nonavkook Valen

❝Os❞ Parafilia = χєиσgℓσѕσfιℓια : Deseo sexual provocado por la preferencia de lenguas extranjeras. ☾ Título = 𝗜𝗻𝗼𝗰𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗣𝗲𝗿𝗱𝗶𝗱𝗮. « Colección de Parafilias » One Shot |Os Única pareja: Taekook. Contenido homosexual. Lenguaje explícito Contenido + 21 R Taehyung↑; Jungkook↓ [ Fecha Original: 02/02/21 Finalizado y Editado.] • Historia registrada en SAFE CREATIVE. Se prohíbe la distribución de este contenido. Todos los derechos reservados ©nonavkook.


Фанфикшн эротический 18+. © © Todos Los Derechos Reservados.

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< 楤椹浤 >


Eran las siete con quince minutos en Corea del Sur, y como todo lunes por la mañana, las calles resultaban estar atiborradas de transeúntes que con cada una de sus voces aportaban al bullicio imperial que reinaba sin cuidado por sobre el ambiente. Por la autopista se podía apreciar una fila inmensurable de autos que parecía no tener fin alguno, mientras que por la vereda tanto estudiantes como trabajadores caminaban recreando un mismo sonido con la suela de sus zapatos.

El mundo era ruidoso; brillaba por su propio color, por sus sonidos, por sus paisajes y por su gente. El mundo era molesto a ojos de Jeon Jungkook, un adolescente cursando su segundo año de High School, con diecisiete años trazados a lo largo de su persona con el más fino pulso proveniente de un conglomerado artista. Él era una inspiración con su anatomía tan medusa y perfilado en belleza. Sus bellos y gruesos labios de un fuerte tono rosado que le daban un toque seductor; sus ojos caídos de un color café claro; sus mejillas levemente voluptuosas que adornaban con finos susurros tiernos su rostro; y su piel blanquecina y cuidada; ni hablar de su cabello negro con una partitura en el centro. Jeon Jungkook sin duda era un joven digno de ser llamado príncipe. No obstante, se decía que una cara bonita podía embelesar, más eran las palabras y pensamientos provenientes de la susodicha las que llevaban a la telaraña sin salida que constaba en ser el amor, y era por aquello que el pelinegro poseía miles de pretendientes que alababan su divina figura, aunque ninguno estuviera enamorado. Porque Jungkook actuaba el rol de una belleza silenciosa dentro del escenario que era su escuela.

Era inteligente, el mejor de su clase, sin embargo, eran contadas las veces en las que de sus libidinosos labios salían palabras. Un hielo imponente que con tal de librarse del sol alzaba un muro de espinas cual redes que filtraba todo aquel que quisiera llegar a tomar su voz y ser conocedor de su yo interno. Pocos eran los que conocían al chico en su totalidad, y él lo prefería mantener de aquella forma: que todo el mundo creyera en la falsa imagen de niño bueno, que solamente admiraran su belleza para que así no fuesen testigos de su singular mentalidad, que el mundo viviera en la niebla que su propio ser expelía con tal de darles un escenario completamente diferente al verdadero, porque entre más lejos estuviera el mundo de conocerlo, menos molesto será vivir cada día.

Le daba risa cada vez que por los pasillos de su escuela se le atribuía a su persona la delicadeza e inocencia del más puro ángel en el cielo que vino a ser adorado en la tierra con tal de ablandar los corazones humanos, porque si el mismo Jungkook tuviese que compararse con un ángel, sería Lucifer, puesto que dentro del mundo que ocultaba a todo oído humano, el pecado era a lo que le hacía tributo cada tarde o noche en la que el calor subía a su cabeza y nublaba sus sentidos con la más apasionada lujuria y sus manos curiosas y desesperadas buscaban saciar el hambre voraz por sexo en su más animal sentido. Primero con sus manos comenzaba a acariciar su terso cuello parsimoniosamente, ejerciendo una ligera presión que lograba tornar su respiración normal en una poco más pesada; en segunda instancia, sus manos paraban a la altura de sus pezones los cuales masajeaba con descaro en la soledad de su habitación al mismo tiempo que su hipnotizante boca soltaba bajos suspiros y pequeños gemidos, llevaba sus dedos con premura a la fuente de aquellos sonidos indecorosos donde los mojaba con la saliva que manaba de ella por las esquinas de sus labios en un fino hilo brilloso y traslúcido, los lamía y succionaba haciendo sonidos obscenos para luego comenzar a arquear su espalda en la cómoda de su cama y comenzar a mover sus caderas en busca de un pene que lo follara sin cuidado alguno, tal y como a él le gustaba; en tercer lugar sus manos viajaban a su miembro que erguido se encontraba para posarse alrededor de este, otorgándole una exquisita calidez, y sensación pegajosa por la traviesa saliva que viajó desde sus dedos a las palmas de sus manos, comenzando a jugar con la punta de su pene lentamente, sacando gemidos débiles para luego comenzar a masajear el falo y empezar un movimiento más rápido. Una de sus manos viajaba a sus testículos y los apretaba, mientras que su otra yacía sobre su polla, subiendo golosa mente de arriba a abajo, generando el sonido resbaladizo que amaba oír: el sonido del placer; penúltimamente, cuando sentía su estómago apretarse y sus gemidos se volvían incontrolables, soltaba su pene, dándole aquel dolor que amaba sentir debido a la inhibición que se auto causaba y que respondía con gimoteó porqué amaba castigarse a sí mismo. Sus caderas y muslos ya llenos de líquido prese minal comenzaban a restregarse contra su jodida cama de una manera endemoniadamente seductora, susurrando obscenidades que por lo bajo eran ruegos que ansiaban que alguien tirara de su cabello, tomara sus caderas y azotara su culo mientras lo penetraba duro. No obstante debía conformarse con su retorcida imaginación a la misma vez que sentía aquel rico roce contra su miembro y su culo que deseaban ser atendidos de una puta vez; para finalizar, siempre amaba chupar otro tanto sus dedos y ponerse en cuatro, sumergiéndose aún más dentro de su fantasía de la cogida ideal, simulándola con sus dedos quienes se metían en la dulce entrada que era mojada por la saliva hasta sentirse satisfecho, luego empujaba y sacaba rápido y macizo hasta tocar su punto dulce, mismo lugar que provocaba gritos de placer púes el orgasmo se acercaba como una perra en celo, y cuando sentía su semen caer en la sábana que sería cambiaba después, sacaba sus dedos manchados en deseo de su apetitoso ano para tomar aquella esencia blanquecina entre ellos y llevárselos a la boca, pensando que aquel elíxir pertenecía a un jodido extranjero u hombre conocedor de aquella prohibida lengua quien gustoso lo terminaba de follar para darle de beber de su polla aquello que amaba. Porque sí, Jeon Jungkook aparte de ser un enamorado del lívido, tenía la tal vez no tan famosa xenoglosofilia, es decir, una parafilia sexual que lo conducía a experimentar un sobrenatural placer frente a la escuchada de una lengua extranjera. Y era por aquello mismo que Jungkook nunca se consideraría alguien ni siquiera cercano a la inocencia, ya que no había noche en la que no fantaseara con algún semental susurrándole en aquel lenguaje prohibido que ponía duro al pelinegro en segundos.

Sacudió su cabeza, borrando así todo pensamiento pecaminoso que asaltaba su memoria y se empeñó en concentrarse nuevamente en las calles por las cuales caminaba mientras escuchaba música indiferente a su alrededor. Le tomó alrededor de seis minutos más llegar a la entrada de su establecimiento educativo. Tal y como esperaba: apenas fue divisado en la entrada los susurros y suspiros para nada disimulados comenzaron a surgir. Jungkook simplemente creer nuevamente en aquella imagen falsa que veneraban. Todos los jóvenes que estuvieron presentes frente aquel acto cayeron rendidos ante la ternura que expedía el silencioso chico de cabellos negros. Jungkook quiso burlarse en sus caras frente a lo ilusos que podían llegar a ser sus compañeros.

