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Juan José Cambrano Cruz


5 amigos fueron enviados a otro mundo, para regresar deben de cumplir una misión casi imposible, si pasa mucho tiempo el volver será cada vez más difícil. Sinopsis: Un grupo de amigos son obligados y enviados por un "Ángel" a un mundo donde la magia es verdadera. La única forma de regresar a casa es cumplir la misión que se les asignó. Sabiendo que su meta es volver, el crear lazos de amistad no es una opción, sin embargo, una dulce y tierna joven hará que los chicos se encariñen con el nuevo mundo, ocasionando que cada día que pase la idea de irse sea muy dolorosa.


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Prólogo

El último día de clases había llegado, como todos los años los alumnos esperaban la llegada de las vacaciones de primavera. El sol brillaba en armonía, el canto de las aves elaboraba una dulce melodía, al mismo tiempo que todos los jóvenes disfrutaban de su juventud… Bueno, casi todos los jóvenes la disfrutaban.

—Oigan, me gustaría saber quién fue el idiota al que se le ocurrió esa brillante idea. —Comentó Juan (Bik) mientras sujetaba con furia una vieja escoba.

—A mí ni me vean. Yo solo hice lo que me pidieron. —Con una expresión de culpa David desvió la mirada—. Ustedes habían dicho, “Utiliza esa consola de videojuegos y crea publicidad para ayudar a nuestro proyecto”. Al final los culpables son ustedes.

—Bueno, técnicamente lo hiciste. —Eric intentó defender a su amigo David. Gracias al comentario de Eric, David suspiró aliviado—. Sin embargo, tienes parte de la culpa. La profesora mencionó que los alumnos se quejaron, ya que estaban siendo estafados. Revisemos las pruebas y deduzcamos si fuiste o no el culpable. Al parecer la consola estaba trucada y aparte dicen que tú pedías 10 pesos para participar en el reto de vencerte y al lograrlo regalar una hamburguesa. Sabes, la gente puede tener una racha de victorias, pero ganarle a la mitad de la escuela sin haber perdido… ¿No te parece sospechoso, David? —Relajado, sentado arriba de una mesa, Eric destruyó verbalmente al pobre David.

—¿Por qué eres tan cruel, Eric? —Comentó David tirado en el suelo.

—Imbécil. Por tu culpa seguimos trabajando como esclavos. —Cargando una cubeta con agua, comentó Fernando al entrar en el aula.

—Si siguen peleando nunca acabaremos. —Levantándose lentamente de la mesa y aplaudiendo para llamar la atención de sus compañeros Eric comentó—. Además, el culpable principal ni siquiera está ayudando.

—Se encuentra en la dirección… al parecer podrían expulsarlo. —Con una débil voz comentó David tirado en el suelo.

—Deja tus estupideces y ponte de pie. —Con el palo del trapeador, Fernando comenzó a picar la espalda de David—. Rápido, ponte de pie. Necesito trapear.

—Bik tenía razón… eres realmente fastidioso.

Una vena se resaltó en la frente de Fernando, el comentario de David no le hizo mucha gracia y este comenzó a patearlo de forma salvaje.

—Oye, podrías calmarte. —Juan intentó parar aquella masacre, sin embargo, Fernando lo silencio de manera tajante.

—¡¡Tú cállate, Bik!!

Con un grito agudo Juan dio un salto hacia atrás mientras le temblaban las piernas y se cubría la cabeza.

—Ya vine. —Lentamente Raúl fue asomando la cabeza en el aula con una mirada sombría, parecía que había sido torturado psicológicamente.

—¿Qué te dijeron? —Preguntó Eric.

—Al parecer yo tengo la culpa de que ese idiota, por no perder la oportunidad de ganar, se haya tragado diez hamburguesas con salsa picante.

Al escuchar estas palabras tan a la ligera Juan comenzó a temblar de miedo.

—Oye, Raúl. ¿Qué salsa utilizaste? —Con una voz temblorosa Juan (Bik) preguntó.

—Esta. —De su bolsillo Raúl sacó una botella color rojo sangría—. Hice lo que me pediste, 2 gotas de la otra salsa y 7 de esta.

Al escuchar esto el rostro de Juan sumergió una gran penumbra. Siendo el cocinero del proyecto, una mala reseña de su comida ocasionó que juan se replanteara si estaba haciendo las cosas bien en su vida.

—Ahora no podré graduarme como un gran chef, tendré la marca de la hamburguesa. — Se comentaba juan así mismo en el suelo mientras sostenía su cabeza con las manos y se encorvaba como un camarón.

