El castaño tomó asiento frente a un gran escritorio de mármol, cogiendo la llave que siempre guardaba dentro del dije que colgaba en su cuello como cualquier otro. Se dispuso a abrir con esta el segundo cajón a la izquierda de su despacho, dentro yacían papeles sobre la herencia, terrenos y entre otras cosas sobre la familia Kim, pero lo que más llamaba la atención del maestro era su pequeño diario. Las delgadas pero grandes manos del pianista se deslizaron en dirección al diario que se escondía bajo toda aquella papelería; el cual contenía el más perverso anhelo y obsesión de Kim Taehyung.
Era un diario acerca de su intachable estudiante, Jeon Jungkook.
Los escritos del pequeño diario eran suficientes para arruinar la carrera y el apellido Kim, desde manuscritos de su “amor” hacia un hombre, hasta textos eróticos de todo lo que invadía la cabeza del mayor cada vez que tenía al menor practicando una nueva partitura en su cuarto de música, escribiendo lo mucho que disfrutaría tenerlo de piernas abiertas contra su piano y totalmente expuesto a él, siendo devorado por la bestia que escondía el señor Kim detrás de una amable sonrisa; con la cual todos eran engañados sin una mínima sospecha de por medio.
Cuando el maestro había agarrado su antigua pluma, heredada de generación en generación por parte de su familia paterna, las suaves pisadas de su esposa se escuchaban a través del pasillo, por lo que no dudó en guardar todo rápidamente en el mismo lugar de donde lo había sacado, simulando que leía una vieja carta que había enviado su primo desde tierras lejanas.
───── Cariño, pedí los mejores tés para cuando venga nuestro invitado, ¿tienes todo listo para la clase? ── Preguntó la fémina, tomando asiento sobre el regazo de su marido a la par que acariciaba sus hombros, sonriendo para él con cierta coquetería.
───── Todo está preparado, ¿por quién me tomas, cielo? ── Respondió a su pregunta con una torcida sonrisa, acariciando el pómulo izquierdo de la dama y luego besando aquel, esperando librarse así de ella.
A pesar de que era un matrimonio arreglado, Taehyung no podía tratar mal a su esposa, incluso si no sentía ni una pizca de amor hacia la mujer, sus padres eran viejos amigos y prácticamente se habían criados juntos. Condenado a permanecer a su lado, el día que anunciaron su compromiso no tuvo tiempo ni de resignarse a ello. “Es necesario para los Kim”, dijo su padre, ya que, para él, su hijo mayor debía hacer valer el apellido de la familia con otro tan importante como el suyo.
Miró el reloj en su muñeca, el mismo que su padre le había regalado el día de su boda. Y sí, era otra herencia familiar para Kim Taehyung. Esperaban demasiado de él por ser el hijo mayor, pero a pesar de tener 27 años, aún no lograba darle nietos a su familia. Lo había intentado varias veces y las incitaciones sexuales de su pareja no cesaban, pero la mayoría de embarazos no avanzaba de los ocho meses de gestación. Así que, por suerte, esta situación ayudaría a que nadie hablara mal del señor Kim ni revelara sus intereses sexuales, mucho menos el cómo sólo lograba excitarse imaginando que su mujer era el joven Jeon a la hora de mantener relaciones sexuales con su esposa.
A pesar de las elegantes prendas que usaba su pequeño, la cintura ajena se marcaba cada vez que giraba con tanta delicadeza sus caderas, y claramente, la mente del profesor hacía arte. Diferentes escenarios se creaban en su cabeza, y hacía uso de estos cada vez que llegaba la hora de acostarse con su mujer.
Pero él sabía que nunca disfrutaría tanto con ella como lo haría con su pequeño.
Fingía prestar atención a las palabras de la mujer, pero sólo contaba los minutos que faltaban para ver a Jungkook. Había planeado esto y sabía que sería perfecto porque todos actuaban a su merced, el hombre no podía dejar de sonreír de una manera enfermiza, hasta que un suave beso fue depositado sobre su belfo. Ya era hora y no faltaban más de seis minutos para que llegara el menor.
Una de sus grandes manos se posiciono sobre la cintura de la mujer, dando un apretón al mismo tiempo que unía sus bocas en un apasionado ósculo, dando paso a su sin hueso dentro de la cavidad bucal ajena y recorriendo la dicha, el notar lo vulnerable que era la fémina cada vez que la acariciaba de esa manera, sólo lo hacía sonreír e incrementar su ego.
Amaba imaginar qué tipo de reacción tendría Jeon, él era sin duda un cofre lleno de tesoros y misterios.
