LOS ANGELES 1996
El calor de la tarde lo hacía transpirar tras ese pañuelo negro. Vestido con una camiseta del mismo color que su pañuelo, unos pantalones verdes y unas zapatillas oscuras, Big Kevin, el líder de la pandilla de los Cráneos negros, esperaba con impaciencia a su futuro comprador.
El interior del muelle tenia cientos de cajas con un extraño medicamento. Este se llamaba Wizz, un nombre estúpido desde la perspectiva de Big Kevin. Su piel oscura sentía las gotas de grueso sudor que había en su frente pero aquel pandillero, cuya barba candado estaba recortada muy finamente, no tenía tiempo para sudar o sangrar si la situación lo ameritaba.
A su lado estaban todos sus amigos, compañeros de armas y hermanos del barrio. Todos vestidos de igual forma, como si fuese un uniforme antes que una ropa. Estaban armados con rifles de asalto AK 47 o pequeños fusiles “Mac” su comprador tendría que pagarles muy bien si no deseaba volver a su ciudad natal como si fuese un colador.
Alguien golpeó el portón del muelle pidiendo que lo dejaran entrar. Con un movimiento de su cabeza, Big Kevin le indicó a uno de sus hombres que abriera dicho portón. Asintiendo, aquel muchacho de tez oscura que portaba una gorra de los Meteors, abrió aquel portón dejando que la luz, de aquella calurosa tarde del mes de Junio de 1996, entrase en el oscuro muelle. La silueta de un hombre delgado, que llevaba un traje gris con una camisa blanca y una corbata roja, de piel blanca, su cabello castaño corto con varias entradas, una frente un poco arrugada, ojos celestes, una sonrisa agradable junto a su aspecto de empresario cuarentón hizo que Big Kevin riera de alivio al ver que su comprador no le daría problemas.
- Llegas tarde- le respondió Big Kevin a aquel hombre que se acercaba a él con los brazos arriba
- El tiempo es una ilusión señor Kevin- le respondió su comprador manteniendo su sonrisa, Big Kevin no sabía su nombre pero, según le habían contado, provenía de la ciudad de Grossville en Carolina del Sur, otra gran urbe similar a Nueva York o Los Ángeles- lo importante es que estoy aquí
- El tiempo no es una ilusión para mí, viejo- le replicó Big Kevin con un tono de enojo, apuntándole con su revólver añadió- y por su bien que el dinero que nos prometió tampoco lo sea
- ¡Dinero, dinero, dinero!- se quejó aquel hombre, dejando de sonreír y mostrando su aparente enojo- ¡Hoy en día todo es dinero! ¿Dónde quedó el afecto, la amistad y la lealtad? Recuerdo un tiempo en que el honor también se encontraba en los ladrones, hace mucho tiempo atrás
- Sí, bueno, pues los tiempos cambian amigo y si no nos das el dinero entonces cambiaran sin ti- lo amenazó Big Kevin y aquel sujeto comenzó a reír. Aquello molestó a Big quien dijo- ¿Acaso te parece gracioso amigo? ¿Es que te has cansado de la vida?
- ¡Para nada!- rió aquel hombre alejándose un poco de Big Kevin- es que me causa gracia que pienses en matarme con eso
- No son de juguete amigo y si eres listo entonces pagaras por esto- continuó amenazándolo Big Kevin sin dejar de apuntarle con su revolver
- ¿Y por qué debo pagar por algo que me pertenece?- le preguntó ese hombre cuya su sonrisa comenzó a cambiar de alegre a maliciosa- según tengo entendido este producto me pertenece, ustedes lo robaron la semana pasada con intenciones de chantajearme
- Tu nos prometiste pagarnos viejo- le recriminó Big Kevin- por lo que debes cumplir tu promesa
- ¿O si no…?- le desafío ese sujeto con una sonrisa que emanaba ira antes que alegría
- ¡¿Acaso eres tonto?! Este lugar está lleno de hombres armados y tú solo eres un idiota desarmado- le señaló Big Kevin apuntándole con su revólver- ¡Ahora paga o morirás!
- Las apariencias pueden ser engañosas Big Kevin- rió aquel hombre quien hacia los brazos hacia los costados
- ¡Ya está bien de chistes idiota! ¡O nos pagas o te matamos!- exclamó furioso Big Kevin haciendo el percutor hacia atrás- ¡Por lo que deja de jugar! ¡La broma se acabó!
- Completamente de acuerdo contigo- asintió ese hombre continuando en esa extraña posición. Con una voz sombría, añadió- el juego acabó
Entonces Big Kevin lo vio. En un primer momento creyó que era un reflejo del sol sobre sus ojos, o incluso una ilusión óptica dada por el calor. Sin embargo notó que, en efecto, los ojos celestes de ese sujeto estaban cambiando a uno de color rojo. Aquello era completamente imposible. Los ojos rojos no existían, salvo en las películas de terror o de ciencia ficción. El iris de las personas poseía varios colores, desde el negro hasta el verde pero jamás el color rojo, hasta un pandillero analfabeto como Big Kevin sabía eso.
- ¡Qué mierda!- murmuró Big Kevin sorprendido
Las manos de ese sujeto, ante la vista de todos los presentes y con el sol de la tarde mostrándoles claramente que aquello no era una ilusión óptica, se prendieron fuego; pero no era una llamarada común y corriente, sino un fuego rojizo transparente que dejaba ver sus manos. Sin decir una sola palabra, aquel hombre, dio una aspiración seguida de una exhalación que agrandó aquel fuego, creando una especie de campo de fuerza que se expandió rápidamente al punto de que el resto de la bodega del muelle fue tocado por dicho resplandor rojo transparente. Los pandilleros abrieron fuego ante dicho campo de fuerza, sin embargo las balas se quemaban ni bien hacían contacto con él y al expandirse dicho campo de fuerza, todos los pandilleros presentes fueron eliminados. Cuando aquel rojo los tocaba solo quedaban sus huesos parados sosteniendo sus armas. Big Kevin estaba aterrorizado al ver como los restos de sus amigos caían al suelo después de estar parados por unos segundos. Con su arma todavía en mano vio a ese hombre acercarse lentamente hacia él. Aterrado apuntó su arma a su cabeza y disparó, por desgracia la bala no podía pasar de aquel campo de fuerza, sonriendo aquel hombre le dijo:
- Ahora creo que somos nosotros dos y algo me dice que yo tengo la ventaja jovencito
- ¡¿Que… carajos… eres?!- le preguntó Big Kevin quien ahora sentía el sudor frio en lugar de caliente correr por su piel
- Es una larga historia amigo- rió aquel hombre apuntándole con su dedo al corazón- es una pena que no puedas escucharla, te habría sido interesante
Una llamarada roja transparente salió de su dedo cerrando el negocio de Big Kevin y dándole fin a los Cráneos Negros.
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