Un cuento tomado del libro de cuentos
Nelson Mandela
Mis cuentos africanos
Título original: Madiba Magic. Nelson Mandela’s Favourite Stories for Children
Nelson Mandela, 2002
Traducción: María Corniero
Ilustraciones: Jean Fullalove
Mientras toda una serie de cuentos explican cómo se domesticó a los perros, en este cuento shona de Zimbabue, narrado originalmente al musicólogo y folclorista Hugh Tracey en lengua karanga, se da cuenta de cómo los gatos se convirtieron en mimados habitantes de los hogares humanos. La ilustración es de Jean Fullalove.
-Había una vez una gata, una gata salvaje, que vivía sola en el matorral.
-Cuando al cabo del tiempo se cansó de su soledad, tomó por esposo a otro gato salvaje que, a sus ojos, era la criatura más espléndida de la selva.
-Paseaban juntos cierto día por un sendero entre la hierba alta, cuando, zas, de la pradera salió de un brinco el Leopardo y pegó un revolcón al marido de la Gata, que quedó despanzurrado en el suelo.
¡Vaya! -dijo la Gata
-Mi marido ha mordido el polvo; ahora comprendo que la criatura más espléndida de la selva no es él, sino el Leopardo
-Y la Gata se fue a vivir con el Leopardo.
-Vivieron juntos muy felices hasta que un día, cuando cazaban en el matorral, de pronto, catapún, de entre las sombras saltó el León, aterrizó en el lomo del Leopardo y se lo zampó.
¡Vaya! -dijo la Gata
-Ahora veo que la criatura más espléndida de la selva no es el Leopardo, sino el León.
-Y la Gata se marchó a vivir con el León.
-Vivieron juntos muy felices hasta que un día, cuando acechaban a sus presas en el bosque, una figura enorme se cernió sobre ellos y fu-chu, el Elefante plantó su pata sobre el León y lo dejó planchado.
¡Vaya! -dijo la Gata
-Ahora veo que la criatura más espléndida de la selva no es el León, sino el Elefante.
-Así pues, la Gata se fue a vivir con el Elefante.
-Trepaba a su lomo y se acomodaba ronroneando en su cuello, justo entre las orejas.
¡Vivieron juntos muy felices hasta que un día, cuando paseaban entre las altas cañas de la margen del río, pa-wa!, se oyó una fuerte detonación y el Elefante se desplomó en la tierra.
-Al mirar a su alrededor, la Gata sólo alcanzó a ver a un hombrecillo con una escopeta.
¡Vaya! -dijo la Gata
-Ahora veo que la criatura más espléndida de la selva no es el Elefante, sino el Hombre.
-Y, así, la Gata echó a andar detrás del Hombre y, al llegar a su casa, se encaramó de un salto al techo de paja de la choza.
-Por fin he encontrado a la criatura más espléndida de toda la selva.
-Vivió felizmente en el techado de la choza y comenzó a atrapar a los ratones y las ratas de la aldea.
-Hasta que un día, mientras se calentaba al sol sobre la choza, oyó ruidos procedentes del interior.
¡Las voces del Hombre y de su esposa fueron subiendo de volumen poco a poco hasta que wara-warawara… yo-ui!, por la puerta salió despedido el Hombre y aterrizó en el polvo.
-Conque sí, ¿eh? -dijo la Gata
-Ahora sé quién es de verdad la criatura más espléndida de la selva: la Mujer.
-La Gata descendió del techo de paja, entró en la choza y se arrellanó junto al fuego.
-Y allí ha seguido instalada desde entonces.
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