erikamoorewriter Erika Moore

Un Nuevo comienzo de vida en una ciudad muy diferente, con miles de opciones posibles en una app de citas, y encuentros casuales con hombres para olvidar y experimentar hasta que apareció él y lo cambió To-do.


#35 in Эротика 18+. © @erikamoore

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Edu



Edu...fue el primero al que conocí.

Cuando nos conocimos saltó la chispa y con ella, conseguimos incendiar todo el bosque.

Edu,

era el típico hombre varonil, muy atractivo y muy sexy , que demonios, guapo a rabiar, alguien que te mira y directamente se te caen las bragas, alguien que susurra cualquier frase y tú alma cae directamente al abismo del sexo descontrolado, de dónde no quieres que te rescaten nunca, alguien que tiene en su mirada el súper poder de traspasarte la ropa, cuando se fija en ti, como todo un Superman, así de fascinante, tal cual. Un hombre muy sensible a los detalles que le rodeaban, muy observador, pero con una dura coraza lista para el combate, que tiende a hacer más que evidente y de una manera algo agresiva, si no quiere hablar de sí mismo, aunque tiene sus nervios templados cuando la situación los requiere, los manifiesta para vivir cada día en un ambiente francamente hostil, un ambiente global financiero, áspero y lleno de envidias y corrupción, muy consciente,sabía en todo momento lo que era capaz de generar a su alrededor, tanto con mujeres como con hombres, lo hacía adrede, le fascinaba ser el centro de atención.


Él elegía con quién follar, dónde , cómo y cuándo ponerle fin. A eso estaba acostumbrado hasta que llegué yo.


Y qué manos tenía, esas manos podían recorrerte sin descanso, mil veces,sin que quieras que se detenga nunca, siendo tú cuerpo su credo, más sagrado, sin pudor, pero con avaricia aunque con respeto siempre, por lo menos la primera vez. Hombre familiar y de creencias y valores férreos, alguien leal en quien confiar y por quién preguntar cuando estás perdida, de ese tipo de hombres que sabes que te agarrarán para que no te caigas, aunque con él no será gratis.


En su moto, impresionante y de modelo antiguo, se encuentra a si mismo cuando se pierde y no le gusta nada más que sentir que forma parte de algo importante, su familia, su pandilla... su tradiciones y su religión para organizar su peculiar mundo privado.


Nuestro primer encuentro fue tras intercambiar durante varios días mensajes muy obscenos, retándonos con cada frase y poniéndonos si cabe más cachondos con un enganche carnal muy previsible, así que para qué dilatarlo más.


Decidimos quedar en el centro, de la ciudad en una cafetería, con mucho tránsito, de una gran cadena, mientras que yo terminaba de trabajar él estaba sentado en una mesa, alejada de la entrada con unos auriculares y leyendo un ensayo sobre la guerra en el golfo, su trabajo de consultor le obligaba a trabajar en países poderosos y peligrosos y a él le encantaba vivir los hechos. Se sumergía en todo lo que hacía con pasión.


Me acerqué a la mesa, pedí permiso y saludé con la mano, por si no me había oído, me invitó a acompañarle y a sentarme con mi café, yo temblaba, menos mal que el café llevaba tapa.

Ese fue el inicio de un no parar, un no parar de pedir permisos, para todo, en lo que a él le concernía, hasta que decidí dejar de jugar a su juego. Me asusté.


Con Edu no valían las medias tintas, o participabas con todas las consecuencias o no. Eso era lo excitante, sobretodo para alguien como yo, sin apenas experiencias sexuales "variopintas".


El juego de Edu era el control de poder, sentirse poderoso, fuera y dentro de la cama, para él no había un momento de relax, siempre hacia que en el ambiente se respirase tensión, mis músculos, al oler su perfume intenso acercarse, se ponían tensos, mi vello se erizaba a su nada sútil toque, como si ya supiera que me iba a deparar, su caricia. Mis ojos eran incapaces de mirarle de una manera ingenua, y él lo sabía. Yo le daba su dosis de poder, fuera del trabajo.


En cuanto me senté en la mesa, su mano tocó la cara interior de uno de mis muslos, con contundencia y hambre., deslizándose por mi pierna con dolorosa lentitud para remarcar que fuera claro el mensaje de deseo que imponía su cuerpo. Su mirada por encima de las gafas, fue casi peor, no soportaba mirar esos ojos tan endiabladamente azules, taladrándome la boca, pero cuando realmente se me empezaron a mojar las bragas fue cuando noté su aliento en mi cuello y escuché por primera vez, su voz.