Y tal como predijo Taehyung, a través de su visión periférica, logró ver a un joven rubio de baja estatura comparada a la del maestro, este se asomaba con cuidado al desconocer si debía de permanecer allí o simplemente evitar la situación; el plan del castaño había comenzado a la perfección.
Aunque en realidad, llevaba tiempo de haber comenzado.
───── Cielo, mi estudiante estrella ya está aquí. ── Susurró contra sus carnosos labios, sin antes despedirse con un casto beso sobre estos. Al contrario de la mujer que se encontraba jadeando y con el labial corrido, el hombre de cabello castaño no se inmutaba ni un poco, sólo le regalaba una amable sonrisa mientras la ayudaba a retirarse del cuarto. La puerta semiabierta fue fácil de notar, pero de todas formas fingió sorpresa cuando vio al joven Jeon pegado a la pared, notablemente nervioso y evitando mirar a los adultos presentes.
Le molestaba que alguien más tuviera la oportunidad de apreciar esa dulce faceta del menor, así que le pidió a su esposa que se retirara e invitó pasar al chico, yendo por la partitura que habían estado practicando durante la anterior clase.
Aun así, el rubio se resignaba de comentar al respecto, hecho que no molestaba al maestro, ya que, estaba totalmente a gusto con el procedimiento de su plan.
───── Joven Jeon, ya sabes que debes calentar tus manos antes de comenzar la clase, así que espero no sea necesario que lo repita. ── Comentó el hombre de tez canela, alzando su mentón y marcando autoridad frente al chico con tal figura esbelta, el cual movía sus manos con torpeza y un notable nerviosismo; temía ser regañado o acusado de mirón tan sólo al dejarse guiar por su curiosidad, sólo era un adolescente de 17 años.
───── Vamos, te conozco y no eres así. ¿Qué sucede con mi estudiante estrella? ── El hombre negó con la cabeza y aprovechó el momento para acercarse a pasos lentos hasta el chico, tomando por fin entre sus grandes manos las bellas y delicadas piezas de arte que cargaba el rubio a diario, acariciando con la yema de los dedos sus finos falanges, masajeando estos para relajar sus músculos, suprimiendo aquella enfermiza sonrisa que quería escapar al notar lo tenso que se ponía ante su tacto.
Jeon era asombroso ante sus ojos.
───── Discúlpeme, no sé qué sucede conmigo hoy, señor Kim... ── Respondió preocupado, y cuando intentó abrir la boca una vez más, fue interrumpido por aquella voz tan gruesa que le ponía los pelos de punta.
───── Sé que nos mirabas, jovencito. ── Susurró contra su oído y el menor se giró, aterrado, asustado al desconocer las consecuencias de su actuar.
───── Pero no debes preocuparte por eso, todo ser vivo siente una inmensa curiosidad ante lo desconocido, especialmente cuando se siente tan bien... ── Aquel comentario fue suficiente para que la curiosidad del adolescente incrementara, mirando con “ojitos de bambi” a Taehyung.
El niño caía al igual que un ciervo en la trampa del cazador.
───── ¿En serio se siente bien? ¿Por eso la señorita Kim estaba hacía esos sonidos? ¿Y usted se sentía bien? Vi a papá hacer eso con mamá una vez, pero fue de casualidad… Como ahora. ── Al entrar en mayor confianza, Jungkook no dudó en llenar al maestro de preguntas, atento a las respuestas que esperaba obtener, y pronto.
¿Quién realmente manejaba la situación?
───── Antes de que me sigas rodeando con preguntas, ¿por qué mejor no lo experimentas por tu cuenta? ¿No te enseñaron probar la comida y luego confirmar si te gustaba o no? Es un ejemplo bastante acertado a esta situación, y yo te ayudaré así que puedes estar tranquilo. ── A pesar de la confianza que le tenía al adulto por los años que llevaba estudiando a su lado, no comprendía con profundidad a que se refería con probar.
Jungkook sabía que no debía tocar a una mujer antes del matrimonio, y mucho menos lo haría con la señorita Kim al ser la pareja del maestro. El señor Kim era un hombre correcto y de buen corazón, así que estaba seguro de que no le haría hacer algo malo o que ensuciara su apellido.
Por ahora no lo haría.
───── Como aún eres joven, te enseñaré como un verdadero hombre lo hace, así que tendrás que prestarme mucha atención mientras practicamos, así harás sentir bien a tu esposa cuando sea el momento. ── El joven, totalmente crédulo, asentía a todo lo que salía por la boca del mayor, ni Taehyung se podía creer lo ingenuo que era, e incluso se cuestionaba si en algún momento él también llegó a verse de esa manera, tan vulnerable a los ojos de alguien más que no fuera sí mismo.