Caminó por el campo de entrenamiento hasta llegar a lo que sería la estructura de la escuela en sí. Empujó la gran puerta de metal —la cual se cerró por sí sola— y comenzó a buscar su salón, que se hallaba plácidamente ubicado en el segundo piso. Sus pasos resonaban como ecos de lo angosto y largo que era el pasillo, mismo que lo llevaría a su salón una vez llegara a la parte donde presentaba una bifurcación: hacía las escaleras que eran su destino principal o la enorme sala de los profesores. Sintió su celular vibrar en el bolsillo y procedió a sacarlo de su chaqueta; un mensaje se mostraba en la pantalla de bloqueo, era su madre.

Mamá

Hijo, ¿en la tarde puedes ir a comprar al supermercado la cena?

¡Hoy hay descuento del 60% en todos los productos! 😍

Jungkook

Claro, mamá ❤

Mándame una lista de lo que quieres que compre.

Mamá

¡Gracias hijo!

Te la mandaré en un rato más. Ahora te transferiré el dinero a tu cuenta.

Cuídate mucho y estudia. Te quiero❤

El chico de hebras de un negro más oscuro sonrió enternecido por la actitud de su progenitora. Guardó su celular y al levantar la vista se dio cuenta que mientras contestaba los mensajes ya había arribado a la anteriormente mencionada bifurcación. Estuvo a punto de tomar el camino que trazaban las escaleras hacia el segundo piso con tal de llegar de una vez por todas a su salón y tomar una pequeña siesta sobre su pupitres si es que el tiempo le alcanzaba, no obstante, cuando estuvo a punto de poner un pie en el primer escalón, su mirada fue atrapada por la figura de un chico un poco más alto que él. Paró en seco. Pudo percatarse, gracias a su escrutinio debido a la latente curiosidad, que se trataba de un chico nuevo, ya que nunca lo había visto en todo lo que llevaba de año escolar estudiado. Aparte, un chico de cabello color plata liso y ojos rozando el celeste nunca pasarían desapercibido. Su teoría fue confirmada cuando se dio cuenta que el inspector general le estaba dando lo que parecía ser el horario de clases. Jungkook soltó una suave risa al ver que el chico una cara de: «no entiendo una mierda de lo que dices, pero asentiré y haré como que sí». Decidió dejar de mirar y seguir su camino de no ser porque vio que un objeto brillante caía sin ser notado desde el bolsillo del peliplata. El de mirada castaña se encontró en una encrucijada: hablar o no hablar. La ansiedad se instaló en su sistema, pero al ver que el chico hablaba sin apuro con el inspector y comenzaba a caminar, optó por acercarse. Bajó su pie del primer peldaño y se acercó.

— ¡Jungkook! — habló el hombre mayor, provocando que el chico del cual sólo había podido observar su perfil, se girara por completo. Jungkook sintió su saliva tragar fuerte y su corazón apretarse. Era como ver a Venus en versión masculina, joder —. Menos mal, llegas en buen tiempo.

— Inspector Lee — hace una pequeña reverencia en forma de saludo a la que responde el hombre con otra —. Lo que sucede es que al joven a su lado se la cayó esta cadena — la alzó frente a la mirada celeste quien al verla buscó en sus bolsillos con tal de comprobar si era la suya. Al ver que sí lo era, le dedicó una pequeña sonrisa ladina y tomó la cadena de plata entre sus dedos, rozando a la brevedad con los del chico de tierna mirada y labios gruesos. Jungkook sintió un pequeño rubor instalarse en sus mejillas debido a la linda sonrisa del chico frente a él.

— Tan amable y puro como siempre, Jeon Jungkook — el nombrado sonrió con falsedad oculta. Cosa que el desconocido pudo darse cuenta, por lo mismo soltó una pequeña risa ronca que estremeció el sistema nervioso del más bajo. Jungkook lo miró confuso, sin entender. ¿Acaso había apreciado una grieta en su máscara? De tan sólo pensarlo, provocaba escalofríos —. En realidad, agradezco tu presencia, puesto que Taehyung se integra a tu clase, justamente. Él no recuerda mucho de Seúl, ya que vino aquí cuando era muy pequeño — «Ah, ¿así que es de otra ciudad?», pensó Jungkook. Aunque algo no cuadraba.

— ¿De qué ciudad vienes? Yo tampoco soy de aquí, soy de Busan — preguntó amistoso y un tanto veloz. Taehyung dirigió su mirada al señor Lee rápidamente como si pidiera ayuda. A lo que el hombre rió con ternura.

— Taehyung-ssi, Jungkook te está preguntando de dónde vienes — habló demasiado lento, pronunciando cada sílaba. Al de cabello plata se le iluminó la mirada y sonrió.

— Vengo de Ancona, Marcas — sonrió genuinamente; pronunciando la extrajera ciudad de forma perfecta.

Jungkook sintió su desayuno subir cuando escuchó el terrible acento coreano y escuchó la jodida ciudad provenir de los labios ajenos. No, no, no, esto debía ser un sueño. No, maldita sea. ¡Esto no podía estarle pensando a él!

— Disculpa la pregunta, Taehyung-ah — soltó con temor disimulado y su pulso vuelto loco, casi al borde del ataque cardíaco —. ¿Eres extranjero?

«Dime que simplemente estabas jodiéndome», pensó Jungkook.

Taehyung al observar aquella milésima de segundo en el cual el rostro de Jeon Jungkook dejó a la vista su temor. Sonrió ladino. Oh, al parecer se divertiría mucho con aquel chico coreano.

— Mi mamá es italiana, pero mi padre es coreano. Cuando él murió a mis siete años mi madre decidió volver a su país y criarme allá, por lo que poseo nacionalidad mixta, aunque me siento más familiarizado con Italia — dijo tomando ligeras pausas con tal de pensar mejor qué decir a continuación. Jungkook definitivamente se quiso matar. El ojiazul se acercó y susurró frente a Jungkook con una ronca voz qué le sacó un suspiro y apretó el pene de Jungkook —. ¿Hay algún problema con ello, dolcezza?

Y fue en ese momento en el que Taehyung fríamente analizó desde cerca la expresión de Jeon Jungkook, viendo cómo sus pupilas se dilataban, sus labios gruesos y suaves se entre abrían mientras de ellos salía un suspiro pesado que rozaba el límite entre uno y un gemido. Taehyung sonrió con malicia y pasó su lengua por su labio, pensando en mil formas de ver aquellos labios hinchados, rojos en deseo y goteando su semen mientras los ojos del contrario estaban bañados en lágrimas de placer.

«Oh, mia bella bambola, giocherò con te così dannatamente bene / Oh, mi hermoso muñeco, jugaré contigo malditamente bien», pensó en italiano.

— Ninguno — susurró débil. Tenía que evitar a Taehyung a toda costa, de lo contrario, su máscara de chico tierno y adorable se caería por los suelos por culpa de su maldita parafilia.

Porque el italiano era el idioma prohibido que Jeon Jungkook no podía escuchar, de lo contrario, su cuerpo reaccionaría contra su voluntad.

— Parece que se van a llevar muy bien — soltó una carcajada Lee Honjoon. Luego palmeó un hombro a ambos chicos simultáneamente —. ¿Qué tal si lo guías al salón de clase, Jungkook? Y de paso, le puedes mostrar la escuela.

En ese momento, frente aquella precisa pregunta, Jungkook quiso decirle: "¡Yo no voy a acercar mi jodido culo a ese maldito italiano! ¿Qué acaso no se da cuenta de que casi tuve una jodida carpa de agua en mis pantalones si me volvía a decir dolcezza? ¡Y ni siquiera sé lo que significa pero sonó condenadamente sexy proviniendo de su boca!" Quiso, porque las palabras que salieron de sus labios fueron completamente distintas.

— Claro inspector Lee. No hay ningún problema — dijo con voz dulce y amable. Taehyung quiso reír frente a lo falso que actuaba ese chico.

