Era una oscura noche como cualquier otra.
Las iluminadas calles de la ciudad de Tokio se sumergían dentro de los fuertes sonidos de carros, de bulla provocada por vendedores ambulantes que pregonaban un nuevo producto casero y de algunas tiendas de conveniencia que no dejaban de reproducir música navideña, anunciando ya la llegada de la navidad.
El calendario marcaba el día de hoy como 20 de diciembre del 2025.
- ¡Que tenga una buena noche!
- ¡Igualmente!
El ambiente era tan cálido, acogedor y templado, causando que varias personas se reúnan alrededor de la plaza para compartir esta festividad como solía hacerse cada año, por generaciones.
Cantar villancicos, regalar galletas, jugar con la nieve.
Era lo que se solía hacer en el pequeño barrio apodado como “Home”
- ¿Mamá, que es eso en el cielo?
- ¿Qué cosa cariño?
Fue cuando de pronto, sucedió.
Unos fuertes vientos de pronto empezaron a azotar toda la pequeña ciudad. Papeles, mesas, abrigos, gorros. Todo empezó a ser levantado y empujado por aquellos fuertes vientos en todas direcciones.
Las hermosas luces que adornaban el lugar se apagaron de un momento a otro, causando que la oscuridad gobernara por todos lados.
Sobre el cielo, algo que parecía un remolino de color turquesa empezó a formarse y expandirse rápidamente. Unos pequeños truenos turquesas se podían observar alrededor del mismo, junto a las nubes que se separaban, como si trataran de huir del mismo.
Todas las personas empezaron a guardar sus cosas, cerrando las tiendas tan rápido como podían mientras buscaban un lugar en donde refugiarse.
Inesperadamente, una fuerte y muy resplandeciente luz, que provenía de aquel remolino, cayó rápidamente de golpe sobre el removido océano.
Todos no podían evitar observar lo que estaba sucediendo. Aquel suceso extraño, parecía como si hubiera sacado de un mismísimo libro de fantasías. El panorama era simplemente increíble.
- ¡¡T-todos permanezcan tranquilos!! – gritó una de las personas que estaba sobre un puesto de comidas – quédense junto a sus familiares y….
De pronto, una fuerte explosión retumbó sobre el océano. Causando que la marea aumentará, a la misma vez que la luz que conectaba cielo con mar, desapareciera.
Por unos instantes, parecía que todo había acabado.
El silencio que había sido interrumpido tan solo minutos antes finalmente había vuelto. Las luces que habían sido apagadas de emergencia por los fuertes vientos empezaron lentamente a volver a iluminar las oscuras calles de “Home”
Lentamente las personas empezaron a reunirse cerca de la plaza.
- ¿Se encuentran todos bien?
Unos con otros, empezaron a acercarse entre ellos a tratar de confirmar que todos se encontraran bien bien.
- Dios mío…
Un joven que sostenía una caja entre sus manos no pudo evitar susurrar aquello, ante el panorama que observaba.
Todo lo que expresaba alegría, carisma y felicidad…
Ya no existía.
Atender tanto a los heridos como a los que sufrían de alguna enfermedad, era la mayor prioridad de aquel pequeño pueblo.
Tan sumergidos se encontraban en lo que estaban haciendo, que no se había percatado de algo.
Algo flotaba lentamente en el cielo, sobre la zona de la reciente explosión.
Algo o…alguien, yacía rodeado de un leve resplandor azul.
- ¿Así que, ya es hora? – dijo, en un leve susurro
Levantando lo que parecía ser su brazo derecho de su encorvado y maltrecho cuerpo, dio un leve y muy débil chasquido.
*Chask*
Eso fue suficiente.
Suficiente para que el primer Ganowyne apareciera sobre la faz de la tierra.
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