───── En esta ocasión, tu ocuparas el lugar de mi esposa para que veas con exactitud lo que siente ella, ¿está bien? ── Esta vez, el chico lo miró con cierta confusión, nunca había escuchado que un hombre podía besar a otro hombre, pero supuso que estaría bien, otra vez, porque estaba acompañado del señor Kim.
El maestro con tal elegante energía tomó asiento frente al piano que adornaba el cuarto de música, palmeando su regazo e invitándole a tomar asiento sobre este. Jeon se dejó llevar por la curiosidad y confianza que le tenía al hombre, así que se sentó sobre él sin pensarlo dos veces, cruzando sus brazos por detrás de la nuca del señor Kim al igual como había visto a su pareja, desviando su mirada ante el nerviosismo que invadía su ser; nunca había estado tan cerca del rostro de alguien y sería su primer beso.
Las manos del señor Kim invadieron la diminuta cintura del chico en cuanto tuvo la oportunidad, recorriendo estas con anhelo y reclamándolo como suyo de una vez por todas. Había esperado tanto este momento que quería darse el gusto de disfrutarlo a profundidad, o sería una pérdida de tiempo horrible para ambos.
───── No te tenses y déjate llevar, es nuestra práctica así que mantente tranquilo. ── Aclaró una vez más, dispuesto a tomar el mentón de su acompañante y obligándolo a mantener la vista en alto, sonriendo al mirarlo, se veía precioso.
Sus largas pestañas, finas facciones, diminutos lunares y una pequeña cicatriz en su mejilla que apenas había notado, ahora gracias a la cercanía de sus rostros podía observar mejor a su presa. No podía creer que sus ojitos brillaran de tal manera incluso ahora, sus respiraciones se intercalaban entre sí, la tensión era mucha, pero debía darse su tiempo para apreciar al chico que tanto había estado esperando.
Su diestra mantenía firme el agarre de la cintura impropia, había logrado deslizarse bajo su camisa hasta llegar a tener contacto con la pálida piel del Joven Jeon, cosa que le había arrebatado un jadeo al pelirrubio por los fríos que permanecían los dígitos del hombre la mayor parte del tiempo.
Ya una vez más relajado y con la mirada fija en su objetivo, unió sus cerezos en un lento pero anhelante beso, degustando lo suave que eran los labios del más joven y sonriendo contra estos al notar lo inexperto que era su pequeño, ya que ni siquiera sabía seguir ese mínimo roce. Debía admitir que eso sólo ponía caliente al señor Kim, quería que fuera suyo y de nadie más, lo lograría de la forma que sea.
Intensificó el beso con el pasar del tiempo, dejando su mentón libre para invadir su espalda baja con ambas manos, disfrutando como el menor se contraía entre sus brazos y temblaba, sensación que llenaba de confusión al rubio. Las manos ajenas viajaron ahora hasta sus glúteos, de los cuales también no dudó en adueñarse. Taehyung no podía evitar tocar todo a su paso, pero lo hacía con tanto anhelo y delicadeza que el chico parecía disfrutarlo, ¿estaba realmente cayendo tan sólo por sus manos? No podía creerlo.
En cambio, Jungkook no lograba comprender por qué disfrutaba que su maestro lo tocase de esa forma si no era una mujer y mucho menos su esposa, pero aun así un extraño calor lo invadía y le provocaba desear permanecer unido a las ahora, cálidas manos del maestro. Estaba experimentado un sinfín de sensaciones con tan sólo tener sus manos acariciando su piel, no encontraba la forma de unir las palabras y darse a explicar lo que sentía, pero con tan sólo mirar de forma tan suplicante al señor Kim, le alteraría todos los sentidos y la ética que intentaba mantener frente al chico.
De un simple beso de práctica, el joven Jeon se encontraba totalmente aferrado a la gran anatomía de Taehyung, jadeando contra sus cerezos y frotándose contra él en un signo de desesperación por sentir sus manos recorrer su cuerpo una vez más. Jungkook no hablaba demasiado, mantenía sus ojos cerrados en cada momento que era acariciado por el señor Kim; cosa que él agradecía, no podría ver la maldad en sus ojos y la tétrica sonrisa que se había formado en sus labios ante su victoria.
───── Bingo... ── Susurró sobre sus labios, comenzando a reír roncamente mientras sostenía al chico entre sus brazos, mirando la partitura de piano que debieron haber aprendido como normalmente hacían en todas las clases, pero a cambio tenía a un hijo de la rica familia de los Jeon sobre su regazo, suplicando por más caricias con tan sólo lloriquear un poco entre los grandes brazos del señor Kim.
Kim Taehyung había ganado, su pequeño había caído en su juego.
Y tan sólo era el comienzo...
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