¿Qué cómo sabía? Bueno, Jeon Jungkook no era el único "ángel en tierra". Sin embargo, lo que el susodicho no sabía, era que si bien es cierto, que el de anatomía mediana era en verdad un demonio. Kim Taehyung era el Diablo.

(♡)

Ambos jóvenes de diecisiete años se encontraban subiendo las escaleras en lo que parecía ser un silencio perpetuo. Misma atmósfera que el Coreano prefería mantener, ya que quería evitar escuchar a Taehyung hablar a toda costa. Sin embargo, en vez de gozar del callado ambiente, el extranjero tenía otros planes en mente, como por ejemplo: hacer que ese chico mostrara su verdadero ser. Quería llevarlo al límite y contemplar la explosión que de aquella máscara llena de falsadas que la gente que lo rodeaba se tragaba cual imbéciles.

— Así que tu nombre es Jeon Jungkook, ¿cierto? — habló con claro acento extranjero. Jungkook quiso gruñirle, sin embargo decidió calmarse y ser gentil, después de todo aquel chico era inocente, no tenía la menor idea acerca de su maldito problema.

— Sip, aunque yo no sé tu apellido, Taehyung-ah — soltó una risa tierna y lo miró con ojos de cachorro adorable.

— Es Kim — respondió girando su cabeza en dirección al de cabello cuál ébano. Esos jodidos labios eran tan tentadores que juro llorar de pura satisfacción, porque sí o sí tendría a ese chico sobre sus rodillas chupándole la polla como si se tratara del mejor caramelo o helado del mundo.

— Kim Taehyung. Suena lindo — dijo pisando el último peldaño de la escalera y girando en compañía del de preciosa mirada cual cielo despejado hacia el pasillo que dejaba observar su querida sala de clases.

— Jeon Jungkook también — devolvió el halago con una sonrisa rectangular que hizo que Jungkook sintiera sus rodillas flaquear. Mierda, Taehyung era su fantasía sexual hecha en carne y hueso. No sabía si se había ganado la lotería o el universo lo estaba haciendo pagar por engañar a medio mundo. El de cabellos plateados, se dio cuenta de que estaban entrando a la sala que, para su suerte, se encontraba vacía. Sonrió con una malicia —. Jungkook — llama y finge una expresión de tristeza. Lleva su mano derecha a la nuca con tal de hacer un gesto que demostrase vergüenza —. Yo, uhm, bueno, no sé hablar bien coreano — lo que decía no era del todo mentira, porque de verdad a veces no entendía ni una mierda lo que la gente a su alrededor le hablaba ya que era demasiado rápido, pero podía mantener una conversación fluidamente sin ningún problema —. ¿No importas si ocupo mi celular para hablar mi idioma y que este lo traduzca para ti? — se equivocó a propósito en el uso del verbo, aunque estaba seguro que todo lo había pronunciado como la misma mierda, y es que habían pasado años desde que se le había olvidado hasta el uso de los sufijos. Literal, su madre le dio un curso intensivo de dos meses para hablar filudo de todo lo que ella sabía y aún así no podía recordarlos. Pero todo esto lo estaba haciendo con tal de confirmar su teoría respecto al hermoso chico a su lado. Cosa que pudo en parte afirmar cuando vio el cambio drástico en su expresión por un segundo, para luego volver a poner esa sonrisa y hablar con una bella voz.

— Claro, TaeTae, no hay problema alguno — lo apodó cariñosamente y sonrió leve para luego posar sus pertenencias en su pupitre. El chico de tes morena lo siguió y puso su mochila en el pupitre que Jungkook había indicado que era el único libre. Que, para suerte de Taehyung y mala de Jungkook, se encontraba al frente de este último.

E Jungkook, hai iniziato a studiare qui quest'anno o prima? — dijo con aquélla voz ronca hacia el aparato el cual rápidamente tradujo al coreano, sonando por lo alto una robótica voz. Se sentó sobre la mesa de su asiento y acercó el celular hacia Jeon —. Y Jungkook, ¿empezaste a estudiar aquí este año o antes?

El susodicho simplemente se sentó en la mesa, maldiciendo a sus compañeros por siempre llegar todos casi siempre a las siete con cincuenta, porque en ese preciso momento se encontraba con un chico, posiblemente de su edad, pecaminosamente atractivo, de habla extranjera, y para más remate, de aquella lengua que su cuerpo parecía amar con locura. Alguien tenía que llegar, su profesor del período tenía que aparecer, pero por lo visto y que escuchó cuando entró al recinto educativo, este se encontraba con licencia. El universo parecía confabularse en contra de su salud mental... y física, porque la ligera prisión en su pene no parecía disminuir por nada del mundo.

— Y-yo... Estudio aquí desde el año pasado, así que se podría decir que estoy desde el inicio. Un amigo y yo decidimos postular a la misma High School y tuvimos la suerte de ambos quedar, así que nos trasladamos desde Busan. Es menor que nosotros, pero como es un Einstein lo adelantaron un año. Se llama Jimin, es un chico adorable, te caerá bien — habló pausado para que el traductor pudiese hacer su labor sin ningún problema. Su cuerpo se remeció al ver que ya había aparecido la traducción que Taehyung leyó en voz alta, con parsimonia. Observando por el rabillo como Jungkook tenía un leve sonrojo en sus mejillas y tomaba su mochila para ponerla en la zona de su regazo, tapando su entrepierna.

«Perché chiudi le gambe, dolcezza? Se quello che voglio di più è vederli aperti e disposti a me / ¿Por qué cierras las piernas, dulzura? Si lo que más quiero es verlas abiertas y dispuestas a mí, pensó mirando fijamente las piernas del de cabello negro. Levantó sus ojos para apreciar cómo mordía aquélla zona carnosa que eran sus labios. «Fanculo tutto / A la mierda con todo».

Se paró del pupitre y acercó su rostro al de Jungkook quien sintió su corazón salir del pecho con tal de correr por el gay panic que presenció cada fibra de su cuerpo. Taehyung tomó el bolso del firme regazo que ofrecían las gruesas piernas de Jeon Jungkook y lo tiró al suelo, dejando a la vista el claro bulto en los pantalones del de preciosos ojos castaños caídos. Jungkook llevó rápidamente su mano derecha con tal de tapar su pequeño gran problema, pero la mano de Jeon fue mucho más, rápida y detuvo la delicada pero fuerte mano de la belleza silenciosa que tenía frente a él. Misma belleza de la cual había logrado lo que quería: hacer relucir la verdad, y la verdad era que Jeon Jungkook tenía una parafilia que Taehyung podía reconocer fácilmente. Sin duda los más callados son los los sorpresivos.

Y follable.

— Jeon Jungkook, en lo poco de estadía que llevo aquí he escuchado tantas maravillas de ti — susurró volviendo su voz un tono más ronco, de la nada saliendo con una pronunciación perfecta. Jungkook no pudo aguantar su indecorosa voz para sí mismo. Kim Taehyung sonrió ladino y posó una mano en el cabello de Jungkook para luego ejercer un poco de presión y tirarlo sin ejercerle daño mayor hacía atrás, provocando que el antes mencionado mirara fijamente a los ojos cual zarafino del peliplata —. "Jeon Jungkook, es un ángel, lo conocerás después", "Jungkookie es un chico muy adorable", "es amable y encantador", "Jungkook-ah es la definición de pureza" —recita los comentarios que previamente un grupo de estudiantes, curiosos de Taehyung, se le habían acercado y hablado. Tiró más del cabello del menor, haciendo que el cuello de este se doblara un poco hacia la derecha, exponiendo su marcada quijada. El mayor acercó su boca a la oreja izquierda de Jungkook y habló enviándole escalofríos con las vibraciones de su voz —. Si supieran que en estos momentos su querido ángel tiene su pene erguido y su entrada caliente para mí; si supieran aquellos imbéciles de lo mal que estás por solo escucharme hablar en mi idioma; si supieran de tu xenoglosofilia, amore mio — pasó su lengua por el lóbulo, jugando con el pendiente de Jungkook, escuchando un gemido por parte de este en respuesta —. ¿Te seguirán llamando ángel? — pregunta esperando una respuesta que Jungkook no podía formular debido al éxtasis y su saliva que manaba de la comisura de su boca, obligándolo a tragar deseoso. Joder, quería escuchar ese amore mio de nuevo mientras Taehyung lo empotraba contra cualquier escritorio. Sintió un tirón más fuerte a su pelo a lo que Jungkook gimió gustoso. «Hazme un desastre. Tíramelo más», lloriqueó dentro de los confines de su mente —. Responde, mio peccatore — demandó dominante. Dejando su aliento recorrer el cuello blanquecino del menor.

