Whisky de 40 años Подписаться

Una mañana Danilo estaba corriendo a solas cuando una camioneta sin ventanas ni placas de identificación frenó bruscamente, y dos hombres grandes salieron de adentro, le pusieron una capucha negra sobre la cabeza, y a la fuerza lo metieron en el vehículo.

¡A dónde me llevan! gritó Danilo. ¡Soy importante! ¡Qué no saben quién soy yo! Pero nadie a bordo le dio una respuesta.

Después de un viaje que pareció interminable, la camioneta llegó a un gran almacén en la afueras de la ciudad. Sentaron a Danilo en una silla frente a una mesa plegable y le quitaron la capucha.

Un hombre vestido en un traje oscuro elegantemente cortado lo saludó: ¡Pero si se trata del afamado Sr. Danilo! Déjeme decirle que es todo un honor tenerlo con nosotros hoy.

¿Quiénes son ustedes? dijo Danilo ¿Dónde estoy? ¡Demando una explicación!

Tan sólo mire a su alrededor, dijo el hombre del traje oscuro. ¿Dónde cree que usted se encuentra?

Danilo observó el enorme almacén, que estaba repleto, desde el suelo hasta el techo, de donaciones de todas partes del mundo, para los niños pobres de la ciudad.

¿Por qué me han traído acá?

El hombre del traje oscuro puso un libro contable y un bolígrafo sobre la mesa frente a Danilo.

Porque usted es el mejor contador de toda esta ciudad, y queremos que usted haga desaparecer todas estas donaciones, y transferirlas a nuestras cuentas bancarias.

Pero yo no puedo hacer eso.

Claro que puede.

¡Pero son sólo niños!

Le recordamos que usted ya ha hecho esto antes, dijo el hombre del traje oscuro. Varias veces. No debe ser novedad para usted.

¿Y si me rehuso?

El hombre sacó una pistola, y apuntándosela a la cabeza, dijo: Entonces…usted desaparecerá.

Danilo tosió. Antes, voy a necesitar un trago, dijo.

Este whisky tiene 40 años, dijo el hombre del traje oscuro. Podríamos decir, que ha estado esperándolo toda una vida, para que lo pruebe. Mmmmm, verá cómo es una delicia, dijo, sirviéndole un vaso.

Danilo lo bebió de golpe, tomó el bolígrafo, y se puso a trabajar. Al cabo de tres horas, y dos whiskys más, las donaciones dejaron de existir contablemente.

Está hecho, dijo Danilo.

El hombre del traje oscuro hizo una señal y las enormes puertas del almacén comenzaron a levantarse. Rápidamente entraron camiones de carga y se llevaron todas las donaciones. En cuestión de minutos el almacén estaba vacío y sin vida.

Hice mi parte, dijo Danilo. Ahora exijo que me dejen ir.

Las puertas están abiertas, dijo el hombre de traje oscuro. Puede irse cuando quiera.

Saliendo del almacén, la luz del sol cegó brevemente a Danilo.

¿Dónde estoy? se preguntó.

Muy pronto, para su sorpresa, se dio cuenta de que estaba en el mismo pueblo joven donde él había crecido. Pero todos estaban vestidos diferentes. Buscó un puesto de periódicos y vio un diario con la fecha.

¡Era 1984! No era posible, pensó. Nadie puede retroceder en el tiempo. ¿En serio, dónde estoy?

Caminó por todo el pueblo hasta encontrar su antigua casa y entró. Era invisible. Nadie lo podía ver e ingresó a su pequeña habitación. Él estaba tendido enfermo sobre su cama. A su lado, su joven madre lo agarraba de la mano.

Tienes que aguantar, Danilo, la madre le decía al pequeño. No hay medicina. Las donaciones nunca llegaron. Tienes que aguantar, por favor.

Así estuvieron por mucho tiempo hasta que el niño no tuvo más fuerzas para continuar, y cerró sus ojos por última vez.

¡Qué he hecho! dijo Danilo observando la escena. ¡Qué he hecho! Y diciendo eso…desapareció.