Sólo dijo una palabra, y la dijo una vez y fue suficiente para mí. Estaba completamente abierta ( en todos los sentidos, já) a dejarme llevar por este tío., a su completa y absoluta merced, aunque yo no era consciente en ese momento , él si.


- Cardíaco.

- Disculpa? le dije.


En ese momento Cerró el libro, se quitó las gafas de pasta negra que tan bien le quedaban, inclinó la cabeza hacia atrás, me cogió mi mano y me la colocó encima de la cremallera de sus vaqueros impolutamente negros. Mi cara debió ser un poema.


Y repitió... - cardíaco. Así me tienes, desde que te vi haciendo cola al llegar, para pedir el café.


Seguía con los ojos cerrados y yo le miraba, no podía dejar de hacerlo, el resto de gente se difuminó, y ahí estaba yo, observando la velocidad que estaba adquiriendo su pecho con cada respiración, mi mano cogió vida propia y para mi sorpresa se lanzó a quitar presión de la zona, bajando la cremallera.

Edu, empezó a gemir y aunque no era escándaloso era evidente, lo extraño es que yo no quería parar. Sentí el calor en mi mano, la humedad en la yema de dos de mis dedos, los más valientes ,los que rozaban la punta de su polla con total impunidad, ya sobresalía con furor del lugar que se le había asignado en un principio.Y yo rozaba cada centímetro de su delicada piel y conseguía sin saberlo, mantener la tensión, al parar de acariciarlo, para mirarle, su respiración se aceleraba y yo me embobaba más. Su boca entreabierta jadeaba, y entendí que ya no era su poder sino el mío.


Que ganas de morderle la boca, sus labios clamaban por ello y yo me mordía los míos sólo pensaba como sería que me mordiera los pezones, que ya estaban duros y dolientes y se escapaban por el encaje presionando mi camisa.

Me acerqué con un saltito en el banco de madera que compartíamos y le susurré muy despacio dejando salir mi aliento todavía humeante de café, en su oreja, - eres muy facilón.


De repente se incorporó, abrió los ojos y soltó tal carcajada que toda la cafetería se giró a mirarnos... me contagió y empezamos a reírnos sin poder parar, una risa nerviosa claro, su polla dura asomaba fuera del vaquero, pidiendo más, sus ojos se hacían pequeños con cada carcajada y mientras con una mano acariciaba el borde de su taza la otra mano sujetaba la mía para que no se viera nada, que no se debiera, y de paso imponía su soberanía sobre mi, no se contenía al mirarme relamiendose despacio, y yo, pues mojaba más las bragas.


Un sorbo a su café americano, antes de decirme:

- Te espero en el baño, quiero que se te corra el pintalabios ese rojo que llevas.


Se subió la cremallera no sin antes hacer una mueca de dolor, al colocarse. Se levantó y desapareció delante de mis ojos tras pulsar el código del baño que exigía la puerta corredera.

Tarde menos de lo que habría esperado en reaccionar, recogí lo que quedaba de él, en la mesa, me Alisé la camisa con nerviosismo, y me peiné los rizos con los dedos todavía pringosos de su néctar suerte que no había nadie enfrente. Fui como un tornado por el pasillo hasta la puerta que me separaba de él.


Acaba de conocerle y ya no quería estar lejos. Efecto imán. Wow. Cada célula de mi cuerpo, gritaba ¡peligro!


Cuando llamé a la puerta, no se hizo de rogar, se le notaba excitado en todo, en como se movía su cuerpo, en esa sonrisa de lado maquiavélica, y en la recepción que me hizo.


Descorrió la puerta,con un ímpetu, que gritaba su axfia por mi, con la erección fuera del pantalón.


- ¿Y si, no llego a ser yo?

- no hay nadie ahí fuera, con más ganas de entrar aquí, que tú. me contestó.


Sonreí maliciosa dejando el bolso en el cambiador para bebés. Y al girarme se estaba masturbando enérgicamente, mientras me miraba, al inclinarme habia dejado a su vista mi culo en todo su esplendor marcado dentro de un legging de cuero.


Mi vagina se contraía involuntaria al mirarle, no quería correrme, si me ponía un dedo encima, no. Quería aguantar, quería disfrutar más ese cada vez más cercano órgasmo, quería merendarmelo, entero.


- De rodillas o ¿te sientas en la taza? me preguntó.


No contesté, me arrodillé como si no tuviera poder sobre mi cuerpo. Se acercó a mí , con un caminar todo vigoroso sin parar de tocarse.


Me acarició con el dedo gordo, los labios, comprobaba el labial, y cuando vió que no iba a correrse tan fácil, su expresión cambió, se enfadó, no comprendí muy bien el porqué en ese momento, pero fue terriblemente sexy.


