a su ciudad natal, no había ninguna finalidad malvada o muy grandiosa, simplemente querían hacer que Malon viviese una aventura en su búsqueda por la misteriosa herencia de su abuela.

La carta era un artilugio que funcionaba como una tarjeta de memoria de una cámara de fotos, y almacenados en su memoria estaban algunos de los recuerdos y aventuras más extraños que había vivido su abuela, pero esta carta/memoria era especial y necesitaba activarse de una forma especial, en este caso, llegando a una ubicación en concreto.

A Malon le estaba resultando difícil explicarme cómo funcionaba la carta, así que volvió a llevarme a la ubicación y empezó a escarbar en el suelo, curiosear en los huecos de los árboles y en la maleza. En total, encontró unas 5 placas de un material que no había visto en mi vida. Pero que, colocados de cierta forma, permitían a la persona situada a una distancia equidistante de todas ellas recibir la información de la carta. Es una tecnología de la que nunca había oído hablar, la capacidad de grabar en el cerebro recuerdos de otra persona, podría ser muy peligrosa.

Al día siguiente empezamos a recoger nuestras cosas de la habitación, una vez resuelto el misterio de la herencia no había motivos para seguir aquí, así que era el momento de recoger a los caballos y volver a Hyrule.

En cuestión de 1h estábamos listos para regresar, así que pasamos por el mostrador a pagar la estadía.

“Qué responsables son los niños de hoy en día, vienen 2 hermanos, se alquilan su propia habitación y cuando terminan sus asuntos deciden volver a su casa, en mis tiempos estas cosas no iban así”

“Ah, jaja, muchas gracias, tenía unos asuntos familiares con los que lidiar, y no me atrevía a venir sola, así que le pedí a mi amigo que viniese conmigo”

“Bueno eso está bien, es muy importante tener amigos con los que contar”

Tras este breve diálogo terminamos de pagar y recogimos a los caballos del establo.

Mientras volvíamos a Hyrule Malon me estuvo contando que ella había sido incapaz de dormir, en su cerebro se había grabado mucha información que requería tiempo para ser procesada, se habían implantado recuerdos que no eran suyos, pero me dijo que eso no era todo. Los recuerdos implantados de esta forma tienen fecha de caducidad, en apenas 18h desde que son grabados se autodestruyen para evitar causar problemas a la persona que los recibe.

Así que antes de que esto ocurriese, le dije que me contase todas esas anécdotas para poder volver a contárselas yo cuando ella las haya olvidado. Al principio le costó entender a lo que me refería, pero enseguida se puso a ello.

En cuestión de 6h me contó un total de 6 anécdotas con pelos y señales, algunas de ellas eran divertidas, otras tristes, una rara y otra desagradable, pero todas ellas entretenidas, aunque claro, tuve que apuntar algunos datos claves de cada una, porque era demasiada información que no era capaz de procesar.

En los días consecutivos del viaje, le estuve contando cada día una de las anécdotas de su abuela, y pude ver cómo disfrutaba de cada una de ellas, casi como si las hubiera vivido, aunque cada vez que le contaba alguna ellas en su cara aparecía escrito “nunca había escuchado algo como esto”.

Desde luego fue un viaje de vuelta inolvidable y que disfrutamos los dos. Sobra decir que antes de salir nos pasamos por el mercado para comprar provisiones y una olla para que Malon preparase uno de esos platos sobre los que tan bien hablaba. Y debo decir que sus alardes estaban a la altura del sabor de sus platos. El viaje de vuelta fue una completa delicia.

30 мая 2023 г. 22:19 0 Отчет Добавить Подписаться
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