Короткий рассказ
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Capítulo único

Kim TaeHyung no podía decir que estaba harto de aquel lugar, tal vez de algunas cosas pero no todas; por ejemplo, la comida de los jueves solía ser deliciosa y muy apetecible, las enfermeras del turno nocturno eran muchísimo más amables que las del turno matutino y más bonitas también, los niños que le visitaban del área de pediatría le alegraban el día, pero sobre todo había algo, o mejor dicho, alguien, que hacía que TaeHyung se mantuviera contento y sin rechistar; el nombre de ese alguien era Jeon JungKook, un chico que residía en el mismo piso que él y a quién solía ver con facilidad. Al principio, JungKook era un chiquillo tímido que temía acercarse demasiado a alguien, con el tiempo fue soltándose cada vez más y ahora era incluso un tanto malcriado. Era un año menor que TaeHyung, mucho más optimista que él y siempre estaba sacándole una sonrisa a las personas en el hospital, no dejaba que su enfermedad le afectara demasiado, se sabía fuerte y siempre luchaba contra ella, no ponía peros al recibir sus tratamientos ni rechistaba a la hora de tomar sus medicamentos, cada una de las actitudes de JungKook habían hecho de los días de TaeHyung algo soportable e incluso agradable.


Al principio el mismo TaeHyung se había mostrado renuente a que el menor fuese demasiado cercano a él, JungKook había tenido la fortuna de haber llegado al hospital en el momento en que Tae estaba más decepcionado de la vida que nunca, sus ánimos estaban por los suelos al igual que sus esperanzas.

Afortunadamente ahora ambos se complementaban bastante bien, no eran ni tan pesimistas ni tan optimistas, simplemente disfrutaban de lo que tenían que vivir y dejaban que las cosas siguieran su curso.


Ambos habían adoptado una rutina diaria que les mantenía contentos y relajados, todos los días trataban de hacer algo diferente para sorprender al otro y así los dos terminaban aprendiendo un montón de cosas, sin embargo había una sola cosa que todos los días hacían igual y que nunca se atreverían a cambiar; por las noches, cuando todos se iban a dormir, JungKook se levantaba de su camilla y se instalaba en la de TaeHyung, este le acurrucaba como si de un niño pequeño se tratara y entre los dos creaban una historia misma que TaeHyung se encargaba de grabar con su celular.


Aquella noche en particular TaeHyung se había sentido un poco decaído y no se había levantado de la cama en todo el día, a JungKook le preocupaba aquello pues no podía evitar sentir miedo de que TaeHyung no mejorara pero siempre mantenía algo de esperanza dentro de su pecho; como de costumbre se escabulló hasta la camilla del mayor y sonrió ampliamente al encontrarle despierto.


—¿Está bien si me acuesto o prefieres descansar? — preguntó en un susurró


—Nada me haría sentir mejor que tener este momento contigo, Kookie. Anda, recuestate conmigo.


El menor sonrió y con cuidado se metió debajo de las cobijas, TaeHyung le rodeó con ambos brazos y le dejó recostarse sobre su pecho, entre ellos había crecido un lazo bastante fuerte, decir que estaban enamorados era poco y lo mejor era que ni siquiera habían necesitado de palabras para darse cuenta, simplemente fue un sentimiento tan fuerte el que creció entre los dos que a ninguno le fue imposible ignorarlo.


—Hyung... Te traje esto — JungKook sacó de la bolsa de su pijama un envoltorio de plástico que le entregó a TaeHyung, este lo tomó y lo abrió mirando con curiosidad las galletas con chispas de chocolate que le habían sido regaladas —Eran parte de mi almuerzo pero quise guardarlas para ti.


—Gracias, bebé.


JungKook se sonrojó ante el apodo y aunque no era nada nuevo le seguía poniendo nervioso cada que TaeHyung le decía algo lindo o le llamaba con alguno de aquellos apodos que había elegido para él.