Me forzó a abrir la boca presionando mis labios con sus dedos extendidos y comprobó el calor que había dentro, yo le miraba desde abajo con ansía , sin decir nada, aunque jadeaba cada vez más fuerte y empecé a acariciarme el clítoris por encima del legging, me empezaba a doler la entrepierna, él no se inmutó, pero lo sabía.


Mi boca ansiaba probar su sabor, ¿sería más dulce?¿más ácido? moría por saberlo, ¿podría meterme toda su polla en mi boca? era enorme, pero lo iba a devorar, de eso no tenía dudas, le iba a hacer la comida más deliciosa que iba a ser capaz de recordar en mucho mucho tiempo, dios, que cachonda estaba.


Su polla era tan grande como todo en él, y estaba super duro, para muestra aporreó el lavabo en un alarde de hombría innecesaria, aunque me puso no se porqué, más excitada aún, había sido deportista toda su vida y su cuerpo había resultado ser su templo durante mucho tiempo y era bastante agradecido y eso era más que evidente. No estaba depilado, era viril y masculino, y estaba empezando a sudar... le caían gotas por el cuello, ese cuello ancho y robusto, era todavía más delicioso húmedo.


Me agarró del pelo, y me curvo la cabeza hacia atrás, metió su polla dura en mi boca, con pequeños golpes en mis labios, consiguió así que mi lengua acariciara la punta del capullo, que ya chorreaba, y sonrió, y me dió confianza para seguir, despacio fui lamiendo la suave y delicada piel, despacio, lo hice lento, porque le escuchaba gemir y me hacía con cada gruñido, sentirme más poderosa, y más y más mojada, de hecho estaba traspasando el leggin, yo le miraba retadora ávida de poder y control, él cada vez se agitaba más en mi boca, noté más presión en su pene, sus venas se empezaban a marcar y él estaba violentamente expuesto a mi.


No le gustaba ese dominio, que tenía sobre él, pero moría con cada lametazo, mi saliva chorreaba por los extremos de mi boca y colgaba de mis comisuras como si fuera material elástico, muy caliente y super placentera, le estaba volviendo loco de placer.


Mis manos apartaron las suyas y empuñando sensualmente poderosa, su arrebatora polla,comencé a moverlas con un ritmo frenético, él empezó a embestir mi boca, no podía convertirse en mi esclavo así que decidió tomar el control, lo que no podía preveer era que yo parase de repente.


- joder... pero ¿qué coño....?


Con los ojos abiertos de par en par con una mezcla de rabia y excitación en ellos, no podía articular palabra... cuando me vió, bajarme los leggins, despacio, sin dejar de mirarle, manteniendo ese contacto visual que hacía que todo fuera a cámara lenta, o mejor dicho, super lenta. Me aparté las bragas de encaje, a un lado, me chupe el dedo índice y le marqué el destino.


Vino hacia mi culo como un miura descontrolado, fue agresivo me empujó contra el water , me incliné hacia la pared, y me mostré tan abierta como pude, dejando todo mi coño empapado disponible y palpitando, pero él no colaboró.


Me penetró tan duro por detrás, que ahoge un grito sordo de dolor, escupiéndoselo en el dorso de su mano, la cual me sujetaba la boca, para amortiguar el sonido.


-joder, gruñó. ¿eres virgen?

silencio.


Mientras más duraba el silencio, mi coño más ardía, mis labios estaban muy gordos y enrojecidos de la excitación, del roce de mis dedos ya no iban a escapar, a él más cachondo lo notaba y más duro y más tenso se ponía. Le excitaba la idea de ser el primero en follarme el culo, le excitaba que fuera yo y le excitaba qué el volvíese a tener el control, tenía los ojos en blanco, y solo decía para sí:


-No pares de moverte, joder qué rico, ¡vaya culo!


En ese estado casi hipnótico, movió sin querer su mano hacia mi cuello, pero mientras la bajaba me dió tiempo no se cómo, a moderla, clavé mis dientes como él me estaba clavando la polla, sin piedad.


Consiguió zafarse de mi boca, y me dió tal cachetada en el culo, que toda mi piel se enrojeció,me contraje de dolor, y el se corrió, con un gemido seco y profundo. Y yo con él.


Caí en una espiral progresiva de placer y dolor como si cayera Alicia en la madriguera del conejo...bufff.

No recuerdo nada igual.

Salimos de la cafetería ya de noche, apenas pude despedirme y mucho menos sentarme en el bus, de camino a casa.





12 марта 2022 г. 23:23 0 Отчет Добавить Подписаться
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