— N-no — soltó un jadeo levemente ronco. Sonrió juguetón -—. No, pero quiero que solo tú me veas rogar por tu polla, TaeTae — lamió sus labios dejándolos rojizos y miró penetrante a Taehyung. Se escapó del agarre del mayor y dejó que su cuello volviese a estar en recto para mirar penetrante a Taehyung. Acercó sus labios abultados a la barbilla del susodicho, cerca de la comisura de sus labios simétricos dónde debajo del inferior se posaba un precioso lunar. Jungkook dio una corta pero lenta lamida —. Ahora es nuestro secreto, ¿lo guardarás? — murmuró con una sonrisa. Taehyung tomó la zona de la cintura del menor con sus manos, ejerciendo leve presión.

— Hay un precio por mi silencio, amore — sonríe y aquellos ojos zafiro se volvieron un tono más oscuro, vas rozando aquel color que poseían la zona más profunda de los océanos. Ya no eran un cielo atestado de ángeles, eran la entrada al infierno bajo un océano de lujuria pura.

— Ponlo y yo veré si le parece — pasó sus manos detrás del cuello de Taehyung, tocando los cabellos platinados que estaban en la zona de nuca.

— ¿Qué te parece si cerramos la puerta con pestillo y te follo hasta que lleguen nuestros queridos compañeros de clases? — sonrió con descaro. Jungkook mordió su belfo inferior —. Y a eso se le agrega tu boca sobre mi pene mientras te hablo en italiano, ¿qué dices, trato?

— Mi boca iba a estar en tu pene de cualquier forma, TaeTae — besó sus labios rápido y luego sonríe —. Trato.

Taehyung se acercó a los labios del pelinegro, teniendo que agacharse un tanto y los besó. Atrapó el labio superior para luego amoldar su boca a la contraria y empezar una danza donde ambas bocas se abrían y cerraban con sincronía y voracidad. Jungkook soltó un jadeo por lo bajo y abrió nuevamente su boca para cerrarla encarcelando el belfo interior de Taehyung. El sonido de chasquidos resonaba en la cuatro paredes por lo bajo para luego ir creciendo en volumen. Se separaron por cortos segundos para luego volver a unir ambos labios.

La saliva se sentía mezclarse y de repente el extranjero lamió la parte baja del labio de Jungkook para luego morderlo suave con un gemido ronco. Jungkook abrió su boca aceptando la incitación de aquella pecaminosa lengua, sintiendo la textura rozar contra la suya. La saliva que no participaba de la acción, goteaba por las esquinas de las bocas de ambos, provocando que se crearan hilos de seducción y lívido. La lengua de Jungkook se enroscó alrededor de la del italiano, haciendo que la fricción entre ambas aumentase. El de mirada azulada llevó su mano derecha que se encontraba recorriendo la cintura marcada por sobre la tela de la camisa del menor hacia el cuello de este. Hizo que el hueco entre su dedo pulgar y su índice formaran una "V" y apretó la zona de las carótidas de manera suave.

Jungkook sintió aquella deliciosa presión alojarse en su cuello y nublar su juicio mientras sentía el beso de Taehyung de manera más fiera. Se separó suavemente, teniendo su pene más que duro y miró a Taehyung fijo.

— La puerta, Şirin — dijo entrecortado debido a su errática respiración. Taehyung sonrió para luego besar nuevamente los labios del coreano.

Voglio vederti senza vestiti e in quattro quando torno, dolcezza — ordenó ronco. Jungkook sintió la necesidad de entregarse a ese hombre como nunca en su puta vida la había llegado a sentir. Sin embargo rió con ligera burla en su voz, provocando al de acanelada piel.

— Sabes que no entiendo ni una mierda de lo que hablas, ¿cierto? — se sentó abriendo sus piernas y procedió a llevar sus manos hacia su camisa para desabotonarla, dejando su trabajado cuerpo a la lejana vista de Taehyung, quien ya había asegurado la puerta. Joder, nunca pensó que en algún punto de su vida follaría en tan solo minutos de que iniciaran las clases.

— Lo que dije fue, que quiero verte sin ropa y en cuatro cuando vuelva, dulzura — tradujo acercando al menor a su cuerpo una vez estuvo a su lado.

— Una excelente idea, Şirin — dijo con una leve risa. Se sacó la camisa para luego llevar sus manos hacia su pantalón y tirarlo al suelo. Quedaban sus meros bóxers en conjunto a sus calcetines y zapatos. Decidió retirar ambos últimos, todo bajo la atenta mirada cual depredador de Taehyung, quien al ver el culo del hermoso chico a su frente, quiso azotarlo hasta ver su mano marcada en la piel de este. Alzó sus manos a las caderas de Jungkook y las tomó con la más pura posesividad, acercando aquel culo redondo a su polla. Jungkook jadeó estando de espaldas a Kim, quien yacía sentando restregando su grueso pene contra las nalgas cubiertas por el bóxers.

Dolcezza — llama en un gruñido, al cual Jungkook le responde con un entrecortado «¿Sí?«. Taehyung sonrió, aplastando a Jungkook con más fuerza contra él, solo para que el semidesnudo chico sintiera como estaba por su culpa; erecto y deseoso por su entrada caliente —. ¿Por qué no mejor me quitas el pantalón y te diviertes? — embistió falsamente, creando un delicioso movimiento de pelvis que Jungkook amó.

— Claro, Şirin — soltó con coquetería. Giró su cuerpo para quedar frente al moreno, quien con su regazo dispuesto y un visible bulto, se levantó de la mesa del pupitre, a lo que Jungkook se agachó quedando de rodillas para abrir el cinturón de Taehyung y luego la cremallera bajar, sintiendo aquella caliente y húmeda zona palpitar bajo sus dedos. Dios, era tan largo y grueso que pudo sentir su boca hacerse agua. Pasó sus manos, rozándolas contra aquel bulto prominente, para luego agarrarlo y reír suevamente cuando vió como el rostro de Taehyung se deformó en una clara mueca de perversión. Tomó por sobre la tela lo que era el falo y comenzó a acariciarlo en dirección hacia arriba, haciendo que este saliera del bóxers revelando la punta y unos centímetros más de carne. Jungkook acercó su boca golosa, emanando un caliente aliento que hizo que la extremidad se removiera. Besó la punta y escuchó un jadeo profundo por parte de Taehyung. Lamió y luego hizo que su lengua serpentear en círculos alrededor del glande. El pene de Taehyung sabía tan malditamente bien, que Jungkook chupó y sorbió de él, creando un sonido provocador; su saliva mezclándose con el pre semen del ojiazul, le daba vida. Bajó el bóxer de Taehyung por completo y bajó el suyo, haciendo que sus nalgas por culpa del apretado elástico al ser descubiertas, rebotaron levemente. Taehyung mordió su labio inferior ante semejante vista erótica —. Lindo, restriega tu enorme polla contra mi culo — gimió necesitado.

La mia piccola puttana, sposta il tuo enorme culo per me — susurra en su oído derecho y luego traduce para Jungkook, quién estaba moviendo sus caderas creando un genuino sonido de la piel chocando contra sí — Mi puta, mueve tu enorme culo para mí — los jadeos del pelinegro se vuelven más fuertes cuando siente la grande y firme mano de Taehyung azotar su nada izquierda.