Lo miró unos momentos aún sonrojado y con todo el coraje que pudo reunir se inclinó para dejar un suave beso en su mejilla, inmediatamente después escondió su rostro en el pecho ajeno completamente avergonzado y TaeHyung soltó una risita mientras le acariciaba el cabello.


—¿Te importaría contar la historia hoy, Kookie? La cabeza no me da para tanto.


El menor asintió con algo de duda pues no sabía como inventar una historia por él mismo, usualmente TaeHyung era quien más ideas aportaba, sin embargo haría el mayor de sus esfuerzos por hacerlo pues sabía que Tae no había tenido el mejor de los días así que sería lindo de su parte.


—Bien... No tengo un gran talento para eso de las historias pero justo imaginé un lugar por la tarde, podría contarte como es si quieres.


—Por supuesto que si, cuentame.


JungKook se aclaró la garganta y se acomodó en su lugar, TaeHyung inició la grabación de aquella noche y cerró los ojos dejándose llevar por la suave voz del menor.


— El lugar que imaginé está situado justo encima de un arcoíris, todo es muy bonito allí; el cielo siempre está despejado y el sol brilla esplendorosamente, nunca hace frío y hay aves que siempre están cantando, el pasto que crece en ese lugar siempre es de un hermoso color verde y las flores nunca son iguales, cada una tiene un color y una forma diferente pero todas son igual de bonitas, el aire es tan limpio y fácil de respirar ¡Tus pulmones realmente se pondrían sanos ahí, hyung! Hay muchos animales, desde pequeños conejos hasta dinosaurios.


—¿Dinosaurios dices? Creí que estaban extintos.


—No lo están aquí, en este lugar todas las criaturas que puedas imaginarte existen. Es la mejor parte de este lugar, hyung ¿Quieres oírla?— TaeHyung asintió sonriendo levemente —Todo lo que sueñes y lo que desees se puede hacer realidad sin importar nada, sólo tienes que desearlo con suficiente fuerza y creer firmemente que se volverá real.


—Suena a un pequeño mundo bastante maravilloso, Kookie ¿Quiénes viven ahí? — TaeHyung tomó el rostro del menor entre sus manos y bajo la tenue luz de noche pudo distinguir un sonrojo en sus mejillas —¿Somos tú y yo, JungKookie?


JungKook asintió suavemente y suspiró mientras miraba fijamente el rostro de TaeHyung, el mayor sonrió ampliamente y le llenó la cara de besos que le hicieron reír y le llenaron el corazón de alegría.


—No sería un mundo maravilloso si no estuvieras tú en él, hyung — murmuró antes de suspirar y acurrucarse nuevamente contra el pecho del mayor, escuchando atentamente su respiración —Todos nuestros sueños se harían realidad ahí ¿No sería genial?


—Realmente lo sería ¿Cuál de tus sueños quisieras que se cumpliera primero?


El chico de cabello castaño lo pensó un poco, su mirada se mantuvo fija en el rostro de TaeHyung, algo de pronto le hizo sentir aterrado y sin darse cuenta se aferró más a él.

En poco tiempo le había tomado tanto cariño a TaeHyung que ahora era, sin duda, una de las personas más importantes para él, le amaba con todo su corazón y no quería apartarse nunca de él, en esos momentos lo sentía como si fuese a desaparecer, no sabía porque pero sentía que en cualquier momento TaeHyung se esfumaría al igual que todos los sueños que había tenido. Aquello sinceramente le aterraba de sobremanera, no quería perderlo.


—El sueño en el que tú y yo estamos juntos para siempre.


TaeHyung tragó pesado y, aunque quiso responder, le era imposible articular palabra alguna, los ojos comenzaron a picarle y pronto la imagen de JungKook frente a él se vio nublaba por las lágrimas que brotaban de sus ojos. Sin pensarlo mucho besó sus labios de forma lenta y tratando de no hacer ningún movimiento brusco, el menor le abrazó con fuerza y acarició su espalda con suavidad.