Incrédulo a lo que Raúl decía, Fernando se acercó para tratar de saber que tan picante era esa salsa, ya que lo único que él recuerda, era esa ambulancia que llegó a la escuela después del desastre que se formó.

—Ni se ve tan picante. A ver presta. —Fernando le arrebató la botella a Raúl—. Dice… ¿uh?... oigan, esto no está en español.

—Eso es imposible. —Intrigado por esa afirmación, Eric cuestionó las palabras de Fernando.

—Mira. —Fernando arrojó la botella a Eric—. Usa tu celular y tradúcelo.

Eric sacó su celular y utilizó una aplicación para traducir el texto de la etiqueta, pero para su sorpresa Fernando decía la verdad.

—Oye, Juan. ¿Dónde compraste esta salsa?

—Ni idea, estaba en mi casa. ¿Por qué preguntas, Eric?

—Escuchen, cito textualmente. “Todo aquel que consuma 10 gotas de esta botella morirá”. Al parecer también provoca mareos, vómitos y alucinaciones… Tenemos que ser cuidadosos con esto.

Al ser jóvenes de preparatoria, los cuales estaban a unos pocos meses de graduarse, guardaron silencio y analizaron la situación. Intentaron actuar lo más maduro posible, sin embargo, su impulso de idiotez pudo más que la cordura.

Los cinco estaban coreando “Fondo, fondo, fondo” como locos mientras que Juan rellenaba los vasos de salsa picante. En una mesa, habían puesto en el centro 5 vasos que fueron rellenados con más de 20 gotas de salsa en cada uno.

—Muy bien, todos al mismo tiempo. No se vayan a acobardar… —Expresó nervioso David.

—A la cuenta de tres. Uno… Dos… y… Tre…

En el momento en que comenzaron a tomar la salsa, una luz brillante color blanco comenzó a iluminar el aula. Las mesas y sillas volaron por toda el aula, era una escena sorprendente y aterradora. Al ver varios objetos levitar en el aire, Juan no se aguantó el estúpido chiste que había recorrido por su cabeza.

—¿Acaso alguno de ustedes se llama Matilda y nunca lo mencionó? —Juan miró por todos lados para luego soltar otra estupidez—. Hey, Tronchatoro, ¿Estás ahí? Ya deja a Matilda en paz.

De aquel destello blanco emergió una hermosa mujer. Su delicadez y belleza dejó atontados a los chicos. La mujer vestía telas muy finas color morado, su cabello era rubio, parecían hilos hechos de oro y sus ojos anaranjados, que asemejaban una bella vista hacia el mar en un hermoso amanecer, miraron fijamente a los chicos.

—A-acaso ¿Morimos? —Tembloroso de las piernas preguntó David.

—¡OUCH! —De la nada, Eric le había pellizcado el pezón derecho a Fernando.

—Al parecer no.

—Vete a la mierda, Eric. —Comentó Fernando mientras se masajeaba el pezón.

Los cinco intercambiaban miradas de confusión, no comprendían muy bien la situación, creían que la salsa los había dejado en coma, o algo así, y que esto era una especie de sueño compartido. Obviamente estaban equivocado, todo lo que veían era real.

—Queridos héroes. —Comentó una voz que los estremeció. —Escuchen con atención jóvenes héroes. Debido a su desafortunada vida han sido elegidos por los dioses para obtener un deseo.

Interrumpiendo las palabras de la chica, Juan no pudo contener su alegría y comentó emocionado.

—Genial, uuuff, al fin dejaré de ser pobre. Oigan, ¿Ustedes que pedirán con su deseo?

—Pedir dinero es lo más lógico. —Expresó Raúl

Los chicos se agruparon para compartir opiniones e ideas de lo que podrían hacer con un deseo, ignorando por completo a la hermosa mujer.

—E-este… P-podrían. —Al notar que ni siquiera les importaba su existencia, la hermosa mujer se enojó—. ¡Escuchen!... Realmente no es un deseo por cada individuo, es un deseo unánime. Claro que para obtenerlo primero deberán realizar una misión en otro mundo. ¿Qué tal? ¿No suena genial el hecho de ir a otro mundo?

Los chicos ignoraron por completo a la mujer y caminaron decepcionados hacia la puerta.

—Oye, Eric, ¿cooperamos para una pizza? —Comentó Raúl.

—Suena bien, tengo mucha hambre. ¿Vienes con nosotros, Bik?

—No tengo dinero.

—Te dije que si venías con nosotros, no que si traías dinero.