El mojado pene del peliplata se resbalaba exquisitamente entre las nalgas de Jungkook, gracias a la saliva y el pre semen, cortesía del anterior mencionado. Jungkook cada vez que sentía tronco de la polla de Taehyung deslizarse contra su caliente entrada, gemía como un loco. Oh, Joder. Y es que, Jungkook amaba tanto el sexo, que aparte de tener una clara parafilia, amaba que lo degradaran, y si, el peliplata tenía un fetiche por la degradación mañana mismo se tatuaría en su nalga derecha la palabra «suertudo». De repente, sintió otra nalgada pero está vez en su contraparte izquierda, Jungkook rodó sus ojos hacía atrás con cada golpe y roce de esa gorda polla que deseaba montar y follar con la boca. Los gemidos de Taehyung se volvieron más erráticos y Jungkook al darse cuenta de esto movió sus caderas, cual endemoniado.

— Dame tu semen, lindo, ah. Dámelo, mgh, todo — habló deseoso y sin filtro el de hebras oscuras —. Joder, Tae, Hazme tu maldita puta — gimió y sintió una mano en su cabellera la cual después fue tirada con fuerza. La fricción soltaba un sonido resbaladizo y Taehyung estaba amando a aquel chico. Lo follaría cuantas veces quisiera, porque desde ese día en adelante Jeon Jungkook le pertenecía.

Gemiti per me, dolcezza / Gime para mí, dulzura — gruñó para luego besar y morder el cuello de Jungkook.

Taehyung sintió su pene caliente y con una inmensa presión que lo obligaba a acelerar aún más sus movimientos pélvicos. Aumentó la velocidad del roce y azotó el trasero de Jungkook, al punto de dejar su mando marcada en este por toda su extensión.

El color rojo que las adornaba era apetitoso e hipnotizante y el cómo estas a cada golpe rebotaban suavemente y reaccionaban gustosas del erótico maltrato. Los gemidos del chico pelinegro lo tenían al borde de venirse, sumados a estos, sus ruegos y la manera en la que se degradaba, lo tenía comiendo de la palma de la mano a Taehyung. Llevó sus manos hacia la cintura de Jungkook y con fuerza, la tiró hacía su cuerpo haciendo que su pene chocara con fuerza y obtuviera aquel delicioso orgasmo que estaba al borde de suceder. Sua gemidos roncos los trataba de mantener a raya, pero le era imposible escuchando a su belleza maldecir.

— Mierda, más fuerte, Tae — lloriqueó moviendo sus caderas, tratando de lograr mayor toque —. Quiero tanto que tu larga polla me folle la boca hasta el punto de ahogarme, lindo — soltó, irracional y lascivo, con una sonrisa tan jodidamente caliente, que Taehyung quería destrozar en puras estocadas —. Saltar sobre ella mientras me castigas, ¡ah! — murmuró para luego gemir al ver que el peliplata había llevado su enorme mano hacia su pene adolescente, mastubándolo en un exquisito vaivén que contaba en ser de abajo hacia su punta pegajosa —. Joder, mgh, lindo, ah, soy tuyo, maldita sea, soy tu puta personal — gritó ahogando un jadeo.

— L-lo eres, dolcezza, lo eres — gruñó y llevó su mano izquierda al cuello de Jungkook haciendo una ligera presión nuevamente, que el pelinegro amó —. Eres mi puta — rió ronco a lo que Jungkook asintió eufórico —. Mira lo duro que estás, dolcezza, sólo por mi pene rozar tu precioso culo — acerca la espalda del menor a su pecho y susurra en su oído —. Imagina cómo estarías con tu ano tragando mi polla — Jungkook comenzó a menar sus caderas haciendo un círculo para luego dar saltos precisos —. J-joder, Jungkook, me vengo.

Al escuchar aquello, el nombrado se deshizo del amarre de Taehyung y se puso de cuclillas frente a la larga y parada extensión de carne. Puso su mano derecha en los testículos y la otra en el falo, haciendo que la última subiera y bajara pegajosamente, causando un sonido que Jungkook anhelaba provocar con su boca.

— Abre tu boca, belleza — sonrió ladino y tomó su pene, golpeando las mejillas del menor. El de gruesos labios abrió su boca deseoso y Jungkook entro la mera punta para luego sacarla rápidamente. Jungkook se quejó y movió sus caderas como si fuese un niño haciendo un berrinche por no obtener su dulce favorito. Rió ronco —. Lame, dolcezza. Es todo tuyo.

Jungkook sonrió y procedió a envolver el glande del intimidante hombre frente a él, mismo que había llegado disfrazado de un inocente chico, carente de toda malicia y que había destruido su máscara en segundos. Aquel sabor salado único debutó por segunda vez en sus papilas gustativas y lo volvió adicto. Besaba toda la extensión del pene, dándole a entender a Taehyung la adoración de su pequeño por su hombría. Cuando llegó a la zona de los testículos del italiano, los besó sonoramente para luego sacar su traviesa lengua de su boca y pasarla golosa por las bolsas del de tez morena; el músculo lamía cada recoveco de la polla bajo la atenta mirada del dueño de esta, que gemía desquiciadamente. Jungkook pasó su lengua por sus labios, lubricándolos. Taehyung sintió un tirón en su pene que fue peor aún cuando su amado chico comenzó a chupar la zona anteriormente mencionada, sus gruesos labios se sentían como la gloria: succionando y manchando en presenten y saliva que se desbordaba de sus belfos. Los ojos castaños miraban atentos a la expresiones del dominante que desde arriba lo detallaban con aquellos ojos cual zafiro. El de piel blanquecina soltó el miembro dejando su boca abierta a la de Taehyung, divisando que esta poseía pequeñas tiras de un pegajoso líquido transparente.

— Amo tanto tu polla, Şirin — dijo mientras jugaba con el pre semen y volviendo a chupar el pene al mismo tiempo que posaba sus manos en las caderas de Taehyung, dejándoles marcas de rasguños que el ojiazul amó con su vida.

El sonido de chasquidos y gárgaras resonaba por las cuatro paredes de aquella sala de clases. Paulatinamente un calor se instaló en la zona baja del estómago de Kim. Aquello lideró a que el de morena piel sujetara con fuerza el cabello delicado cual hilos hechos de una piedra ónix; empujó la cabeza de Jungkook hacía su polla, marcando él un ritmo acelerado en el que el menor perdía la conciencia debido al placer de sentir que el aire abandonaba sus pulmones para no regresar. Los gemidos de Taehyung fueron como melodía para sus oídos, y cuando estos se tornaron en gruñidos, Jungkook engulló el pene del italiano en su profunda garganta la cual provocó aquello que estaba deseando probar en su lengua: el semen de Taehyung. Succionó la punta y con su mano derecha puesta delante de la izquierda estruja suavemente, sacando gota tras gota. Dio cuatro lamidas más, lo chupó por última vez y besó. Abrió la boca mostrando el semen que tragó ante la intensa vista azulada —. Ya te entretuve a ti, merezco una recompensa, ¿no crees? — se paró lentamente y restregó su torso contra el pecho todavía cubierto de Taehyung, quién posó sus manos en el culo de Jungkook, agarrándolo fuerte y haciendo que el menor gimiera suave.

— Por supuesto, dolcezza — dijo para luego besar la boca contraria. El menor sacó su lengua y Taehyung envolvió la suya con la ajena. Un chasquido se oyó. El italiano se alejó —. Recuéstate sobre la mesa y déjame tu culo al aire.

— Estaba esperando que me follaras, Şirin — habló Jungkook mordiendo su labio. El peliplata formó una sonrisa algo fiera ante el apodo. Hasta el menor se había tomado el tiempo de buscar uno y supuso que lindo en turco le quedaba perfecto.