—No tienes una idea, JungKook — murmuró TaeHyung con la respiración entrecortada, JungKook le miró con curiosidad y esperó a que terminara su frase —No tienes una mínima idea de lo mucho que me has hecho amarte.


—También te amo, hyung. Mucho.


Ambos recuperaron su postura, TaeHyung siguió acariciando el cabello de JungKook y este continuó haciendo figuras invisibles sobre el pecho de Tae, el menor quiso quedarse así por siempre, no creía necesitar nada más que aquello.


—Un día le pedí un deseo a una estrella — admitió TaeHyung con algo de vergüenza, JungKook sonrió dejándole saber que no iba a burlarse de algo como aquello — Le pedí un día despertarme en algún lugar en donde las nubes estuvieran lejos de mi, en donde no hubiera problemas y fuera feliz.


—¿Y?


—Fue el día que despertaste junto a mi, JungKookie — el castaño sonrió y no se sintió capaz de decir algo más, sabía que TaeHyung sabría interpretar sus silencios —Tengo mucho sueño, Kookie ¿Puedes llevarme al lugar que está sobre el arcoíris?


—Por supuesto, sólo cierra los ojos.


TaeHyung obedeció y JungKook comenzó a tararear una canción que le hizo relajarse hasta quedarse dormido, sin embargo antes de hacerlo usó sus últimos momentos de lucidez para decirle a JungKook lo mucho que le amaba.


A JungKook le habría gustado decir que aquella fue la mejor noche de su vida, pero no podía hacerlo. Pudo haberlo hecho, tenía todo para ser la velada perfecta, la mejor de todas, sin embargo durante la madrugada los pulmones de TaeHyung colapsaron de manera catastrófica.


A JungKook le habría gustado decir que había tenido que encargarse de la recuperación de TaeHyung por si mismo porque las enfermeras no tenían idea de lo que realmente necesitaba, pero no fue así.


A JungKook le habría gustado decir que TaeHyung había vuelto sonriendo y quejándose de la comida horrible que le habían dado en cuidados intensivos, sin embargo no podía.


No podía decir nada de aquello porque TaeHyung simplemente no había regresado.


Ya no resistió, sus pulmones estaban tan frágiles y enfermos que no había podido resistir más.


—Debe haber algo mal, TaeTae estaba muy bien. Estaba mejorando.


Aquello era lo que JungKook creía, lo que TaeHyung le había dejado ver, pero la realidad era completamente diferente.

TaeHyung se había enterado de que sus pulmones estaban al borde del colapso unas dos semanas antes de su muerte, no se lo había dicho a JungKook porque no hubiera soportado verlo destrozado, él prefería verle sonriendo e iluminando cada rincón del mundo a verle llorando.


JungKook no lo aceptaba, seguía creyendo que aquello que le decían las enfermeras era falso, creía que estaban jugando con él. No fue hasta que le dejaron presenciar el cuerpo de TaeHyung que la realidad le golpeó de la manera más cruel.

Fue entonces que JungKook se rompió en miles de pequeños pedazos, su alma se sentía pesada dentro de si y el corazón le punzó de manera tan dolorosa que incluso se llegó a preguntar si él también estaba a punto de morir.


Se negó a que retiraran las cosas de TaeHyung y aquella noche durmió en su cama, se envolvió el en suéter color beige que el mayor solía utilizar durante las mañanas y se acurrucó entre las cobijas, aquello no mejoró su estado ni un poco, al contrario. No podía concebir el hecho de que TaeHyung no estaba junto a él y nunca más volvería a estarlo, para JungKook no había sido suficiente tiempo a su lado, necesitaba volver a escuchar su risa, a mirar sus expresiones raras, necesitaba sentirlo junto a él, que le abrazara y le contara mil historias inventadas.

