Esclavo de memorias Подписаться

Salí temprano esperando por ti aquella mañana infame, crucé más allá de lo visible y saludé a los sombríos guardianes de la puerta, quienes alegaron piedad por lo sucedido. Confabularon en mi contra y a tu favor, sin entenderlo. La distancia fue la razón perfecta, y me lo hiciste saber.

—¡Ya lo sabía! —Grité a todos los presentes, al momento que logré quitarme el abrigo.

Lágrimas escarlatas recorrían mi cuerpo, desgarrando piel y vida. Estaba sobrio y con un golpe en la sien, luego de una noche larga en el océano. Caminé derecho y demostré mi presencia a cada paso hasta la puerta entreabierta. Te vi en mi memoria como un fantasma del distante pasado que atormenta mi alma al cruzar la avenida frente al que fue nuestro cálido hogar.

—Te amare por siempre, Charles —me dijiste el día antes de nuestra boda y al siguiente, con una mirada llena de dulzura.

—Te llevaré en mi corazón y mi alma jamás se apartará de la tuya aún tras la muerte —dije una y otra vez, como una promesa y un desafío personal.

Eso es, mi alma, es lo que te llevaste aquel día al decir cada palabra; al cargar en mi corazón la cruz. Déjame volver, tan solo deseo volver a dónde estás, donde quedó lo nuestro. Esperé por ti lo suficiente para quedar empapado y el ramo de rosas se marchitó en mis manos. Las espinas gotearon el veneno que infectó mis venas, con tus palabras sin sentimiento.

Era el calor, la ternura en tu rostro, esa mirada alegre; lo que me volvió un esclavo de memorias. Los recuerdos de una época llena de ilusión en la que hablamos de nuestro destino en la tierra, y la conquista de la pasión sobre la razón. ¡Irónico! Desearía que tu mano me hubiese alcanzado, cuando la bofetada cruzó el aire frente a la mirada del eterno desaventurado. Justo antes de salir en busca de la riqueza, que no me trajo nada más que remordimiento y miseria en este mundo tan contradictorio. El amor creó todo a mi alrededor y lo robó de la misma manera.

—Te amaba, tanto como jamás amé —dijiste al final con asombro luego de una mueca, con tus manos sobre las mías, tras revelar la verdad.

—¡Déjala, no es asunto tuyo! —Gritó él, con su último aliento, como si tuviera escapatoria alguna.

—Fue una promesa, Julie. ¡Es nuestro, nuestro refugio! —Grité con odio, con sentimiento y la hoja en su garganta.

—Después de todo este tiempo no supe en que creer. No es lo mismo desde que te fuiste de la isla, dudé cada día, no pensé que volverías —me tomó del brazo con fuerza, no temió por la hoja de acero, y por mi propio dolor no puede evitar enviarla de regreso a la litera de la que salió a medio vestir.

—¡Es mi hogar! —Dije a toda voz a la vista de los guardianes, indefensos, desatendidos y aterrados.

—Lo fue, Charles. Hace tanto… ¿Cómo puedes volver ahora, sin decir nada? —dijo llorando agónica, de rodillas frente a ese vil ladrón.

No contuvo el llanto tan solo se dejó caer por el impulso del momento. Se lanzó hacía él, y con él hacia la ventana, sin despedirse salieron con estruendo. No alcancé a verla. Se fue para siempre de mi lado. Fue un momento amargo, cuando fui tras ella. No dejé que el brote de su garganta y todas las cruentas heridas impregnaran el vestido que compré para aquella noche especial de nuestro reencuentro, y la vestí con calma. Camile y Silven me ayudaron con el desastre, aún cuando lloraban por su madre quien no hizo nada más que hacerlos sufrir cada día desde que estuve ausente.

Te amaba, Julie, en verdad. No... te sigo amando hasta este momento. Yo cargué con el dolor hasta el punto donde el horizonte es incierto, ese lugar donde tan solo las olas acompañan a los moribundos. Allí recé por ti al mirar tu rostro por última vez, aquella noche de luna llena. Te besé en la frente, al despedirme mientras permanecías en silencio, atada y envuelta con las mismas sabanas que cubrieron el pecado del que fui testigo, juez y verdugo.

Tras diez años la música resuena y de dolor me llena. Los niños ahora son dueños de si mismos y viven sus propios sueños de fama y riqueza, tal como lo fui en aquel entonces. Era nuestra canción, aquella que nos llevó a amar y creer que el mundo se postraría a nuestros pies. Con el último segundo en este mundo me lanzaré hasta el fondo. Pese a todo no puedo escapar de mi destino. Te veré de nuevo, al otro lado, en el fondo de esa oscura y helada tumba; con cadenas y un grillete llegaré hasta ti ya que soy un esclavo de memorias.

Fin.

Historia original escrita por: Aoshin Kuzunoha.

Terminada: 14/04/2021.

Nota: La primera versión de este relato fue rechazada y expulsada por los embajadores de Inkspired. La nueva versión fue reeditada y cumple con todas las reglas de la comunidad. Lamento sinceramente lo sucedido con la primera versión.