Jeon, contorneando sus caderas, recostó su tonificado abdomen sobre la mesa, logrando que su respingado culo quedara a total merced de Taehyung. Escuchó el sonido de ropa caer lejos y cerró sus ojos sonriendo leve, imaginando aquel moreno torso en su mente. Imaginación que pronto pudo apreciar en vivo y en directo, y aquello solo hizo que Jungkook volviera a afirmar que el italiano había sido hecho con las propias y finas manos de Venus; su cuerpo estaba marcado, no tanto como el suyo obviamente, pero aquella línea en v y abdominales suavemente a la vista, lo tenían babeando.

— Quiero escucharte gemir mi nombre, dolcezza. Sólo el mío — susurró en su oído luego de acercarse por la espalda del menor recostado en la mesa. Taehyung se alejó y en ese momento Jungkook sintió unas grandes manos en sus muslos separándolos. El gélido aire entrando por su expuesta entrada hizo que se quejara en un suspiro. Lamió sus labios, expectante a lo que ocurriría a continuación, no obstante se vio sorprendido cuando sintió un caliente aliento y una risa se murmuraba entre medio de sus nalgas —. Disfruta, amore mio.

Jungkook en ese momento iba a preguntar que iba a hacer Taehyung cuando sintió una lengua lamer aquella línea que unía ambos glúteos.

— ¡Ah! ¡Mierda, Taehyung! — gimió al sentir aquel músculo presionar con su entrada. Taehyung rió causando escalofríos que recorrieron por toda su columna y nublaron toda racionalidad quemante. Un beso se escuchó y la saliva que parecía estar hirviendo se ocurrió de los labio de Taehyung para caer por los muslos firmes del pelinegro, quien estaba hecho un desastre con sus cabellos desordenados, labios hinchados y rojizos, y mejillas sonrojadas. Un chillido abandonó su garganta cuando sintió un azote nuevamente en su culo, y luego una lamida en la zona castigada. La libidinosa lengua trazó un camino hasta su agujero para luego introducirse tortuosamente dentro de las dulces paredes del coreano. En ese instante Jungkook olvidó que estaba se encontraban todavía en la escuela y gimió como si su vida dependiese de ello. Taehyung siguió en su labor de profanar aquella rosada y apetitosa entrada con su fiera lengua, misma que salía y entraba creando un jugoao sonido, sacándole lloriqueos y provocando que la espalda del menor se arqueara. La lengua de Taehyung entró fuerte, agotándose dentro de las apretadas paredes que empezaban a ceder poco a poco.

— Mierda, fóllame, Taehyung — gimió y movió su culo, haciendo que sus nalgas acogieran el rostro del mencionado. Kim sintió su polla dura reclamara por el precioso trasero del pasivo, por lo qué, sacó su boca y la reemplazo por su mano, la cuál apretó aquello que se estaba volviendo su adicción.

— Ruégame, denígrate. Sé un puto desastre para mí, Jeon Jungkook — dijo ronco. Parándose para que luego su dedo rozara con parsimonia aquel lugar donde el de mejillas pálidas deseaba su gorda polla haciendo estragos en su interior —. Dime cuánto deseas mis jodidos dedos follándote.

— Los quiero, Tae — rogó —. Quiero tanto tu maldita polla en mi culo, quiero chuparla hasta que no quede una gota de semen en ti. Fóllame cómo se te venga en gana, sólo hazlo, por favor — giró su cabeza de tal modo que su perfil pudiera observar al hombre que tenía sujetando el objeto de sus deseos, mientras se masturbaba y tiraba su cabeza hacia atrás —. Fóllame, Oppa — soltó burlón y los ojos zafiro hicieron contacto inmediato con los suyos.

— Bien dicho, dolcezza — habló ronco.

El dedo índice de Taehyung fue chupado por este mismo al punto de quedar demasiado resbaladizo, y sin más esperas, lo introdujo. Alcanzó el cabello del menor para tirar de este sin piedad alguna. Aquel dígito entraba de lleno y salía, dejando sin aliento alguno al de labios rojos.

— Más, Oppa, má- ah, más, mierda — movió sus caderas hacía atrás, buscando mayor contacto y Taehyung sonrió después de sentir su pene goteando por segunda vez pre-semen. Joder, ese chico lo llevaría la infierno. Metió otro dedo y comenzó a hacer movimientos cual tijeras; abría y cerraba, pero en medio de su acto, comenzó a escuchar más risas y pasos. Los pasillos se estaban llenando de estudiantes, y aquello significaba una sola cosa: les quedaba poco tiempo. Taehyung sonrió ladino y excitado. Le ponía de sobremanera pensar que en cualquier momento empezaría la puerta a atestarse de estudiantes que consternados no entenderían el porque la bendita puerta no abría. Metió el tercer dedo tocó la próstata de Jungkook quién reaccionó con un llanto mezclado con una clara pizca de seducción. Siguió asaltando el sensible lugar sexual para luego, retirar de cuajo sus largos y delgados dedos. El chico recostado aún sobre la mesa, se quejó, frente al vacío que experimentó en medio de su camino hacia el maldito orgasmo. Taehyung con su mano ahora libre, azotó el culo maltratado y con aquella que descansaba sobre las finas hebras de Jungkook, fue trazando un camino en donde sus uñas roma se dedicaron a marcar suavemente, enviando de golpe una cantidad de electricidad impresionante al cuerpo bajo autoestima poderío.

— Parece que nos queda poco tiempo, dolcezza — susurró el peliplata. Tomó su miembro y lo rozó con la latente entrada deseosa de caer dentro de la oscuridad llena de pecados que le entregaba aquel pelinegro en bandeja de plata.

— Entonces, no hay segundo que desperdiciar — respondió, y cambió de posición hasta estar sentado en la mesa. Miró fijamente a Taehyung, pasó su lengua por el labio inferior de su boca y sonrió —. Házme un desastre — abrió sus piernas y extendió aus brazos hacia Taehyung, quién rió y se paso su mano por su cabello, tirando de este hacía atrás. El susodicho posó ambas manos en las caderas del «ex niño bueno» y con fuerza, lo alzó en sus brazos. El menor enroscó sus piernas alrededor de la cintura de Taehyung y sintió como au espalda chocaba contra la fría la pared que provocó que su piel se erizara. En ese precioso instante, su lívido se alzó por los cielos, cuando sintió aquel cálido toque en su cuello; succionando, lamiendo, besando. Jeon Jungkook era un desastre de gemidos que trataba a toda costa de controlar, más le resultaba imposible de llevar a cabo tal acción. Una mordida sintió justo en el punto donde sus hombros y cuello formaban una seductiva curvatura. Chilló y su rostro se vio deformado por sus gruesos labios quienes formaban una perfecta «o» y sus entrecerrados ojos —. Métela, por favor, Taehyung, te lo ruego.

— Sujétate bien. Puedes arañar mi espalda si así lo deseas, amore — murmuró justo en su oreja para luego, morderla y lamerla.

Taehyung sujetó su pene el cual estaba bañado de pre semen y la semiseca saliva del pelinegro. Lo puso a la altura de la entrada y presionó levemente a lo que Jeon cerró sus ojos con fuerza, y afirmó su agarre a la espalda de Taehyung, apretando con sus piernas la cintura del italiano que todavía lo alzaba en el aire por medio de sus brazos. Taehyung presionó con más fuerza, adentrándose así, en la dulce carne que se expandía a doloroso paso cada vez más. Jungkook soltó un desgarrador gemido que ahogó en el pecho de Taehyung dónde refugió su ardiente rostro. Sus uñas se enterraron sin piedad en la espalda morena, tratando de buscar librarse de aquel dolor de alguna forma. El de mirada azulada empujó una última vez su miembro, y gimió roncamente, cuando sintió que Jungkook lo había apretado inconscientemente. El previamente mencionado, sintió unas pequeñas lágrimas de éxtasis acumularse en sus preciosos ojos castaños que se fundieron en el sudor del pecho del moreno que paulatinamente acrecentaba. Al sentir aquellas frías gotas cual cristales quemar por su acanelada piel, el de cabello grisáceo acomodó de mejor al joven poseedor de una boca de infarto contra la pared.

