Lucía abrió los ojos, no estaba en un sitio que ella conociera, estaba en un campo de hierba verde y pura. Se levantó y miró a su lado, había una chica de su edad y un gato negro inconscientes .
- ¿ Donde estoy?
La chica empezó a reaccionar, abrió los ojos y se sentó encima de la hierba tan suave y blanda. Lucía miró a la chica, era alta y tenía una mirada valiente.
- ¿ Como te llamas? Dijo la chica mirando a Lucía.
- Soy Lucía, ¿ Y tú como te llamas?
- Me llamo Jimena, encantada de conocerte.
- Es un honor, pero... ¿ Conoces este sitio?
Jimena miró a su alrededor, el campo de hierba se extendía a mucha distancia. Pronto el gato empezó a despertarse, miró a Lucía y a Jimena y se dio un susto muy fuerte.
- No conozco de nada este lugar, no había venido nunca en mi vida.
Lucía se acercó al horizonte, había una pequeña aldea.
- Mira Jimena, una aldea. Podemos avanzar hasta allí.
- Buena idea, así podremos preguntar donde estamos.
Las dos miraron al gato espantado que se les alejaba poco a poco.
- ¿ Que hacemos con él? Preguntó Jimena con poca confianza.
- Nos lo llevamos, no podemos abandonarlo en este campo tan grande.
- Ven aquí aquí gatito, gatito... ven aquí... Le dijo Jimena mirándolo.
Lucía apartó flojamente a Jimena, acercó poco a poco la mano y cerró
los ojos. El gato se acercó empezando a tener confianza. Puso la pata
encima la mano de Lucía y Lucía hizo una sonrisa. Jimena cogió al gato
y empezaron el viaje hasta la aldea.
Jimena llevaba el gato con ganas y con cuidado, el gato se sentía como
si estuviera en casa.
- ¿ Como has hecho lo de antes? Preguntó Jimena interesada.
- No lo sé... Supongo que se me dan bien los animales!
- ¿ Tu que opinas, Gambi? Dijo Jimena.
- Le has puesto nombre al gato.
- Si, ahora se llama Gambi. Le veo un gran futuro por adelante...
Las dos se pusieron a reír, Lucía no pensaba que Jimena le caería tan bien.
- Lucía, ¿tu recuerdas que hiciste ayer?
- Ahora que lo pienso no me acuerdo... Sacaré mi teléfono haber si tengo fotos o algo que nos lo muestre.
Lucía se puso la mano al bolsillo, estaba vacío. Después se puso la mano al otro bolsillo, notó que tenía un papel guardado. Sacó el papel y lo desdobló.
Empezó a leer el pequeño texto que contenía ese fragmento:
" Para las futuras generaciones humanas de aquí 100 años,
por favor arreglad el problema de la central 9B00. Pronto se acabará
nuestro tiempo para hacerlo. Hacedlo por los humanos de vuestra
especie. Yo no he podido salvar a los míos, os envío a mi hijo,
irá aprendiendo vuestro idioma poco a poco. Que os vaya muy bien,
encontrareis a Gambi cuando despertéis en el campo de hierba verde."
FIRMADO: ONCE Y SAM
- Lucía, esto es muy raro! ¡Como sabe eso que estamos en una pradera de
hierba verde y pura! Exclamó Jimena mirando a Lucía con mala cara.
- No lo sé... Pero he averiguado una cosa, esta carta es de hace 100 años
aproximadamente, a ti no se te ha ocurrido el nombre del gato, ya se
llamaba así y nos esperan muchas cosas...
- ¡ Gambi tiene más de 100 años! ¡ Y aprenderá a hablar nuestro idioma!
Esto es un sueño, o... ESTAMOS MUERTAS.
-No digas tonterías... Vamos ya a la aldea que falta poco.
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