—Ah, entonces sí.

—¡¡Altooooo!! — Exclamó la mujer y junto con ello una fuerte brisa cerró de golpe la puerta del aula, impidiendo que los chicos lograran salir. —¿A dónde creen que van?

—Sabes… este de … —Comentó Fernando mientras intentaba averiguar el nombre de la mujer.

— Me llamo Senko.

—Senko… Ir a un mundo que no conocemos, sin poderes y sin experiencia, es completamente un suicidio. ¿Realmente crees que aceptaríamos tu propuesta? Solo un idiota sin una vida propia querría eso. Así que lo siento… No podemos ayudarte. —Explicó Fernando.

Todos en la sala permanecieron en silencio tras estas frías palabras, pero muy llenas de verdad que Fernando había expresado. Los demás permanecían atentos a la respuesta de la mujer, sin embargo, ella no supo cómo responder al cuestionamiento. Aunque sonaban algo cruel, todas esas palabras estaban en lo correcto.

De la nada, los ojos de la mujer comenzaron a llenarse de lágrimas y al mismo tiempo la puerta se abrió, dejando salir a los chicos, sin embargo, la mujer nuevamente intentó convencer al grupo de amigos.

—¡Por favor! ¡Necesito su ayuda! Soy una aspirante a ángel. Como pueden notar no poseo alas. Mi examen consta de conseguir a viajeros que cumplan una misión en otro mundo. Los mundos son aleatorios, pero si aceptan puedo usar algo de mi poder para mandarlos a un mundo no tan peligroso. También serían dotados de poderes mágicos y armas encantadas. Por favor, se los suplico. Ayúdenme.

—La respuesta sigue siendo no. Lo siento. —De forma rápida y fría contestó Fernando.

Estas palabras hicieron que la mujer cayera de rodillas en el suelo. Mientras que los demás comenzaban a salir, Juan con algo de culpa se acercó a la mujer y extendió su mano.

—Oye… Está bien, de…

—Gracias por aceptar. No se arrepentirán. —Repentinamente el semblante de Senko cambió rápidamente y cuando esta misma levantó los brazos, una luz blanca iluminó a los cinco chicos.

—No, espera. Yo nunca dije…

—Nos vemos después, serán enviados a una casa donde se les asignará un guía, este mismo les explicará su misión y les será otorgado un arma especial a cada uno. Humildes viajeros, de corazón les otorgo mi eterna gratitud. —Recitó de forma muy rápida la mujer. Ni siquiera respiró en el proceso.

—Espera, nunca estuve de acuer… —Juan estaba confundido al ver que en el rostro de la mujer se había dibujado una sonrisa de malicia.

—Ju ju ju Sabía que el viejo truco de llorar haría que algún idiota aceptara la misión. —Todo era felicidad hasta que la mujer se percató que los chicos todavía no habían sido teletransportados—. Ah, ¿siguen aquí? Quiero decir… este… ah…

—¡Eres una maldita! —De la nada Juan sujetó con fuerza el brazo de la mujer—. Seremos teletransportados, pero tú vendrás con nosotros. —Como venganza Juan intentó llevarse a Senko, pero Senko mordió la mano de Juan logrando que la soltara antes de que fueran teletransportados.

—Uh… parece que ahora si serán teletransportados… Bye, Bye

Una luz en el techo absorbió a los chicos, quienes recorrieron un largo túnel de colores hasta traspasar otra luz blanca. Repentinamente, cayeron encima de una cama, la cual por el peso en conjunto se partió a la mitad.

—Buen trabajo, Bik.

—Mejor cállate, Fernando. No estoy de humor.

—La verdad no tenía tantas ganas de comer pizza. —Comentó Eric—. Oigan, ¿y David?

—Aquí. —Una leve voz se escuchó debajo de los cuatro, quienes habían caído uno encima del otro—. Nunca volveré a confiar en una mujer que parezca buena persona.

—Como siempre el Bik simpeando a una mujer. Me das asco. —Comentó Raúl.

—Ahora nunca dejará que lo olvide. —Se dijo así mismo Juan.

De la nada, el rechinar de una puerta puso en alerta a los chicos. Al parecer estaban en una habitación sin iluminación y la puerta estaba siendo lentamente abierta. Por el hecho de estar a oscuras, la luz del exterior lastimaba la vista de los chicos. Al terminar de abrirse la puerta, se pudo apreciar la silueta de lo que parecía ser una mujer.

—Sean bienvenidos, queridos amos.

7 июля 2021 г. 19:20 0 Отчет Добавить Подписаться
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