Mio bel peccato, non piangere. Tutto questo dolore diventerà piacere e farò in modo di registrare il mio none in tutto il corpo / Mi bello pecado, no llores. Todo tu dolor se convertirá en placer y me aseguraré de grabar mi nombre en todo tu cuerpo — susurró sobre la tersa piel del rostro níveo, besando las lágrimas y luego, bajando hasta sus labios. Jungkook lo miró fijamente y abrió su boca; Taehyung hizo que esta se cerrara al contraponer la suya. Pasó su lengua por toda la extensión del labio inferior y sonrió. La lengua del menor, anhelante, buscó la del italiano para sentirla con fiereza, creando de tal manera, nuevos chasquidos.

En medio del besuqueo, el pelinegro movió sus caderas, provocando que el miembro del mayor se moviera dentro de las paredes mojadas por el pre semen de su ano, enviando una corriente eléctrica a su columna vertebral que hizo que su espalda se arqueara de manera involuntaria.

— Mierda, dolcezza — gimió Taehyung —. Tu culo es tan jodidamente apretado — sonrió ladino y sacó su lengua a relucir por un breve instante, más la ocultó de inmediato.

— Y es sólo tuyo, Şirin — habló con voz claramente distorsionada por la excitación y el ritmo acelerado de su corazón. Sus manos un tanto pequeñas en tamaño pero venosas y firmes se arrimaron a la nuca de Taehyung y se acercó a la zona auditiva del susodicho. Sonrió con malicia, puesto que sabía que estaba tentando el Diablo en carne y hueso —. Diviérteme — miró aquellos ojos zafiros de tonalidad tan intensa y oscura, mismos que gritaban en lo profundo de aquel océano lujurioso de un sinfín de secretos y demonios apresados entre tinieblas que Jeon estaba dispuesto a conocer uno por uno con tal de probar el pecado con aquel hombre de linaje diverso.

Taehyung sin más espera, empezó sin piedad alguna a empujar sus caderas de tal forma que, su carne se fundía en el ano de Jungkook, el cual cada vez se humedecía más por culpa de la pecaminosa ficción de la goteante polla del moreno. Los gemidos de ambos jóvenes se escuchaban por lo bajo entre aquellas cuatro paredes cual confidentes prometían mantener aquel vil secreto que se contaba por medio de chasquidos, sonidos de piel chocando y gemidos bajos pero conscientes. El ritmo de Taehyung era rudo, fuerte y pasional. La manera en que su pene se hundía en Jungkook, era deleitante; él como su miembro duro, se aperlaba por la sucia mezcla del sudor de ambos y el deseo vuelto líquido, podría hacer babear a cualquier, mientras que las nalgas del pelinegro en cada estocada rebotaban levemente, siendo agitadas por el feroz movimiento. El rostro de ambos ya no era el común en lo absoluto; Jungkook tenía los ojos cerrados con fuerza, dándole el paso a la aparición de leves arrugas en su frente y sus labios se mantenían abiertos mientras goteaban saliva y gemían como si no hubiera un mañana, Taehyung, por su parte, mantenía su ojo derecho cerrado mientras que el izquierdo estaba abierto, mordiendo al punto de hacerle daño a su labio inferior y dejarlo con una leve coloración morada. Las uñas de Jungkook se clavaron en la espalda de Taehyung, y a pesar de estas algo cortas, crearon un lienzo que destacó por sobre la canela tonalidad. La espalda del más bajo chocaba contra la pared a cada estocada y aquello, solo aumentaba la cercanía a su primer orgasmo.

El italiano sostuvo el cuerpo con un solo brazo, rogando que este resistiera, y llevó su mano contraria a la boca de Jungkook, metiendo su dedo índice y medio, a lo que el menor, chupó desquiciadamente mientras lloriqueaba en su ensueño de lujuria. Taehyung bajó al pelinegro sacando su hombría y lo giró de tal modo que su rostro con leve fuerza, se viera azotado contra la pared y este gimiera frente a lo gustoso del dolor.

— Ruega, ahora — ordenó Taehyung con voz ronca al mismo tiempo que, se masturbaba admirando la obra de arte que era la delicada espalda de Jeon Jungkook, en conjunto de la anatomía de su culo y piernas trabajadas.

— Fóllame, Taehyung. Méteme tu pene, por favor. Fóllame como quieras. Tírame tu semen por mi rostro, haz lo que desees, pero dame tu enorme polla Şirin. Utiliza mi culo, mi boca. Mierda, Taehyung, cógeme cuánto quieras, a la jodida hora que sea. Si quieres que te la chupe en plena clase, lo haré, si quieres que te monte, lo haré. Soy tu maldita puta — bramó provocativamente, gimiendo y flectando su columna para mover su culo necesitado. El miembro del mayor era su puta droga. Amaba lo largo que era, sus venas, su calidez, lo grueso que era, su textura, su exquisito sabor. Jeon Jungkook se había vuelto un hombre lleno de hambre sexual por una polla perforando su garganta y culo, y aquella polla le pertenecía a Kim Taehyung.

El pene del peliplata entró de golpe en el culo de Jungkook y lo empotró contra la pared duro. El pelinegro tiró sus ojos hacia atrás con una sonrisa e hilos de saliva proviniendo de su boca. Las manos de menor tamaña se estamparon contra la pared y los pezones de Jungkook rozaban sin delicadeza alguna contra la textura porosa de la pared. En la cintura de Jungkook, Taehyung puso sus manos, agarrando la carne al punto de dejar marcadas con precisión el contorno de sus manos. Azotó aquel culo que se movía contra su pene gustoso, cobijando en medio de aquélla sesión de sexo duro. Taehyung chupó la nuca del menor, mordiendo el hombro de este creando chupones de fuertes tonalidades que gritaban «¡mío!» por todos lados.

— ¡Más! Joder, Ş-sirin, ngh, ah, jódeme más fuerte. Méteme tu gordo pene hasta el fondo — solicitó con risas entre medio, debido a la falta de razón.

— ¿Tanto te gusta mi polla, la mia piccola puttana? — preguntó, acelerando las estocadas que hicieron estragos en el interior del pelinegro. Aquello conllevó a que Jungkook tuviera un orgasmo por desprovisto.

— Me e-encanta, Şirin. ¡Ah!, mierda — dijo con un hilo de voz y sus piernas temblando, sin embargo, a Taehyung poco le interesó esto último y siguió follando aquel hermoso chico.

Mientras Taehyung embestía a Jungkook, las voces de los estudiantes se volvieron más bulliciosas, logrando que el éxtasis de ambos jóvenes se alzara por las nubes debido a la latente advertencia de ser encontrados en pleno acto sexual.

El de oceánicos ojos sonrió y volvió a recobrar un rápido y duro ritmo, sin embargo, ahora apuntaba precisamente a la próstata de Jungkook, haciendo que éste último tuviera espasmos por todo su cuerpo, a la vez que soltaba ininteligibles palabras por lo bajo. El sonido en la sala de clases era cual melodía seductora que resultaba ser prohibida para todo oído aparte de los que la creaban. El cuerpo moreno y medianamente marcado, se encontraba con gotas de sudor adornado por cada poro; su teñido y largo cabello se apegaba a su frente; su boca rojiza y con una mordida por parte de Jungkook se encontraba abierta soltando gemidos y roncos gruñidos que guturalmente provenían de lo recóndito de su caja torácica; sus brazos, debido a la alta presión del coito, marcados de venas hasta que estás derivaban como ríos caudales en el mar de sus manos. Por otro lado, el cuerpo de Jungkook era un lienzo, víctima de la pasión que abundaba en el corazón de Taehyung; sus ojos dilatados y de un castaño que debido a la lujuria se había atenuado al punto de casi rozar el negro, como si se tratara de un cargado expresó; sus pomposos labios, maltratados por la boca ajena, abiertos agregando las notas lascivas a la hipnotizante partitura qué ambos entes creaban y rojos, rojos como los pétalos de una rosa, como el elíxir de la vida, acompañados de aquella esencia transparente que goteaba de la fuente de su deseo y adornaba con rastros secos de la semilla del pecado contrario; su musculo cuerpo sometido ante la mirada ajena, lleno de temblores y espasmos, con pinceladas en colores como lo eran el morado y bordeo a lo largo de su —lo qué antes era— un inmaculado lienzo divino que decayó ante los susurros de aquella serpiente en el jardín del Edén; su precioso cabello fino y natural en tonalidad, lleno de sudor al igual que su compañero en juegos, pero aún más revuelto debido a los jalones que hicieron estallar la leve llama oculta de su latente masoquismo a la hora del sexo.