Su corazón no dejaba de doler en ningún momento y dudaba que algún día lo hiciera, una perdida como aquella no se superaba. JungKook había perdido al amor de su vida y no iba a recuperarse de eso nunca.


El castaño tomó el celular de TaeHyung y conectó los audífonos, escuchó todos y cada uno de los relatos que ambos habían creado y las lágrimas terminaron por empapar la ropa que llevaba puesta, los escuchó una y otra vez simplemente para escuchar su voz en un intento de sentirlo cerca pero nada parecía funcionar pues la herida solo se hacía más y más grande.


A eso de las tres de la madrugada JungKook finalmente se quedó dormido, en sus sueños pudo ver el lugar del que le había hablado a TaeHyung, todo era tal y como lo había imaginado, no faltaba ni sobraba nada.


Caminó un tiempo por entre las flores de diferentes colores, la suave brisa soplaba y le removía suavemente los cabellos, luego de un rato fue capaz de divisar a lo lejos una figura que le era por demás conocida. Su corazón se aceleró y sin pensarlo echó a correr para encontrarse con TaeHyung, el mayor le recibió con los brazos abiertos y le llenó de besos justo como la noche anterior.


—¡El lugar es realmente como lo describiste, Kookie! Los dinosaurios también están aquí — comentó demasiado emocionado, JungKook sonrió y asintió —Tenías razón sobre el aire, mis pulmones no se sienten pesados ¡Creo que estoy mejorando!


JungKook rompió en llanto y tomó el rostro de TaeHyung entre sus manos para besarlo repetidas veces.


—Mi mundo es maravilloso sólo contigo, TaeHyung.


—Quedate conmigo entonces ¿Si? Hagamos realidad tu sueño en el que los dos estamos juntos para siempre ¿Quieres?


JungKook asintió sonriendo antes de que TaeHyung le besara otra vez, aquello no se sentía como un sueño, se sentía igual de real que antes.

El menor se sentía plenamente feliz en aquél sueño tan realista, no quería separarse de TaeHyung nunca aún así fuera en un sueño, si por él fuera no despertaría nunca más, no quería despertar si eso implicaba separarse de él.


Por suerte para JungKook nunca más tuvo que despertar, su alma se había quedado atrapada por siempre en aquél dulce sueño del que jamás iba a despertar.


JungKook había muerto de un paro cardiorrespiratorio, no había sufrido en lo absoluto pues estaba dormido cuando sucedió. Se sabía que se había ido en completa paz por la sonrisa que adornaba su rostro cuando la enfermera le encontró por la mañana.


Esta vez sus cosas fueron recogidas, sin embargo las cosas de ambos se mantuvieron juntas debido a la petición de las familias de ambos, ellos incluso fueron enterrados juntos pues sabían que estaban destinados a ello. A estar juntos.


Una lápida de mármol blanco anunciaba los nombres de los dos jóvenes que yacían ahí, descansando por la eternidad y seguramente siendo completamente felices de encontrarse uno junto al otro. Tal vez su historia no había sido muy larga ni conmovedora, sin embargo se habían amado verdaderamente y aunque no muchas personas lo supieran a ellos solo les bastaba con saberse correspondidos.


La inscripción tallada en letras doradas dejaba muy claro que aún después de la vida ellos se habían encontrado, aquellas palabras que para muchos carecían de significado fueron sacadas de la nota que se encontró bajo la almohada de TaeHyung en la noche de su muerte, una nota que JungKook no fue capaz de leer pero de la cual su corazón por alguna razón conocía el contenido:


"Por favor encuentrame en algún lugar sobre el arcoíris".



11 мая 2021 г. 2:14 6 Отчет Добавить Подписаться
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VR Vero R
Dios!!!! Es lo más bello que he leído desde hace mucho... gracias 💜
Kim liz Kim liz
No digas mamadas 😭😭😭😭😭 joder es hermoso esto
Kim Sunhee Kim Sunhee
Es una Hermosa historia 😭💗

~