Kim Taehyung y Jeon Jungkook muy podrían ser Adán y Eva, sin embargo, no pecaron como aquellos: lo hicieron aún peor, y aquello, aquello era lo mejor.

Ş-sirin, tenemos que apurarnos — dijo entrecortado y mal pronunciado debido a la agitación que creaba Taehyung por la fuerza de sus caderas.

— Lo sé, d-dolcezza. Joder, tu culo es mi obsesión — gimió para luego azotarlo.

Taehyung sacó su pene del ano del menor que al vacío aún permanecía dilatado en forma del contorno del miembro contrario. Su entrada se podía ver contraerse, deseosa de tener de nuevo aquel trozo de cielo en infierno. Taehyung empujó una silla con un pie —aún poseyendo de sus zapatos escolares — y se sentó en ella. Tiró de las caderas de Jungkook para luego sentarlo en su regazo y besarlo tortuosamente. Jungkook gimió en la boca contraria y comenzó a rozar nuevamente con sus caderas el miembro del peliplata, quien rió extasiado.

Amore, ¿qué hora es? — preguntó con una sonrisa, pasando sus brazos por la cintura de Jungkook, abrazándola. Lo besó nuevamente.

— Las siete treinta y ocho — respondió en medio del besuqueo.

— Tengo mi pene muy duro todavía, dolcezza. ¿Qué tal si me montas y terminamos todo? — soltó los labios ajenos y lo miró fijamente. Jungkook sonrió y lamió la quijada del peliplata para luego, pasar por su cuello y llegar a sus clavículas donde marcó un sigiloso ritmo que declaraban en silencio que aquel pene solamente le pertenecía a él.

— Estaba esperando que me dejaras, Şirin— rió suavemente por lo bajo —. Prepárate, porque mis caderas te van dejar seco, amor — besó la boca de Taehyung con un chasquido. El menor se paró del firme regazo del extranjero y alineó con su mano el pene de Jungkook a su entrada. Cerró los ojos al sentir como este entraba lentamente, rozando sus paredes anales con la cabeza para luego pasar el falo venoso y Jungkook deseo llorar del puro placer. Joder, bendito el día en el que a la madre de Taehyung se le ocurrió volver a poner su bella existencia en Corea del Sur.

Se sentó de golpe haciendo que aquellos centímetros que antes no había probado entraran de golpe y su gordo culo se azotara contra los testículos de Taehyung. El susodicho gimió ronco. Jungkook no se hizo el de rogar y comenzó lentamente a mover sus caderas de arriba a bajo, para que luego con desenfreno, las agitara, entrando y sacando la polla de Taehyung con la cual jugaba como si fuera un consolador. El sonido semejante a aplausos resonó fuerte y salvaje. Taehyung agarró los glúteos del pelinegro, estrujándolos al tiempo que marcaba un acelerado ritmo para saciar su necesitada hombría. El italiano comenzó a gruñir y rasguñar las caderas de Jungkook quién gimió por lo bajo, puesto que se escuchaba mucha acción por parte de estudiantes y el pelinegro agradecía que nadie haya querido entrar a la sala todavía, porque de lo contrario, hubiesen llamado al conserje y aquello una segura expulsión para ambos, aunque aquello le importaba una mierda y aumentaba la llama de fuego en su interior. Luego de unas cuantas embestidas más, Jungkook gimió gustoso al ver su próstata asaltada de tal manera y llenada de semen caliente que se agitaba dentro de su interior debido a las estocadas que todavía ejercía rápido el peliplata, mismas que lo hicieron venirse, soltando todo en su abdomen marcado. El italiano, después de unos veinte segundos, sacó su miembro de Jungkook y apreció como su semen caía de la entrada del susodicho para recorrer sus mulos llenos de marcas rojizas.

— Maldita sea, esta es la mejor cogida que he tenido — musitó el de piel nívea mientras trataba de regular su respiración.

— Entonces, vale repetirla, ¿no crees? — añadió burlón. Jungkook rió y el mayor formó una sonrisa.

— Cuántas veces quieras — respondió Jeon sonriendo ladino.

— Eso significa que tendremos que conocernos mejor, porque no pienso compartirte — murmuró ronco el italiano.

— Entonces conozcámonos, Kim Taehyung, porque yo tampoco pienso hacerlo — susurró sobre sus labios para luego besarlos.

Después de unos tres minutos, ambos se separaron y con ayuda de unas toallitas húmedas que cargaba Jeon en su mochila, se limpiaron y arreglaron, justo a tiempo para que entraran algunos de sus compañeros poco a poco. Todos se acercaron a Taehyung, preguntándole sobre su país, entre muchas cosas más. Y a pesar de que la clase fue Iniciada con un profesor suplente, Jeon Jungkook no pudo despegar sus ojos de Kim Taehyung como este tampoco de los suyos sin dejar de pensar en aquel delito que habían cometido ambos cuerpos juveniles.

«Menos mal las paredes no hablan», pensaron ambos con una sonrisa traviesa, dejando a la vista aquella entidad que con una máscara, ocultaban de todo el mundo.

De todo el mundo a excepción de ellos.

3 февраля 2021 г. 20:10 53 Отчет Добавить Подписаться
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Jolie Cha Jolie Cha
Las paredes no, pero yo si 👁️👄👁️ jajaja
Tania Kim Tania Kim
Cuando tengo depresión, vengo aquí
Salonge Klun Salonge Klun
VERGA ESTO ES NUEVO... me encantó 😛👌🏻
Manuela Min Manuela Min
El mejor os de todo inkspired.
Zoe Vk Zoe Vk
Me siento enferma 🥴👊🏻
Sarah Love Sarah Love
JODER 😈🤘🏻 que potente.
Pamela Styles Pamela Styles
Wow... Estoy me dejó sin palabras.
Cara Zares Cara Zares
Azumakima... Soy Team Versátil 😲💪🏻
Dolce Moon Dolce Moon
Oh por dios, jamás había leído algo tan caliente y perfecto... 🔥✨❤
Vanessa Jeon Vanessa Jeon
Si, de eso hablo cuando digo que me gusta leer FanFics Taekook ✨😈🌈🦋🏵
London Malik London Malik
Wey, me habían hablado tanto de la existencia de estos Os con Parafilias y si es verdad lo que decían, esto es puro arte 😳🛐
Miley Sanchez Miley Sanchez
Joder, este Os merece un altar por que ya que Tae esta en París existe la posibilidad de que aprenda hablar un poco francés 😩🤙🏻
Lucas White Lucas White
No antojen, xfavor 🤑🤙🏻
Miley Sanchez Miley Sanchez
OH POR DIOS!! ❤❤❤
Jen Gown Jen Gown
Jamás pensé que necesitaría a un Taehyung estudiante del extranjero, para ser precisos de Italia una de mis cuidades favoritas 😩✌🏻
Tania Kim Tania Kim
A esto le llamo Pecar a lo desgraciado🔥
Nina JK Nina JK
Bien, yo creo que necesito ir a la iglesia
Madison Lopez Madison Lopez
Diablos señorita, 🙈💨💦
Yesica Oh Yesica Oh
El arte si existe, se las presento 🛐✋🏻
Marce Park Marce Park
¿Qué clase de historia es esto? Omg, jamás había leído algo tan hermoso y poético 😳
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